Iglesia Evangélica Bautista del Centro


¡ESTUDIEMOS LA BIBLIA! - Hoja Semanal Nº 172 - Domingo 31 de Marzo de 2002

Escuela Dominical de la Iglesia Evangélica Bautista del Centro , Rodríguez 542, 2000 Rosario.

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¡ El Señor Ha Resucitado! ¡Sí, ha resucitado!

La Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.

 

LECCION Nº 122 TEMA: EL SEÑOR HA RESUCITADO.

Pasaje Bíblico: Lucas 24:1-53. Pasaje de Memoria: "Mas él les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde le pusieron" Marcos 16:6. Lecturas Bíblicas Cotidianas: HOY (Lucas 24:1-53); LUNES (Juan 20:1-18); MARTES (Juan 20:19-31); MIERCOLES (Juan 21:1-14); JUEVES (Juan 21:15-25); VIERNES (1 Corintios 15:1-26); SABADO (Hechos 1:1-14). Leamos y reflexionemos durante la semana, y vinculemos estas lecturas con la lección de este domingo.

Lectura Inicial

"El cual (Cristo) fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación" Romanos 4:25.

La resurrección de Jesucristo de entre los muertos, es la piedra angular del arco de la salvación. Si uno la quita, la estructura completa del plan de salvación se desmorona. Las buenas nuevas del evangelio, son que Cristo murió por nuestros pecados (1 Corintios 15:3), y que resucitó (v.4). La resurrección de Cristo es la prueba de que su muerte expió el pecado.

La paga de un solo pecado es la muerte. Un pecado trajo la maldición de la muerte a toda la humanidad (Romanos 5:12-15). Si Cristo hubiese pagado por todos los pecados de la humanidad excepto uno, no hubiese podido resucitar, porque un pecado hubiese sido suficiente para mantenerlo en la tumba.

La resurrección de Cristo fue prueba de que había pagado el precio completo de la redención. Cuando clamó: "Consumado es" (Juan 19:30), la obra quedó completada. Dios se satisfizo y dio prueba de la terminación de la obra resucitando a Cristo de entre los muertos. (De "Nuestro Pan Diario").

Orientación: hemos venido estudiando varias lecciones acerca del éxito. De alguna manera, cuando Dios diseñó a Adán, lo formó para vivir una vida exitosa. Habíamos definido el éxito como el resultado del anhelo y la búsqueda continua por ser la persona que Dios nos llama a ser, y por lograr las metas que El nos ayuda a establecer. Dios lo creó a Adán para que fuera la corona de la creación, y entre las metas que él tenía, se encuentran: fructificar, multiplicarse, llenar la tierra con sus descendientes, sojuzgar lo creado y señorear (realizar tareas de gobierno y administración) todo lo que habitaba la tierra. En lugar de vivir exitosamente en ella, introdujo el pecado y con ella la muerte, que a su vez pasó a todos los hombres (Romanos 5:12). El fracaso alcanzó a toda la humanidad.

Jesús es nuestro modelo de éxito verdadero, porque a través de El, vino la plenitud de la gracia y la verdad (Juan 1:17). Por la obediencia de Jesús, los muchos fueron constituidos justos (Romanos 5:19).

Nosotros estamos frente a los dos modelos, en Adán heredamos el fracaso. En Cristo podemos recibir como herencia la justicia divina y ser restaurados para conocer la vida verdadera, que es la vida exitosa según Dios.

 

Desarrollo: Utilizaremos hoy, un bosquejo del Dr Adrián Rogers.

 

La salvación es sacar a Dios del cielo, acercarlo y ponerlo en el hombre. La salvación no es sacar al hombre de la tierra y ponerlo en el cielo. A veces se torna difícil concebir que Dios está con usted. En ocasiones parece que nuestra oración no pasa del techo y entonces podría creer que Dios está simplemente debajo del techo. Pero ¿cómo experimentamos la presencia de Dios? ¿Dónde vive Dios? Si Ud. tiene que mandarle una carta, ¿Dónde se la mandaría? ¿Cuál es Su dirección? ¿La sabe? ¿Es el edificio dónde nos reunimos todos los domingos la casa de Dios?.

Veamos Hechos 7:47-49. ¿Dónde está el templo en el cual vive Dios? Dios, a través de la historia ha vivido en una serie de casas. Vive en alguna de ellas por un tiempo, y si la casa se ensucia tiene que mudarse. Dios no vive en una casa sucia. Veamos:

 

1) La primer casa de Dios: Adán. Esta fue Adán mismo, según Génesis 2:7. Dios la diseñó amorosamente y la hizo a la perfección.

A) Una casa diseñada: tenía tres habitaciones y una de ellas era la más íntima, la del espíritu, y una era la más exterior: el cuerpo. Veamos 1 Tesalonicenses 5:23.

B) Una casa deshonrada: Adán tuvo una advertencia, que no era una amenaza: si comes de tal árbol ciertamente morirás. Vino la desobediencia (Génesis 3:6). Se le dijo no lo hagas y lo hizo. El pecado entró en esa casa y la ensució.

 

C) Una casa desolada: Adán pecó, y Dios no pudo seguir viviendo en una casa sucia. La muerte es la separación del alma y el cuerpo. Si yo tuviera un ataque al corazón y me vienen a auxiliar, y allí se dan cuenta que mi cuerpo ya no tiene vida porque ya no hay más signos vitales, ¿Qué es lo que ha pasado?. La Biblia dice que el creyente vive eternamente (Juan 3:16-21). ¿Qué pasó entonces? ¡Me mudé de casa simplemente!. La muerte es la separación del cuerpo y el espíritu, el cual va a Dios. "Ciertamente morirás", era la advertencia de Dios, pero Adán vivió 930 años, no murió primero físicamente, sino espiritualmente. Recién a los 930 años muere físicamente. Es decir, murió de inmediato espiritualmente, murió progresivamente en su alma, y finalmente murió su cuerpo.

 

2) La casa perfecta de Dios: Jesús. Un hombre otra vez, pero diferente, es el último Adán. Veamos Juan 2:19-21. "Destruid el templo y en tres días lo levantaré". Ellos pensaron inmediatamente en el Templo de Jerusalén, al cual dedicaron cuarenta y seis años para su remodelación.

 

A) Casa diseñada: Hebreos 10:5, dice: "Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me preparaste cuerpo". Esta es la razón del llamado de Abraham de Ur de los Caldeos, y porque Jesús desciende de David, el antiguo monarca de su pueblo, de quien hereda los derechos para ser rey de Israel. Se materializa su entrada a la historia humana de una manera jamás vista, ni igualada por hombre alguno, al ser concebido en el vientre de María virgen. Se encarna para venir a morir por nuestros pecados. El fue el Hijo del Hombre, para que nosotros seamos hijos de Dios.

 

B) Casa deshonrada: es importante leer Isaías 53:6, "Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros". 1 Pedro 2:24 dice: "Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia". Miremos los episodios en el Getsemaní (Lucas 22:39-46), en especial el v. 42 "..Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya". ¿Qué había en esa copa? Todos los pecados del hombre. Uno puede imaginar todos los de nuestra ciudad, nuestro país, pero llevó los de todo el mundo. O imaginar un solo pecado, el de la mentira y las mentiras de todos. Imaginemos el pecado de un solo día, la blasfemia, la perversión sexual del día de hoy y de todos los tiempos, todo estaba destilado en una sola copa. El la bebió y fue su vida pecado, todo pecado. Dios lo trató a su Hijo como un pecador, porque llevó nuestros pecados. Fue un objeto detestable del Padre, Aquel quien era el Hijo amado.

 

C) Casa desolada: cuando El colgó de la cruz, la tierra tambaleó, las mismas entrañas de la tierra se conmovieron y produjeron un terrible terremoto. Jesús, por el impacto de nuestro pecado gritó: "Dios mío, Dios mío ¿porque me has desamparado?". Porque Dios no puede vivir en una casa sucia, y se cambió a otra.

El no pudo citar el Salmo 23, "cuando ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno porque tu estarás conmigo". Jesús estuvo en ese momento solo, porque cargaba el pecado universal. Su casa quedó desolada. Fue abandonado por Dios, su Padre y por el hombre. El estaba suspendido entre el cielo y la tierra. Se estaba cumpliendo lo de Juan 2:19, la casa destruida.

 

3) La casa permanente de Dios: puedo ser yo. Lo dice 1 Corintios 3:9-17 y 6:19-20. Somos la casa de Dios, si nos hemos reconciliado con El a través del Señor Jesucristo. Dios entró en nosotros y no se mudará más. Juan 14:16 dice: "Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre". Dios ahora ha dejado de mudarse. Yo en ocasiones peco, es decir, no he dejado de pecar aún siendo cristiano. ¿Si peco entonces, cómo es que El no se muda otra vez? Jesús vivió por nosotros y pagó cada pecado nuestro. Vea Romanos 4:7-8 y 1º Juan 1:9. Dichoso aquel hombre a quien Dios no inculpa de ningún pecado.

 

Lecciones aprendidas de esto:

 

a) Salvación: volvemos a repetir, es sacar a Dios del cielo y acercarlo y ponerlo en el hombre. El hecho de que el hombre vaya al cielo es el resultado de la salvación. Recibimos perdón de nuestros pecados para prepararnos para nuestra salvación. Veamos Romanos 6:23 y Efesios 2:8-10.

 

b) Espiritualidad: que permita la presencia de Dios en mi vida. Vamos con nuestra adoración a la iglesia. Cada día es santo, cada acto es santo y sagrado mientras obedezca a Dios. Veamos Juan 1:12.

 

c) Seguridad: Juan 14:1-3, nos dice que Dios estará para siempre con nosotros. Mientras Adán no pecó, vivía en inocencia, es decir que en él no había pecado. Mientras tanto yo soy justo (tengo una justicia que deriva de Cristo Jesús, que no ha sido ganada por mi comportamiento, sino que proviene de poner mi fe en el Señor). Soy un pecador declarado santo, y no un ser inocente. Vea 1º Juan 5:11-15.

 

d) Servicio: servicio no es hacer algo para Dios, sino que Dios haga algo a través mío. Dios vive en Ud. por eso si le permite actuar a El, tendrá la paciencia que necesita y pide constantemente. Tendrá sabiduría (1 Corintios 1:30). En El estoy completo (Colosenses 2:9). La vida cristiana se vive en Ud. y cada lugar es un lugar sagrado siempre que Dios lo esté conduciendo allí.

El domingo que viene comenzaremos una nueva serie de estudios sobre las principales sectas de nuestro medio.

¡El Señor ha resucitado!, si ha resucitado y vive en mí

Pasaje de memoria para el domingo próximo: Mateo 7:15.

 

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