Iglesia Evangélica Bautista del Centro
¡ESTUDIEMOS LA BIBLIA! - Hoja Semanal Nº 165 - Domingo 10 de Febrero de 2002
Escuela Dominical de la Iglesia Evangélica Bautista del Centro , Rodríguez 542, 2000 Rosario.
Teléfono 4380824 - Registro de Cultos Nº 672, Secretaría de Culto de la Presidencia de la Nación Argentina.
Internet: www.oocities.org/iebcentro - E-mail: iebcentro@oocities.com
El buen Rey de Uvilandia
Había una vez un rey, monarca del principado de Uvilandia. Su reino estaba lleno de viñedos y todos sus pobladores se dedicaban a la fabricación de vino. Con la exportación, las 15.000 familias que habitaban Uvilandia ganaban lo suficiente como para vivir bien, pagar los impuestos y darse algunos lujos.
Hacía ya varios años que el rey estudiaba las finanzas del reino. Era justo y comprensivo y no le gustaba la sensación de meterle la mano en los bolsillos a los ciudadanos. Ponía gran énfasis en la posibilidad de rebajar los impuestos.
Hasta que un día decidió abolir los impuestos. Como única contribución para solventar los gastos del Estado, pediría a cada uno de sus súbditos que una vez por año, cuando se envasaban los vinos, trajeran una jarra de un litro del mejor vino de su cosecha. La vaciarían en un gran tonel que se construiría para ese fin. De la venta de esos 15.000 litros de vino se obtendría el dinero necesario para el presupuesto de la corona, los gastos de salud, seguridad y educación del pueblo. La noticia fue desparramada por el reino, pegada en carteles en las principales calles de la ciudad. La alegría fue indescriptible. En todas las casas se alabó al rey y se cantaron canciones en su honor, se brindó por su salud y prolongada vida.
Y llegó el día de la contribución. Toda esa semana en los barrios y los mercados, en las plazas y las iglesias, los habitantes se recordaban y recomendaban unos a otros no faltar a la cita. La conciencia cívica era la justa retribución al gesto del soberano.
Desde temprano, empezaron a llegar las familias enteras de los viñateros, todos con su jarra en la mano. Uno por uno subían la escalera hasta el tope del enorme tonel real, vaciaban su jarra y bajaban por otra escalera al pie del cual el tesorero del reino colocaba en la solapa de cada campesino, un escudo con el sello del rey. A media tarde, cuando el ultimo de los campesinos vació su jarra, se supo que nadie había faltado. El enorme barril de 15.000 litros estaba lleno. El rey estaba orgulloso y satisfecho, y al caer el sol, cuando el pueblo se reunió en la plaza frente al palacio, salió a su balcón aclamado por la gente. Todos estaban felices. En una hermosa copa de cristal, herencia de sus ancestros, el rey mandó a buscar una muestra del vino recogido. Con la copa en camino, el soberano les habló y dijo: "Maravilloso pueblo de Uvilandia: tal como imaginé, todos han estado hoy en la plaza. Quiero compartir con ustedes la alegría de la corona, por confirmar que la lealtad del pueblo con su rey, es igual a la lealtad de su rey con el pueblo. Y no se me ocurre mejor homenaje que brindar con ustedes con la primera copa de este vino, que será sin dudas un néctar de dioses, la suma de las más exquisitas uvas del reino, elaboradas con las mejores manos y regadas con el mayor bien del reino: el amor de un pueblo. Todos lloraban y loaban al rey.
Uno de los sirvientes acercó la copa al rey y este la levantó para brindar por el pueblo que aplaudía eufórico, pero la sorpresa detuvo su mano en el aire: el rey notó al levantar el vaso, que el líquido era transparente, incoloro. Lentamente lo acercó a su nariz, y confirmó que no tenía olor ninguno. Catador como era, llevó la copa a su boca casi automáticamente, y bebió un sorbo. ¡El vino no tenía gusto a vino, ni a ninguna otra cosa! Mandó a buscar una segunda copa del vino del tonel, luego otra y otra. Pero no hubo caso, todo el líquido era igual: incoloro, insípido e inodoro.
Fueron llamados con urgencia los alquimistas del reino, para analizar la composición del vino. La conclusión fue unánime: el tonel estaba lleno de agua, ciento por ciento de agua. Enseguida el monarca mandó a reunir a todos los sabios para que buscaran una explicación de este misterio. El más anciano de sus ministros se acercó y le dijo al oído:
Este es un momento único en la historia, donde la responsabilidad de cada uno es demandada, no solo por el Señor, sino también por un mundo entero que necesita a los verdaderos cristianos como ejemplo y luz. En definitiva no importa si usted es un líder, o un recién convertido, lo que es usted, es la iglesia. Lo que usted hace, es lo que hace la iglesia. Su actitud, oración, ofrenda, y responsabilidad es lo que hará la diferencia en el Reino del Señor. Será como alguien dijo: "Cuando no ponés tu parte, es porque todavía no sos parte". Este pueblo tenía un rey, pero a este rey le faltaba un pueblo. ¿Qué hubiera hecho usted en lugar del rey? ¿Confiaría en la gente? Pero, a pesar de todo, Dios confía en nosotros. Su obstinado amor no cambia. Espero que podamos corresponderle siempre. Cuento del Conde Lucanor.
La historia de las camisas
Había en una ciudad, un creyente fanático en el uso y en la limpieza de sus camisas. Un día las mandó a la tintorería y no le gustó como las habían lavado, porque no era la perfección, ni tenían el almidón adecuado. El hombre dijo: ¿las pueden lavar otra vez? Como no señor, le dijeron. Le traen por segunda vez las camisas, y el hombre revisa los puños y el cuello, pero no los encuentra perfectos. Decide rechazar el trabajo hecho y mandarlas a un tercer lavado. Este mismo hombre pertenecía a una iglesia que tenía un programa de visitación casa por casa, y un día tuvieron una tarjeta que coincidía con los nombres y la dirección de las personas de la lavandería. El hombre preguntó al encargado de las tarjetas, si habían ido, y que habían dicho de la iglesia. ¿Habló Ud. sobre mí? Se acordaban del hombre de la iglesia y sus camisas. ¿Qué piensan ellos de mí? Piensan que lo más importante para Ud. sobre la tierra es la forma en que se lavan las camisas. ¿Cuál es lo más importante para vos sobre la tierra? Es, ¡qué todos conozcan a Jesucristo, y que lo acepten como Salvador y Señor!
Pág 2 - 10-2-2002 - Lección 165 - Iglesia Evangélica Bautista del Centro de Rosario - Rodríguez 542 - Rosario, Santa Fe.
LECCION Nº 165 TEMA: ¿Fe de niño o fe infantil? (5º Parte).
Pasaje Bíblico: 1 Corintios 10:23-33.
Pasaje de Memoria: "Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios". 1 Corintios 10:31.
Lecturas Bíblicas Cotidianas: HOY (1 Corintios 10:23-33); LUNES (Romanos 1:16-32); MARTES (Mateo 5:1-20); MIERCOLES (Juan 15:1-17); JUEVES (1Corintios 6:12-20); VIERNES (1 Pedro 4:1-11); SABADO (1 Pedro 4:12-19). Leamos con oración cada uno de los pasajes, y vinculemos estas lecturas con la lección de hoy.
Orientación: principio, es una base aceptada de conducta, y sirve para tomar decisiones morales en la vida. Son generalmente normas establecidas por Dios, y fijadas por Su Palabra. Los principios son para las personas maduras, mientras las reglas más bien están destinadas a los niños, o personas que no han alcanzado la madurez. Estamos viendo seis principios para la práctica adecuada, extraídos de 1 Corintios. Estos son: 1) El principio de la eficacia (6:12a). 2) El principio de la esclavitud (6:12b). 3) El principio del ejemplo (8:9). 4) El principio de la edificación (10:23b). 5) El principio de la exaltación (10:31). 6) El principio del evangelismo (10:33).
Introducción: veremos hoy el principio de la exaltación (1 Corintios 10:31). ".... hacedlo todo para la gloria de Dios". ¿Esto exalta al Señor Jesús? Uno puede decir, no estamos en la iglesia, sino en la vida diaria. Cada paseo, negocio, comida debe exaltar al Señor. ¿Es Dios exaltado o glorificado por esta acción? Hay que hacer todo para la gloria de Dios. Ver Filipenses 1:15-21. ¿Y nuestra vestimenta? Es digna de ser llevada, ¿engendrará pensamientos lujuriosos en mis semejantes? ¿Irías a "ese lugar" con el Señor acompañado de la mano? ¿le avergonzarías?....¿contarías esa historia si el Señor fuera uno de los amigos que te están escuchando? Seguiremos ahora un estudio de Pablo Sheetz.
Un obrero estaba instalando el sonido para un culto, y se equivocaba una y otra vez, y salía un chillido fuerte. Y cada vez exclamaba "Gloria a Dios". Se supone que antes de su conversión ante el mismo problema, hubiera dicho otra cosa. Los demás se preguntaron si esta persona entendía el significado de lo que decía.
¿Qué es "gloria a Dios" y qué quiere decir glorificarlo? La gloria de Dios sugiere: Su grandeza, Su poder, majestad, esplendor, soberanía, santidad y muchos atributos más. Si El es completo en sí, ¿por qué es tan importante que le glorifiquemos o exaltemos? ¿En qué sentido podemos agregarle gloria o ponerlo más en alto? Es similar a la luz especial que se pone sobre una obra de arte, o sobre el artista que está en un escenario, o sobre una joya en una vidriera. El cocinero profesional muchas veces, agrega adornos al plato que presenta a otros, para estimular el apetito de los clientes. La publicidad tiene como meta presentar un producto comercial en tal forma que la gente lo desee. Esto no cambia la calidad en ningún sentido, sino que llama la atención y dice: "¡Miren! ¡Coman! ¡Compren!". Entonces, glorificar o exaltar a Dios significa señalar Sus maravillosas cualidades, y hacerlo atractivo para que otras personas acudan a El.
Desarrollo: Muchos textos bíblicos nos exhortan a exaltar o glorificar a Dios. Veamos 6 maneras de hacerlo:
1) Creyendo en El: En Romanos 1:21, Pablo, refiriéndose a la gente que no conoce a Dios, dice: "...habiendo conocido a Dios (conscientes de su existencia), no le glorificaron como a Dios". Vemos que la diferencia fundamental entre el creyente y el incrédulo es su actitud hacia Dios. Este lo rechaza como Dios para seguir su propio camino, mientras que aquel lo reconoce como Dios y lo exalta. La verdadera conversión cristiana es para el hombre un acto de humillación, porque está reconociendo la inutilidad de todo camino humano para salvarse y resalta el único que Dios ofrece: Jesucristo.
2) Haciendo buenas obras: "...alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos" (Mateo 5:16). La palabra traducida "buenas" aquí es "kalos", que se refiere especialmente a lo que es agradable para que la gente observe. No hacemos el bien para que la gente nos vea, pero tampoco tenemos vergüenza de actuar correctamente cuando nos miran. La gente conocerá a Dios por nuestra conducta.
3) Dando mucho fruto: "En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto" (Juan 15:8). Si juzgamos según Mt 7:15-20, nuestro fruto es el impacto positivo que tenemos sobre la vida de otros. Esta porción se refiere a los profetas y maestros. La calidad de la enseñanza se ve en lo que ocurre en los oyentes: almas regeneradas, rebeldes rendidos, familias unidas, matrimonios restaurados, etc. No todos necesariamente somos predicadores, pero todos somos maestros en un sentido, seamos padres o vecinos, e influimos en la vida de los demás. Esto es lo que exalta a Dios.
Suecia es un país que tiene en su territorio, nieve durante 7 meses del año. Unas semanas previas a que estos campos queden cubiertos, se siembra el trigo, quien luego es tapado por esta masa de hielo. Todo el potencial de vida, pareciera que queda sepultado y sin esperanzas, pero cuando la blanca capa de nieve se retira, a los 15 o 20 días increíblemente los campos se llenan de espigas que están listas para la cosecha. ¡Todo el potencial estaba latente, pero no se veía!
4) Llevando una vida pura: "...glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios" (1 Corintios 6:19-20). Esta porción se refiere a la importancia de la pureza sexual. Si el creyente cae en las mismas costumbres impuras de aquel no conoce a Dios, está echando sobre Dios una luz desfavorable. Es un vándalo, en el sentido de hacer daño a la propiedad ajena, o sea su cuerpo y su espíritu. ¿Tu vida manifiesta la pureza de un verdadero cristiano?
5) Presentando la Palabra de Dios: "Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; .....". (1 Pedro 4:11).
Es evidente que no podemos exaltar a Dios si pretendemos predicar antes de entender el mensaje. El recién convertido puede testificar acerca de lo que el Señor ha hecho en su vida, pero si se cree más sabio de lo que es, arruinará todo. El propósito de predicar es señalar a Cristo. Sin embargo es posible predicar, cantar o enseñar de tal manera que nos exaltemos a nosotros mismos. ¿Estás presentando la Palabra de Dios? ¿Cómo te das cuenta de que lo estás haciendo?
6) Padeciendo por Cristo: "Ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno; pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello" (1 Pedro 4:15-16).
Si sufrimos la censura o el menosprecio por nuestro mal genio, egoísmo o murmuración, eso no atrae nada favorable a Dios. Puede ser todo lo contrario. Pero si somos el blanco de malas palabras, falsas acusaciones y persecuciones por nuestra fe, tenemos la oportunidad de demostrar la belleza de Cristo en nuestra vida. Si podemos llevar una vida tranquila y demostrar el amor de Dios, esto si trae gloria a El. La gente tiene que comentar: "Así son los cristianos".
Podemos glorificar o exaltar a Dios con nuestra alabanza y la adoración en la asamblea, pero es notable que en la Biblia la exhortación más frecuente se enfoca en el estilo de vida. Hablar es muy fácil porque se puede hacer instantáneamente, por emoción hueca, sin mucho pensar. En cambio, la gloria de Dios debe ser el enfoque central en todo lo que hagamos.
Pasaje de memoria para el domingo próximo: 1º Corintios 10:33.