|
(Autopista, noche. Un hombre va caminando por un túnel en la oscuridad. Tiene el pelo rizado y bigote. Sale del túnel y se encamina a una cabina. Coge el teléfono y marca un número)
HOMBRE: ¿Los Ángeles? Quiero el número de Remington Steele.
*************************
(Agencia Remington Steele, despacho de Steele. Laura está descorchando una botella de champán. Ella y Steele, que se oye en off, se están riendo)
LAURA: (refiriéndose al corcho, que ha salido disparado hasta el techo) Lo hace siempre. Vamos allá.
(Steele está inspeccionando dos copas y se las acerca a Laura para que las llene)
STEELE: Un año excelente.
L: (creyendo que es un brindis) Un año interesante. (los dos brindan)
S: Me refería al champán.
L: ¿Y no al aniversario de tu aparición en nuestras vidas?
S: Oh, ¿hace ya un año?
L: No lo parece, ¿verdad? (bebe de su copa)
S: Pues no, pero dime, ¿es esa la razón de la sorpresa que mencionaste esta tarde?
L: (aproximándose a Steele) Bueno, creo que lo encontrarás estimulante. Quizá sea una nueva experiencia. (bebe otro sorbo)
S: ¡Oh! Siempre he tenido debilidad por lo estimulante. (sonríe sugerentemente) Tienes permiso para ampliar mis horizontes.
L: Llamaré a Mildred. (Steele cambia de expresión. Ahora está decepcionado) A duras penas ha sido capaz de contener su emoción. (sale del despacho)
S: (murmurando para sí) Mildred, ¿eh? (sigue a Laura fuera)
(En el área de recepción Mildred está organizando los accesorios de un nuevo equipo informático)
MILDRED: (entusiasmada) ¡Oh, Sr. Steele! Si hubiera tenido este equipo en la oficina de Hacienda no me habría embrollado con los ingresos. ¡Madre mía, qué capacidad RAM y ROM tiene! ¡Y qué poder! (Steele echa una mirada al ordenador, escéptico) Fíjese en lo que le digo, después de la clase de esta noche, el mundo estará en nuestros microchips.
S: ¿Clase de informática?
L: Diferente y estimulante. Una nueva experiencia.
M: Y si aprendo sólo un poquito, (coge su abrigo y su bolso de encima de la mesa) estoy segura de resolver los problemas de su cuenta corriente.
(Laura se pone su chaqueta)
S: ¿Qué le ocurre a mi cuenta corriente?
M: Quizá se trate sólo de una confusión en la lectura del saldo. (le hace un gesto con la mano) ¡Vamos!
(Steele no se mueve de su sitio)
L: (se vuelve hacia él) ¿Tú no vienes?
S: (no muy sincero) No es que no encuentre una clase de informática tremendamente electrizante, pero prometí visitar a un amigo que está enfermo.
L: (sin creérselo del todo) ¡Ah! Bueno, Fred nos lleva a Mildred y a mi en la limusina. Puedes usar mi coche si quieres, y espero que tu amigo se recupere pronto. (le lanza las llaves del coche)
S: (coge las llaves al vuelo) Sospecho que ya se siente mejor. (sonríe inocentemente) ¡Adiós, señoras!
(Laura y Mildred se despiden de él y salen. Steele se queda inspeccionando el ordenador, todavía escéptico. Se sienta delante del monitor, y utiliza el reflejo de la pantalla como espejo para arreglarse la corbata)
S: (para sí mismo) En fin, al menos sirve para algo.
(en ese momento llaman al teléfono, y Steele descuelga)
S: Steele al habla.
(al otro lado de la línea está el mismo hombre de antes, en la cabina)
HOMBRE: Sr. Steele, ¡gracias a Dios que le encuentro! (parece desesperado) Me llamo Henry Spellman. No me conoce y no tengo tiempo de explicarme, pero tengo que verle. Por favor, no queda tiempo. Estoy en peligro. Estaré en la Taberna Covington en la autopista 5, a 3 Km. del desvío de River Road. ¡Ayúdeme! (cuelga)
S: Sr. Spellman... (pero Spellman ya ha colgado)
(el hombre de la cabina se pone un gorro blanco, que parece de heladero, y sonríe enigmáticamente)
(en la Agencia, Steele cuelga el teléfono, y se queda pensativo)
*************************
(Autopista 5, noche. Steele va conduciendo el Rabbit. Pasa por el mismo túnel por el que vimos a Spellman, y de pronto un hombre aparece en medio de la carretera. Steele no puede esquivarle y le atropella. Frena el coche en seco al darse cuenta de qué ha sucedido. Sale del coche corriendo y se aproxima al hombre que yace boca abajo, inconsciente)
S: ¡Dios mío! (le da la vuelta con cuidado, pero el hombre sigue sin moverse. Le da unas palmadas en la cara, pero el hombre no reacciona. La voz de Steele comienza a sonar con eco, como si se tratara de un sueño) ¡Señor! ¡Eh, señor! (se da cuenta de que no respira y comienza a practicarle un masaje cardiaco)
(en la lejanía se escucha la música de un camión de helados, que va acercándose lentamente. El conductor para el camión y sale a ver qué ha sucedido: es Spellman)
S: (sigue en su intento de reavivar al hombre atropellado) ¡Dos, tres, cuatro, cinco!
HELADERO/SPELLMAN: ¿Qué ocurre?
S: ¡Ha sido un accidente! ¡Está herido! ¡Busque un teléfono! ¡Consiga una ambulancia!
HEL: ¿Lo ha atropellado?
S: (frenético) ¿No ha oído lo que le he dicho? ¡Ha sido un accidente! ¡Busque un teléfono! (el heladero se aleja) ¡Dios mío! ¡Por favor! (se quita la chaqueta y se la pone al hombre)
(el heladero/Spellman se gira hacia Steele y vuelve a sonreír)
*************************
(El lugar del accidente en la autopista 5, noche. La zona está llena de policías y hay una ambulancia. Steele está apoyado sobre un coche, con la chaqueta en la mano, y el primer botón de la camisa desabrochado: parece abatido. Laura se acerca a él apresuradamente, y le pasa una reconfortante mano por la espalda)
L: Me dieron el mensaje en clase. ¿Estás bien?
S: (intenta quitarle importancia) Oh, si, estupendamente. (un reportero le saca una fotografía) No le vi, Laura. Apareció ahí de repente.
L: ¿Pero aquí arriba? Cuando te dejé en la oficina no...
S: Un hombre llamó. Me dijo que se llamaba (camina hacia el reportero) Henry, Henry Spellman. (al periodista) ¡Váyase, por favor! (con más fuerza, ya que el periodista no se mueve) ¡Váyase! (el periodista se marcha al fin, y Steele vuelve a dirigirse a Laura) Me dijo que necesitaba ayuda. Dejó una dirección de algún sitio de aquí. (vuelve a apoyarse sobre el coche)
L: ¿Conoces a ese Spellman?
S: (niega con la cabeza) Se le oía tan desesperado... Y, claro, yo el intrépido detective... (un policía de uniforme se le acerca)
POLICÍA: Siento molestarle otra vez, Sr. Steele, pero no damos con ese tipo vendedor de helados.
L: ¿Un vendedor de helados?
S: Si, fue el primero que paró. (echa un vistazo a su alrededor) Le envié a llamar. Tenía una de esas furgonetas con música...
POL: No importa. Muchas personas se escabullen; no quieren verse involucrados. Simplemente lo pondré en el informe. (da la vuelta para marcharse)
S: (detiene al policía antes de que se vaya) Eh, ¡disculpe, agente! (el agente se vuelve hacia él) El hombre que atropellé... ¿Cómo se llama?
POL: (mira entre sus papeles) Henry Spellman.
S: (respira profundamente, desesperado) Oh, ¡Dios mío! (Laura le pasa de nuevo la mano sobre la espalda)
*************************
(Apartamento de Steele. Laura y Steele entran por la puerta, y Laura intenta desviar los pensamientos de Steele, pero no parece conseguirlo: Steele tiene un aspecto exhausto y abatido)
L: (riendo) Debiste ver cómo Mildred pasaba por las teclas del ordenador. (cierra la puerta tras si) Creo que se compenetra perfectamente con esas máquinas.
S: (perdido en sus propios pensamientos) Un hombre llama, dice que necesita ayuda, y lo siguiente que veo es el mismo hombre que sale despedido por mi coche. (Laura se le acerca; su expresión ya ha cambiado. Steele se vuelve para mirarla) ¿Tiene algún sentido?
L: Ya veremos lo que podemos descubrir por la mañana. Puede que estuviera huyendo de alguien cuando...
S: ¡Cuando le maté! (Laura le mira sin saber qué decir) Nunca había matado a un hombre. No creas que me agrada la sensación.
L: (se acerca más) Me quedaré contigo esta noche, si quieres. Fui campeona empedernida durante tres años seguidos en la colonia de verano... (le pone la mano en el hombro y sonríe) ¡De póquer! ¿Qué me dices?
S: (sonríe vagamente) Digo que es una buena idea que me inventaras, porque si hubiera sido al revés no creo que hubiera podido imaginarme alguien como tú. (se miran) Tranquilízate, estaré mejor solo. Vete a casa.
L: (se acerca para darle un beso en la mejilla) Dejaré el teléfono en mi cama--por si necesitas hablar.
S: Si...
L: (se encamina hacia la puerta pero se vuelve una última vez hacia Steele) Y... trata de recordar que fue un accidente.
S: Si.
(Laura se marcha al fin, y Steele se queda pensativo. Se sienta en la mesa de café y se pasa las manos por la cara, apesadumbrado)
S: (tratando de convencerse a si mismo) Un accidente...
(finalmente, Steele se levanta y se encamina al dormitorio. Apaga la luz del salón... En ese momento se oye el teléfono que comienza a sonar. Vuelve hacia la mesita para contestar)
S: ¿Si?
(al otro lado de la línea hay una mujer de pie, en la penumbra de una habitación de motel. No le vemos la cara)
MUJER: ¿Sr. Steele?
S: Si.
MUJ: (la voz le tiembla, como si hubiera estado llorando) Soy Julia Spellman, la esposa de Henry.
S: ¿Su esposa?
JULIA: La policía se acaba de ir. Me explicaron lo del accidente. Quería que supiera... que no le considero culpable.
S: Sra. Spellman, yo... yo no sé qué decirle, pero cuando su marido me llamó me dijo que tenía un problema. ¿Cree que tenía problemas?
J: Creo que si, pero ahora mismo no puedo...
S: Claro, claro, claro... Lo comprendo.
J: Quieren que vaya mañana al depósito para pedir el... ¡Oh! (se sienta en la cama) Para recoger a Henry. Quizá si nos viéramos allí podríamos hablar. ¿A las diez?
S: Ahí estaré. Ahí estaré. Sra. Spellman, yo... lo siento mucho.
*************************
(Depósito de cadáveres. Laura y Steele entran)
L: (le apoya la mano en el brazo) ¿Estás preparado para esto?
S: (se abrocha la chaqueta) Me pidió que viniera; no me hubiera negado ni aún queriendo.
(un encargado se les acerca)
ENCARGADO: Disculpe, ¿vienen también por lo de Spellman?
L: En cierto modo.
ENC: Entonces quizá sepa dónde ocurrió el accidente.
L: Mmm-- En la autopista 5, al norte de River Road, creo.
(Steele no atiende a la conversación. Tiene la mirada puesta hacia el frente. Laura y él se acercan hasta donde está Julia, la desconsolada viuda, junto al cuerpo de Spellman. La mujer le tapa la cabeza con la sábana)
S: (se muestra incómodo con la situación) Sra. Spellman... Soy Remington Steele.
J: (levanta la cabeza y mira a Steele, indignada) ¿Cómo se atreve a venir aquí? ¿Cómo se atreve?
S: Sra. Spellman...
J: Usted le mató, pero Henry me contó todo sobre usted. ¡Sé lo que ha hecho! ¡Lo sé!
S: (intentando calmarla) Entiendo cómo se siente, por favor, créame. (Laura le mira, preocupada)
J: ¡Recibirá lo que se merece, Steele, igual que Henry, igual que McIntyre!
S: ¿Quién es McIntyre? Sra. Spellman, por favor, escúcheme.
J: ¡No!
S: ¡Sra. Spellman!
J: ¡Aléjese de mí!
S: Sólo unos segundos...
J: (cada vez gritando más) ¡Váyase usted, asesino!
S: (le sujeta el brazo) ¡Quiero hablar con usted! (intenta calmarla, pero ella se suelta de su brazo violentamente) ¡Por favor, señora!
J: ¡No! ¡Váyase!
S: ¡Por favor!
L: (interviene entre Steele y la Sra. Spellman) Por favor, por favor. (a Steele) ¡Vámonos! (comienzan a alejarse los dos)
J: ¡Váyase!
L: (vuelve la cabeza hacia Julia una última vez, y le dice a Steele) ¿Cómo se ha originado todo esto?
*************************
(Julia Spellman llega a la habitación de motel. Se sienta en la cama con mucha calma, se quita los guantes, se pasa las manos por la nuca y... se arranca el pelo: ¡es una peluca! Continúa quitándose el disfraz y descubrimos que no es una mujer, sino un hombre. Comienza a reírse con maldad)
*************************
(Despacho de Steele. Un hombre joven, con una pipa en la mano, está observando las fotografías de Steele en la pared. En ese momento entra Steele, y el hombre se vuelve hacia él)
HOMBRE: ¡Vaya! (refiriéndose a las fotosgrafías) No está nada mal. Mire, la mejor fotografía que tengo es una de Tony LaSorta y mía que pone: "a por los encubridores, Jimmy". Oiga, espero que no le importe que esté aquí. (se guarda la pipa, que en realidad estaba apagada, en el bolsillo interno de la chaqueta) Verá, soy un gran admirador suyo, Sr. Steele.
S: No se preocupe, Sr...
HOM: (le extiende la mano) ¡Jarvis! ¡inspector Jarvis! Tengo mi carné aquí. (se busca dentro de la chaqueta)
(Laura entra en el despacho en ese momento)
L: ¿En que podemos ayudarle, inspector?
JARVIS: (se gira hacia Laura) Usted debe ser la Srta. Holt. (con admiración) ¡Oh, no se imaginan qué sorpresón es conocerles a los dos! La verdad es que un accidente de tráfico no está dentro de mi departamento siquiera, pero cuando llegó el informe y vi en él el nombre de Steele...
S: Si, no pudo contenerse. (se aleja hacia su mesa)
J: Imagino que no pude. (vuelve a buscar en el interior de su chaqueta) Vaya, (empieza a sacar cosas de los bolsillos) espero no haberme dejado la placa en la jabonera...
L: ¿Tiene alguna pregunta, inspector?
J: Bueno, sólo algunas cosillas. (se acerca a Steele) Mmm--según el informe, Sr. Steele, usted dijo que el Sr. Spellman llamó y le citó en la Taberna Covington. (a Laura, que también se ha acercado a la mesa) ¿Respondió usted a esa llamada?
L: No, no. Mildred y yo ya nos habíamos marchado esa tarde.
J: Ya. (se dirige de nuevo a Steele) ¿Entonces fue usted quién habló con él y salió para la Taberna Covington?
S: (asintiendo) Así es.
J: (comienza a pasear por la habitación) ¡Bien! Supongo que no se le ocurrió entonces, cuando llamó. (se sienta en la mesa)
S: (pasándose la mano por el cuello de la camisa y soltándose un poco la corbata) ¿Qué?
J: ¡La Taberna Covington se incendió hace seis semanas! Salió en primera página, ¿recuerda?
L: (recuerda) ¡Tiene razón!
J: Miren, (se levanta de la mesa) ya les he robado bastante tiempo...
S: (se levanta también) Un segundo, inspector...
J: (le estrecha la mano de nuevo) Sr. Steele, quiero darle las gracias. Me ocuparé de todo; no es más que papeleo, de todas formas. Y muchas gracias. (comienza a salir) Nunca, nunca olvidaré este encuentro.
S: (para sí) Nosotros tampoco lo olvidaremos.
L: (detiene a Jarvis antes de que salga por la puerta) Dígame, inspector, ¿si los informes de accidentes no son su área habitual, en que departamento trabaja?
J: ¡Oh, perdone! En homicidios. (saluda con la mano) ¡Adiós, adiós! (se marcha)
(Laura y Steele se miran, alarmados)
L: (en voz baja) ¡Homicidios!
*************************
(Pasillo de oficinas en un edificio viejo. Laura y Steele caminan, leyendo los letreros de las puertas)
L: Según Mildred, Spellman tenía algún negocio aquí.
S: (leyendo los letreros) ¿Pedidos por correo?
L: No.
S: ¿Una orquesta de mujeres?
L: (ve el cartel de otra puerta) ¡Spellman! (lee lo que dice) "Sombreros a medida para cabezas distinguidas". (se ríe)
S: ¡Encantador! (abre la puerta y se asoma dentro; no parece haber nadie) ¡Hola!
L: (tras Steele) ¡Hola! (terminan de entrar en el despacho y Steele cierra la puerta)
S: ¿Echamos--un ligero vistazo? (comienza a inspeccionar la habitación)
(Laura echa un vistazo también. Se prueba uno de los sombreros que hay expuestos en la habitación, y abre el cajón de los ficheros. Uno de ellos lleva el nombre Remington Steele. Laura lo coge y comienza a inspeccionarlo. Mira a Steele preocupada, al leer sus contenidos)
(Steele está revisando la mesa de despacho, y hojea una agenda; su nombre aparece varias veces en ella. Coge la agenda en la mano)
S: Esto es grotesco. (pasa de página) ¡Absolutamente grotesco! (se abre la puerta de pronto. Steele esconde lo que lleva tras la espalda; Laura hace lo mismo y tiene tiempo para quitarse el sombrero y dejarlo en su sitio. Por la puerta aparece un anciano de barba blanca con un ramo de flores en la mano. Se asombra al verles, y Steele intenta disimular)
ANCIANO: Tómense todo el tiempo que quieran. Estaba en el salón, preparando un poco de té. (se acerca a Laura) Quizá a la señorita le gustaría una de estas. (coge una flor del ramo y se la ofrece a Laura)
L: Oh, no, no, gracias...
ANC: Por favor, insisto. (Laura acepta la flor al final. El anciano se dirige entonces a Steele) Y ahora... ¿Qué clase de sombrero buscaba, Sr...?
S: Pearson, Benjamin Pearson, y (señala a Laura con la mano) mi socia, la Srta. Holt--stein, mmm, Compañía de Seguros Felicidad Mutua, y es el seguro de vida del Sr. Spellman lo que nos trae en realidad.
L: Si, necesitamos una información adicional para aprobar el pago final.
ANC: ¿Seguro de vida? ¿Pago final? No entiendo. ¿El Sr. Spellman no estará...? (les mira) ¿No están insinuando que...?
L: Me temo que el Sr. Spellman murió anoche como resultado de un accidente.
ANC: ¿Están seguros de que fue un accidente?
S: (no muy cómodo) Totalmente. ¿Por qué?
ANC: Dígame, en ese accidente un hombre llamado Steele está involucrado, ¿no?
(Laura y Steele se miran)
L: Si, así es.
ANC: ¡Oh, no! ¡Dios mío! (busca una silla para sentarse. Steele le ayuda)
S: Aquí, siéntese, siéntese. Siéntese.
ANC: (se sienta) Le advertí que no presionara a Steele. Hay otras formas de conseguir dinero. Le advertí que esto podía pasar.
S: ¿Qué? ¿Qué podía pasar? ¿Qué dinero? ¿Qué le contó que sucedía con el Sr. Steele? (la tetera comienza a pitar)
ANC: (se levanta preocupado) No, no, ya he dicho demasiado...
L: (intenta detenerle) No, no. Es importante que conozcamos todos los hechos...
ANC: (dubitativo) No sé nada... Por favor, déjenme en paz. Voy a por mi té. (sale)
S: ¡Vaya!
(Laura le enseña el informe que ha cogido y sale. Steele mira la agenda que tiene en la mano, y sale también. Cierra la puerta tras si)
S: Según esto, (señala la agenda) he tenido cuatro encuentros con el ubicuo Sr. Spellman en las últimas dos semanas.
L: Pero eso no es posible... ¿no?
(Steele se la queda mirando, y luego se aleja. Laura se queda pensativa unos segundos, y sale también)
(cuando se han ido aparece el anciano de la barba por detrás de una esquina. Vuelve a entrar en el despacho, se sienta a la mesa, coge el teléfono y marca un número)
ANC: ¿El inspector Jarvis, por favor? [...] Si, inspector, encontré la agenda de Spellman por la que me preguntó. (saca un cuaderno del cajón) De hecho la tengo aquí delante de mi. [...] ¿Un tal Sr. Steele, dice? (se comienza a arrancar el bigote, que es falso) Bueno, no sé... (a continuación se arranca la barba, falsa también) Echemos un vistazo. (se quita la careta, y finalmente sonríe con maldad)
*************************
(Agencia Remington Steele, recepción. Mildred está frente al nuevo ordenador, entusiasmada. Se levanta y coge un papel que acaba de imprimir. En ese instante entra Laura, aún con el informe de Steele y la flor en la mano)
M: ¡Ajá! Finalmente resolví el embrollo de la cuenta corriente del jefe.
L: (distraídamente) Estupendo, Mildred. (hojea el informe y encuentra un recorte de periódico. Lo lee) ¿McIntyre muerto? ¡Ese es el nombre que mencionó la Sra. Spellman! (cambia de tema) ¿Qué hay de esa cuenta corriente, Mildred?
M: No creo que deba decirlo, Srta. Holt.
L: Mildred, él es el jefe, pero yo soy la encargada, ¿recuerdas?
M: Bien, de acuerdo, véalo usted misma. (teclea algo en el ordenador y Laura se sienta en la mesa para verlo mejor) Con tantos cheques para sombreros Spellman podríamos ver al jefe con uno de vez en cuando, ¿no?
L: Gracias, Mildred. Y por favor, sigue revisando esos números de la cuenta telefónica de Spellman. Puede que una de ellas nos abra una puerta. (se baja de la mesa y comienza a caminar)
M: (la detiene) Ya sé que yo soy la chica nueva de la oficina, pero... ¿Podría contarme que ocurre aquí?
L: No, Mildred, aún no. (se aleja)
*************************
(Despacho de Steele. Steele está hablando por teléfono)
S: Necesito preguntarte algo sobre nuestro combate del Jueves.
(al otro lado de la línea nos encontramos a un hombre, que parece un instructor de esgrima, en un centro de entrenamiento)
INSTRUCTOR: Recuerdo esa tarde porque, justo después de irte tú alguien llamó disculpándose por no haber venido. Creo que se llamaba Spellman, o algo así. (Steele se alarma al oírlo) Y dijo no sé que sobre la cuenta de McIntyre, no estoy muy seguro... ¿Steele? ¿Steele, estás ahí?
S: (reacciona al final) Si, si. Gracias. ¡Adiós! (cuelga)
(el instructor cuelga también. Vemos que no está solo; por detrás de él aparece Jarvis jugando con un florete)
J: (se hace daño con el florete) ¡Ay! Estas cosas son peligrosas sin estas puntitas de goma, ¿eh? (le da el florete al instructor) ¡Ah, si! ¡Creo que ya lo he cogido! (cambia de tema) ¿Podemos hablar usted y yo un momento ahí? (se alejan los dos)
*************************
(Despacho de Steele. Steele está paseando nervioso. Laura entra entonces por la puerta)
S: No me gusta esto, Laura. Ya es malo atropellar a un desconocido, pero busco coartadas sin consistencia. Empiezo a pensar que estoy en un verdadero lío.
L: Si, creo que lo estás. Siéntate.
S: (sigue paseando) Y luego está ese inspector Jarvis que no deja de...
L: (con más fuerza) ¡Por favor, siéntate! Necesito enseñarte algo.
S: ¡Está bien! (se sienta) ¡Está bien! ¡Ya me siento!
L: Encontré este informe en la oficina de Spellman con tu nombre. (lo agita en el aire) Contiene lo siguiente: (lo abre) copias de recibos que muestran llamadas (se los pasa a Steele) de la casa de Spellman aquí y a tu apartamento. Las he contrastado con tus cuentas, y *tú* devolviste todas las llamadas.
S: Nunca recibí ninguna de esas llamadas, Laura.
L: La compañía no está de acuerdo. También hay esto. (le pasa otro papel: es otro recorte de periódico) El famoso ladrón McIntyre apareció muerto en su coche. La policía cree que él y un cómplice robaron una joyería largándose con algo más de 200.000 dólares en piedras preciosas. Bien vendidas a un perista podrían valer la mitad. (mira a Steele intensamente) Cuando la policía comenzó a moverse, McIntyre fue asesinado. Ni su cómplice ni las joyas han aparecido.
S: (se levanta, cada vez más preocupado) ¿Qué estás diciéndome?
L: Sólo lo que el inspector Jarvis te dirá dentro de unos días, si es que disponemos de tanto tiempo.
S: Laura...
L: (con más fuerza) ¡Por favor, escucha! (le mira fijamente) Además Mildred dice que nuestro ordenador revela una segunda cuenta corriente a tu nombre que contiene unos 50.000 dólares, y la mayor parte ha ido a parar a Sombreros Spellman durante los últimos meses. Si yo fuera la policía, diría que tú eres el cómplice desaparecido de McIntyre y que probablemente tú le mataste. Spellman se enteró y empezó a chantajearte por el dinero de las joyas. Puede que sus demandas se elevaran demasiado, (comienza a pasear) así es que preparaste un encuentro secreto y le mataste también haciéndolo parecer un accidente.
S: Pero tú no eres la policía, ¿verdad?
L: (le da la espalda) ¡No, no lo soy, pero cuando te conocí tú ibas tras las joyas para cuya protección me habían contratado!
S: (se acerca a ella) ¿Y?
L: Pues... (se vuelve para mirarle) a McIntyre le mataron exactamente diez días antes de que aparecieras en mi vida y te convirtieras en Remington Steele.
S: (arroja los papeles al suelo, enfurecido) ¡Me importa un pimiento lo que ellos digan! ¡¿Crees que soy inocente o está Jarvis aquí mientras hablamos, eh?!
L: (gritando aún más) ¡Todo esto es muy fuerte, pero si, creo que eres inocente, aunque eso no cambia lo que está sucediendo!
S: ¡Me están incriminando como a un pardillo! ¡Eso es lo que está sucediendo!
L: ¿Pero quién, alguien de tu misterioso pasado? ¿No ves que es lo de Acapulco de nuevo? ¡Cada vez que me vuelvo hay otro policía que todavía te busca, otra cuenta pendiente en espera de ser saldada!
S: ¡De acuerdo! ¡He roto alguna que otra nariz en mis tiempos! ¡He puesto alguna zancadilla, y he hecho enemigos, pero no se me ocurre nadie a quien haya enfadado como para que monte todo esto y ver mi cabeza en una bandeja!
L: ¡Será mejor que regreses y mires otra vez, porque por buenos que seamos--y somos muy buenos--hasta que descubramos quien va detrás de ti no tendremos la más mínima oportunidad de acabar con esto!
(Mildred irrumpe con un papel en la mano, entusiasmada, sin percatarse de la tensión que hay en el ambiente)
M: ¡Buenas noticias! ¡He encontrado una caja de seguridad a nombre de Spellman en el banco Palmer! Creo que esto es lo que se llama una pista decisiva... (entonces ve las caras de Steele y Laura, y cambia de expresión) ¿No es así?
*************************
(Banco. Laura y Steele entran llevando de los brazos a Mildred, que no para de quejarse. Se van acercando al mostrador)
M: ¡Esto es ilegal, y antiprofesional, y me niego a tomar parte! ¡Por favor, no me obliguen a hacerlo! ¡Ya no trabajo para Hacienda, y suplantar a un agente...! ¡Podríamos ir a la cárcel por esto!
S: Puede que vayamos de todas formas.
(llegan al mostrador y la encargada les atiende)
ENCARGADA: ¿Si?
M: (aparenta calma y seguridad) Mildred Krebs, (saca una identificación) de Hacienda. Tengo que recoger la caja de Spellman y llevarla al tribunal dentro de una hora, así que cierre el pico, sáltese los trámites y saque las llaves.
ENC: (inspeccionando la acreditación) ¿Tiene una orden judicial?
M: Esperaban esto desde hace un mes ya, no se ponga en plan burócrata, cielito, ¡yo inventé esa palabra!
ENC: No se me ha comunicado.
M: (saca otro papel) Le envié una notificación con mi propio membrete. (le lanza el documento para que lo inspeccione) ¿Me llama mentirosa?
ENC: (no muy entusiasmada) Iré por mis llaves.
M: Ahueca, encanto. (la encargada se levanta y sale)
(Steele sonríe para sí ante la actuación de Mildred. Cuando la mujer se aleja, Mildred cambia de expresión y se siente desvanecer; Laura y Steele logran sujetarla a tiempo antes de que caiga al suelo)
*************************
(Banco, sala de las cajas de seguridad. Laura y Steele están abriendo la caja de Spellman, y Mildred está de espaldas a ellos, sujetando con las manos una verja que protege la sala)
M: Ahora sé cómo debió sentirse Bonnie Parker. Creo que es prudente asumirlo, ¿cuánto, 15 años? Si pedimos clemencia conseguiremos una fianza mínima. (rezando) ¡Madre, lo siento!
(Steele y Laura cogen la caja y la colocan sobre la mesa. Mildred se reúne con ellos. Abren la caja y sacan los contenidos)
L: (sacando un fajo de billetes) ¿50.000 en metálico?
S: (saca una moneda antigua) Más o menos. (inspecciona la moneda de cerca) Una pieza de coleccionista. (se la pasa a Laura) ¿Encaja en algún lado?
L: (inspecciona también la moneda) No lo sé. Sencillamente no lo sé. (coge un sobre y lo abre; se asusta al ver su contenido) ¡Oh, Dios! (se lo da a Steele y él le echa un vistazo: es una fotografía de Steele en un coche dándole un periódico a McIntyre) ¡La edición vespertina de la noche en que lo asesinaron!
S: Es una falsificación.
L: (se mete el sobre en el bolso) ¡Nos largamos de aquí! ¡Ahora mismo!
M: ¿Cogemos el dinero? (Laura y Steele la miran sin poder creerse lo que acaba de decir)
(los tres salen de la sala y se encaminan a la salida con rapidez, pero ven en ese momento a Jarvis entrando en el banco. Se paran en seco)
S: Bandidos a las doce. (se gira de espaldas a la puerta; Laura hace lo mismo) Vosotras dos os encaramáis en lo alto. Disparad sólo en el caso de que me descubra, ¿entendido?
M: ¿Qué?
L: (a la vez) ¿Qué?
S: (se dirige a la fila de ventanillas, y se va colando entre la gente que espera) Perdone, señor, perdone. (le coge un trozo de papel a un hombre detrás de él) ¿Puedo tomar prestado esto? (llega finalmente a las ventanillas y escribe algo en el pedazo de papel) Un segundo, señora, sólo un segundo. (se vuelve una vez para controlar el paradero de Jarvis, que está merodeando por el banco) ¡Disculpe, señor, por favor! ¡Lo siento! (le da el papel a la chica de la ventanilla; ésta lo lee)
CHICA: (leyendo) "Buenas tardes, esto es un atraco. (Laura y Mildred miran a Steele) Meta todo el dinero del cajón en la bolsa. Gracias. PD: Por favor, toque usted la alarma". (levanta la mirada hacia Steele) Perdone, ¿no querrá decir "PD: Por favor *no* toque la alarma"?
S: Al contrario. ¿Ve al joven de la chaqueta de pana que está allí? (señala a Jarvis) Pues está armado, es peligroso y me ha obligado a hacer este crimen atroz.
CHICA: (se asusta al ver el arma) ¡Tiene una pistola! (Steele asiente)
(la chica toca la alarma, y acuden tres guardias de seguridad con las armas preparadas para disparar a Steele)
CHICA: (les desmiente) ¡No, él no! (señala a Jarvis) ¡Aquel tiene una pistola!
(los guardias entonces cambian de posición y apuntan a Jarvis. Jarvis se agacha)
GUARDIA: ¡Todo el mundo cuerpo a tierra! (todos los clientes, incluidos Steele, Laura y Mildred, se tiran al suelo)
M: (entre la multitud) ¡Ser vieja para esto!
J: (levantando las manos e incorporándose levemente) ¡No disparen! Tranquilos, muchachos, soy un poli.
(Steele saluda con la mano y comienza a arrastrarse hacia la salida)
GUAR: (a Jarvis) ¡Bien! ¡Su carné!
J: (comienza a buscarse en los bolsillos: no lo tiene) Escuchen, me he dejado la placa en los otros pantalones, ¡pero ese es el tipo al que quieren detener! (Steele llega a la puerta en ese momento) Tengo la orden de detención aquí mismo.
(Laura y Mildred comienzan también a gatear hacia la salida)
M: (quejándose) ¡Ay, Dios mío, que espanto!
GUAR: (a otro guardia) ¡Winslow, coge su pistola!
J: Vamos, Winslow, rápido, coja mi pistola. Mire mi orden y léala. (el guardia encuentra la orden y la lee)
(Steele logra escapar, y se cruza con un borracho que entra en ese momento en el banco. Laura y Mildred intentan alcanzar a Steele, pero Jarvis se da cuenta antes de que consigan alcanzar la salida y se acerca a ellas)
J: ¡Eh, espere un segundo! (a Mildred) ¡Vamos, Mildred, levántese! (le da la mano para ayudarle a incorporarse)
M: (le corrige) ¡Srta. Krebs!
J: (a Laura) ¡Muy bien! ¡Ya es mía, Srta. Holt! Por complicidad, ocultar pruebas, obstrucción a la ley... Si no colabora conmigo, créame, voy a jugar mis cartas.
L: (suspira, aparentemente derrotada) ¡Colaboraré, inspector! (le da los papeles que ha cogido de la caja de seguridad)
M: (indignada, creyendo que Laura está traicionando a Steele) ¡Srta. Holt!
(el borracho se adentra en el banco, interrumpiendo a Laura y Mildred; pasa por entre las dos)
BORRACHO: Disculpen, disculpen. (se aleja sonriendo enigmáticamente)
*************************
(Agencia Remington Steele, despacho de Steele. Laura está de pie, bebiendo una taza de café e inspeccionando el informe. Jarvis está sentado en el sofá)
L: (se acerca a Jarvis) Dígame, inspector, ¿a qué velocidad se enfría un cadáver desde el momento del fallecimiento?
J: Caramba, Srta. Holt, no soy un experto.
L: Creí que ya habíamos acabado con las tomaduras de pelo.
J: (cambia de expresión y mira a Laura) Cinco grados por hora, si el tiempo lo permite.
L: Si Spellman fue atropellado a las 8:30 y el forense recibió su cuerpo cuatro horas después, incluso con la temperatura de aquella noche, no debió bajar a menos de quince grados.
J: ¿Y bien?
L: ¿Cómo es que en su informe de la autopsia la temperatura de su cuerpo figura con 5 grados por debajo de eso?
J: Como dije, Srta. Holt, no soy un experto. Un hombre ha sido asesinado, y eso es suficiente.
(suena el teléfono. Laura hace mención de ir a cogerlo, pero Jarvis le hace un gesto con la mano para que se espere. Él se acerca también al teléfono y descuelga, pero sin contestar. Le pasa el teléfono a Laura y se acerca para poder oír la conversación)
L: (al teléfono) ¿Diga? [...] ¡Hola, mamá! No, no, no, no interrumpes nada. De hecho hay un joven muy especial aquí en este momento que me gustaría que conocieras. [...] (Jarvis le hace un gesto a Laura para que no le pase el teléfono, pero ella no le hace caso) No seas tonta, estoy segura de que a Jimmy le encantaría escuchar tu receta de mousse de langostinos. (mira a Jarvis y le pasa el teléfono finalmente) ¿No es así, Jimmy?
J: (a Laura) Bueno, en realidad yo... (al teléfono) ¡Hola, Sra. Holt! ¿Cómo está?
(Laura comienza a alejarse y justo entonces entra Mildred por la puerta)
M: (a Laura) Su coche está arreglado. (le da las llaves del coche) ¡Quisling!
L: ¿Cómo dices?
M: Ya me ha oído: ¡Quisling! Se vendió a los nazis.
L: ¡Mildred! No creo que se vendiera--
M: ¿Cómo ha podido, Srta. Holt? Me refiero a que ese hombre es su guía, la entrenó, le dio este trabajo... ¿Y así le demuestra su agradecimiento? (Laura se pone con los brazos en jarras, indignada)
J: (aún al teléfono) No, señora, escuche. Yo no tengo ninguna objeción filosófica contra el matrimonio, de hecho yo...
*************************
(Tienda de informática. Steele está hablando con un dependiente)
DEPENDIENTE: Si me habla del negocio de ordenadores, le escucho.
S: Ah, no, no.
DEP: Si me habla de ordenadores domésticos, son geniales. Se encargarán del saldo, de sus impuestos... Es un paso para el futuro de sus hijos, créame, Sr. Steele, elija usted.
S: A decir verdad, Sherman, le hablo de una máquina que puede telefonear a otra máquina.
SHERMAN: ¡Aja! El enlace telefónico asincrónico continuo. Tengo seis modelos, y dos de ellos en venta.
S: Ya veo. ¿Tiene una demostración preparada?
SH: ¿Sigue la noche al día?
S: (impresionado) Le escucho.
*************************
(Agencia Remington Steele, pantalla de ordenador. Mildred está leyendo lo que dice)
M (en off): (leyendo) "Laura, soy Steele. Debo verte. ¿Dónde nos encontramos?" (se levanta, gira la pantalla del ordenador para que nadie pueda leerla y se encamina al despacho de Steele)
(Mildred entra en el despacho de Steele, donde Laura está confortablemente sentada en la silla bebiendo su café, mientras Jarvis está apoyado en la mesa, todavía hablando con la madre de Laura)
J: (al teléfono, parece aburrido de la conversación) No, señora... Nunca se ha padecido una enfermedad grave en mi familia...
M: (a Laura) Sólo vine a decirle que... (deja la frase a medias al ver que Jarvis se ha vuelto para mirarla y está escuchando la conversación)
L: Bien, ¿qué es, Mildred?
M: (inventa una excusa) ¡Dimito! (Jarvis se vuelve de nuevo al ver que no es nada que le interese)
L: (se levanta, alterada) ¿Qué?
M: Mire, si no puede proporcionarme un ordenador J1020 que he pedido, y en lugar de eso usted me da ese... ese cacharro lleno de microchips que ni Einstein hubiera podido manejar, entonces he terminado. (hace un gesto indicando a Laura que se reúna con ella fuera y sale del despacho)
L: (la sigue hasta la recepción) ¡Mildred, espera! (se acerca a la mesa de Mildred) Mildred, entiendo que no es una situación fácil para ninguno de nosotros, pero, ¿no estás exagerando? (hay un hombre esperando sentado en una silla)
M: (fuerza a Laura a que mire el monitor) Mírelo, ¡no es más que un montón de chatarra! (intenta no llamar la atención del hombre)
L: (lee el mensaje del monitor y se alarma. Teclea una respuesta, pero antes de que pueda enviarla aparece Jarvis por detrás del ordenador y apoya las manos en la pantalla)
J: Genial su madre, y esas recetas...
L: (intenta disimular) Si, bueno, siempre ha tenido buen olfato para...
J: (se pone serio) Este es un momento algo extraño para preocuparse del ordenador.
(Laura se ríe inocentemente. Jarvis gira la pantalla para ver su contenido, pero Mildred tiene tiempo de apagar el ordenador antes de que Jarvis pueda leer nada)
J: Supongo que eso no habrá sido un mensaje del Sr. Steele, ¿verdad?
L: (piensa rápidamente) Pues, si, lo era. (bebe un sorbo de su café)
M: (le lanza una mirada enfadada a Laura) ¡Quisling!
L: ¡Mildred, basta ya! (tira el café al vestido de Mildred para que parezca un accidente, y Mildred reacciona de manera refleja y le derrama también algo de café sobre el vestido)
J: (le da a Laura un pañuelo para que se limpie) ¡Tenga! Quiero que acuda a esa cita.
L: Deme tiempo para cambiarme, inspector. (mira a Mildred significativamente y sale)
*************************
(Observatorio del Griffith Park. El coche de Jarvis , ocupado por él mismo y Laura, aparca en la entrada. Laura se ha cambiado de ropa; ahora lleva una túnica burdeos sobre la ropa y un sombrero a juego)
L: (se queda mirando por la ventanilla antes de salir del coche) Solíamos merodear aquí cuando era una adolescente. James Dean nos lo puso muy fácil a los rebeldes.
J: Se vuelve a los sitios tarde o temprano. (sale del coche)
L: (sale también del coche) No me gusta lo que estoy a punto de hacer, Jarvis. ¿Puedo pedirle un favor?
J: Depende.
L: Déjeme el campo abierto para llegar a él. Si le ve detrás de mi es probable que huya. No quiero que nadie muera aquí esta tarde.
J: Yo tampoco, Srta. Holt. Haré lo que pueda, pero no prometo nada.
(Laura se aleja, mientras Jarvis se queda junto al coche)
J: (se dirige a sus hombres a través del walkie-talkie) Esta es la orden. ¿Todo el mundo en su puesto? (varios policías de incógnito le contestan)
POLICÍA 1: ¡Preparado!
POLICÍA 2: (va vestido de turista, con una camisa hawaiana y una cámara fotográfica) ¡Todo listo aquí!
POLICÍA 3: (tiene un aspecto punk) Sólo di cuando.
(Jarvis sale siguiendo a Laura)
*************************
(Griffith Park. Laura va caminando, mirando a su alrededor. Sube hasta una panorámica y se cruza en su camino con uno de los policías de incógnito; el policía 2. Jarvis va siguiéndola. Laura camina cada vez más deprisa, y se oculta tras un muro)
J: (hablando por su radio) Muy bien, la he perdido. Debería estar en tu zona, ¿Davis? (es el policía 3)
DAVIS: Negativo. ¿No ha aparecido aún?
J: (al policía 1) ¿Robbie? ¿En la esquina?
ROBBIE: Ni rastro.
J: (comienza a caminar) Vamos, chicos, ¡no puede haber desaparecido!
D: (ve algo) ¡Un segundo! ¡Va hacia las escaleras!
J: (también la ve) Está corriendo. ¡Moveos!
(los cuatro agentes corren hacia ella y la alcanzan; pero cuando llegan se dan cuenta de que no es Laura, ¡sino Mildred! vestida como ella y con una peluca morena. Jarvis se percata de que le han engañado)
M: (finge sorpresa) ¡inspector Jarvis! Mira que encontrarlo aquí...
(al cabo de unos segundos aparece Laura por detrás del muro donde desapareciera antes. Se cerciora de que no hay moros en la costa, se encarama al muro y vuelve a saltar al otro lado. Se quita el sombrero y se queda mirando un corazón pintado en la pared con las iniciales M. K. y L. H.)
L: (tocando el corazón con la mano) Puede que no fueras muy bueno dando besos, Marty Kloppman, pero sabías dónde besar. (sale corriendo)
*************************
(Edificio del apartamento de Steele, exterior. Laura aparca el Rabbit en la entrada. Sale del coche corriendo, y vemos que ya no lleva la túnica burdeos. Se encamina al edificio, pero oye la voz de Steele llamándola)
S (en off): ¡Laura! ¡Laura! ¡Por aquí! (Laura mira a su alrededor, buscando el origen de la voz) ¡Por aquí! (Laura se gira a su derecha) ¡Por aquí, vamos! (Laura camina varios pasos, pero de pronto pierde pie y se cae al vacío a unos conductos subterráneos. Steele la coge en brazos desde abajo para suavizar la caída)
S: (deja a Laura en el suelo) Estás sola, espero.
L: De momento. (Steele se incorpora de puntillas y cierra la rejilla) Me las arreglé para despistar a Jarvis en el almacén.
S: ¿De veras? ¿Cómo?
L: Digamos que le debes a Marty Kloppman una caja de besos por Navidad.
S: (indica el corredor con la mano) ¡Por aquí, vamos! Me alegra que vinieras.
L: ¿Pensabas que no lo haría?
S: No podía descartarlo, ¿no?
(llegan al contador de los teléfonos del edificio. Hay un artilugio de color naranja conectado a él)
L: ¿Qué es eso?
S: Es como hice todas esas llamadas a la oficina de Spellman. Mi número queda limpio. (le muestra a Laura su funcionamiento) Se conecta a los terminales, se marca y sale en la cuenta. Ahora sólo falta que me crean.
L: Ese tipo es incluso mejor de lo que creía. Puede que hasta genial.
S: Si me preguntas quién es, no lo sé.
L: (sube el volumen de la voz) ¡Bueno, piensa en ello!
S: (gritando más) ¿Qué crees que he estado haciendo? Lo he repasado todo: cada pelea de bar, cada amante celoso... ¡No conozco a nadie tan listo como para hilar así de fino! ¡Sencillamente no lo sé!
L: (con más calma) Mira. Nadie idea un esquema tan inteligente sin dejar un cabo suelto. Piensa en algo extraño que hayamos visto y que nos pueda dar la clave. Una furgoneta de helados que aparece no sé dónde; un anciano con un ramo de flores; esta moneda (muestra la moneda) en una caja...
S: No me has oído, ¿eh?
L: ¡Te he oído, pero me he jugado todo por lo que había trabajado por volver aquí! ¡Lo menos que puedes hacer es intentarlo una vez más! (le pone la mano en el brazo)
S: (suspira profundamente y mira a Laura) Puede que sea hora de que te libere de esto y encuentre a ese canalla yo solo.
L: (le mira significativamente) ¿Quieres que abandone?
S: Al menos de esa forma no te hundiría conmigo.
L: Eso está descartado, así que olvidémoslo. (se aparta de él y le da la espalda)
S: Laura, no sabemos más detrás de quien vamos que ese general de la moneda. No quiero ser recordado como el hombre que destrozó tu vida.
L: (más alto) ¡He dicho que lo olvides! (agita la moneda en el aire) Además el hombre de la moneda no es un general, sino un mayor.
(Steele se aleja, y Laura se queda inspeccionando la moneda, pensativa)
L: (para sí) Una furgoneta de helados, la moneda es una "coin"... ¡El Mayor Descoine! ¡Ya sé quién es! (se vuelve hacia Steele, pero él ya no está ahí. Laura sale corriendo en su busca) ¡Aguarda! ¡Vuelve! ¡Ya sé quién es! ¡Vuelve! ¡Espera! ¡No va tras tu Remington Steele, sino tras el mío!
*************************
(Edificio del apartamento de Steele, exterior. Steele sale por la rejilla y la cierra a continuación. Davis está vigilando la zona y le ve)
D: (por radio) ¡Ya le tengo!
(Steele se da cuenta de que le están siguiendo y echa a correr hacia una verja; salta por encima de ella y llega a una calle paralela. Levanta el pulgar para hacer autostop, procurando disimular que le vienen siguiendo. Una vieja furgoneta para)
S: (al conductor de la furgoneta) Gracias por parar, amigo. (se sube)
CONDUCTOR: A su disposición, amigo. (sonríe enigmáticamente y arranca la furgoneta)
(Jarvis se aproxima también a la zona, alertado por Davis)
J: (gritando por detrás de la furgoneta) ¡Eh, alto, alto!
(los cuatro policías se reúnen en la bordillo y se quedan mirando la furgoneta que se aleja)
*************************
(Desierto en los alrededores de Los Ángeles. La furgoneta que recogiera a Steele avanza por la carretera, con sus dos ocupantes: el conductor y Steele)
S: Hay una parada de camiones ahí delante. Puede dejarme ahí.
CON: ¿Está seguro--Sr. Steele?
S: (ríe inocente) Debe confundirme con otra persona.
CON: No, señor, no. Estaba pensando dónde le había visto antes. Usted es Remington Steele, y eso es un hecho. (Steele aparta la mirada, preocupado) He leído mucho sobre usted. Claro, que yo tengo mucho tiempo para leer. Remington Steele, el rey de los detectives privados.
S: Bueno, eso es una exageración, me temo, pero ya sabe como es la prensa.
CON: Por supuesto que lo sé, Sr. Steele, por supuesto. Vaya, recuerdo todo el alboroto que armaron cuando resolvió el caso de--Azucena Martin, un caso duro, ¿eh?
S: (finge hacer memoria, y asiente) Uno de los más difíciles.
CON: Muy malo para la pobre Azucena Martin. Se disgustó tanto cuando la pilló robando el banco Palmer que fue y se mató.
S: Trágico. Muy trágico. (mira al conductor con recelo)
*************************
(Agencia Remington Steele. Está vacía y a oscuras; suena el teléfono. Justo entonces entra Mildred y enciende la luz. Se dirige a la mesa para contestar el teléfono)
M: (al teléfono) Krebs al habla.
(al otro lado de la línea está Laura hablando desde una cabina)
L: (suspira aliviada al oír la voz de Mildred) ¡Gracia a Dios, Mildred, no sé cuánto tiempo podré seguir librándome de Jarvis! ¡Cuéntame!
M: Descoine, de nombre Percy. Antiguo mayor de aviación, ¿es eso?
L: ¡Si, es él!
M: Le soltaron de la Prisión Soledad hace seis meses en libertad condicional. (lee un papel con la información) Cumple su tercer año de una condena de ocho por un plan para desfalcar un banco.
L: ¿Y Spellman?
M: No hay certificado de nacimiento ni devolución de renta. Como usted dijo, debe ser un alias y no una persona real. Acabo de regresar de la oficina del forense. Tuve que achucharle un poco, pero finalmente admitió que un cadáver había sido robado del depósito local la semana pasada. No me pregunte dónde está.
L: ¡En una furgoneta de helados! Mildred, te vamos a aumentar el sueldo por esto.
M: Olvide lo del aumento. ¿No podría decirme qué ocurre ahora?
L: Pronto, Mildred, pronto. (cuelga y se encamina a su coche corriendo)
M: (cuelga también, y se queda pensando) ¿Furgoneta de helados?
L: (arranca el coche, y se dice a si misma) Se vuelve a los lugares tarde o temprano. ¡Gracias, inspector Jarvis! (acelera)
*************************
(Desierto en los alrededores de Los Ángeles. La furgoneta en la que viajan Steele y el conductor continúa avanzando)
S: Bueno, hay tantos casos que me es difícil recordar todos los detalles, ¿sabe?
CON: Si, supongo que si. Pero esta vez, (saca una escopeta y la carga; con ella apunta a Steele) lo va a recordar, Sr. Steele.
S: (mira la escopeta preocupado) ¿Es que he dicho algo?
CON: Estoy decepcionado. Daba por sentado que un hombre de su reputación recordaría haberme enviado a la cárcel.
(el conductor se quita el sombrero y Steele aprovecha la distracción para intentar quitarle el arma. Forcejean, pero Steele no consigue quitársela)
CON: (riendo maliciosamente) Un movimiento estúpido, Sr. Steele. He plantado las pistas de mi venganza tan cuidadosamente... (se quita las patillas, que son falsas) Pero de cualquier forma, hemos llegado al final de nuestra partida.
S: ¿Con una escopeta? Muy tosco para las molestias que se ha tomado, ¿no?
CON: Oh, no le voy a matar con esto, (le mira) a menos que me vea obligado. (vuelve a mirar hacia la carretera) En realidad le voy a ofrecer la oportunidad de encontrar la prueba que le aclarará el asesinato de Spellman, para hacer la cosa interesante.
S: (irónico) ¡Que considerado!
CON: Sólo quiero que sufra y se retuerza como lo hizo mi pobre Azucena. ¡Quién puede decirlo, tal vez haga usted la misma elección que ella. (se miran, y Steele rápidamente aparta la mirada alarmado. El conductor vuelve a mirar la carretera) ¡Bien, tiene 30 minutos para llegar a su destino final, Sr. Steele. Un hombre en perfectas condiciones físicas corriendo a la máxima velocidad debería ser capaz de hacerlo en 22. Eso le deja ocho minutos para el juego.
S: (traga saliva) ¿Adónde voy?
CON: ¡Se acabaron las preguntas, Sr. Steele! Ya es hora de que corra. (entra la furgoneta en un camino de tierra y para el motor) Salga. (le apunta con la escopeta)
(Steele sale del coche sin dejar de mirarle, y el conductor baja la ventanilla antes de cerrar la puerta)
CON: (vuelve a apuntar a Steele con el arma) No soy de fiar, ¿sabe?
(Steele aprieta fuerte los ojos, anticipando los disparos, y el conductor aprieta el gatillo dos veces: ¡la escopeta no está cargada!)
CON: (ríe) Cualquier cosita hace bombear mi adrenalina, Sr. Steele. (vuelve a reírse)
(el conductor tira la escopeta al camino y arranca la furgoneta. Steele comienza a correr por el camino de tierra sin saber dónde tiene que encaminarse)
*************************
(Desierto. Steele continúa corriendo hasta llegar a la carretera. Un coche aparece por detrás de él y hace sonar el claxon: es el Rabbit de Laura. Steele no se inmuta y sigue corriendo. Laura vuelve a pitar mientras le adelanta. Laura para el coche delante de Steele, pero éste lo esquiva y prosigue su marcha. Laura baja del coche y va corriendo hacia él)
L: (le sujeta del brazo para atraerlo hacia ella) ¡Ven aquí! (le da un beso apasionado. Steele se apoya en su hombro, completamente extenuado. Ella lo abraza con fuerza) ¡Gracias a Dios que estás bien! Cuando encontré esa escopeta en la carretera... (no se siente capaz de terminar la frase y le abraza aún más fuerte)
S: ¿No podrías tratarme así cuando no estoy tan próximo a la muerte?
L: (se aparta un poco para mirarle) No es nadie de tu pasado, sino del mío, de cuando Remington Steele era un nombre en una oficina. Yo resolví el caso, pero naturalmente Descoine pensó que tú estabas detrás.
S: (jadeando de agotamiento) Estoy seguro--de que todo esto tendrá sentido más adelante--pero ahora dispongo de menos de diez minutos para llegar a algún sitio por esta carretera.
L: ¡Los baños de ácido!
S: ¿Qué?
L: Azucena Martin era cajera en el banco Palmer, (se encamina al coche) y la cómplice de Descoine en el plan de desfalco. Cuando descubrió que estábamos tras ella se suicidó aquí arriba, en los baños de ácido. (abre la puerta del coche)
S: (apoyado en el coche) Una historia fascinante.
L: ¡Sube!
*************************
(Desierto, baños de ácido. Laura entra el coche en el recinto y aparca. Steele y ella salen del coche. En lo alto de una plataforma está el conductor de la furgoneta: ahora ya sabemos que es Descoine. Lleva puesto un mono naranja y sostiene una nevera portátil en la mano)
DESCOINE: No está bien, Sr. Steele. ¡Usted debía correr!
S: (con ironía) ¡Bien. Demándeme!
D: Supongo que unos minutos de más no cambiará las cosas.
L: (a Descoine) ¡Sabemos cómo representó el accidente, robando el cadáver y manteniéndolo frío hasta que lo arrojó delante del coche! ¡Sabemos eso!
S: (a Laura, asombrado) ¿Lo sabemos?
D: (se quita las gafas de sol) ¡Si! ¿Pero pueden demostrarlo? Me temo que convencer al inspector Jarvis van a necesitar la furgoneta y la prueba que dejé dentro. (saca de la nevera un bloque de hielo en cuyo interior hay una llave. Se la muestra a Laura y Steele) Esta llave es la del garaje dónde la furgoneta está escondida. ¡Es mi regalo, Sr. Steele! Le aconsejo que la saque del ácido antes de que se desintegre (ríe) o sus oportunidades se disolverán igual de rápido. ¡Buena suerte! (tira la llave a un tonel de ácido bajo sus pies, y Laura y Steele se ven obligados a apartarse un poco para que el líquido que se ha derramado no caiga sobre ellos)
(Descoine sale corriendo y Laura y Steele se encaminan a él. Steele sigue persiguiéndolo, pero Laura se queda en la plataforma: el bloque se derrite rápidamente. Laura lo mira algunos segundos, pensativa, y de pronto se le ocurre algo; baja las escaleras y llega al coche. Coge la escopeta que rescatara antes de la carretera y regresa a la plataforma)
(mientras, Descoine sigue corriendo, Steele tras él)
(Laura intenta alcanzar la llave ayudándose por la escopeta, que usa a modo de palo)
L: (refiriéndose al bloque de hielo) ¡Ven aquí! ¡Vamos! (no lo consigue, y la escopeta comienza a echar humo. La envuelve en un trapo para que aguante un poco más y vuelve a intentarlo)
(Steele continúa corriendo tras Descoine. Llega a lo alto de una colina y en ese momento un ultraligero pasa justo por encima de su cabeza. Es Descoine, que se aleja riéndose, como es costumbre en él. Steele se queda mirándolo)
(Laura sigue intentando alcanzar el bloque con la escopeta, ahora totalmente envuelta en el trapo)
L: (al ver que Steele se acerca, grita desesperada) ¡No puedo cogerla! ¡Socorro! (Steele sube las escaleras hasta la plataforma en que se encuentra Laura) ¡Está ahí! (señala la llave en el ácido)
S: ¡Dios mío! (el bloque es ya muy pequeño)
L: ¡Ahí! ¡Ya casi ha desaparecido!
S: ¡Está bien! ¡Déjame intentarlo a mi! (coge un cable que cuelga de un barrote)
L: ¡Eso también se va a disolver!
S: ¿Tienes una idea mejor?
L: ¡No lo sé! (de pronto tiene una idea) ¡Un momento! ¡Dame ese cable!
S: ¿Qué vas a hacer?
L: (enrolla el cable a la escopeta) ¡Vamos! ¡Necesitamos energía, energía eléctrica! ¿Se te ocurre algo? ¡Piensa, deprisa!
S: ¡La batería del coche!
L: ¡Eso es! ¡Ve, rápido!
S: (corriendo hacia el Rabbit) ¡La batería del coche! (coge el otro extremo del cable y lo lleva hasta el coche)
L: ¡Deprisa!
S: ¡Ya voy!
L: ¡No queda mucho! (quita el trapo de la escopeta) Espero que las ciencias del instituto sirvan para algo en la vida real. ¡Vamos, no nos queda mucho tiempo! ¡El hielo casi se ha derretido!
S: (intenta conectar el cable al motor del coche. Finalmente consigue que salgan chispas) ¡Ya está!
L: (se inclina hacia el tonel) ¡Corre, corre!
S: ¡Ya voy!
L: ¡Tienes que ayudarme, no puedo acercarme lo suficiente! (Steele regresa a la plataforma) ¡Agárrate a mi y reza! ¿Preparado?
S: (se coloca tras ella, se agarra fuertemente a un tubo y coge a Laura del cinturón con la otra mano) ¡Listo!
L: ¡Muy bien!
S: Bien. ¡Vamos! ¿Qué tal?
L: (la llave comienza a acercarse a la orilla) ¡Ya viene! ¡Ya se acerca!
S: ¡Vamos!
L: ¡El imán funciona! ¡Un poquito más, un poquito más! ¡Se está moviendo!
S: ¡Bien!
(la llave finalmente se agarra a la escopeta. Steele y Laura suspiran, aliviados)
S: Vaya.
*************************
(Agencia Remington Steele. Jarvis aparece por el pasillo con la llave en la mano, jugando con ella. Entra en la agencia. Laura, Steele y Mildred están dentro)
L: ¡inspector!
J: ¡Hola!
M: ¡Hola!
J: (a Steele) Sr. Steele, pensé que le gustaría tener esto como recuerdo. (le da la llave)
S: Bueno, no es exactamente una fotografía de Tony LaSorta con autógrafo, pero dadas las circunstancias--
L: ¿Y el mayor Descoine?
J: Un avión tan pequeño como ese puede aterrizar en cualquier sitio. Todavía estamos buscando, pero... me temo que lo mejor que puedo ofrecerle, Sr. Steele, son mis disculpas sinceras. (le extiende la mano)
S: (le estrecha la mano a Jarvis) Oh, que acepto y agradezco.
M: (mirando alternativamente a Laura y Steele) ¿Ahora me dirán qué ocurre?
L: (le cede la palabra a Jarvis) ¿inspector?
J: Srta. Krebs...
M: (sonriendo) Mildred.
J: (le pasa a Mildred la mano por los hombros y los dos se alejan) Había un hombre llamado Henry Spellman...
S: (se acerca a Laura por detrás) Pensándolo bien, esto te corresponde más a ti. (le ofrece la llave)
L: (sonriendo) ¡Oh! ¿La llave de tu inocencia enterrada en mi corazón?
S: Considéralo un regalo de aniversario, ¿eh?
L: Sólo si lo acompañas con una promesa.
S: ¿Cual?
L: (se miran) Nunca más me abandonarás, por mi propio bien.
S: Prometido.
(Steele acerca la cabeza para darle a Laura un beso en la mejilla. El pitido del ordenador les interrumpe. Los dos se acercan a la pantalla para leer un mensaje que acaban de recibir)
S: (leyendo en voz alta) "¡Steele, enhorabuena! Hasta la próxima. Mayor Descoine". Nunca me gustó esa máquina. (Laura le mira algunos segundos, y luego vuelve la vista al monitor)
Fin.
Comments--Comentarios