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(El hombre del traje azul sigue corriendo hacia la salida cuando un brazo aparece por detrás de la barrera y le golpea la mano con una barra de hierro; el revólver cae al suelo. El dueño del brazo se incorpora y vemos que es Laura. El hombre mira al toro tras él, asustado)
LAURA: Espero que haya seguido su consejo y tenga un buen seguro. (el hombre se frota la mano, en un gesto de dolor) Uno nunca sabe el momento preciso en que le hará falta.
(el hombre intenta huir en dirección contraria, pero se topa de frente con Steele, también tras la barrera, que le corta el paso)
STEELE: ¡Eh, eh, eh, eh! Yo en su caso no me precipitaría; (el toro sigue acechando por detrás, y parece más nervioso) eso de que el toro embiste a lo rojo es un bulo, sin embargo reaccionan muy bien ante--un movimiento brusco.
HOMBRE: (levanta las manos en señal de derrota y se saca la cartera del bolsillo de la chaqueta; se la lanza a Laura) Léalo y llore.
L: (lee la identificación) ¿Jack Merkle, inspector de Aduanas de los EE.UU.?
S: ¿Por qué seguía a la Srta. Holt?
MERKLE: Es sospechosa.
L: ¿De qué?
MER: Han robado 250 millones de dólares de tres bancos europeos en diamantes.
S: No recuerdo haberlo leído antes; estaría en la última página, claro.
MER: Se ha mantenido en secreto. La perspectiva de tantos diamantes en el mercado provocaría el pánico. Los están introduciendo lentamente en los EE.UU. y creo que el tipo que se desangró en su alfombra (señala a Laura) llevaba una remesa.
L: ¿Insinúa que los diamantes iban dirigidos a mí?
MER: (sonríe) Él fue a su casa, señorita. ¡Explíqueme por qué!
L: ¿Esto es un interrogatorio? Está haciendo más preguntas que nosotros.
MER: Encontramos en el muerto la documentación de un tal Héctor Figueroa, pero las huellas no concuerdan. Vamos, coopere usted conmigo. Comencemos--por el auténtico Héctor Figueroa. ¿Dónde puedo echarle el guante?
L: (no muy convencida) ¿Por qué?
MER: En serio: unas preguntas. ¿Cómo llegaron sus papeles al muerto? Por el momento está usted ocultando pruebas, tal vez contrabando. Posiblemente sea cómplice de un crimen.
L: (coge el arma del suelo) Resulta agradable-- (tira el arma y la cartera a la arena) hacer tratos con el gobierno, inspector.
(el inspector se apresura a recogerlos. El toro se percata del movimiento y comienza a correr en su dirección)
MER: (suplicante) ¡Sáquenme de aquí!
(Laura salta la barrera, e intenta desviar la atención del toro)
L: ¡Eh, Toro! ¡Toro! ¡Eh!
(Steele se quita la chaqueta y salta también a la arena. Usa la chaqueta como capote)
S: ¡Eh, toro! ¡Eh, toro! ¡Toro! ¡Toro!
(Steele torea durante algunos momentos, y luego echa a correr hasta que llega a la barrera dónde le están esperando Laura y Merkle)
S: (a Laura) ¿De quién ha sido la idea?
L: Creo que ha sido tuya. (comienzan a alejarse, pero la voz de Merkle les detiene. Se vuelven hacia él)
MER: ¡Un momento! (sonríe) Si necesitáis mi ayuda, mirad a vuestra espalda.
S: (entre dientes) Encima con guasitas. (a Laura) Vámonos, hombre.
(Laura y Steele se alejan definitivamente)
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(Salida de la plaza de toros. Laura y Steele van caminando deprisa)
S: No has estado muy servicial ahí dentro, ¿eh?
L: No estoy dispuesta a entregar a Héctor mientras no estemos en Los Ángeles.
S: No creo que le siente muy bien al Sr. Merkle. (intenta limpiar la chaqueta) Bueno, al fin tenemos algo verdaderamente en común. (se paran)
L: ¿Oh?
S: ¡Los dos huimos! (se pone la chaqueta) Tú de la aduana, y yo de Hacienda.
L: ¡No te olvides de la policía!
S: Conque días para broncearse y noches para soñar, ¿eh? (le pasa la mano por la cintura y se alejan por las calles)
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(Hotel Princesa, suite nupcial. Laura y Steele están desatando a Mildred, que ya ha recobrado la consciencia y está aterrorizada)
L: (a Mildred) El pescado estaba lleno de diamantes auténticos, y Héctor tuvo que huir para salvarse, sin contar a una pobre recién casada secuestrada en su habitación: ¡en esta misma habitación! (Mildred asiente, gimiendo, aún con la mordaza puesta) Y ahora comprenderá que el Sr. Steele se está ocupando realmente de un caso, y no está huyendo desesperadamente de la justicia. Y si es usted sincera, Mildred, (sonríe) ¿Puedo llamarla Mildred? (Mildred vuelve a asentir) Gracias. Si es sincera consigo misma, Mildred, no le quedará más remedio que admitir que se ha excedido en el cumplimiento de su deber, persiguiendo al Sr. Steele (lo señala) hasta Acapulco. (Mildred intenta decir algo, pero la mordaza se lo impida) Ahora voy a quitarle esa mordaza en señal de amistad--y cooperación.
S: (no muy convencido) ¡Verás cómo se lía!
(Laura le quita la mordaza a Mildred)
MIL: (se incorpora y se frota la lengua) ¡Oh, se me ha dormido la lengua!
L: (sonríe) La felicito por la manera en que ha seguido al Sr. Steele hasta aquí. (se dirige a Steele) ¿Está usted de acuerdo, caballero?
S: (intenta que parezca creíble) Oh, si, un trabajo fuera de serie, ¡digno de un detective de primera!
L: ¿Sabe, Mildred? Tiene un talento preciso para investigar, así como la iniciativa personal que necesita nuestra organización.
MIL: ¿No estarán ofreciéndome un trabajo?
L: (sonríe) Bueno...
MIL: Porque hasta que no se aclare del todo su situación fiscal, podría ser interpretado como un soborno.
L: (disimula) ¡No se me había ocurrido!
S: A ver si se cree que somos tontos. (Mildred le mira)
L: Le prometo que tan pronto como solucionemos este caso le explicaremos satisfactoriamente por qué el Sr. Steele no presentó su declaración de renta. (sonríe)
S: Más que satisfactoriamente.
MIL: Me gustaría llamar a mi supervisor.
L: Pues no faltaba más. Llámelo, hágalo, confiamos en usted.
(Laura y Steele saltan de la cama y salen del dormitorio, cerrando la puerta a continuación)
S: Esta mujer puede organizar un follón.
L: Tenemos que ganarnos su confianza, no podemos tenerla atada y amordazada durante el tiempo que estemos aquí.
S: (se apoya en la mesa) ¿Por qué no? Yo me siento mucho más seguro.
L: (se vuelve de frente a él) Muy bien, veamos. Sabemos que Pedro pasaba diamantes a los EE.UU. en los equipajes de los turistas, y también sabemos dónde los recogía.
S: ¿Lo sabemos?
L: En una discoteca llamada Pepe's. Lo primero que haremos por la mañana será visitarla. (Laura comienza a caminar, pero la voz de Steele la detiene. Se vuelve para mirarle)
S: Oye, Laura, (sonríe con avaricia) en rumbos de tal magnitud, lo corriente es ofrecer el 10% a quien recupera la mercancía, y el10% de 250 millones es...
L: 25 millones.
S: (sonríe ampliamente) ¿Te has parado a pensar que podrían darnos 25 millones como recompensa por ser honrados?
L: (sonríe) Y esa posibilidad te encandila.
S: En realidad me estimula. ¡Más de lo que puedas imaginarte! (la puerta se abre y aparece Mildred)
MIL: (a punto de llorar) Si no estoy en la oficina en una hora, voy a quedarme sin empleo.
S: ¡Oh!
L: (a la vez) ¡Oh!
S: (con fingida indignación) ¡Desde luego!
(Laura mira a Steele y suspira)
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(Restaurante, noche. Steele, vestido de esmoquin blanco, está sentado en una mesa, esperando impaciente. En ese momento un camarero acompaña a Laura, también vestida de noche, hasta la mesa. Steele se levanta para recibirla y le pasa las manos por los brazos)
S: ¡Vaya, vaya, vaya, estás encantadora! Ven aquí. (le da un beso en la mejilla)
L: Tú tampoco estás nada mal.
S: Gracias. (le indica la silla) ¡Siéntate!
(el camarero ayuda a Laura a sentarse y se aleja a continuación)
S: (levanta su copa y hace un brindis) ¡Por nosotros!
L: (levanta su copa también) ¡Salud! Qué amable por tu parte. (sonríe)
S: (duda un momento) Lo cierto es que... nos han invitado. (señala la barra, al fondo: el inspector Merkle está allí, riendo)
L: (hace un brindis en el aire en dirección de Merkle, y se dirige a Steele de nuevo) No bromeaba al decir que siempre estaría a nuestra espalda.
S: No nos deja mucho campo para actuar, ¿eh?
L: (busca a su alrededor) ¿No cena Mildred con nosotros?
S: Le di dinero para que fuera a comprarse ropa.
L: ¡Oh, cuanta generosidad!
S: Es lo menos que podía hacer; la pobre sólo trajo impresos fiscales en su maletín.
L: (se pone seria) Tengo el presentimiento de que estamos llegando al fondo de la cuestión.
S: Pues no se te ve muy feliz.
L: Porque estoy nerviosa.
S: ¿Quieres que me encargue de Merkle?
L: (le mira fijamente) No es Merkle quien me preocupa. ¡Eres tú! Tengo miedo de que desaparezcas cuando más te necesite.
S: (suspira) Temes que te abandone para salvar el pellejo, ¿eh?
L: ¡Ya pasó en el vestíbulo cuando viste al capitán Ríos!
S: (empieza a molestarse) ¿Crees de verdad que te dejaría en la estacada, o sólo es curiosidad por mi misterioso pasado?
L: ¡Claro que siento curiosidad! Me dijiste que ibas a participar más en la agencia, ¡por eso me pregunto a cuántos lugares no podremos ir porque haya otro capitán Ríos buscándote!
S: ¡Ah!
L: ¡Y cuándo aparezca alguien en la agencia buscándote para resolver un viejo asunto o una vieja disputa! ¡Naturalmente que siento curiosidad!
S: (se inclina hacia ella) ¿Quieres saber lo que me pasó en México? Iban a traer la Colección Marchesa: cinco piezas a base de esmeraldas, rubíes y zafiros entregadas como tributo a uno de los Borgia en el siglo XV. (una banda de mariachis [BANDA 1] se acerca a la mesa) En el trayecto fueron separadas y ahora se hallan dispersas. (el que parece el líder [MARIACHI 1] de la banda se aproxima a Steele)
MARIACHI 1: (a Steele) ¡Buenas noches!
S: ¡Buenas noches!
MAR 1: ¿Desean oír esta noche alguna canción especial?
S: Yo no, no se me ocurre ninguna, gracias.
MAR 1: Entonces espero que les guste esta.
(la banda comienza a tocar)
BANDA 1: (cantando) "Guantanamera, guajira guantanamera. Guantanamera, guajira guantanamera..."
(Steele no sabe qué hacer, y Laura sonríe educadamente. Steele se saca un billete del bolsillo)
BANDA 1: (cantando) "Yo soy un hombre sincero". (dejan de tocar)
S: ¡Muy bonita, muy bonita! ¡Muy bonita, si señor! Aquí tiene. (le entrega el billete al líder)
MAR 1: Gracias.
S: De nada. (los músicos se alejan finalmente, y Steele retoma la conversación) Separadas tenían un valor inmenso; juntas no tienen precio. Con los años un coleccionista belga logró reunir cuatro; la quinta se le resistía (otra banda [BANDA 2] se acerca) hasta que fue descubierta en la Ciudad de México.
L: ¿Ah, si?
(uno de los mariachis [MARIACHI 2] se dirige a Steele)
MARIACHI 2: ¡Buenas noches!
S: ¡Buenas noches!
MAR 2: ¿Quieren que toquemos su canción favorita?
S: Mmm... En realidad no tengo ninguna canción favorita.
MAR 2: Por favor, permítanos.
(la banda comienza a tocar)
BANDA 2: (cantando) "Guantanamera, guajira guantanamera".
(Laura y Steele comienzan a desesperarse)
S: (saca otro billete del bolsillo) ¡Estupendo! ¡Estupendo, estupendo, muy bien! (les da el billete) ¡Tome!
MAR 2: Gracias. (se alejan)
L: (se reclina sobre la mesa) Seguirán viniendo como moscas con esas propinas.
S: (intenta recordar) ¿Dónde estaba? ¿Dónde estaba?
L: (sonríe) La quinta piedra fue descubierta en la Ciudad de México.
S: ¡Ah! Se acordó un precio, pero antes de que cambiara de manos fue robada para un hombre muy poderoso e influyente... (levanta la mesa y ve algo que le obliga a callarse: ¡es una tercera banda de mariachis [BANDA 3] que se aproxima a la mesa! El líder [MARIACHI 3] se dirige a Steele)
MARIACHI 3: ¡Buenas noches!
S: ¡Buenas noches!
MAR 3: ¿Quiere que toquemos algo para ustedes esta noche?
S: Si. ¡La Cabalgata de las Walkirias!
MAR 3: ¡Pues claro!
(la banda comienza a tocar)
BANDA 3: (cantando) "Guantanamera, guajira guantanamera..."
(Laura comienza a reír y Steele se le une en la risa)
BANDA 3: (cantando) "Guantanamera, guajira guantanamera..."
S: (entre risas) ¡Yo las robé!
L: ¿Qué?
BANDA 3: (cantando) "Guantanamera... guantanamera"
S: ¡Que yo robé esa maldita pieza! (los dos se ríen, aún más fuerte)
BANDA 3: "Yo soy un hombre sincero..."
S: (indica a los mariachis) Son implacables. (los dos se levantan de la mesa, y Steele se saca otro billete de la chaqueta)
BANDA 3: (cantando) "De donde crece la palma".
(Steele entrega el billete al líder de la banda; él y Laura se escabullen entre los músicos e intentan llegar a la salida, pero éstos les persiguen)
BANDA 3: (cantando) "Guantanamera, guajira guantanamera. Yo soy un hombre sincero..."
(Steele está a punto de abrir la puerta de salida, cuando se cruzan con Mildred que entra en el restaurante en ese momento)
MIL: ¿Qué les parece? ¿Paso el examen? (da una vuelta sobre si misma, y se ríe)
(las otras dos bandas se acercan también y comienzan a tocar todas juntas)
L: (ríe también) ¡Estás maravillosa, Mildred!
S: ¡Oh, imponente, muy guapa, si! (Laura y él huyen del restaurante)
MIL: (bailando al ritmo de "Guantanamera") Bueno, ¿cuándo comemos? Porque cada vez que voy de compras me entra... (de pronto se da cuenta de que se ha quedado sola) ¡hambre!
BANDAS: (cantando) "Guantanamera, guantanamera, guajira guantanamera"
MIL: (vuelve a bailar con los músicos) "Guantanamera, guantanamera, guajira guantanamera..."
***********************
(Hotel Princesa, dormitorio de la suite nupcial. Steele, vestido de negro, está sentado en la cama mientras examina la percha; la vuelca sobre la palma de la mano y descubre lo que hay en su interior. Entra Laura en ese momento, también vestida de negro)
L: Mildred está apostada en el vestíbulo.
S: Um hum. Mira lo que he encontrado. (le muestra la mano repleta de diamantes)
L: (coge uno de los diamantes) ¿Dónde?
S: En el equipaje de George; en el tubo de una percha. (la enseña)
L: Peggy debió entrar cuando estaban escondiendo las piedras. (le devuelve el diamante a Steele)
S: (mete los diamantes de nuevo en el tubo de la percha) El que las escondió también vendrá a recuperarlas. (Laura se vuelve de espaldas a él, y Steele la mira mientras ordena la maleta y la deja como estaba) ¿Puedo hacerte una pregunta?
L: (se vuelve hacia él) No, no creo que lo que hicieras fuera ilegal, tan sólo que... (intenta sonreír)
S: (algo enfadado) Laura, ¿hasta cuándo me vas a tener a prueba? (Laura se pone seria ante la reacción de él) ¿Por qué es tan importante saber lo que fui? Hemos estado juntos una larga temporada, ¿es que eso no cuenta nada?
L: Las temporadas vienen y van, y cuando acaban a veces ni se recuerdan. (comienza a caminar hacia la puerta)
S: (se levanta rápidamente y alcanza a Laura) ¡Maldita sea, me preocupo por ti! (la sujeta del cuello y le da un beso apasionado)
L: (al principio responde al beso, pero se aparta rápidamente) ¡Pues no lo hagas! (se aleja de espaldas a él)
S: ¿Por qué no?
L: ¡Porque me confundes, me confundes! (comienza a pasear, nerviosa) Me da miedo tener algo más profundo contigo que una relación de trabajo. (Steele la mira, desconcertado) Cuando no tenemos un caso entre manos nuestra relación no es profesional, ¡y eso también me confunde!
S: ¿Crees que a mí no me pasa? Verás, nunca he estado tanto tiempo en un mismo sitio, ¡y no es sólo porque me divierta jugar a los detectives, ¿sabes?! (ahora es Laura quien está desconcertada) A veces--a veces me miro al espejo y me digo, "pero, ¿qué te ha pasado, muchacho? ¡Estás domesticado por completo!"
L: ¡No estoy refiriéndome a eso! ¡Me aterroriza la idea de perderme en ti, de ser absorbida por ti hasta que no quede nada de mí!
S: Tú fuiste la que se echó en mis brazos; "¡A casa, James!" dijiste, señalando este mismo dormitorio.
L: Lo ensayé durante todo el camino en el ascensor. (se acerca a él) Decidí perder el miedo de una vez por todas.
S: ¿Y?
L: ¡Estaba muerta de miedo! (Steele se ríe) ¡No te rías! Sé lo que le pasó a mi madre: ¡estaba totalmente anulada por mi padre! En nuestra casa no se hacía ni se decía nada sin contar con mi padre. Cuando la abandonó su vida se detuvo, (Steele la mira, totalmente serio) no sentía ni alegría ni pena, ¡ni tan siquiera odio! (Laura está a punto de romper a llorar) Como si él le hubiera arrebatado hasta el último sentimiento.
S: Laura, no eres tu madre.
L: No, pero una parte mía si lo es, y de esa parte me protejo.
S: Tú buscas garantías.
L: Y tú no puedes dármelas.
S: (sonríe levemente) Tenemos un largo camino por recorrer.
L: (asiente y se acerca más a él) Sería maravilloso recorrerlo juntos.
(Laura le da un ligero beso en la boca. Él le sujeta la cara con la mano y lo hace más profundo; pero justo en ese momento se oye la puerta. Laura y Steele corren a esconderse tras el umbral)
(un hombre entra en el dormitorio, coge la maleta y la pone sobre la cama. En ese momento Laura enciende la luz y el hombre se vuelve, asustado)
L: ¿Está buscando algo, amigo?
(el hombre se protege con la maleta; Steele sale a su encuentro, pero él le golpea con la maleta y sale huyendo de la habitación hacia el ascensor. Steele y Laura salen tras él, pero cuando llegan al ascensor, las puertas ya están cerradas. Steele golpea la pared, con frustración)
L: No lo alcanzaremos bajando 20 pisos a pie.
S: Busquemos a Mildred; tal vez haya visto algo. (salen corriendo de nuevo hacia la suite)
***********************
(Playa de Acapulco. Laura y Steele van caminando por la arena de la playa)
L: ¿Sabes? Mildred no está nada mal de investigadora. No sólo logró tomar la matrícula, sino que además averiguó que el coche lo había alquilado un tal Paul Dominick de Chicago.
(caminan hasta el muro de un local)
S: A lo mejor no me divorcio de ella, fíjate. (Laura se ríe)
(llegan a la verja de entrada al local, y hay un guarda apostado que impide que nadie pase. Laura y Steele intentan disimular)
S: Vaya, se ha hecho tarde. (se mira el reloj) Adiós, ¿eh?
(se encaminan corriendo a la parte trasera del muro y se encaraman sobre un contenedor de basura para asomarse al interior)
S: (admirando la arquitectura) Ah, ¡aromas de la India!
L: ¡Está cerrado!
S: Más bien abandonado. (baja del muro)
L: ¡Oh, que lástima! (Steele le tiende la mano desde abajo para ayudarle a bajar del contenedor de basura) Viéndolo así nadie diría que fue uno de los locales más populares de Acapulco.
S: ¡Ah!
L: (sonríe) La gente venía de todo el mundo para pasar la noche en Pepe's. (se ríe) ¡Sólo por pasar una noche en Pepe's! Cada noche era una Nochevieja, caían globos del techo, y había un inmenso piano-bar...
S: ¿Allí fue dónde bailaste para los banqueros?
L: (deja de sonreír) No me lo recuerdes.
S: Si no me equivoco, montaste el numerito del abanico para tu novio y sus amigos.
L: Vamos a cambiar de tema. De eso hace mucho; eran otros tiempos, y yo otra persona. (se toca el pañuelo que lleva al cuello, nerviosa)
S: (mirando al frente) ¿Ves?, al contrario que a ti, a mí no me importa lo que hayas hecho en el pasado. (la sujeta de la cintura para atraerla hacia él, y la besa apasionadamente, pero sin perder de vista algo en la distancia)
L: (sin aliento) ¿Esto es para demostrármelo?
S: (le da un beso en la frente) El coche que te siguió hasta casa de Pedro, ¿de qué color era? (sigue besándole la cara)
L: (le cuesta mantener la concentración) Me parece que era-- (mira también de reojo hacia donde Steele estaba mirando) un Chevrolet marrón.
S: A lo mejor lo han cambiado: el que nos vigila ahora es de color gris.
(el coche gris al que él se refiere se les acerca)
S: (sin apartar su cara de la de Laura) De repente he sentido la imperiosa necesidad de dar un romántico paseo por la playa.
L: ¡Oh, una idea estupenda! (comienzan a alejarse lentamente)
(el coche que les persigue vuelve a arrancar, pero se detiene enseguida)
***********************
(Playa de Acapulco. Laura y Steele caminan por ella de nuevo)
S: Desde luego, Pepe's es el lugar idóneo para esconder un alijo de diamantes. (vuelve la cabeza hacia atrás para cerciorarse de que nadie les sigue)
L: ¡O una americana recién casada!
S: No nos precipitemos. Si Peggy está dentro, podría resultar fatal.
L: A no ser que ya la hayan despachado.
S: (se pone la mano de visera, y echa un vistazo a la distancia) Oh, por favor, no se te ocurra ni pensarlo.
L: ¿Por qué no averiguamos quién es el dueño del local y buscamos la forma de entrar?
S: (se le ocurre algo, y se detiene) ¡Encadenados! (da una palmada)
L: (sonríe algo nerviosa, y vuelve a tocarse el pañuelo) Oh, la verdad es que Pepe's no tenía muy buena reputación en sus tiempos.
S: ¡Cary Grant, Ingrid Bergman, 1946!
L: (comprende al final) No recuerdo haberla visto.
S: ¡Maravillosa! Ingrid se infiltra en un grupo de nazis dirigido por Claude Rains para descubrir lo que tramaban; todo empieza en una orgía. Por supuesto Cary estaba allí. (coge a Laura de la espalda y vuelven a caminar)
***********************
(Hotel Princesa. Un taxi llega a la entrada, Laura y Steele se bajan de él, y Steele paga al conductor, que se marcha a continuación en el vehículo. Laura y Steele comienzan a caminar hacia el vestíbulo del hotel)
L: Todavía no me has contado lo que le ocurrió a Ingrid Bergman cuando Claude Rains descubrió que era una agente del gobierno.
S: (evasivo) Eh... nada, nada.
L: Vamos, si voy a representar el papel de la Bergman me gustaría saberlo.
S: Mmm... La envenenó, un poco de cianuro en la sopa.
L: (palidece) Fantástico.
S: Sólo es una película. Además Cary la salvaba en el momento justo.
(se oye el altavoz dando un aviso)
ALTAVOZ: ¡Sr. Richard Blaine, por favor al teléfono! ¡Sr. Richard Blaine! (Steele echa una ojeada a su alrededor, atemorizado)
L: ¿Qué pasa?
S: (sigue mirando a su alrededor) Es--el nombre del personaje que interpreta Bogart en Casablanca.
L: (le mira por el rabillo del ojo, incierta) ¿Y el nombre de uno de tus pasaportes? (él asiente) ¿No sería ése el pasaporte que usaste en México?
S: Laura, siento otra necesidad mucho más imperiosa: ¡la de correr! (echa a correr hacia la salida del hotel, pero en ese momento un coche de policía aparca en la parada de taxis y varios agentes salen de él en persecución de Steele. Él da media vuelta para correr en dirección contraria; cuando llega dónde está Laura sale en otra dirección, pero se encuentra de frente con Ríos y otros dos agentes que le impiden el paso)
R: (a Steele) ¡Sr. Blaine! (le extiende la mano, y él se la estrecha)
S: (sonríe nervioso) Le felicito por su ascenso, capitán.
R: Oh, gracias. (sonríe a Laura) El Sr. Blaine y yo somos viejos conocidos de la Ciudad de México.
S: ¿Qué le ha traído a Acapulco, capitán?
R: Oh, vine por el mar, es muy relajante. La Ciudad de México era demasiado bulliciosa.
L: Capitán, estoy enterada de que el Sr. Blaine está reclamado por cierto desafortunado incidente, (Ríos mira a Steele) y estoy segura de que podrá explicarlo todo satisfactoriamente. Sin embargo estamos trabajando en un caso, y si no actuamos deprisa, ¡una joven puede morir!, así que si fuera tan amable de...
R: Es usted muy persuasiva, Srta. Holt; desgraciadamente estoy atado de manos. Me temo que el Sr. Blaine tendrá que volver a la Ciudad de México. (a Steele) ¿Vamos?
S: Oh, si, claro. ¡Por supuesto! Si.
(Laura se lanza hacia Ríos, empujándolo, y Steele aprovecha la oportunidad para escapar)
L: (a Steele) ¡Corre!
R: (a sus agentes) ¡Seguidlo! (los agentes salen en su busca. Él se dirige de nuevo a Laura) Me ha decepcionado usted, Srta. Holt. (Laura se limita a encogerse de hombros)
***********************
(Hotel Princesa, piscina. Steele continúa corriendo, los dos agentes tras él; empuja a un camarero en su huída, y a continuación cruza un puente que conecta con otra piscina. Steele se tropieza con un carrito que lleva toallas; coge una y se tira a la piscina de cabeza; llega al centro, dónde hay un quiosco de bebidas. Steele se acerca a la barra mientras los agentes pasan por la orilla, sin verle)
S: (al camarero) Una piña colada, por favor. (el camarero le sirve la copa) Muchas gracias. (se dirige a una cliente) ¡Discúlpeme! (echa un vistazo a sus espaldas y vuelve la cabeza rápidamente al ver a los agentes corriendo por el borde. Se dirige de nuevo al camarero) Refrescante, ¿eh?
***********************
(Discoteca, noche. Mildred aparece por la puerta, vestida de noche y con una bolsa en la mano. Entra en el servicio de caballeros)
MIL: (llama entre las puertas cerradas) ¡Sr. Steele! ¡Sr. Steele! (inspecciona las puertas por debajo, hasta que se acerca a una de ellas) ¡Soy yo, Mildred! ¡Mildred Krebs! (Steele asoma la cabeza por encima de la puerta)
S: (se alegra al verla) ¡Ah, Srta. Krebs! ¡Está aquí! (abre la puerta y sale) ¡Está aquí! ¡Es usted un ángel! (se desabrocha la camisa y se la quita; inspecciona la bolsa) ¿Qué tal lo lleva?
MIL: Bien, ¡muy bien!
S: Me alegro. (se quita los zapatos y saca una camisa de la bolsa) ¿Le ha hecho preguntas el capitán Ríos sobre nuestra relación?
MIL: (asiente) A todas horas. (Steele se pone la camisa) Ya sé lo que significa ser objeto de una auditoría. Éstos han sido los días más increíbles de mi vida. (Steele sonríe mientras comienza a quitarse el pantalón) ¿Quién me iba a decir hace tan sólo unos días que estaría en el servicio de caballeros en Acapulco viendo a un hombre-- (se da cuenta de que Steele está en calzoncillos, y se asusta de pronto; se vuelve de espaldas a él, avergonzada) ¡En calzoncillos! ¡Oh, Dios mío! (Steele saca los pantalones de la bolsa) Ni siquiera la auditoría de Bernie Cornfield fue tan-- (traga saliva) emocionante.
***********************
(Discoteca, pista de baile. Dominick está bailando con una rubia. Mildred y Steele entran en ese momento, él ya completamente vestido con el esmoquin. Llegan a una mesa dónde están sentados Laura, también vestida con traje de noche, y Merkle, con su inseparable traje azul. Steele y Mildred se sientan en frente de ellos)
S: (señalando a Merkle con un dedo) ¿Qué hace él aquí?
L: Me ayudó a localizar a Paul Dominick.
MER: Están ahí mismo. (señala la pista de baile) Es el que baila con la rubia.
L: Dominick es uno de los contactos en Chicago.
MIL: (entusiasmada) Chicos, ¡me encanta vuestra jerga!
MER: Lo he comprobado con la gente del hampa: él estaba en San Diego cuando el barco de Héctor atracó; luego volvió aquí en avión. Maneja mucho dinero: es el enlace en los EE.UU.
L: Debe saber dónde están los diamantes, y posiblemente dónde está Peggy.
MER: Si me ayudan a atrapar a Dominick, olvidaré que Héctor estaba mezclado en el contrabando.
S: No quisiera ofenderle, pero, ¿no cree que Dominick está por encima de sus posibilidades?
L: Yo sola me las puedo arreglar, además, mientras tú te encargas de vigilar a Pepe's, (señala a Merkle con la cabeza) el inspector me vigilará a mí.
MER: Seré su fiel sombra.
L: (sonríe, y se dirige a Mildred) ¿Ya sabe lo que tiene que hacer?
MIL: (se encoge de hombros) Puedo arreglármelas sola. (Steele la mira)
L: (respira profundamente) Bueno, ¡empieza el número! (empieza a incorporarse, pero Merkle la detiene)
MER: (le pone a Laura la mano en el hombro) ¡Ah, ah, ah! ¡Estaré fuera! (se levantan los dos, y Laura se aleja)
S: (se inclina sobre la mesa y sujeta a Merkle del brazo antes de que se vaya) No se aleje; no quisiera que a la Srta. Holt le sucediera algo imprevisto.
MER: Usted a la pista, joven; ¡yo me encargo de la seguridad! (sale finalmente)
(Laura se acerca a Dominick bailando sugerentemente. Steele aparece por detrás y la sujeta fuertemente del brazo)
S: (en voz alta) ¡Vuelve a la mesa ahora mismo, vamos!
L: (se suelta con energía) ¡Suéltame, gusano!
S: ¡Aún no he acabado contigo! (empuja a Laura contra Dominick)
D: ¡Eh, tenga cuidado!
L: ¡No sólo no has acabado, sino que estás acabado! (mira brevemente a Dominick) Deslumbrante, ¿no? ¡Una chaqueta de 500 dólares, un reloj de 5.000 dólares, sin contar las demás baratijas que te he comprado! (Dominick les escucha)
S: Has pagado lo que debías.
L. ¡No lo bastante para mantenerte a ti a tu mujer! (señala a Mildred en la mesa)
D: (interviene) ¿Está casado con ella? (Mildred pone mala cara)
L: ¡Entérate bien! No eres tan maravilloso, ¡no te engañes! ¡Te he mantenido porque me gusta lucir algo bonito a mi lado!
S: ¡Eres una zorra asquerosa! (le pega una bofetada; ella responde pegándole otra bofetada)
D: (mediando entre los dos) ¡Eh! (a Steele) ¡Eh, tú, déjala! ¡Lárgate!
S: (le pega un empujón) ¡No me da la gana! ¿Qué pasa?
D: ¡Que te largues! (le da un puñetazo en el estómago y lo lanza contra las mesas)
M: (va al encuentro de Steele, tirado en el suelo) ¡Oh, cariño! Cielos, ¿estás bien? (le ayuda a incorporarse) Querido, ¿te encuentras bien? (le acaricia la cara) Di algo, por favor, ¡háblame, pobrecito mío! (se vuelve a Dominick, enfadada) ¡Animal!
S: (en voz baja) No sobreactúe, Mildred.
M: Usted perdone.
(Dominick se aproxima a Laura)
L: Supongo que espera una recompensa por haber salido en mi defensa, ¿no?
D: (se limpia el sudor con un pañuelo) ¿De verdad mantuvo a ese tío?
L: (ríe) Es mucho más divertido que coleccionar sellos. (le mira de arriba a abajo) ¿Por qué no me muestra lo que posee? (se toca el pelo seductoramente) Yo decidiré cuánto darle. (los dos comienzan a bailar, flirteando el uno con el otro)
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(a través de unos prismáticos se ve una mano de hombre extendiendo crema sobre la espalda de una mujer en bañador)
(el hombre que extiende la crema es Dominick, y la mujer, Laura. Están en la cubierta de un barco, Laura tumbada sobre una colchoneta, y Dominick recostado junto a ella)
M (off): Está espléndida en su papel. (es Mildred la que está mirando por los prismático, y Steele está junto a ella)
S: No lo entiendo: Gipsy Rose Lee para un antiguo novio; para un ladrón, Sadie Thompsom, pero conmigo es siempre Rebecca de la Granja Sunnybrook.
M: (deja de mirar por los prismáticos) Oh, a lo mejor la asusta.
S: Si, eso dice ella.
M: (soñando despierta) ¡No sabe lo que es para una mujer desear a un hombre! Quiero decir derretirse por él, y sin embargo--temer lo que ese deseo pueda desatar en ella.
S: ¿Habla por propia experiencia?
M: No, mi ex-marido no era capaz ni de desatar al perro. (le cede los prismáticos)
(Steele mira por los prismáticos, y no le gusta lo que ve: Dominick sigue extendiendo crema por la espalda de Laura. A continuación deja de mirar)
M: (le pasa la mano por la muñeca) Oh, tenga en cuenta que es muy fácil entregarse a alguien que no te importa, ¡porque no implica ningún riesgo!
S: Ese consuelo no me vale por ahora. Gracias, Mildred. (vuelve a mirar por los prismáticos)
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(Barco. Laura se levanta de la colchoneta y se dirige al borde contrario; Dominick va tras ella, y Laura se vuelve para sonreírle)
L: ¿De quién es el barco?
D: Mío.
L: (sonríe ampliamente) Ah, ah. (niega con la cabeza)
D: ¿No? (se sirve una copa)
L: (se frota el brazo con un cubito de hielo) No tienes pinta de tener un barco tan caro.
D: Está bien. (bebe un trago) Es de un amigo.
L: ¡Ese es un buen amigo! (se pasa el hielo por el cuello eróticamente) ¿Cómo se llama?
D: ¡Sólo sabes hacer preguntas!
L: Es parte de mi encanto.
D: (deja la copa en la mesa, y agarra a Laura de la muñeca, apretando) ¿Quién eres y qué es lo que quieres?
L: (se muestra indignada) ¡Creía que te quería a ti, pero he cambiado de idea. (se suelta de Dominick) No me van las penas y los animales, por muy guapos que sean.
D: (se calma) ¡Está bien, está bien! Se llama Sebastian, Alexander Sebastian, ¿contenta? (bebe otro trago)
L: (sonríe) ¿Ves cómo no era tan difícil? Mira lo que has hecho, me has quitado la crema. Ahora tendrás que ponerme otra vez. (se aleja, y Dominick la sigue con la mirada, pensativo)
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(Playa. Laura se acerca a un puesto de caballos; el encargado está en una hamaca, con un sombrero sobre la cabeza)
L: Quisiera alquilar un caballo.
ENCARGADO: ¡Oh, si, si, si, si! (se quita el sombrero, y es Steele con un bigote falso) Si, señorita.
L: Mmm... te sienta bien el bigote.
S: Me sorprende que no hayas cogido más color. Te puso tanto bronceador que temí que que fueras a resbalar del barco. (se levanta de la hamaca)
L: ¿Estabas observándonos?
S: Vigilarte es mi trabajo.
L: No, no, no, ese es el trabajo de Merkle; el tuyo consiste en vigilar Pepe's. (van hacia los caballos)
S: Pero es que en Pepe's nunca pasa nada.
L: El barco es de un amigo de Dominick llamado Alexander Sebastian. (montan en dos caballos) Que Mildred averigüe lo que pueda sobre él. (comienzan a cabalgar por la playa)
S: Y mientras yo vigilo y Mildred investiga, ¿qué harás tú?
L: ¡Bailar! He sido invitada a una fiesta en la mansión de Sebastian.
S: Oh, que infernal es el trabajo de espía, ¿verdad?
L: Vaya, parece que estás algo irritado.
S: Perdona, me he quedado dormido en la playa, y los cangrejos muerden que es un primor.
L: Si Sebastian es uno de los que tienen los diamantes podrás dormir en tu cama antes de lo que piensas.
S: No te pavonees tanto; todo el que puede maquinar un robo de 250 millones de dólares también puede desenmascarar una mala representación de La Vampiresa.
L: ¡Permíteme que te recuerde que llevo dedicada a la investigación mucho más tiempo que tú! (hace galopar al caballo y se aleja; Steele da la vuelta y sale por dirección contraria)
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