Iglesia Evangélica Bautista del Centro


¡ESTUDIEMOS LA BIBLIA! - Hoja Semanal Nº 139 - Domingo 12 de Agosto de 2001.

Escuela Dominical de la Iglesia Evangélica Bautista del Centro , Rodríguez 542, 2000 Rosario.

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Internet: www.oocities.org/iebcentro - E-mail: iebcentro@oocities.com

 


¡Señor no quiero ser "podado"!

Preocupándose lo suficiente como para confrontar

 

"Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquél que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto (Juan 15:2). "Redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina" (2 Timoteo 4:2b).

Los jardineros, si son buenos en su oficio, tienen dos opciones: cortar definitivamente una planta o podar. Por supuesto, ninguna de estas opciones parece divertida desde el punto de vista de la planta. La idea de ser cortado sugiere algo doloroso o, en el mejor de los casos, algo incómodo. Desde la perspectiva de la planta, el corte es un concepto negativo. Significa retroceder.

El jardinero tiene una visión diferente. Cuando nosotros, "las plantas", comenzamos a ver las cosas como Dios las ve, descubrimos que los momentos dolorosos de corte, a menudo producen un vigoroso crecimiento espiritual. Al retroceder, avanzamos. Las experiencias que parecen negativas pueden arrojar resultados positivos.

Si eso es cierto para nosotros, también lo es para aquellos a quienes servimos. Pero a menudo los líderes le rehuyen a la tarea de podar.

La poda es parte esencial de la tarea de la buena atención espiritual. El corte no es algo cruel cuando es necesario. Una confrontación con amor, una negación firme, una reprensión directa: éstas son herramientas de poda para producir más y mejor fruto en las vidas de los seguidores de Cristo.

Tal vez los líderes prefieran evitar las conversaciones embarazosas e incómodas. Pero, ¿qué puede pasar sin un recorte cuidadoso? La productividad puede disminuir. La iglesia puede volverse descuidada. Evite la pena de la confrontación, y las energías se gastarán en otro lado, generalmente en mantener follaje innecesario: programas anticuados, actividades sin sentido, y expectativas inapropiadas, en un intento por mantener a las personas felices.

La atención espiritual no significa consentir los sentimientos de las personas o perpetuar sus proyectos favoritos. Una reprensión apropiada o una corrección acertada y oportuna pueden reorientar el enfoque de la iglesia de vuelta a su misión: producir fruto.

Si en realidad nos preocupamos por aquellos a quienes servimos, los podaremos con amor y cuidado. No importa cuánto se quejen, o cuán incómodos nos sintamos.

Para pensar:

1. ¿Por qué es tan difícil para los líderes cristianos confrontar a los que ellos sirven de una manera saludable?

2. ¿Cómo podemos crear una cultura dentro del ámbito cristiano que aliente la confrontación con amor?

3. ¿De qué manera el valor de la tolerancia de nuestra cultura complica la idea de la confrontación necesaria?

Podar entonces involucra cortar las ramas muertas y cortar ramas vivas, para sacudir el árbol o vid y estimular el crecimiento.

Un pastor tenía un vecino judío, que era un increíble cultivador de rosas. Su jardín se veía siempre hermoso, así que el pastor lo invitó a ir a su patio para que pusiera su toque mágico en sus rosas. Fue una maravilla verlo. Trajo su podadera y podó sin misericordia. Le dolió verlo cortar las rosas, "¡Juack, juack, juack!". Cuando el experto terminó, los arbustos se habían convertido en pequeños tronquitos. Los podadores profesionales le dirán que la mayoría de la gente es demasiada tímida cuando tiene que podar ("¡Me da tanta lástima cortarla!", "¡me da tanta pena!"). El pastor admitió que para él podar significaba cortar con gentileza los pedazitos muertos. No era así, lo que estaba vivo también debe cortarse: ramas, hojas y aún flores). Evidentemente el vecino, sabía lo que estaba haciendo, pues las rosas ese año retoñaron más hermosas que nunca. Aquí está el punto. La mayoría de nosotros cree que cuando Dios nos poda, corta el pecado y lo superficial; las ramas muertas de nuestra vida. El lo hace, pero además corta algunas cosas que están vivas y tienen éxito: un negocio que va muy bien, una relación satisfactoria, buena salud, etc. Algunas de estas cosas pueden ser eliminadas para traer mayor fructificación. Con frecuencia, Dios también corta las cosas buenas para hacerlo más saludable. No solo se corta la madera muerta. No es siempre agradable, pero podar es esencial para el crecimiento espiritual. No es una opción. Recuerde, Dios se glorifica cuando producimos "mucho fruto" (Juan 15:8), y esto requiere podar. Debemos recordar que las podadoras están en las manos de nuestro amoroso Dios. El sabe lo que está haciendo, y quiere lo mejor para nosotros.

Si usted es un cristiano va a ser podado. Cuente con eso. Tal vez ahora mismo esté en medio de esta experiencia, y quizás no todo sean ramas muertas. Dios corta las ramas que creemos que son improductivas para que pueda producirse más fruto. Esto puede ser confuso. Creemos que fuimos fructíferos y nos sorprendemos y hasta nos frustramos por la forma en que Dios nos poda. "Dios, ¿por qué me estás haciendo ésto? Te entregué mi negocio, y está fracasando. Te entregué mi salud, y la semana que viene voy para el hospital. Diezmé fielmente, y sin embargo, voy camino a la bancarrota". Quizá sea que lo están podando; Dios lo está podando.

Uno de los errores más grandes que cometemos los cristianos es confundir podar con castigar. No es que le decimos a Dios cuando nos poda: ¿Te importo Señor? ¿No me amas? ¿No ves lo que esté sucediendo?. Y hasta pensamos que Dios está enojado con nosotros. Podar no es castigar. NO LOS IGUALE. Dios no está enojado con usted. El solo ve que usted es alguien que puede producir más fruto, alguien que tiene el potencial para engrandecerse, alguien que El quiere usar de una alguna manera importante. El quiere que usted sea tan fructífero como sea posible, por eso lo poda de nuevo, incluso cortando algunas de las cosas con las que estuvo bendiciendo su vida. ¿Perdió su trabajo? No se preocupe. Dios tiene una mejor idea. El ve lo que usted no ve. Ahora bien, ¿cómo Dios nos poda? Usa los problemas, las presiones y las personas. ¡Y sí que usa a las personas! La gente lo criticará y desafiará. Retarán sus motivos. ¡Dios lo está podando para usarlo!.

Adaptado de Rick Warren y Richard Doebler.

 


 

 

Pág 2 - 12-08-2001 - Lección 139 - Iglesia Evangélica Bautista del Centro de Rosario - Rodríguez 542 - Rosario, Santa Fe.

 

LECCION Nº 139 TEMA: "La Vida Crucificada y Resucitada"(1º Parte) .

 

Pasaje Bíblico: 1 Corintios 2:1-16 y 3:1-9.

Pasaje de Memoria: "Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo". Colosenses 1:12-13.

Lecturas Bíblicas Cotidianas: HOY (1 Corintios 2:1-16 y 3:1-9); LUNES (Romanos 1:1-32); MARTES (Romanos 2:1-29); MIERCOLES (Romanos 3:1-31); JUEVES (Romanos 4:1-25); VIERNES (Romanos 5:1-21); SABADO (Romanos 6:1-23). Leamos con oración cada uno de los pasajes y vinculemos estas lecturas con la lección .

Orientación: entre el carácter y la calidad del vivir diario de los cristianos, hay una diferencia muy evidente. Dicha diferencia se reconoce y se define en las páginas del Nuevo Testamento...El apóstol Pablo, guiado por el Espíritu, ha dividido en tres grupos toda la familia humana:

* "El hombre natural", no regenerado, es decir, no cambiado espiritualmente.

* "El hombre carnal", que es "niño en Cristo" y que anda como "hombre natural".

* "El hombre espiritual", que ha sido profundamente cambiado en su espíritu.

El apóstol clasifica estos tres grupos en conformidad con su capacidad para comprender y recibir la Palabra de Dios, es decir, las cosas que nos han sido reveladas por el Espíritu...Los hombres se clasifican según la capacidad para comprender y recibir "las cosas profundas de Dios". Esta clasificación se encuentra en 1 Corintios 2:9-3:4 (Dr Lewis S. Chafer, teólogo).

Test introductorio: hoy comenzamos una serie de nuevas lecciones sobre la vida crucificada y la vida resucitada. Nunca cometamos el error de imaginar que sabemos todo sobre ese tema o sobre alguna otra doctrina. Siempre tenemos que aprender algo nuevo, porque la Palabra de Dios - la Biblia - es inagotable. Aquí tenemos la oportunidad de pensar sobre nuestro actual carácter cristiano y considerar nuestro grado de madurez en la vida espiritual. Aprovechen la línea de puntos para indicar "si", "no", "es posible", "tal vez", o cualquier otra frase que defina los que son ustedes mismos.

 

1. Mi cristianismo es teórico, sin acción y sin frutos

2. Yo vivo la vida cristiana a mi manera, como a mí me parece, sin interesarme demasiado en las doctrinas

3. No puedo simpatizar con algunos hermanos y hay varios a quienes no puedo ni ver y les tengo mucha "rabia".

4. Mi vida espiritual es "pura pinta": mucho ruido por fuera, pero -honestamente- casi nada por dentro.

5. Soy el mejor cristiano de toda la iglesia y creo que nadie tiene que reprenderme, porque soy perfecto.

6. Perfecto no soy, claro, pero soy bastante mejor que casi todos los demás, porque soy muy espiritual.

7. No puedo tragar a los místicos, a los que se sienten espirituales y a los que están siempre orando.

8. No me gusta que me contradigan, y pienso que nadie tiene que venir a enseñarme lo que tengo que hacer.

9. La verdad es que estoy cansado y molesto con esta clase de "tests" que se le ocurrió al pastor.

Desarrollo: el concepto de espiritualidad varía entre diferentes grupos cristianos. En algunos círculos, la persona que habla mucho de religión continuamente es considerada como muy espiritual; otros aceptan la exuberancia de ruido como señal de espiritualidad, y en algunas iglesias, el que ora primero, más prolongadamente y en alta voz adquiere la fama de ser el más espiritual de la asamblea. Ahora bien, un vigoroso testimonio, las oraciones frecuentes y la alabanza en alta voz pueden ser enteramente consecuentes con la espiritualidad; pero es importante que comprendamos que estas cosas en sí no constituyen la espiritualidad, ni prueban que ésta está presente en ellas.

La verdadera espiritualidad se manifiesta en ciertos deseos predominantes. Estos son deseos que siempre están presentes, profundamente establecidos, suficientemente poderosos para motivar y controlar la vida. Sigamos la siguiente lista que presenta A. W. Tozer como las señales del hombre espiritual, las cuales enumera, sin decidir su orden de importancia:

1. Es el deseo de ser santo en vez de ser feliz: el anhelo de felicidad, considerado tan ampliamente entre los cristianos que sólo son profesantes como un grado superior de santidad, es prueba suficiente de que tal santidad no está presente en realidad. El verdadero hombre espiritual sabe que Dios le dará abundancia de gozo, después que sea capaz de recibirlo sin daño para su alma; pero no lo exige de inmediato. Juan Wesley dijo, con respecto a los miembros de una de las primeras sociedades metodistas, que él dudaba de que ellos hubieran sido perfeccionados en amor, porque ellos acudían a la iglesia a disfrutar de la religión, y no a aprender como podían llegar a ser santos.

2. Se puede considerar que un hombre es espiritual cuando se preocupa porque avance el honor de Dios a través de su vida, aunque eso signifique que él mismo tenga que sufrir deshonor o pérdida: ese hombre ora: "Santificado sea tu nombre", y en silencio agrega: "aunque me cueste lo que sea, Señor". Por alguna clase de reflejo espiritual, este hombre vive para honrar a Dios. Todo aquello que envuelve la gloria de Dios es una decisión que ya tiene hecha antes que se le presente. No necesita debatir la cuestión con su propio corazón; no hay nada que debatir. Para él la gloria de Dios es necesaria; la busca, así como un hombre sofocado busca el aire.

3. El hombre espiritual quiere llevar su cruz: muchos cristianos aceptan la adversidad o la tribulación con un suspiro, y dicen que esa es su cruz, olvidando que tales cosas le llegan igualmente al santo como al pecador. La cruz es aquella adversidad extra que nos llega como resultado de nuestra obediencia a Cristo. Esta cruz no se nos impone por obligación; voluntariamente la tomamos, con pleno conocimiento de sus consecuencias. Preferimos obedecer a Cristo y, al hacerlo, decidimos llevar la cruz. Llevar la cruz significa estar uno unido a la persona de Cristo, entregado al Señor Jesucristo y obediente a los mandamientos de El. El hombre que así está unido, entregado y obediente es un hombre espiritual.

Continuaremos con las señales del hombre espiritual el próximo domingo.

Pasaje de memoria para el domingo próximo: Romanos 6:11.

 

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