STEELE COLGANDO DE UN HILO 
(3ª PARTE)

(Londres, noche. Se oyen unos pasos precipitados por un callejón oscuro: es una mujer morena; parece asustada y está huyendo de un hombre que la persigue. El perseguidor [HOMBRE 1] se acerca cada vez más y la mujer echa la vista atrás alarmada. De pronto aparece un segundo hombre [HOMBRE 2] de otro callejón; éste le cierra el paso a la mujer y entre los dos hombres la acorralan. El que está enfrente de ella le apunta con un arma y el otro le retuerce el brazo por detrás para que no pueda moverse)

HOMBRE 2: Es de mala educación desaparecer en plena conversación, amor. ¡Quiere su dinero!

MUJER: (forcejeando) ¡Ya le dije que lo tendrá!

HOM 2: ¿Cuándo?

MUJ: (se encoge de hombros) Una semana, dos como mucho.

HOM 2: ¿Y quién va a darte toda esa pasta?

MUJ: Mi marido. (el otro hombre le aprieta el brazo con más fuerza)

HOM 2: Uno de los dos tiene mala memoria. ¡No estás casada!

MUJ: (intenta liberarse) ¡Es una mera formalidad, cabeza de chorlito! (logra soltarse el brazo y se acerca a su interlocutor) Vuelve a ver a tu jefe y dile que le devolveré hasta el último centavo que le debo en cuanto me convierta en la señora de Remington Steele.

************************

(LAX, pista de aterrizaje. Un avión acaba de aterrizar. Laura, Steele y Mildred, acompañados por Fred, salen de la terminal)

STEELE: Hogar, dulce hogar.

LAURA: Hasta la contaminación huele bien.

(llegan hasta la limusina, que está aparcada junto al bordillo y Steele abre el maletero. Fred comienza a guardar el equipaje dentro)

FRED: ¿Tuvieron una feliz luna de miel?

S: Una experiencia realmente inolvidable, Fred.

L: Lo que el Sr. Steele quiere decir es que no ha hecho más que empezar. (Steele y ella se dan un beso)

F: (les acerca una carta que tiene en la mano, interrumpiendo el beso) Esto llegó urgente esta mañana.

S: (coge la carta, molesto por la interrupción) Gracias. (abre el sobre y saca la carta de él)

L: (se aproxima para leerla, y Mildred hace lo mismo. Se asombra al leer la procedencia) ¿Inmigración?

S: (lee en voz alta) "Querido Sr. Steele, dadas las circunstancias que rodean la muerte del Sr. Keyes nos vemos obligados a continuar con la investigación del matrimonio Steele. (mira a Laura de reojo, y ésta suspira) Incluimos formularios etc., etc., etc. Gladys Lynch".

L: ¿Gladys Lynch?

M: ¿Qué fue de Stelle Becker?

S: Al parecer la ha sustituido.

M: ¿Por qué no nos dejarán en paz esos burócratas?

L: Si Lynch quiere pruebas... (coge el sobre y la carta de la mano de Steele) De acuerdo, se las ofreceremos. (se encamina a la limusina, junto con Mildred) Fred, a la oficina.

S: (se queda parado, con las manos en los bolsillos) ¿A la oficina? (finalmente, entra en el coche. Fred pone en marcha el motor)

L: Primero nos ocuparemos del papeleo, luego invitaremos a Gladys a una cena muy especial.

S: (pensativo) Arsénico por compasión.

M: (sentada en el asiento delantero, vuelve la cabeza hacia atrás) Repítalo, jefe.

S: Cary Grant, Josephine Hull, de la Warner, 1944. Dos mujeres ancianas invitan a un caballero solitario a una copa de vino y le envenenan.

L: Un poco extremo... Ver para creer, ¿no? Primer paso, Mildred revela las fotos, prueba de la luna de miel; segundo paso, yo traslado mi ropa, prueba de convivencia; tercer paso, tú guisas uno de tus fabulosos pescados.

S: Una prueba indiscutible de docilidad matrimonial.

M: Paren el carro. Hay un problema: sólo sacaron una foto, ¿recuerdan? (Laura se percata del detalle y lanza un suspiro sofocado)

S: Pide diez copias.

L: (se recupera) Cuando lleguemos al postre, la Sra. Lynch estará comiendo en la palma de nuestra mano.

S: (mira intencionadamente a Laura) ¿Y después del postre?

L: (seductivamente) Estoy abierta a sugerencias.

S: (se pone las gafas de sol) A la oficina, Fred, y no salgas disparado.

************************

(Agencia Remington Steele, pasillo que conduce a la entrada. Laura, Mildred y Steele van caminando por él, y de pronto se paran en seco al ver una multitud agolpada ante la puerta de cristal)

S: ¿Quienes son todos esos...?

M: Supuse que estarían deseando trabajar a su regreso.

(siguen avanzando y la multitud se abalanza hacia ellos al verlos pasar)

S: (intenta calmar a toda esa gente) Si, esperen un momento, un momento. Enseguida les atendemos. ¡Mildred, por favor! ¡Un momento!

(Laura, a su vez, intenta abrirse paso hasta la oficina, y uno de los hombres [HOMBRE 1] que hay esperando le llama la atención)

HOMBRE 1: Guarde su turno, señora. 

(finalmente tanto Laura como Steele y Mildred logran atravesar la puerta. Steele y Laura se apartan de la multitud mientras Mildred se enfrenta a ellos intentando mantener el orden)

M: Poco a poco. ¡Poco a poco! (a pesar de sus gritos, se sigue oyendo un murmullo, así que da un silbido, y logra que se haga el silencio al final) Así está mejor. ¿Dónde está el de las nueve?

(uno de los hombres [HOMBRE 2] da un paso al frente)

HOMBRE 2: Yo soy.

(una mujer pelirroja de mediana edad responde también a la llamada)

MUJER: Nueve y cuarto.

(una pareja joven da también un paso al frente y el hombre [HOMBRE 3] habla)

HOMBRE 3: Nueve y media.

(otro hombre [HOMBRE 4] se asoma por detrás)

HOMBRE 4: Diez menos cuarto.

(un hombre [HOMBRE 5] bajito y con gafas también se asoma)

HOMBRE 5: Once y media.

M: Demasiado pronto.

HOM 5: Estoy desesperado.

M: Siéntese.

S: (a Laura) Dado el éxito de nuestro regreso, Laura, sugiero que nos dividamos la conquista.

L: (se vuelve para mirarlo a la cara, no muy convencida) ¿No actuamos mejor en equipo?

S: ¡Están impacientes, Laura! (se vuelve a los clientes) ¡El de las nueve, nueve y cuarto! (los aludidos se acercan dónde están Laura y él. Indica al hombre la dirección de su despacho y acompaña a la mujer hasta el despacho de Laura) Bueno, señora, pase por aquí. (le abre la puerta y la mujer entra en la oficina) ¡Allá voy, encanto! Gracias. (entra en su despacho y cierra la puerta tras él)

L: (plantada en el sitio, sin saber qué hacer. Comienza a seguir a Steele, pero inmediatamente cambia de opinión y se acerca a Mildred) ¡Un momento!

M: (la conduce hacia su despacho) No se preocupe, cielo, lo despacharemos.

(Laura entra finalmente en su despacho y cierra la puerta. La mujer está esperando, de pie, de espaldas a ella)

L: (deja su bolso encima del fichero y se acerca sonriendo educadamente a la mujer, a la vez que ésta se sienta en la silla enfrente de la mesa) Perdone la confusión, ¿señora...?

MUJ: McCormick.

L: (se sienta en su silla detrás de la mesa de despacho) Pero el Sr. S--mi marido y yo acabamos de regresar de nuestra luna de miel.

McCORMICK: No se disculpe, créame, sé lo que es, yo también fui la secretaria que se casó con su jefe.

L: (deja de sonreír y endurece su expresión bruscamente) Yo *nunca* fui la secretaria.

Mc: No se avergüence, ocurre continuamente. Eres el hombro en el que llora, la que se traga sus problemas... ¿Por qué no va a plantar a su esposa y casarse contigo?

L: El Sr. Steele y yo somos diferentes.

Mc: Eso dije yo de Hubert, (empieza a llorar) pero el desgraciado me engaña... ¡con su nueva secretaria! (se enjuga las lágrimas con un pañuelo)

L: (sin cambiar de expresión en absoluto) Siento muchísimo que así sea...

Mc: Una pena... (de pronto deja de llorar) ¡Quiero pruebas! ¡Quiero fotografías antes de que vuelva a darse un chapuzón en esa morena y descarada!

L: (se levanta y ayuda a la mujer a levantarse también) Comprendo lo desagradable que todo esto es para usted, Sra. McCormick, pero desgraciadamente, (la acompaña hasta la puerta) la agencia Remington Steele no está preparada para llevar asuntos (abre la puerta) de tan delicada naturaleza. Debe consultar en las páginas amarillas. 

(Laura le pasa la mano por el hombro y la Sra. McCormick sale del despacho. Laura comienza a cerrar la puerta, pero la mujer da media vuelta de pronto y abre la puerta de nuevo)

Mc: Siga mi consejo. ¡Átelo bien corto! (se va definitivamente)

(Laura cierra la puerta de un portazo y se queda mirándola un momento. A continuación desvía su atención a la puerta de acceso al despacho de Steele y se encamina a ella. Entreabre la puerta sigilosamente y se encuentra a Steele y el cliente, apoyados en la mesa, tomando té y riendo amigablemente. Laura entra en la habitación con expresión seria y los dos hombres se percatan de su presencia)

HOM 2: Ah, ¿conque ésta es tu mujercita? Es un bombón, granuja. (le da una palmada en el hombre a Steele, quien sonríe nerviosamente)

L: (se acerca al hombre tratando de no perder los nervios y le extiende la mano) Laura Holt... (lo piensa mejor) Steele. Holt-Steele. ¡Laura Holt-Steele! (el hombre le estrecha la mano)

S: Muy bien, Laura, cada vez te sale mejor.

HOM 2: (a Steele) Seguro que hace algo más que escribir a máquina y archivar.

S: Oh, si, mi esposa es mujer de muchos talentos.

L: (cada vez le gusta menos la conversación; se dirige a Steele) ¡Puede que le gustara verme en una jaula, Sr. Steele! 

HOM 2: ¿Sr. Steele? Demasiado formal, ¿no le parece?

S: (al hombre) Es la política de la empresa. En la oficina es la Sra. Steele, no hay excepciones para mi mujercita. (Laura le mira con cara de pocos amigos)

HOM 2: (a Steele) Tienes humor. (Steele se levanta de la mesa y él le da un golpe amistoso en el pecho) Me gusta eso, Steele.

L: Por favor, ¿nos ponemos a la tarea?

HOM 2: ¡Claro! (agarra a Steele del brazo y lo aparta a un lado de la habitación. Laura se queda plantada en el sitio y respira profundamente tratando de mantener la calma por la manera en que ha sido ignorada; finalmente se aproxima a los dos hombres) Tengo el yate amarrado en el muelle. (Laura se coloca detrás de él, escuchando atentamente) Hay una serie de barcos que han ido desapareciendo de allí, y yo creo que-- (se calla bruscamente al notar la presencia de Laura a su espalda, y le alarga la taza) ¿Podría sujetarme esto, pequeña? (a Laura no le queda más remedio que coger la taza, y él le pellizca la mejilla) ¡Gracias! (se vuelve de nuevo a Steele) ¿Te apetece otra taza?

S: Oh, si. (le da también su taza a Laura) Me tomaría otro té. (le da a Laura un golpecito en la cara; ella le mira, a punto de estallar)

HOM 2: Voy a darte un consejo: no traigas a tu mujercita a la oficina. (Laura comienza a salir del despacho) Distrae muchísimo, ya me entiendes, grandullón. (los dos se ríen con aparente complicidad)

L: (de pronto se para en seco, y se dirige a Steele) ¿Podría hablarte un momento, *grandullón*?

S: Tenemos aquí un cliente, Srta. Holt. Steele. Holt-Steele.

HOM 2: (le da otra palmada en el hombro) ¡No te preocupes, granuja! 

(los dos hombres se vuelven a reír con complicidad, pero a Laura no parece hacerle ninguna gracia; no obstante, pone una de sus *sonrisas* cuando Steele se le acerca. Los dos salen del despacho y Steele cierra la puerta tras él)

L: (deja de sonreír) ¿Quieres dejar de darle coba?

S: Me limito a mantener la ficción.

L: Pues deja de disfrutarlo tanto. Estoy acostumbrada a ser yo misma; puedo aparentar ser tu socia, pero lo que no soporto es que me pongan la zancadilla en mi trabajo.

S: Comprendo lo humillante que esto debe ser para ti, pero lo importante es el resultado final. Esta noche nos libraremos de Gladys Lynch. (Laura parece relajar algo su expresión) Y de todos los de inmigración. (sonríe) Nos quedaremos sólo tú y yo. Solos, en mi apartamento... (agarra a Laura por la cintura) donde llegaremos a alcanzar lo sublime, quiero decir, que aún no sabemos lo bien que dos socios pueden llegar a llevarse. (le da un beso) Una relación abierta a todo... (le da otro beso) La llave para la mayor eficacia. (Laura comienza a responder a sus besos)

L: Lánzate sobre tu escritorio, y trato hecho.

(se vuelven a besar, más apasionadamente esta vez. Justo en ese momento se abre la puerta del despacho y aparece el cliente, interrumpiéndoles)

HOM 2: Eh, mujercita-- (sonríe embarazosamente al darse cuenta de que les ha interrumpido) Preparando la taza de té, ¿verdad? (vuelve a entrar en el despacho y cierra la puerta)

(Laura y Steele se miran durante unos segundos; a continuación Laura alarga a Steele las dos tazas que lleva en la mano y se encamina decidida a la puerta que conecta con recepción. Abre la puerta)

L: (gritando a los clientes que esperan) ¡Siguiente!

************************

(Edificio Federal. Una mujer rubia vestida de modo conservador avanza con paso firme por un pasillo; lleva una carpeta sujeta entre los brazos. Se aproxima a una puerta cerrada, y en ese momento suena un teléfono; una recepcionista contesta)

RECEPCIONISTA: Departamento de inmigración.

(la mujer rubia llama a la puerta y entra, cerrándola a continuación. El despacho está ocupado por: Tony Roselli, que está de pie tras la mesa, hojeando unos papeles)

TONY: ¿Gladys Lynch? 

MUJER: Así es.

T: (sonríe amablemente, deja los papeles en una mesa bajo la ventana y se aproxima a ella. Le alarga la mano) Antonio Roselli.

GLADYS: (mira la mano extendida de Tony, sin cambiar de expresión, pero no se la estrecha; le mira a la cara) Estoy sustituyendo a Stelle Becker en el caso Steele. ¿Por qué me piden que me presente a usted?

T: (se encoge de hombros) Pregúnteselo a Washington. (se encamina de nuevo hacia la mesa)

G: Ya lo hice.

T: ¿Y? (coge unos papeles de la mesa)

G: Alguien me habló de un recién llegado.

T: (coloca también estos papeles bajo la ventana) Se refería a mí.

G: ¿Qué le faculta para esta misión?

T: (continúa ordenando los papeles) Me encontré con Remington Steele y Laura Holt en México. Creen que soy arqueólogo. (mira a Gladys) Así no tendrán ninguna sospecha.

G: (se va aproximando a él poco a poco) ¿Quién es usted?

T: (se gira hacia ella) Hasta que Washington diga otra cosa-- (le coge la carpeta que lleva entre los brazos) ¡Su jefe!

G: He investigado su pasado, Sr. Roselli.

T: ¿Siempre se interesa tanto por sus compañeros?

G: No llegué a ningún sitio. Por eso es por lo que estoy extrañada. No se sabe que haya trabajado para inmigración.

T: He pasado los últimos años en Sudamérica. Probablemente no estará al día.

G: (apoya las manos sobre la mesa) ¿Por qué no? ¿Ha oído hablar de ordenadores? ¡Acceso inmediato!

T: Gladys, (se sienta tras la mesa y mira a Gladys) no quiero desplazarla, se eso le inquieta. Sólo quiero demostrar que el matrimonio Steele es falso. Ayúdeme, ganará prestigio.

G: (suspira y se aleja de la mesa) Aquí pasa algo que no comprendo. (llega hasta la puerta, y entonces se para; agarra la manivela y se gira hacia Tony) Pero puedo llegar a entenderlo. (abre la puerta y se dispone a salir)

T: (la interrumpe en su salida) ¡Gladys! (se reclina sobre la mesa) Vaya contra mí y acabará sellando pasaportes en Palmdale.

(Gladys sale del despacho, enfadada)

T: (a la puerta, que acaba de cerrarse tras Gladys) ¡Feliz día! (poco a poco deja de sonreír y endurece la expresión)

************************

(Apartamento de Steele. Steele, en mangas de camisa y corbata, ultima los detalles de la mesa dispuesta para la cena, tarareando. Suena el timbre y Steele va a abrir mientras se va poniendo la chaqueta, que estaba colgada sobre una silla. Abre la puerta, y al otro lado aparece la mujer a la que antes perseguían los dos hombres. Ésta sin mediar palabra entra en el apartamento y le da un beso apasionado. Steele no sabe cómo responder, pero al final logra apartarse de ella)

S: Shannon!

SHANNON: Pasaba por el barrio y decidí venir a verte. (echa un vistazo a su alrededor y se adentra en el apartamento, mientras se va quitando el abrigo)

S: La última vez fue en Hong Kong, y eso fue ya hace cinco años...

Sh: (deja el abrigo sobre el sofá y se gira hacia él) Bueno, ¿no te alegras de verme?

S: (sin entusiasmo) Por muy contento que esté, (se abrocha la chaqueta) desgraciadamente espero invitados. (mira el reloj de pulsera)

Sh: (se va acercando a él) Te he echado muchísimo de menos, Douglas. 

(Shannon se echa otra vez en brazos de Steele y le besa de nuevo; ahora él se muestra más dispuesto. El timbre de la puerta les interrumpe)

S: (se alarma) ¡El dormitorio!

Sh: (seductivamente) Me encanta tu pasión.

S: (empieza a desesperarse y conduce a Shannon hacia el dormitorio) No pueden verte aquí, ¡esta noche no! (se paran junto a la puerta)

Sh: Si obedezco todo lo que dices, ¿tendré mi recompensa? (Steele abre la puerta) ¿Una gran recompensa?

(Steele la empuja dentro de la habitación y cierra la puerta. Vuelve a sonar el timbre)

S: ¡Ya voy! (en su camino hacia la puerta de entrada se percata del abrigo de Shannon sobre el sofá y retrocede sobre sus pasos para cogerlo) ¡Dios mío! (lo esconde bajo la mesita de café; el timbre insiste una vez más) ¡Ya voy! ¡Ya voy! (se saca el pañuelo de la chaqueta para limpiarse la boca y lo agita en  el aire para esparcir el perfume de Shannon; cuando termina se lo vuelve a colocar en el bolsillo. Finalmente abre la puerta: es Laura, cargada con prendas de ropa colgada en perchas) ¡Hola!

L: ¿Por qué tardaste tanto?

S: El--pato. Tuve que meterlo en el horno.

L: (se coloca mejor la ropa sobre el hombro) ¿No es un poco tarde para hacer la cena?

S: Pato instantáneo. Viene preparado.

L: (señala la ropa) Voy a colgar esto. (entra en el apartamento)

S: (le coge la ropa rápidamente) No, no, no, no. Ya me encargo yo. ¿Por qué no...? (señala hacia la mesa) Tú abre el champán, Laura. (sale al rellano para coger el resto de la ropa, guardada en maletas)

L: (le sigue con la mirada en todos sus movimientos) ¿Puedes tú con todo?

S: (consigue coger toda la ropa en las manos) Si, puedo con todo, no pesa mucho. (entra en el apartamento) Descuida. (se encamina al dormitorio) No te preocupes. Gracias. Descuida. (llega a la puerta, pero tiene problemas para abrir porque tiene las dos manos ocupadas. Se vuelve hacia Laura y sonríe nerviosamente)

(Laura no deja de observarlo en todo momento, extrañada. Steele finalmente logra abrir la puerta, entra y vuelve a cerrar de una patada. Shannon está justo detrás de la puerta. Steele se apresura al armario y lo abre; Shannon le sigue, pero él no le presta ninguna atención: está demasiado ocupado intentando meter toda la ropa a presión; en el primer intento no lo consigue)

Sh: ¿No quieres saber dónde estuve? (Steele sigue luchando con la ropa) ¿Cómo me ha ido? ¿Cuándo llegué?

S: (al final consigue que la ropa quepa en el armario) No...

L: (desde fuera) ¿Necesitas ayuda?

S: (con más fuerza de la necesaria) ¡¡No!! (lo piensa mejor y rectifica, más suavemente) No.

Sh: (perdida en sus pensamientos) Recuerdo que todo comenzó en París. Llovía. Siempre llueve en París en primavera...

 

 

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