En la rama de la construcción existe un concepto de obra que es
inevitable y que en el 100% de las construcciones nuevas se debe utilizar, la
impermeabilización, material que especialmente en la republica mexicana es muy
solicitado debido a la ubicación
geográfica de nuestro país y a la
temporada de lluvias que generalmente dura 6 a 8 meses de cada año.
Para los constructores, la decisión de
aplicar algún tipo de impermeabilizante varía dependiendo de la superficie, el
costo, la durabilidad, la aplicación y la garantía, ello hace que muchas veces
esta misma los lleve a tomar una decisión imprecisa si no se tiene la
información adecuada antes de tomar la decisión.
Antiguamente la forma de impermeabilizar los
techos de las construcciones no contemplaba ningún tipo de material
industrializado y se tenía que utilizar material natural tomado del lugar.
Los techos de las antiguas haciendas,
iglesias, conventos, casonas, etc., utilizaban el sistema de terrados que
consistía en un entrepiso formado por viguería de madera, loseta de barro tipo
cuarterón hecho a mano y una capa de tierra limpia compactada que lograba un
peralte aproximado de 40 a 80 cms dependiendo del área de cada techo,
finalmente se aplicaba una capa de ladrillo rojo recocido hecho a mano en forma
de petatillo y finalmente se aplicaba una solución de alumbre que permitía
lograr una superficie impermeable.
Cabe señalar que este tipo de techos no
contaban con bajadas de agua pluvial y el desagüe generalmente se lograba
basándose en gárgolas localizadas en el perímetro del techo y que por lo
general vaciaban el agua de manera rápida para evitar el encharcamiento.
Es importante señalar que este sistema
de protección para las azoteas fue utilizado durante muchos años, mas de 300
para ser precisos y que solo gracias a la revolución industrial y con el
descubrimiento del petróleo se empiezan a inventar materiales hechos a base de
petróleo y que van a revolucionar el mercado.
Con la llegada de la industria petrolera
en los años 20´ s y el descubrimiento de nuevos materiales petrolizados como el
petróleo refinado, la gasolina refinada, el diesel refinado y los aceites de
diferentes densidades, se utiliza una mezcla de petróleo crudo y amoniaco mejor
conocido como chapopote, el cual empezó a ser utilizado como capa protectora
sobre los nuevos techos de hormigón armado debido a lo liso de la superficie y
la posibilidad de generar una capa de hule que al enfriarse se convierte en un
hule flexible.
Durante mucho tiempo el chapopote fue
utilizado de forma directa tanto en azoteas como en cimentaciones hasta que
aparece en el mercado la lamina de cartón asfáltico, es decir una lamina de
cartón muy grueso bañada con chapopote que hacia la función de una membrana
protectora e impermeable antes del enladrillado tradicional.
Sin embargo con el tiempo los
constructores descubren que esta lamina después de cierto tiempo se deteriora,
lo cual provocaba que se levantara el enladrillado cada vez que aparecía una
gotera o humedad provocando con ello que la reparación se convirtiera en una
verdadera obra de construcción sobre la azotea del inmueble.
Por los años sesenta y gracias a la
investigación que realizó la NASA en la
carrera espacial que intentaba llevar al hombre a la luna, se descubren un
sinnúmero de materiales nuevos que van a forzar la transformación de la
industria del plástico, logrando con ello el descubrimiento de la fibra de
vidrio, material reciclado que permite aplicaciones en diferentes campos y
especialmente en el área de los impermeabilizantes, obteniendo una malla o tela
de fibra de vidrio muy fina y de pequeño espesor, que logrará ser el principio
de los impermeabilizantes de membrana prefabricada, mejor llamada como, membrana de refuerzo de fibra de vidrio.
Este sistema de impermeabilización logra
un éxito rotundo en los años setenta y ochenta eliminado prácticamente la
utilización del famoso chapopote y cartón asfáltico, sin embargo y debido al
crecimiento de las ciudades, la contaminación ambiental y la lluvia ácida, se
descubre que el sistema de membrana con malla de refuerzo sé intemperiza muy
rápido obligando al cliente a renovar esta membrana en promedio cada 3 años, lo
que en cuestión de costos no logra amortizar la inversión realizada, además de
las consabidas molestias al tener que retirar el material viejo.
La industria petroquímica sigue investigando nuevos materiales y logra obtener
membranas prefabricadas modificando el petróleo crudo y adicionándole fibras de
vidrio y de poliéster a las capas logrando materiales que aplicados con calor
permiten vulcanizar las placas logrando una superficie perfectamente sellada y
obteniendo una mayor resistencia a la lluvia ácida y la intemperización de los
materiales, así como un espesor mas importante, lo que le dará una mayor
elongación en los cambios de temperatura del material.
En esta ultima década, el desarrollo e investigación de nuevos
materiales esta permitiendo lograr un avance significativo por lo que
actualmente existe una membrana de refuerzo de caucho que logra una mayor
resistencia a la lluvia ácida y una mayor elongación en los cambios bruscos de
temperatura logrando un recubrimiento liso y uniforme pero que por el momento
no ha tenido la divulgación necesaria y que en su momento mencionaremos.
MUESTRAS DE TEJA ASFÁLTICA