¿Quién
soy?
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Mi nombre figura
en la portada. He sido siempre tan defensor de lo
íntimo, como enemigo del cobarde anonimato. Por ello, al
presentarme intentaré guardar ese elemental equilibrio
con la modestia. Soy gallego de origen andaluz, orgulloso del mestizaje, y vivo en A Estrada. Mi padre, de quién heredo lo galaico, abandonó sus campos a los 12 años. Sólo le producían hambre, miseria y desesperanza. De las mezquindades vividas, dos le quebraron los alientos. La primera: la de sus primos Boaldino y Daniel Gulias. Durante la guerra civil, permanecieron en las cárceles franquistas y fueron colocados ante el paredón. Sus únicos delitos: opinar y expresarse. La segunda: la de su tío Rafael Cardona, hombre de la izquierda republicana. Tras la contienda tuvo que huir de la persecución política. En buque español, y a ocho días de Fernando Poo, pereció bajo el torpedo de un submarino nazi. Es de mi madre de quién heredo lo andaluz, lo gaditano y ese fiel amor a la claridad, la luz y la transparencia: ¡todo un pecado!. Tuvo la mujer un primo: el joven camarero Andrés Pecino. Chaval recién casado, ilusionado con esos chiquillos que las balas le negaron, de corazón tan grande como las montañas de sal de la isla del León. En 1936 fue secuestrado de madrugada por los fascistas y fusilado ante la quebrada mirada de su esposa. Tuvo también mi madre, como toda madre, un abuelo: Juan Pecino Cózas, afiliado 844 al Centro Obrero de Los Barrios. Falleció en 1938 mientras luchaba en la clandestinidad contra Franco. Y tuvo un padre que la dejó huérfana a los nueve años. Fue su progenitor albañil, rojo como el ladrillo y firme como el mortero. Falleció, con el cráneo abierto a los cuatro vientos, durante la construcción de los cuarteles que al ejército franquista cobijaron. La cuerda que lo sujetaba a la cima se rompió y él cayó al vacío. Dejó esposa y cinco hijos. No recibieron ni la más mísera de las pensiones. Mientras la viuda, para comprar el pan, aceite, harina... que los hijos precisaban, fregaba suelo tras suelo del extraño pertenencia, ella, mi madre, la mayor de los hijos, dedicó su infancia a coser para talleres y cuidar de sus hermanos. |
"Me
quedaré en España, compañero", |
De mí dicen que trabajo en la medicina privada, pero lo cierto es que ejerzo libremente la medicina. Y no es lo mismo. Soy doctor en medicina y cirugía y especialista en endocrinología y nutrición. En la Facultad de Medicina de Santiago fui tutor clínico y profesor ayudante en Patología General, e investigador. Trabajé en el "Istituto di Scienze Endocrine - Scuola de Specializzazione in Endocrinologia e Malattie dei Ricambio", el "Istituto di Endocrinologia" y el "Istituto di Clinica Medica IV" del "Centro di Fisiologia Clinica e Ipertensione". Colaboré en libros de la Editorial Ciencias Médicas de La Habana, Liviana Press de Pádova, Ingeniería Biomédica...; en artículos de "Presse Med.", "Clinical Endocrinology", "Diabetes Research and Clinical Practice", "Drugs of Today", "Diabetes and Metabolism"... Trabajé en proyectos del Fondo de Investigaciones Sanitarias de la Seguridad Social, la Dirección General de Investigación Científica y Técnica y el "Institut de Recherches Internationales Servier". Participé en Congresos de la Federación Internacional de Diabetes, Sociedad Europea de Endocrinología, Asociaciones Europeas de Neuroendocrinología y para el Estudio de la Diabetes, "European Society of Human Reproduction and Embriology", Comisión de Bioingeniería COIT y AEIT... Intervine en los Congresos Nacionales de la Sociedad Española de Diabetes, Liga Española para la lucha contra la Hipertensión Arterial, Sociedades Españolas de Endocrinología y de Medicina Interna, FIS... |
Quienes me
conocen saben de mi indudable honradez, devoción
democrática y convicciones socialistas. Soy padre
electo, y por tanto legitimado, de una hija afín al BNG,
y lo considero un antídoto contra la creciente
intolerancia política. Es notoria mi legítima
oposición al ejercicio que de lo político y lo
administrativo hace el PP, y a los intereses particulares
o de grupo que lo determina.
Guste o no tal realidad, estoy facultado, como todo
ciudadano, a oponerme dentro del marco legal determinado
por nuestro Estado de derecho. Ese Estado de derecho que
para algunos es sólo un estorbo, más aceptado que
defendido, y para mí es sólo un deseo, más anhelado
que vivido. Por lo expuesto y algunas "cosillas" más, a partir del 2001 se forjó una "Santa Alianza" dirigida contra mí y mi familia. Una "Santa Alianza" que no ha dudado en instrumentalizar lo administrativo y judicial. Muchas son las historias nacidas desde entonces y quizás se las relate, amigo lector, en dosis moderadas. |
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