ensayo Como amante de la fotografía, su técnica y su arte, con frecuencia escucho preguntas como: "¿esa máquina saca fotos con esta luz?" o "sáqueme una foto aquí", con la pretensión de obtener una excelencia. En verdad para ello deben concurrir varios parámetros. Aquí surge una cuestión filosofal y es que es lo bueno o bonito. El mundo moderno, cine, TV, revistas nos ilustran a diario con imágenes de calidad, lo que es bueno, y que consciente o inconsciente hay puesto la barrera entre lo bueno y lo malo a gran altura. Y aquí comienza la problemática para el aficionado y su aspiración. Caso patético es el del aficionado al vídeo. Basta ver programas como los Vídeo Loco, y eso que estan arreglados por profesionales, para ver la horrible calidad comparativa con lo que se exhibe que dista mucho para acercarse a lo de la tele. Ayer sin ir más allá, vi en la calle una breve filmación para un noticiero. Dos profesionales, cámara profesional, pantallas reflectoras de luz. Luego lo filmado pasa a edición que es un proceso de corrección y corte, herramientas y conocimientos que no están en manos de un aficionado casero. Por eso al ver un vídeo casero me dan náuseas. Hieren mi sensibilidad. Lo mismo comentado vale para la fotografía. Hay quienes se ilusionan con una camarita automática haciéndole el peso a un profesional equipado como tal. Experiencia y equipos a la par. Imposible. Los medios para alcanzar la optimización y la preparación personal al tema pesan. Y más aún si consideramos lo artístico, estamos en presencia de un don de la naturaleza como se llama esto y ahí ya es el desarrollo individual lo que se manifiesta. Captar imagen es fácil, lo difícil es imprimirle calidad, ya sea técnica y más todavía si queremos darle un sello artístico. Recuerdo cuando un aficionado me mostró sus fotografías: todas eran bellas, con arte y técnica y él no lo sabía, porque nadie se lo había comentado o comparado. Era un artista nato. Hoy es un escritor y poeta. |