Es una ciudad pequeña a los pies de Los Alpes, casas de madera perfectamente bien mantenidas, el aire es puro, su gente amable, es un lugar ideal para caminar, aún para los que no tienen costumbre. Con pequeños senderos para ascender, su aire fresco y agradable, producto de sus pastos y hierbas silvestres, lo hacen un lugar sin igual. Sus casas de madera con mensajes de bienvenida para el caminante y la exposición natural de sus maderas barnizadas, le dan calidez al lugar, su gente atenta, fue un sitio que me hizo sentirme muy bien, diría hasta rejuvenecida.
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(C) Copyright Blanca Luz Camucet Ortiz, 1998.