Comentando las palabras "Cristo es el fin de la ley", Varetto dice: "La palabra griega "telos", en castellano "fin", tiene en ambos idiomas un sentido doble. Así cuando decimos: el fin que me propongo es bueno, la palabra significa objeto. Si decimos el fin del mundo, la palabra significa término o conclusión. Comentadores de la talla de Agustín, Lutero, Godet y otros, en este caso, le dan el sentido de término y conclusión, pues el tema que Pablo está desarrollando obliga al intérprete serio a darle esa significación. Robinson traduce: "Con Cristo el poder de la ley llegó a su fin". Juan de Valdés (español del siglo XVI) dice: "La ley feneció con Cristo". Si la ley viviera con Cristo, fuera necesario para la salvación, que con la fe estuviera el cumplimiento de la ley (exactamente ese es el punto de vista de los judaizantes y adventistas). Mas siendo muerta la ley, basta la fe para la justificación, y basta la justificación para la salvación. De manera que sea lo mismo decir el fin de la ley es Cristo, que decir, el fin del hombre es la muerte.

Gálatas 2:19 dice: "Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios". Y sigue: "Con Cristo estoy juntamente crucificado....". Si hablamos con alguien que quiere seguir apegado a la ley, le podemos preguntar: ¿está Ud. muerto con Cristo o no? Si dice: "Si estoy muerto". Le podemos decir: "¿si yo con un arma mato a un hombre, qué me hace la ley?". Una respuesta puede ser: "la ley lo castiga, y según ella usted debe sufrir el castigo". Muy bien, pero si con el arma que tengo en la mano, al darme cuenta de todo lo que me espera, me doy un balazo y me mato. ¿Qué puede hacerme la ley? Ud. tiene la respuesta: NADA.

El razonamiento de Pablo en Romanos 7:11 dice: "porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me engañó, y por él me mató". ¿Por qué el mandamiento que era para vida lo mató, o sea logró un efecto contrario? El mandamiento era santo y bueno, pero Pablo era "carnal, vendido al pecado" (7:14). Lo que había sido dado para vida, vino a obrar muerte, porque el hombre no lo podía obedecer, aunque quisiera y esto nos lleva otra vez a la misión de la ley, la cual no era salvar, sino todo lo contrario: descubrir el pecado. La ley según Romanos 5:20, ¿para qué entró? ¿Para hacer santos a los hombres? NO, para que el pecado creciese o abundase. Pablo dice que la ley produce ira (Romanos 4:15), convierte al hombre en un esclavo pobre y miserable, sin gozar la paz de conciencia, por eso Pablo pudo decir: "...el pecado no se enseñoreará de vosotros" ¿Por qué? Porque "no estáis bajo la ley sino bajo la gracia". La ley obra ira y muerte, pero la gracia perdona, liberta y ayuda. La ley es un amo déspota y sin misericordia. Las tablas de piedra del Sinaí, no tenían corazón, ni lágrimas para verter por el pecador, no tenían misericordia del caído, ni brazos para levantarlo. Lo que digo en cuanto a la ley, no mengua la misericordia de Dios, al contrario, la ayuda y la enaltece, porque Dios no dio la ley para manifestar por ella su amor. La ley manifiesta la santidad de Dios y su odio, hablando en lenguaje humano, al pecado.

Volviendo a Gálatas 2:19-20, Lacy dice: "en el caso de Pablo y todos los cristianos, esta sentencia fue cumplida en Cristo cuando El murió (nosotros también). Pablo por la fe se unió a Cristo en esta muerte y así murió por la condenación de la ley y satisfizo todas sus demandas. La ley no puede exigir ninguna cosa más allá de la muerte. Pablo cumplió la ley en la muerte de Cristo y salió de su servidumbre en unión de Cristo. En su resurrección espiritual con Cristo se presentó vivo y justificado delante de Dios, como hijo suyo sin el peligro de volver a ser condenado. La ley condena y exige muerte, el que muere cumple la ley, y al cumplirla alcanza la libertad de ella. El creyente mediante la fe, está muerto con Cristo (Gálatas 6:14), y Cristo murió por todos porque en la cruz representó a la raza humana íntegra, aunque los beneficios de su muerte vicaria los reciben los que tienen fe. Veamos ahora Romanos 7:1-6, donde ilustra la misma verdad con el ejemplo del matrimonio. Por la muerte del marido, la mujer queda libre de la ley del matrimonio, y por la muerte de Cristo en la cruz, el hombre de fe queda muerto a la ley. Según Romanos 7:6, "... ahora estamos libres de la ley....". Hemos pasado a ser de "otro", ¿de quién? De quien resucitó de entre los muertos (Romanos 7:4).

La ley (toda) está abolida para el cristiano, porque éste está muerto para la ley a todos sus efectos. ¿Te quedan dudas? Volvé a leer Rom 7:6 "...estamos libres de la ley". La ley se entiende en sentido limitado, todo cuanto Dios ordenó a Moisés en el Sinaí, de lo cual las dos tablas de piedra eran su cetro y a manera de resumen, y la finalidad de las tablas era que ellas dieran testimonio de que las leyes que ellos tenían habían sido dadas por Dios. ¿No se las llama así, las tablas del testimonio? Exodo 31:18, 32:29. La ley en un sentido más amplio, y el más empleado en toda la Biblia comprende los cinco libros de Moisés; y en otros versículos del Nuevo Testamento, el término ley comprende todo el Antiguo Testamento. Hecha esta advertencia, creemos que Pablo usó el término ley en Romanos 7, en el sentido de referirse a lo que Moisés escribió, sin que estuviese pensando en una sección particular de la ley. En Romanos 7, después de hablar de la ley en sentido general, cita un mandamiento del decálogo (7:7), y es el último: "no codiciarás". Queda bien en claro que la ley a que Pablo hace referencia, incluye el decálogo, y dice que somos libres de ella.

Pablo tiene ahora algo mejor: "la ley de Cristo" (1 Cor 9:21). Tengamos en cuenta el pasaje de 2 Corintios 3:3-13, donde queda claro que la ley abolida incluye el decálogo. ¿Cómo llama Pablo al ministerio de la ley? Ministerio de muerte y condenación que debía ser abolido. ¿Quién ocupará el lugar de la ley? El ministerio del espíritu y justificación. ¿Se puede eternizar los mandamientos de las dos tablas de piedra? Por este pasaje está visto que no, pues está abolido. Si seguimos predicando el pacto viejo, tenemos un velo (3:14). La gloria del nuevo pacto jamás acabará. Escribir la ley de las piedras en nuestro corazón, no es abolir el ministerio de la ley, sino abolir la piedra. El no convertido no puede afirmar que para él la ley está abolida. Si es judío está bajo los truenos del Sinaí, si no lo es, bajo las acusaciones de la ley de la conciencia. Solamente el que ha muerto al pecado y vive en Cristo, es el que está completamente libre de la ley.

Pasaje Bíblico: Mateo 17:1-13.

Pasaje de Memoria: "Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros". 1 Pedro 3:15.

Lecturas Bíblicas Cotidianas: HOY (Mateo 17:1-13); LUNES (Mateo 5:17-48); MARTES (Romanos 13:1-14); MIERCOLES (Efesios 4:1-32); JUEVES (Efesios 5:1-33); VIERNES (Juan 15:1-10); SABADO (1 Juan 2:1-7). Leamos con oración cada uno de los pasajes, y vinculemos estas lecturas con la lección de hoy.

Orientación: hoy seguiremos estudiando al adventismo, y utilizaremos los materiales de un excelente libro apologético, "El cristiano y la ley", cuyo autor es el pastor cubano Domingo Fernández.

Desarrollo: Tengamos en cuenta los siguientes elementos muy importante con respecto a la ley:

• Nuestra ley, es la ley de Cristo: cuando decimos que los cristianos no estamos bajo la ley de Moisés, alguien puede decir: "si no tenemos obligación de guardar la ley, entonces podemos robar, matar, codiciar, etc". Dijo Jesús: "Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás....pero yo os digo.... (Mt 5:21), "Oísteis que fue dicho: ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes... (Mt 5:38,39), etc. Las cosas que habían sido dichas a los antiguos, eran los preceptos morales de Moisés. Pero Cristo afirma que ahora van a ser substituídas por otras. Cristo llevó la moral de la ley a un plano mucho más elevado, y a una región mucho más lejana y profunda. Moisés condenaba los pecados cuando se cometían, pero Cristo los condena desde que se conciben allá adentro, en la zona de los pensamientos, sentimientos y deseos. El cristiano que ha llegado a ser templo del Espíritu, desde que los pensamientos son concebidos en él, hay una ley, no escrita en piedras, sino en el corazón, que le empuja hacia atrás, que le lleva a arrepentirse de haber pensado tal cosa. Lo que detiene a un cristiano, no es una letra muerta, sino un poder que obra en dirección contraria al pecado, que lo ayuda y lo guarda. Es Dios mismo morando en el creyente en Cristo. El judío podía odiar y aborrecer a un enemigo y así cumplía la ley de Moisés, pero el cristiano no debe, no puede odiar, porque la ley de Cristo le ordena amar. ¿Por qué estas diferencias? Las leyes de Moisés tendían a preservar a un pueblo de la idolatría y el pecado, en medio de otros pueblos. Dios utilizó a Israel para castigar el pecado en otros pueblos ( y al revés también), era como una "ley de fuego", que traía muertes, pero que evitaba un mal mayor.

• Cada vez que vea en la Biblia la palabra mandamientos, tenga cuidado con la interpretación: los sabáticos, cada vez que ven la palabra mandamientos, ven allí los diez mandamientos y por consiguiente el sábado. Vea la palabra mandamientos antes del Sinaí: Gen 26:5, Ex 15: 26 (fue antes del decálogo). En Juan 15:10, se habla de los mandamientos de Jesús y de su Padre, y en ningún caso hay una referencia al Decálogo. Vea también Juan 10:18, 12:48 y 14:31. De acuerdo a estos pasajes, al afirmar que fue fiel a los mandamientos del Padre, se refiere a aquellas instrucciones relacionadas con los planes que el consejo eterno de la divinidad había dispuesto en cuanto a la redención del género humano, que Jesús vino a realizar en la tierra. No negaremos tampoco que Jesús cumplió la ley de Moisés, pero su referencia en Jn 15:10 no es a ella. En cuanto a "mis mandamientos", Cristo hace con ello una referencia a sus enseñanzas que constituyen el Nuevo Testamento.

• La ley fue cumplida por Cristo, en Cristo y después cesó y fue abolida: Según vemos en Mt 5:17-18, Jesús no vino para poner a un lado la ley y los profetas, sino para someterse a lo que estaba escrito, y cumplir lo que estaba escrito, durante su vida terrena y su muerte vicaria en la cruz. Así Cristo cumplió la ley por todos y al cumplirla la ha abolido para el creyente (Ver Romanos 8:3-4). Con la venida del Espíritu Santo cesó la ley y los profetas. Ver Mateo 17:1-13, la escena de la Transfiguración, allí vemos a Moisés, el representante de la "ley" y Elías el mayor de los profetas. Ambos señalan a Cristo como el objeto y el fin de la ley y los profetas. En lo sucesivo, los hombres debían oír a Cristo y sólo a El.

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