Interzona. Año 2, No 5
En este
año final de la cuenta regresiva hacia el 2000 ocurre que, torrejamente,
el mundo pop vuelve sobre sus pasos, no sé si temeroso de enfrentar
el incierto futuro de esta simbólica ocasión. La prensa musical
da rienda suelta a su retrospección revisonista con nostálgicos
recuentos de lo mejor de la década. Viles publicaciones como Spin
o Rolling Stone han ensayado
recientemente sus repasos a lo acontecido en los 90s. Su cuestionable tendencia
a ventilar el acervo musical pop más en función de su significación
social / cultural / generacional que de la naturaleza artística-musical
de los discos mismos genera, previsiblemente, resultados de escándalo:
Courtney Pantoja ocupa en
Spin el puesto 6, en contraste
con el 42 que le chantan al doloroso Dummy
de Portishead; actos de plástico
seudo R&B / Rap como TLC
o Missy Elliot son considerados
más relevantes que hitos underground como Millions
Now Living Will Never Die de Tortoise
y Spiderland de Slint.
Ni qué decir del rollo de Rolling Stone:
Jewel, Puff Daddy, Hanson, las Spice Girls,
los decrépitos Stones
–es decir, el enemigo- se encuentran para ellos entre lo más
memorable de este decenio.
Parte de ese pasadismo enfermizo y reaccionario se
ha reflejado también en la ansiedad con que público y críticos
han celebrado sonados regresos y revisitado ídolos del ayer. Luego
de años de estar entre los “discos más anticipados
del año” en Alternative Press,
entre bombos y platillos y estridentes dosis de brutalidad industrial (y
con la infaltable letrita autocompasiva tipo soy-más-malo-que-la-putamadre-cuidadito-conmigo),
Trent Reznor/NiN celebró
su primer Nº 1 en el Vil-board con el debut de su doble The
Fragile (la chibolada no perdonó a sus bolsillos
y el disco registró ventas de 225 mil unidades en su primera semana
de ventas, sin importar si la gracia costara hasta 25 verdes). Regresaron
también el poeta lleno de bourbon, Tom
Waits, con su primer disco de marcianadas en siete años;
Joe Strummer; Van
Mo-rrison; se rejuntaron The
Mission, Sisters Of Mercy,
The Cult; Bruce
Springsteen juntó a 300,000 puntas en las primeras
15 tocadas de su gira de reencuentro con la E
Street Band. La edición del quíntuple box-set
Grow Fins de Captain
Beefheart remeció al mundo musical con su desmitificadora
revelación de que, contrariamente a la leyenda, el Capitán
NO componía en su cerebro prodigioso toditas las partes instrumentales
de sus anarcas incursiones de surreal blues-jazz para enseñarlas
nota por nota a los músicos de su Magic Band; no, el pobre apenas
se las tarareaba, con intrucciones imprecisas y harto maltrato psicológico…
Y, caray, con solo fijarse que en frente latinoamericano las estrellas que
han protagonizado un boom crítico son los cochitos cubanos del Buena
Vista Social Club en plan solitario… (Nosotros aquí
no nos quedamos atrás y de hecho involucionamos el doble que los
arriba mentados con nuestro repaso de lo mejor de los Ochentas, en nuestro
nuevo dossier.)
Habrán notado, queridos humanos, que desde que iniciamos nuestras andanzas los hemos estado trabajando sistemática y descaradamente al sentimiento con nuestro clásico tango trágico de que “no sabemos cuándo saldrá el próximo número blablabla”. En parte ha sido una manera de ver con ironía el poco futuro real de iniciativas como ésta en nuestro poco estimulante medio; en parte, bueno, nos llegaba al huevo tener que estarnos matando para sacar cada edición de la nada. El caso es que ahora absurdas circunstancias geográficas (el que no podamos estar todos los interzónicos juntos por el capricho de una ciudad de estar a cuchumil kilómetros de Lima) probablemente dificulten la de por sí dificultada continuidad de tu revista favorita (o sea, ésta) y no mentimos al reconocer que en cierto modo estamos tratando de poner el parche antes de que la cosa se ponga color de hormiga. Si estando todos juntos esta chamba nos exigía harto esfuerzo (mal coordinado, pero esfuerzo al fin, qué chucha), es probable que de ahora en adelante nos pongamos un poquito más tardones de lo que habíamos estado siendo normalmente. Pero de que seguimos saliendo, seguiremos, cuernoempanza, a fe nuestra que sí. Hemos dicho.