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(Catedral. Una novia va caminando por el pasillo central, completamente vacío. Está sonando la música de la Marcha Nupcial. La novia llega al altar y se para: es Laura. Echa una mirada a su derecha, y Steele, que es el novio, le sonríe. Laura vuelve la vista al frente, y el cura comienza a hablar)
CURA: Queridos hermanos, nos encontramos hoy reunidos aquí para unir en santo matrimonio a estos dos... (el cura de pronto se convierte en: Norman Keyes)
KEYES: Impostores! (ríe) Toda esta historia apesta, Holt. (Laura cambia de expresión: ahora está asombrada e indignada) La única razón por la que se casa con Steele es para evitar su deportación. La boda es ficticia, los contrayentes falsos... y voy a demostrarlo.
(Laura se pasa la mano por la cabeza con frustración y vuelve a mirar hacia su derecha: la cabeza de Steele se ha transformado en un pez. Vuelve a mirar al frente y Keyes se ha transformado en Juan, el pescador que los "casó" a Steele y a ella)
JUAN: (cantando y acompañándose por un bandoneón) "Feelings, nothing more than feelings..."
*************************
(Barco pesquero en alta mar hace sonar la bocina; son imágenes de la "boda" entre Steele y Laura del capítulo anterior, celebrada por Juan. En el interior, Mildred está hablando con Estelle Becker, la agente de Inmigración)
MILDRED: (llorando emocionada) ¿No le chiflan las bodas?
ESTELLE: Sólo espero que ésta no tenga que aparecer en mi informe.
J: (cantando con su bandoneón) "Feelings..."
L: (está despeinada y con el traje muy sucio. Se encuentra junto a Steele y le mira de frente) ¿Cómo vamos a fingir así dos años?
S: (él va impecable con su esmoquin. Agarra a Laura por la cintura) Siendo la pareja casada más feliz de América.
L: Pero si no me caso contigo, mentiroso.
J: (sigue cantando) "Feelings, nothing more than feelings..."
L: Este es el peor día de mi vida.
J: "Feelings, nothing more than feelings..."
L: (vuelve a repetir, más bien para si, y acercándose más a Steele) Este es el peor día de mi vida. (su voz suena distante, como con eco)
S (en off): ¡Laura! (más alto) ¡Laura!
(en realidad no están en el barco, sino en el asiento delantero de la limusina. Laura está mirando por la ventana, pensando ensimismada, con un aire de frustración. Steele está sentado a su lado, en el asiento del conductor)
S: (repite con más fuerza) ¡Laura! (ella reacciona al final y le mira. Él sonríe ampliamente) ¿Dónde estabas?
L: Más cerca del infierno que nunca... (se para a mitad de la frase al oír...)
J (en off): (comienza a cantar) "Feelings..."
(Laura se gira hacia atrás, de donde procede la voz. Juan y otros dos pescadores del barco están en el asiento trasero de la limusina)
J: (continua cantando) "For all my life I'll feel it. I wish I'd never met you, girl. You'll never come again..."
L: (vuelve a girar la cabeza hacia adelante. Mira brevemente a Steele, que vuelve a sonreírle, y ella aparta la vista hacia el frente) Me he precipitado.
*************************
(Apartamento de Steele. Steele atraviesa el umbral de la puerta con Laura en brazos, seguido por Mildred, Estelle, Juan y los otros dos pescadores. Todos ríen mientras terminan de entrar en el apartamento. Steele finalmente deja a Laura en el suelo)
M: ¡Qué romántico! (se aleja hacia la cocina) Voy a ver que encuentro en la cocina.
S: Muy bien.
J: Cervezas.
PESCADOR: Para todos.
E: (echa un vistazo a la casa) ¡Qué precioso apartamento tiene usted, Sr. Steele! ¿Es aquí dónde piensan vivir los dos?
S: Si
L: (al mismo tiempo) No.
(Estelle les mira, extrañada. Steele y Laura se miran)
S: (se corrige) ¡No!
L: (a la vez) ¡Si!
(Laura suspira hondo, y los dos vuelven a mirarse)
S: (intenta inventarse una excusa) La verdad es que si y no. Vamos a vivir aquí, pero haremos obras, si. (Laura asiente) Ahora que, (coge a Laura por los hombros y le da un beso en el pelo, sonriendo) Laura es mi mujercita... (Laura le mira con cara de pocos amigos, pero intenta contener la rabia) Tiene unas magníficas ideas para la decoración.
E: Yo soy partidaria del empapelado.
S: Magnífica sugerencia, si, si. Añadirá color a este apartamento de soltero, si. (a Laura) ¿Qué te parece, amor mío? (Laura vuelve a mirarle)
L: (no contesta a la pregunta, e intenta mantener la calma) Voy a arreglarme un poco. (se aleja hacia el dormitorio)
S: Buena idea.
J: (mira fijamente a Steele, y empieza a cantar) "Laura, is the face in the misty night..." (Steele sonríe nerviosamente) "Footsteps that you hear down the hall..." (Con la cabeza señala la puerta por la que ha entrado Laura. Steele comienza a caminar de espaldas hacia la habitación, con Juan acorralándole) "She gave your very first (simula el sonido de un beso) kiss to you. That was Laura, but she's only a dream."
(Steele entra finalmente en el dormitorio y cierra la puerta. Laura está de espaldas a él, con los brazos cruzados y con la misma expresión que tuviera antes en el coche)
S: (se mete las manos en los bolsillos) ¿Planteándote el empapelado?
L: (se gira hacia él, molesta) ¡No vuelvas a llamarme *tu mujercita* jamás!
S: (se encoge de hombros) Es una forma de hablar, Laura.
L: ¡No soy tu mujercita! ¡Yo no soy la mujercita de nadie!
S: (sin perder la calma) Si queremos aparentar que estamos casados, tenemos que actuar como tales.
L: Si eso significa decir bobadas y hablar del empapelado cuando hay alguien presente, ¡olvidémoslo! (vuelve a girarse de espaldas a él)
S: (acercándose a ella) Oye, estás cansada, y además muy sucia. (la huele de cerca) Hueles a ensalada de cangrejo. Date un baño y te encontrarás mejor, pero no te afeites las piernas con mi maquinilla; estropea la hoja.
L: ¡Buena idea! (se encamina a la puerta del salón)
S: No es por ahí.
L: Me voy a casa a darme un baño en *mi* bañera y a estropear *mi* maquinilla. (abre la puerta)
S: (corre tras ella intentando detenerla y vuelve a cerrar la puerta) ¡No! (la mira fijamente) Tendrás tiempo para hacerlo en cuanto convenzamos a la señora de Inmigración de que estamos sincera e irremediablemente casados.
L: (eleva la mirada al cielo) ¿Por qué me habré metido en esto?!
S: (sonríe levemente) Porque no quieres que me deporten... (Laura no responde, así que Steele deja de sonreír) Porque no quieres que me deporten, ¿verdad?
L: (aparta la mirada) Estoy pensando, estoy pensando...
S: Por si no te acuerdas, yo no quería meterte en esta ficción, ¡te ofreciste voluntaria!
L: Lo sé. (se aparta de él) Siempre ha sido mi fallo. (se sienta en la cama) ¡Hasta de niña! Levantaba el brazo para cualquier tarea difícil, para los trabajos sucios... ¡La pequeña Laura, siempre intentando agradar!
S: (se acerca a Laura y se sienta en la cama junto a ella) Oye, ya sé que no será fácil, ni particularmente divertido, pero nos arreglaremos para--conseguirlo. Hemos mantenido el mito de Remington Steele todos estos años.
L: Así que un matrimonio ficticio debería estar--tirado. (mira a Steele)
S: Seamos optimistas. A los dos años podremos divorciarnos. (sonríe)
L: (parece interesarle la información) ¡Ahora hablas tú!
S: (se pone serio) Creo que aún no te lo he dicho: gracias.
L: (asiente, y sonríe levemente. Se levanta con resolución) De acuerdo, salgamos a hablar del empapelado, pero como alguien me de una muestra, le mato.
S: (le pone las manos encima de los hombros) Esa es mi mujercita-- (Laura le aparta las manos violentamente, así que Steele se corrige) ¡Actriz! (vuelve a sonreír) Hay que estar felices... (le hace un gesto a Laura para que sonría)
(Laura pinta una sonrisa falsa en la cara y los dos salen al salón. Fuera todos les esperan para echarles arroz. Todos aplauden felices)
M: Jefe, no hay cervezas, porque se las están tomando todas.
S: (a Juan) Oye, Juan, lo siento. La fiesta ha terminado.
J: ¿Qué?
S: (les acompaña hacia la puerta) ¡Olvídalo! Te mandaré un cheque por la música. La salida está por allí.
J: Más cerveza.
S: No hay más cerveza. Bueno, fue un placer, en otra ocasión. (Steele imita sonidos de besos como hiciera antes Juan y los dos ríen con complicidad. Steele abre la puerta y cambia de expresión cuando ve que hay alguien al otro lado: es Keyes, con un cactus que le tapa la cara)
K: (le da el cactus a Steele) El regalo de boda.
S: (lo acepta y se lo da a Laura, quien se lo pasa a Mildred) Muy amable.
L: (se dirige a Keyes con ironía) Cada vez que lo veamos nos acordaremos de usted.
S: (a Keyes) Le invitaríamos a entrar, pero acaban de limpiar la moqueta.
K: Tus bromas, ¿eh, Steele? Permíteme que te diga una cosa, yo cumpliré con mi deber y todos me lo pagarán. Esto que llaman matrimonio te va a costar cinco años entre rejas, tu licencia de detective y tu trabajo. No te lo pierdas, guapito, porque quien se reirá seré yo cuando vayas de camino a la prisión. (se marcha)
M: (se dirige a los tres pescadores) Esto es por el favor. (les da el cactus) ¡Venga, fuera! ¡Adios!
(los pescadores salen y Steele cierra la puerta tras ellos)
E: Ese hombre es perseverante.
M: Haría pedazos a ese fantoche.
S: ¡No, no, no, da igual! Keyes disfruta montando estos números. Si no os importa, (sujeta a Laura de los hombros) la Sra. Steele y yo nos iremos de luna de miel.
E: ¿Y adónde van?
S: (pensando) Pues... ¿adónde?
L: ¿Adónde?
E: (le aclara) ¡De luna de miel!
L: (disimula) Pues... Todavía no tenemos planes concretos. (le da a Steele una palmadita en el pecho y sonríe)
S: Pensamos que es mejor algo improvisado.
E: Ya oyeron a Keyes. Ese hombre es muy desconfiado. Ha montado tal jaleo con esta boda que mis superiores que tendré que vigilarles de cerca. Les recomiendo que se vayan de luna de miel inmediatamente, y que hagan muchas fotos.
M: (entusiasmada) ¡Ya lo tengo!
L: ¿Qué?
M: ¡Será mi regalo de boda!
S: No, no, Mildred, no...
L: (casi simultáneamente) Oh, eres muy amable...
M: ¡He dicho que les invito yo!
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(Avion en vuelo. Laura y Steele están viajando en la clase turista de un abarrotado avión. Ninguno de los dos parece muy contento)
S: (irónico) Recuérdame que aumente el sueldo a Mildred cuando regresemos de México.
L: Me parece que se trata de un malentendido. (llama la atención de una auxiliar de vuelo, que pasa en ese momento por su lado) ¡Por favor, señorita!
AUXILIAR: ¿Comida sorpresa o ternera asada?
L: Pensamos que debe haberse equivocado con los sitios. ¿Hay sitios libres en primera clase?
AUX: Lo miraré, pero no creo. No hubo cancelaciones.
S: No diga esa palabra.
L: (sonriendo) ¡Olvídelo! Un tema delicado. (Laura se pone el sombrero encima de la cara)
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(El avión aterriza. Steele y Laura están esperando en el aeropuerto)
S: ¿No dijo Mildred que nos esperaría una limusina?
L: (mira a su derecha y hace un gesto con la mano, sonriendo) ¡Ahí viene! (de pronto deja de sonreír) Creo.
(un chofer se les aproxima con un cartel que dice: SEÑORAS STEAL. No tiene cara de ser muy amable)
L: (al chofer ) Hola, nos busca a nosotros. (el hombre no se inmuta) ¡Steele! Nosotros somos los Steele, ¿comprende?
chofer : Si. (se da la vuelta)
S: (gritando por detrás del conductor) ¡Lo siento, no queríamos molestarle!
L: Espero que la limusina sea mejor que su chofer.
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(Avioneta. Steele y Laura están sentados en el suelo y rodeados por jaulas de pollos. No parecen muy felices)
(la avioneta aterriza en el aeropuerto local. Laura y Steele cogen sus maletas y salen, junto con el resto de pasajeros)
S: (caminando) Dos hombres y un destino, Paul Newman, Robert Redford, de la Fox, 1969.
L: ¿Qué pasa?
S: Este sitio tiene la pinta de cuando se encuentran Butch y "el Niño".
L: Sr. Steele, no es momento para la nostalgia.
(un hombre les está esperando con un cartel que dice: SEÑORAS STEELA)
L: (al hombre) Si.
(el hombre se aleja y ellos le siguen, pero paran en seco cuando ven el medio de locomoción que les espera: es un autobús descolorido y totalmente oxidado, que definitivamente ha conocido tiempos mejores)
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(Carretera comarcal. Steele y Laura van sentados en uno de los asientos. De pronto el resto de pasajeros se levantan y se agachan bajo sus asientos. Laura y Steele los miran, extrañados. El conductor coge una placa metálica, la coloca sobre la ventanilla lateral y se protege tras ella)
S: Laura, ¿por qué toda esta gente...?
(Steele no puede terminar la frase, porque comienzan a oírse disparos. Él y Laura se protegen también bajo los asientos. Una mujer agachada junto a ellos les dice:)
MUJER: ¡Malvados!
L: (a Steele) ¿Quienes son los malvados?
S: No lo sé, pero deben andar por aquí.
L: No sé por qué, pero jamás imaginé una luna de miel de otra manera. (sonríe ligeramente)
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(Carretera comarcal. El autobús llega al hotel; es una casa medio en ruinas, que parece estar abandonada, y hay un letrero de neón que dice: HOTEL DEL AMOR. Steele y Laura bajan del autobús)
S: Recuérdame que despidamos a Mildred si sobrevivimos a esto.
L: Se lo ha ganado.
(entran en la recepción del hotel. El recepcionista les atiende)
RECEPCIONISTA: ¡Buenos días, señores!
S: Hola.
REC: Son los señores Steele, ¿no?
L: Si. ¿Cómo lo sabe?
REC: Les estábamos esperando. ¡Bienvenidos al Hotel del Amor! (a Steele) Firme aquí, por favor. (le pasa el registro)
L: (no muy convencida) ¿El Hotel del Amor?
S: (al recepcionista) Tendrán teléfono las habitaciones, ¿no?
REC: (niega con la cabeza) Oh, no, señor.
L: ¿Entonces dónde está el teléfono más cercano?
REC: En Las Hadas.
S: ¿Dónde está eso?
REC: A 45 Km.
L: ¿A 45 Km.?
(el recepcionista coge la llave del casillero y una tela de debajo del mostrador)
REC: (sonríe y agita la llave en el aire) ¡La suite nupcial! ¡Diviértanse! (le da la llave y la tela a Laura)
S: (señalando la tela) ¿Qué es eso?
L: (se queda mirando la tela) ¿Un mosquitero? (levanta la vista hacia al recepcionista)
REC: Hay en todas las selvas...
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(Escaleras del Hotel del Amor. Steele y Laura suben y llegan a la suite, compuesta únicamente por una cama y una bombilla colgada del techo. Steele deja las maletas en el suelo y se sienta encima de la cama. Laura se quita la chaqueta y el cinturón del vestido. Se remanga y coge el mosquitero, dispuesta a colgarlo de la bombilla desnuda)
L: (para sí) ¡Hay mosquitos! (ata un extremo del mosquitero al cable de la bombilla, pero ésta no soporta el peso y se cae al suelo. Varios fragmentos de yeso del techo le caen a Laura sobre la cabeza. La tensión puede con ella y comienza a reír descontroladamente. Steele se une a ella en su risa. Laura se sienta en la cama, y los dos se recuestan sobre ella, cada vez riéndose más)
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(Selva. Steele y Laura van paseando, los dos perdidos en sus propios pensamientos)
S: ¿En qué estarás pensando?
L: (le mira unos segundos, y vuelve a mirar al frente) En nada-- (suspira) Estaba pensando porqué aguantamos tanto. Las cosas no parecen ir a mejor.
S: ¿Te refieres a por qué no nos rendimos y cada uno por su lado?
L: ¿Tienes la respuesta?
S: (sonríe) No creo que te apetezca hablarlo.
L: Prueba. (los dos dejan de caminar y se miran)
S: Muy bien. ¿Por qué siempre trazamos la raya en la puerta del dormitorio?
L: No lo sé. Supongo que porque nunca coincidimos; cuando uno está listo, el otro no.
S: ¿No crees que lo hemos estado evitando, por miedo a lo que seguirá tras ese mágico momento?
L: ¿Qué viene después?
S: No lo sé.
L: (sonríe para sí) Eso es lo que da miedo.
S: Pero jamás lo averiguaremos si no nos arriesgamos.
L: ¿Insinúas que nos dejemos llevar?
S: Eso es.
L: ¿Nos enfrentamos a ello?
S: ¡Arriba el periscopio!
L: (sonríe ampliamente) Me has convencido. (se acerca a Steele y le besa, abrazándose a su cuello. Él responde al beso)
S: (rompe el beso finalmente y se aparta un poco para mirar a Laura a los ojos) Y tú me has convencido a mí.
L: (con los brazos aún alrededor del cuello de Steele) Quizá esta luna de miel va a ser algo fabuloso, después de todo.
S: Hay un pequeño inconveniente.
L: ¿Cual es?
S: Con todos mis respetos al Hotel del Amor, ya que esperamos tanto, deberíamos disfrutar del momento en un lugar más--sugerente.
L: (piensa un momento) Si Las Hadas tiene teléfono, también tendrá otras comodidades.
S: (sonríe sugerentemente) Voy a por las maletas.
L: Yo pagaré la cuenta.
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(Recepción del Hotel del Amor. El recepcionista está tras el mostrador, y Laura y Steele al otro lado)
L: ¡¿72.000 pesos?! ¡Eso es ridículo! ¡No llevamos aquí ni veinte minutos!
REC: Lo siento, señora, hemos tenido que despedir a gente.
S: ¡Qué afortunados!
L: Bueno, señor, ¿cuánto es exactamente 72.000 pesos? Dígamelo en dólares.
REC: ¿Al cambio actual? (comienza a teclear en una calculadora vieja) ¡Unos 100 dólares!
L: (a Steele) Págale. (Steele le da al recepcionista la tarjeta de crédito)
REC: ¡Ah, si! "Tarjeta de crédito, no salga sin ella". (se ríe) Lo siento, amigo, nada de plástico. (le devuelve la tarjeta)
L: (a Steele) Dale los cheques de viaje.
REC: Lo siento, nada de papeles. ¡Sólo pesos!
L: (a Steele) Te dije que compraras pesos en el aeropuerto, pero no, dijiste que era mejor el cambio en el banco...
S: (a Laura) ¿Quieres calmarte? Quiero irme de aquí por la misma razón que tú, ¿recuerdas? Bueno... (piensa, y se dirige al recepcionista) Mire, le dejamos las maletas como señal.
REC: ¿Y si no vuelven?
L: ¡Se las queda!
REC: No viajo mucho.
L: (señalando la muñeca de Steele) ¿Qué le parece su reloj?
REC: (mira a Laura, y se dirige a Steele) ¿Qué le parece ella?
S: ¿Cómo que ella?
REC: Creo que volvería a por ella.
S: (mira a Laura y finge pensárselo) Pues...
L: ¡Cómo que "pues"!
S: Estoy pensando... (Laura le da un puñetazo en el hombro) Es una broma, una broma. ¡Claro que volvería a por ti!
L: (al recepcionista) ¿A qué hora sale el autobús?
REC: A las cinco.
S: ¡A las cinco! ¡Magnífico!
REC: El jueves.
S: ¡¿El jueves?!
REC: (sonríe) Pero... están de suerte.
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(Hotel del Amor, exterior. Steele intenta arrancar el motor de un jeep, pero sin éxito alguno. Laura y el recepcionista vigilan la maniobra por detrás)
L: (al recepcionista; tiene que gritar más de la cuenta, porque el ruido del motor no les deja oír) ¿No es peligroso andar por ahí? ¿Qué pasa con los malvados?
REC: (también en voz alta) ¡Sólo salen cuando viene el autobús!
(Steele consigue arrancar al fin)
L: ¡Adiós! ¡Adiós!
REC: ¡No se aleje de la carretera y no tendrá problemas! (Steele se aleja)
(Laura y el recepcionista se miran y sonríen)
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(Selva. Laura está dando un paseo. De pronto aparece enfrente de ella uno de los malvados. Laura se da la vuelta por donde ha venido, pero un segundo malvado le corta el paso. Laura intenta abrirse paso en otra dirección, pero dos malvados más le impiden avanzar)
L: ¡Hola! (mira a los hombres de uno en uno y ninguno se inmuta) ¡Adiós!
(Laura intenta escapar por el único sitio libre. Los malvados echan a correr tras ella. Laura sigue corriendo hasta que llega a la orilla de un río en una zona de rápidos. Laura no puede seguir avanzando; los malvados se aproximan a ella y comienzan a acorralarla. En ese momento llega un hombre con ropa de safari deslizándose por una liana. El hombre se pelea con los malvados)
HOMBRE: (a Laura) ¡Bienvenida a México!
(en ese momento uno de los malvados sorprende al hombre por detrás y le pega un puñetazo en la cara. Él se cae hacia atrás por el impacto, empujando a Laura en su trayectoria. Laura cae al agua dando un grito. El hombre se tira tras ella para rescatarla. Laura consigue agarrarse a una rama que sobresale, y el hombre la alcanza en un momento)
HOM: ¡Agárrese!
L: ¡Me resbalo!
HOM: (intenta acercarse más a Laura) ¡No se suelte!
L: ¡Me resbalo!
HOM: ¡Agárrese bien! ¡No se suelte!
(Laura no puede sujetarse más y se resbala finalmente. La corriente continúa arrastrándola hasta una cascada; Laura cae por ella)
HOM: (para sí) ¡Se va a matar!
(el hombre se suelta deliberadamente y cae también por la cascada. En ese momento oye un silbido desde la orilla y se gira: es Laura. Él comienza a nadar y llega a la orilla. Laura le está esperando con los brazos cruzados)
HOM: (le increpa) ¡Se resbaló!
L: (molesta por el comentario) ¡Le pido perdón! ¡La próxima vez traeré guantes!
HOM: (se sienta en una roca) Es una cascada enorme. ¡Pudimos matarnos!
L: (se acerca a él) ¡Usted fue quién me arrojó a la catarata!
HOM: (también molesto) Señora, ¿recuerda la liana? ¡Era yo! ¿Qué hacía usted en la selva con esos tíos?
L: ¡De paseo! (el hombre se levanta y se aleja) ¿Adónde va?
HOM (en off): ¡Por ahí!
(Laura se sienta en la misma roca, aún enfadada. Se cruza de brazos, pero al momento cambia de opinión y sale corriendo tras el hombre)
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(Carretera comarcal. Steele va conduciendo el jeep. Acelera demasiado en un cambio de rasante sin darse cuenta de que la carretera no continúa y que adelante hay una charca. Steele cae en la charca sin poder evitarlo y lanza un grito. El coche comienza a hundirse. Steele mira a su alrededor, y se pone de pie sobre el asiento pensando qué hacer)
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(Selva. Laura y el hombre que la rescató se abren paso por la maleza. El hombre va delante cortando las ramas con su machete, y Laura le sigue)
L: (quejándose) ¡Podría ir más despacio!
HOM: No. (aparta una rama del camino)
L: (se choca con la rama en su trayectoria de vuelta) ¡Podría cortar las ramas un poquito más!
HOM: ¡Vaya pareja! (se para y se gira para mirar a Laura) Yo hago el trabajo y usted se queja.
L: (gritando por detrás de él) ¡Por lo menos lo hago mejor que usted!
(siguen avanzando por la maleza, y llegan a un claro. El hombre se guarda el machete. Sobre la llanura hay varios templos precolombinos)
L: (admira los templos) ¡Dios Santo!
HOM: (se agacha para abrir su mochila y sacar algunas cosas de ella) ¿Qué le pasa ahora? ¿Son demasiado viejos, están demasiado ocultos, o qué?
L: (se acerca a él) Propongo una tregua, ¿que le parece?
HOM: Me parece bien.
L: ¿Aquí es dónde se dirigía cuando me rescató? Por cierto, gracias.
HOM: (asiente) Venía aquí, por trabajo.
L: ¿Qué es lo que hace, coge piedras?
HOM: (bebe un sorbo de agua de su cantimplora) ¿No quería una tregua?
L: Lo siento, a veces no hay modo de quitarme el mal humor.
HOM: (se enjuaga la boca y escupe el agua) Soy arqueólogo, van a hacer una expedición. ¿Le apetece café?
L: Pues si. (el hombre la mira durante varios segundos, y después se incorpora y se encamina a la selva) ¿Dónde va ahora?
HOM: No sé a usted, pero a mi me gusta caliente. Voy a buscar leña--si me lo permite. (Laura asiente) Gracias.
(el hombre se aleja y llega a la selva frondosa. De pronto aparecen los malvados en su camino y lo acorralan entre todos)
MALVADO: ¿Dónde te has metido? Te hemos estado esperando.
HOM: (acusa) No me gustó tu puñetazo.
MAL: Quería que parecía real.
HOM: Si, tan real que casi... (saca un fajo de billetes del bolsillo y se lo entrega) nos matamos la chica y yo.
MAL: Si no sabe nadar, que no se acerque al agua. (todos los malvados ríen la gracia) Gracias.
(el hombre aprovecha la distensión y le da un puñetazo al malvado al que le ha dado el dinero y éste cae al suelo. Los otros malvados se acercan, viniendo en su auxilio, pero el hombre saca su machete y se lo acerca al cuello. Los dos se miran)
HOM: (al malvado) De nada. (se aleja)
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(Claro de selva. El hombre viene de regreso con un poco de leña. Laura está prácticamente en el lugar dónde él la dejó un rato antes, y se da la vuelta cuando le oye llegar. El hombre se agacha, deja la leña en el suelo y se dispone a hacer una hoguera)
L: (se acerca dónde está él) ¿Va a probar frotando dos piedras?
HOM: (sonríe) No, tengo un encendedor. (lo saca y se lo muestra a Laura) Bueno, ¿qué hace una chica cómo tú en una selva así?
L: (se sienta junto a él) Es una larga historia... pero debería estar en Las Hadas.
HOM: ¡Bonito lugar! Demasiado civilizado para mí.
L: ¿Prefiere quedarse entre ruinas?
HOM: Aquí las llaman monumentos.
L: ¡Ah! (mira a su alrededor) ¿Le importaría indicarme por dónde se va al pueblo de Las Hadas?
HOM: Por el oeste.
L: El oeste... (vuelve a mirar a su alrededor) Vamos a ver, el oeste... (extiende su mano hacia su derecha) ¡Será por ahí!
HOM: (le sujeta la muñeca y le reconduce el brazo hasta que le señala a él) ¡Oeste! (sonríe y los dos se miran, pero Laura enseguida suelta el brazo de la mano de él) El café estará listo enseguida.
L: Pronto oscurecerá. (se incorpora) Será mejor que me vaya.
HOM: La acompañaré.
L: Oh, usted tiene cosas que hacer, además soy cinturón azul. (se ríe) Bueno, gracias. Quizá volvamos a encontrarnos algún día en un museo. (le extiende la mano)
HOM: (tiene la vista puesta en el fuego e ignora la mano que Laura le extiende) Buena suerte. (Laura retira la mano)
(Laura comienza a caminar, pero no ha avanzado ni unos pasos cuando se oye el rugir de un animal en la lejanía. Laura se para en seco, asustada, y se gira para mirar al hombre, que sonríe como si supiera que Laura iba a reaccionar así)
L: (simulando que ha cambiado de idea) Creo que antes me tomaré ese café. (se vuelve de nuevo hacia la hoguera)
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(Selva. Steele, sucio de barro y con aspecto agotado, va caminando. De pronto un proyectil de color naranja cruza por delante de su cara. Él se tira al suelo, asustado, temiendo que puedan venir más. Al cabo de unos segundos todo parece tranquilo y Steele se relaja. Echa un vistazo al proyectil y se da cuenta de que es una pelota de golf; mira a su alrededor, y finalmente se incorpora y se encamina al lugar del que procede la pelota. Llega a un campo de golf; dos hombres están jugando y se le quedan mirando cuando le ven aparecer)
S: ¡Hola! (se acerca a uno de los jugadores) ¿Es esto suyo? (le muestra la pelota)
JUGADOR: (observando detenidamente su aspecto) Si.
S: ("limpia" la pelota en su camiseta y se la devuelve) Tome. (se aproxima al otro jugador, que sostiene su palo de golf en la mano) Déjeme ver. (inspecciona el palo) Le sugiero que lance con fuerza. (el hombre le mira, extrañado) ¡En serio! ¡Buenos días!
(Steele continúa avanzando por el campo, y de pronto se para en seco al ver algo en la distancia: un lujoso complejo hostelero, rodeado de palmeras se ve al fondo)
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(Complejo hostelero, exterior. Steele va caminando por el patio exterior y llega a la entrada del hotel. Entra en el vestíbulo y continúa caminando; todo el mundo se le queda mirando. Llega al mostrador de recepción, se aparta el pelo y sonríe a la recepcionista)
S: ¡Buenas tardes! (la recepcionista levanta la vista sonriente, pero cambia de expresión al ver el aspecto de Steele) Quiero la mejor habitación, por favor; la suite nupcial, tanto si está libre--como si no.
(un hombre, con aspecto de ser el encargado, cuelga en ese momento el teléfono por el que estaba hablando y se acerca al mostrador. Hace una señal a la recepcionista para que se vaya y le deje manejar la situación a él)
ENCARGADO: (se dirige a Steele, educadamente) ¿En que puedo servirle, señor?
S: Estaba preguntando por la suite nupcial. (saca la cartera, que chorrea barro, del bolsillo) El dinero no importa. (tira la cartera sobre el mostrador)
ENC: Bien, vamos a ver que tenemos libre, ¿Sr...?
S: ¡Steele! ¡Remington Steele!
ENC: (le reconoce) ¡¿Steele?! ¡¿Remington Steele?! ¿Usted es el gran detective de Los Ángeles?
S: (sonríe orgulloso) Ya veo que mi reputación me ha precedido.
ENC: (impresionado) ¡Por supuesto! Soy Fernando, el director. ¡Bienvenido a Las Hadas! (se estrechan la mano, y Fernando se apoya sobre el mostrador para acercarse más a Steele) ¿Trabaja de incógnito en algún caso?
S: Mmm... La verdad es que he tenido un viaje accidentado. Quisiera cambiar estos cheques de viaje por pesos cuanto antes.
FERNANDO: ¡Ningún problema!
S: También necesito un taxi.
F: ¡Ningún problema!
S: Para poder recuperar a mi esposa del Hotel del Amor.
F: (cambia de expresión) ¡Gran problema!
S: ¿Por qué?
F: Pues... verá, nadie entra a la selva por la noche: malvados...
S: ¡Oh!
F: Pero su mujer estará allí por la mañana.
S: (sonríe) La esperanza no se pierde. (cambia de expresión rápidamente al oír...)
(la voz de Keyes se oye por detrás)
K: Ya te lo advertí. Steele, puedes huir, pero no esconderte.
S: (se vuelve para mirarlo) Vaya, vaya, vaya. ¡Norman Keyes, menuda casualidad!
K: (se acerca) Tú crees que es una casualidad, hijo, pero te cogí. Te cogí donde quería.
S: Es aborrecible, ¿lo sabía? Vaya a darse un garbeo antes de que se haga daño.
K: Estás a esta distancia (junta los dedos índice y pulgar para mostrarlo) del abismo. Y me encantará darte un empujón. (le acusa con el dedo y se aleja finalmente)
F: (sonriente) ¡Que agradable sorpresa! ¡Ya se ha encontrado con un viejo amigo! (Steele le sonríe con falsedad. El director le entrega la llave de la habitación) Que disfrute de su estancia aquí.
S: Gracias.
*************************
(Suite del hotel. Steele ya se ha cambiado la ropa sucia y se ha duchado. Está hablando por teléfono, apoyado contra la pared)
S: Mildred, Mildred, no quiero en absoluto decepcionarte, pero tu agencia de viajes es un timo, (comienza a caminar hacia el sofá) o no nos quieres tanto como dices. [...] ¡Aha! (se sienta en el sofá) ¡Lo sé! [...] ¡Si! [...] No, no eres el caso, (se unta una tostada de caviar de una bandeja sobre la mesa de café) [...] Es lo que siento, Mildred, dales un toque. ¡Adiós! (cuelga el teléfono)
(en ese momento llaman al timbre de la puerta, y Steele va a abrir: es Laura)
S: (sorprendido) ¡Laura! (se fija en su aspecto: tiene el vestido desgarrado, y lleva encima una chaqueta de safari) ¡Entra! ¿Cómo has atravesado la jungla?
L: (con frialdad) Sin tu ayuda; así atravesé la selva. (entra)
(Steele la mira mientras entra, y comienza a cerrar la puerta, pero se encuentra un obstáculo que se lo impide: es un pie. Steele vuelve a abrir la puerta y se encuentra de frente con el hombre que rescató a Laura en la selva)
HOM: Disculpe. (entra también)
(Steele vuelve a asomarse a la puerta, por si hay alguien más con ellos; no ve a nadie, así que cierra la puerta definitivamente)
HOM: (a Laura) ¡Mi chaqueta!
L: (está cruzada de brazos, perdida en sus pensamientos. De pronto sale de su ensoñación) ¡Oh, lo siento! (se quita la chaqueta y se acerca al hombre para devolvérsela) Gracias.
HOM: De nada.
S: (a Laura) ¿Qué ha ocurrido?
L: (molesta) ¡Gracias a él estoy aquí!
S: (al hombre) Bueno, en ese caso le estoy agradecido, ¿Sr...?
L: (se percata entonces) Yo ni siquiera sé... su nombre.
HOM: ¡Roselli! ¡Antonio Roselli! (le extiende la mano a Steele) Mis amigos me llaman Tony.
S: (con cautela) Oh, encantado, Tony. ¡Remington Steele! (le estrecha la mano finalmente)
L: (a Steele) No te vas a creer lo que hemos pasado. (Steele la mira) Primero me capturaron los malvados, luego Tony... (se corrige) el Sr. Roselli los venció y nos caímos por unos rápidos.
S: Debeís estar sedientos. (se encamina a la mesa de café) ¿Os apetece una copa de champán?
TONY: (él y Laura siguen a Steele) ¿Tiene una cerveza?
S: (saca una botella de champán del hielo y comienza a servir) No. (se dirige a Laura de nuevo) Sigue, Laura.
L: Tras los rápidos caímos por una cascada y atravesamos la selva hasta unas ruinas; por aquí las llaman... (mira al pecho de Tony) monumentos.
S: Tras el corazón verde. (toma una de las copas de champán)
T: ¿Qué?
S: Michael Douglas, Kathleen Turner, de la Fox, 1985.
T: ¡Ah!
S: (bebe sorbo de su champán y a continuación deja la copa en la mesa) ¿Le apetece caviar? (Laura está empezando a inquietarse por su actitud ante Tony)
T: No, nunca me gustó esa cosa. Sr. Steele, ¿qué le trae por aquí?
S: Creo que (señala a Laura) la respuesta se la dejo a Laura.
L: (sonríe nerviosa) Ah, eso es otra cosa que olvide contarte Tony... (se acerca a la mesa y unta una tostada de caviar) Sr. Roselli, estamos en nuestra... La verdad, estamos en nuestra... (prueba un bocado de su tostada)
S: (le acerca la otra copa de champán) Suéltalo ya.
L: (bebe un trago, y luego se vuelve a Tony; le contesta rápidamente) ¡Luna de miel!
T: (se ríe, sorprendido) ¿Su luna de miel? ¿De verdad? (Steele se sienta en el sillón, y Laura sigue comiendo la tostada vorazmente) Jamás lo habría imaginado.
S: En fin, después de lo que habéis pasado... no creo que haya habido tiempo de... (Laura le mira) charlar.
T: Me refiero a que... (señala a Laura) no lleva anillo.
L: (se da cuenta y se mira la mano) ¿No llevo... anillo?
S: (se inventa una excusa) Está en Los Ángeles, bien guardado. (Laura intenta disimular) Perteneció a mi bisabuela, que lo heredó de su tío-abuelo. Lo compró estando en París en misión secreta para su sobrino el Gran Duque. (Laura le aprieta el brazo intentando que se calle; él no hace caso) Al parecer, el sastre de Napoleón lo tomó como pago de su chaqueta que tenía pues... tenía charreteras...
L: (le pone la mano en el hombro y sonríe, interrumpiéndole) Bueno, deja ya la historia. Es sólo un aro de oro.
S: (sonríe también) Perdona, Laura, no quería soltar un discurso sobre joyas familiares.
T: Será mejor que me vaya. Ha sido un placer conocerles a los dos. (Tony se aleja hacia la puerta de salida. Laura deja la copa en la mesa y le acompaña) ¡Adiós!
S: (sin moverse del sitio) ¿Por qué no cena con nosotros? (se levanta) Es lo menos que puedo ofrecerle después de haber salvado a mi mujer.
L: (intenta hacerle cambiar de idea) No, tiene que regresar a las ruinas.
T: Si, pero...
S: (corrige a Laura, pero mirando fijamente a Tony) Aquí las llaman monumentos.
L: (en absoluto contenta con la situación) Se llamen como se llamen, (se gira hacia Tony) tiene que irse. (se cruza de brazos)
T: (sonriendo) Tengo tiempo.
S: (sonríe también) ¡Espléndido! ¿A las diez en la terraza?
T: ¡Hecho!
S: Me apetece mucho cenar con usted, Antonio. (le extiende la mano)
T: (estrechando la mano de Steele) A mi también. (sale)
L: (comienza a pasear, y luego se vuelve a Steele, molesta con él) ¿Por qué le invitaste a cenar? ¡Con haberle dado las gracias bastaba!
S: Quiero oír todas vuestras peripecias del regreso.
L: (se aleja de Steele, pero él la sigue) Bueno, no parece que a ti te haya costado mucho llegar.
S: (coge la botella de champán) ¿A mí? Apenas utilicé el jeep. (se echa más champán en su copa)
L: (más enfadada) ¡Fantástico! ¡Yo estoy en mitad de la selva luchando por mi vida, y tú aquí, bebiendo champán y comiendo caviar! (sale a la terraza y cierra la puerta, casi pillando la mano de Steele con ella. Comienza a pasear, alterada. Steele sale también a la terraza) Me presento aquí con Tony...
S: (corrige a Laura) El Sr. Roselli.
L: ¿Y cómo reaccionas? ¡Ofreciéndole caviar! (comienza a rodear la piscina, dándole la espalda a Steele)
S: (va tras ella) Parecía hambriento.
L: ¿No crees que otros hombres puedan encontrarme atractiva?
S: ¿Alguien en concreto?
L: ¿No te lo pareció él?
S: ¿Qué?
L: ¡Atractivo!
S: No me fijé.
L: ¡Pues lo es! ¡De lo más atractivo!
S: De acuerdo, Laura, lo que tú digas; siempre has tenido buen ojo. (Laura entra en la habitación de nuevo, otra vez cerrando la puerta en las narices de Steele. Él entra a continuación) Laura, no entiendo porqué te enfadas tanto. Yo pensaba que (Laura toma un trago largo de su champán) debía ser amable con tu invitado.
L: (deja la copa en la mesa y se vuelve a Steele; luego se aleja) ¡Allí estábamos dos personas increíblemente atractivas, solos, juntos en medio de la selva, y tú (se vuelve a él) no estás ni remotamente celoso!
S: ¡De acuerdo, de acuerdo! Si eso te hace feliz, estoy celoso.
L: ¡Es tarde! (entra en el dormitorio de la suite)
S: (va tras ella) No, no, estoy muy celoso, tienes que creerme, estoy muy... (no puede terminar la frase, porque Laura cierra la puerta del dormitorio de un portazo. Él suspira, y dice para si mismo) Bueno, al menos empezamos a comportarnos como un matrimonio.
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(Terraza del hotel, noche. Steele, Laura y Tony están cenando)
S: Tony, este es un momento excelente para hacerte una confesión.
T: (le mira) ¿Ahora?
S: Si.
T: Suelte.
S: Debo admitir que estaba muy celoso de que estuvieras solo en la selva con mi mujer. (Laura le lanza una mirada)
T: ¿Celoso? ¿De mi?
S: Bueno, eres un hombre bastante atractivo, y, ¿encuentras atractiva (señala a Laura) a mi mujer? (Laura vuelve a mirarle)
T: (se encoge de hombros) Si, claro.
S: Por eso tengo celos. (Laura deja de comer de pronto y se oye el sonido de una patada por debajo de la mesa. Steele agacha la cabeza intentando disimular el dolor. Tony mira a Laura de reojo. Steele se recupera del golpe y vuelve a levantar la cabeza) ¿Mmm, estás casado, Tony?
T: (se echa salsa a su comida) Oh, no.
S: Lo curioso de las esposas es... que por mucho que intentes contentarlas nunca están satisfechas. Pongamos a Laura como ejemplo; esta noche quería que estuviera... (se oye otra patada por debajo de la mesa)
L: (sonríe a Tony y cambia de tema) Dime, Tony, ¿por qué elegiste la arqueología?
L: Me parece una postura interesante. (mira a Steele de reojo, que no parece muy contento por el rumbo de la conversación)
T: (ríe) Quiero decir que empecé como jugador de béisbol. Estuve tres veces en Los Ángeles, me rompí un brazo, y, ¡fuera!
L: ¿Jugador de béisbol? (a Steele) ¿No te parece fascinante?
S: Si, Tony es un hombre fascinante--cariño. (Tony les mira de reojo, incierto) Así que cambió el bate por las antigüedades.
T: No pagan demasiado, pero a cambio se viaja mucho.
(un camarero se acerca a la mesa en ese momento con una botella de vino. Le muestra la botella a Steele)
CAMARERO: A esto invita el caballero, señor. (indica con la mano una mesa al fondo de la terraza)
(Steele se vuelve para mirar al "caballero" en cuestión: es Keyes, fumando su inseparable puro y tomando una copa de vino. Keyes le hace un brindis en el aire a Steele. Laura ve a Keyes también)
L: (alarmada) ¡Keyes! ¿Qué hace aquí?
S: Ya voy yo. (deja la servilleta en la mesa y se levanta. Se dirige a la mesa de Keyes)
T: (se acerca al oído de Laura) ¿Un amigo?
L: No exactamente.
(Steele mientras tanto llega a la mesa de Keyes y deja la botella de vino en ella, sin dejar de mirarle en ningún momento)
K: ¿Qué pasa, Steele? ¿No te gusta mi regalito?
S: Es como usted, Keyes: una mala cosecha.
K: Dime algo, Steele. ¿Entre ella y tú hay una relación sólo profesional... o hay algo más?
S: ¿No se rinde nunca, Keyes?
K: Es una mujer que no está mal. Si no tuviera nada mejor, no me importaría pasar un rato con ella. (sonríe)
(Steele asiente lentamente, y se queda mirando la copa de vino de Keyes. Le tira la copa en su regazo, y, cuando se levanta, le pega un puñetazo. Keyes pierde el equilibrio y se cae por la barandilla a la piscina que hay bajo la terraza. Tony y Laura presencian la escena, atónitos)
T: (a Laura) Creo que no le gustó el vino. (los dos se levantan)
(Keyes llega nadando hasta la orilla y sale de la piscina. Steele le mira desde la barandilla, sonriendo. Dos guardias de seguridad del hotel llegan al lugar y apresan a Steele, sujetándole por los brazos)
S: No pasa nada.
GUARDIA: Por favor, señor...
S: ¡Esperen, esperen! (Laura y Tony llegan al lugar)
GUAR: ¡No queremos líos! ¡Venga con nosotros!
S: ¿A qué viene todo esto?
T: Ha alterado el orden.
L: Yo voy también. (comienza a acercarse a Steele, pero Tony la detiene)
S: (mantiene la calma) Keyes se ha dado un chapuzón. Acabad de cenar, ¡tranquilos!
GUAR: ¡Vámonos! (se llevan a Steele)
T: (a Laura) Espera a que se calmen los ánimos...
L: (duda unos segundos, luego contesta con resolución) Salgamos de aquí. (coge a Tony del brazo)
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(despacho de Fernando, el director del hotel. Está de pie, algo nervioso, hablando con Steele, que está sentado frente a él. Los dos guardias de seguridad le custodian)
F: Lo primero que debe hacer es convencer al Sr. Keyes de que no le denuncie.
S: Si no hubiera caído al agua, no estaría vivo para denunciarme.
F: ¡Por favor, Sr. Steele, no podemos...! (interrumpe su frase por el ruido del teléfono que comienza a sonar. Se va a cogerlo) ¿Diga? [...] ¿Cómo? [...] (mira a Steele) Eh, pues... no pares hasta que lo encuentres. (cuelga el teléfono, y se dirige a Steele de nuevo) ¡Al Sr. Keyes no lo encuentran por ningún lado!
S: (asiente, asimilando la información, y se levanta) En ese caso, ha sido un placer.
F: ¡Por favor, por favor! Por el bien de todos no se acerque al Sr. Keyes.
S: (enfadado) ¡Dígale usted que no se acerque a mí! (sale)
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(Playa de Las Hadas, noche. Laura y Tony van paseando. En la lejanía se oyen los compases de "As Time Goes By")
T: ¿No quieres contarlo?
L: (le mira, y suspira) Es otra larga historia.
T: Tengo tiempo. (se paran)
L: (le mira a los ojos) No tienes por qué hacerme compañía. No me pasará nada, ¡en serio! Tampoco al Sr. Steele.
T: (extrañado) ¿Le llamas Sr. Steele?
L: (duda unos segundos) Él era mi jefe--antes.
T: ¡Y ahora es tu marido!
L: (sonríe con tristeza) La fuerza de la costumbre.
T: Supongo que si.
L: (aparta la mirada de Tony y se vuelve de espaldas a él. Tras varios segundos se vuelve de nuevo a él) Ya sé que te lo he dicho, pero... gracias--por todo. (le extiende la mano y él la estrecha)
T: (le advierte, con el dedo apuntando hacia ella) No te metas en selvas.
(Laura imita el gesto, y los dos sonríen. A continuación Laura se aleja de la playa y Tony se queda allí, pensativo)
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(Exterior del hotel, noche. Steele va caminando. Llega a la suite y abre la puerta, pero se queda anclado al sitio cuando ve... ¡a Norman Keyes! Está tirado en el suelo, con aspecto de estar muerto; hay una lámpara rota a su lado. Steele cierra la puerta y se acerca al cuerpo con cautela; se agacha a su lado y le toma el pulso en la muñeca. A continuación le pasa la mano por la nuca, y la saca manchada de: ¡sangre! Steele comienza a alarmarse)
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(Exterior del hotel, noche. Steele baja las escaleras con el cuerpo de Keyes, envuelto en una manta, a hombros. Se esconde al oír una pareja riéndose en la lejanía. Ve el carrito de las maletas aparcado y, cuando se hace de nuevo el silencio, se dirige a él. Mete a Keyes en el asiento trasero y él se sienta tras el volante. Arranca y se aleja por el camino que conduce a la playa. Aparca finalmente al borde de la arena, y se adentra en la playa hacia una carpa. Abre la cortinilla y entra en ella. Deja a Keyes en el suelo, cuando de pronto oye una voz que viene de fuera)
VOZ (off): ¡Señor!
(Steele se asoma al exterior y se encuentra con los dos guardias que le apresaran antes, iluminándole con una linterna)
GUAR (cont.): ¿Podemos echarle una mano, Sr. Steele?
S: (intenta disimular) Mmm... No, no, gracias. Eh... voy a darme un chapuzón, nada más; para tranquilizarme (se quita la camisa, sonriendo) y activar la circulación. (en ese momento el cuerpo de Keyes se desliza fuera de la carpa. Los guardias le iluminan la cara, a continuación miran a Steele y le iluminan la cara a él. Steele traga saliva y frunce el ceño, nervioso y preocupado)
Continuará...
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