El ñandú patagónico o choique, el ave más grande del desierto patagónico y sus crías, los charitos, son presas apetecibles para grandes predadores como el puma y el zorro. También el hombre lo persigue. Caza choiques para comer la carne o utilizar las plumas o busca sus nidos para consumir los huevos.

La huida: las vastas extensiones del desierto son un lugar adecuado para que el ñandú pueda correr. Las patas, muy largas, facilitan una carrera veloz. Las alas del ñandú son muy importantes, aunque no sirven para volar. Le permiten mantener el equilibrio cuando huye gambeteando y quiere cambiar bruscamente de dirección, sin disminuir la velocidad de la arrera.

Con tanta persecución el ñandú necesita estrategias de defensa: esconderse o huir. A las escondidas: los arbustos y pastos altos son buenos escondites. Desde allí, el ñandú, con su largo cuello y su aguda vista localiza los predadores a la distancia.

Los fuertes dedos de las patas del ñandú, se afianzan firmemente en el terreno y facilitan la veloz carrera.

Con su pico ensanchado, el ñandú patagónico, es capaz de tomar el alimento que necesita para mantener su gran cuerpo.

Es capaz de comer semillas, frutos, granos, insectos, reptiles, pichones de aves y mamíferos pequeños.

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