Sitio especializado en la problemática de la medición de la inflación en la República Argentina

El autor de este sitio es un ex técnico del INDEC que trabajó cinco años en la dirección de metodología y cálculo del IPC. Aquí no se publica una mera opinión, sino información cuya prueba está disponible y se irá agregando en cada número.

Por una Argentina transparente, como la soñaron San Martín y Belgrano.

Ricardo Patricio Natalucci
INFORME DE COYUNTURA
Sobre el índice de inflación oficial

 
Número 1

Abril de 2002.

El Túnel del Tiempo

Imponer ineficientes controles de precios y trampear los índices. Una doble fórmula que entusiasma a funcionarios obtusos que nos hacen regresar a 1987. (tiempo estimado de lectura 5 minutos).
 

 

Argentina. Octubre de 1985.
Era del Plan Austral

Argentina. Marzo de 2002.
Era del Corralito.

 

"Cuando el índice es dos, es dos", aseveró Adolfo Canitrot en respuesta al líder cegetista Saúl Ubaldini, que puso en tela de juicio el cálculo del Instituto Nacional de Estadística y Censos, por entender que no refleja el comportamiento real de los precios. El funcionario Canitrot -que reemplazó ese día al ministro Juan Sourrouille en la presidencia de la reunión de gabinete económico social, dió algunas cifras, recordando , por ejemplo, que el rubro vivienda este mes arrojó una caída del tanto por ciento.

"Es posible que el impacto en el bolsillo -de los consumidores- sea mayor que el que indica el índice", del 4 por ciento, sostuvo Del Bello. Es que, en rigor, para la determinación del índice se incluye una multiplicidad de rubros a los que se le asigna determinada incidencia, mientras la verdadera "sensación térmica" que perciben los consumidores -sobre todo frente a las góndolas en los supermercados- es en efecto mayor a partir de las significativas subas en productos de primera necesidad, como el aceite y la harina. Del Bello sostuvo que el relevamiento abarca varios segmentos, entre ellos el costo de los alquileres y las tarifas de transportes y servicios públicos, que "se mantuvieron sin cambios" y aliviaron la medición final del índice.

Canitrot en la reunión advirtió a los empresarios y amenazó con "poner presos" a aquellos que no cumplan con el congelamiento de precios.

Challú agregó más adelante que "mediante esta normativa, el Poder Ejecutivo Nacional puede obligar a las empresas a fijar precios, obligarlas a producir, intervenir en el sistema de comercialización y aplicar sanciones".

 

Es como una película que uno ya vió, pero que además no tenía ganas de volver a ver. Y están nuevamente esos dos factores siempre asociados: Indices de precios del INDEC en los que la gente con buen criterio no cree, y funcionarios que se dicen liberales que desde una oficina fantasean con controlar los mercados, o simplemente hacen acuerdos a puertas cerradas con los mismos sectores a los que representan. Algunos de los personajes protagónicos han cambiado. Canitrot ahora es Challú, que ya había actuado en ese papel en los comienzos del gobierno de Carlos Menem. Del lado del INDEC Luisito Beccaria ahora es Del Bello, que viene de roles diferentes. Pero lo que más ha avanzado es la tecnología estadística. Los efectos especiales. Ahora tenemos un índice de precios con el cual los controles parecen más efectivos. Con el cual si se duplica el precio de la leche, el pan, las tarifas públicas o los medicamentos casi no se nota, porque hay cientos de artículos y servicios nuevos que ocupan el grueso de las ponderaciones. Tratamientos de belleza, masajes de placer. Tenemos un índice según el cual a una familia tipo le alcanza con un uno y medio por ciento de sus ingresos para cubrir los gastos del pan o de la leche. Cada vez queda más dinero para cosas como esparcimiento y cultura. El INDEC nos ha llevado con su linterna mágica al primer mundo y no nos damos cuenta.

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