PREFAB SPROUT
UNA VIDA DE SORPRESAS
En 1992 reaparecerían con un single, "The Sound Of Crying", en el que por primera vez abordan la temática social, lejos del romanticismo y la majestuosidad de la mayor parte de su repertorio. El tema sería al final la única novedad de su recopilatorio A Life Of Surprises: The Best Of Prefab Sprout (Kitchenware-CBS, 1992) en el que se condensan algunos de los números más memorables de su grandiosa discografía. Como sucede con casi todos los compilatorios -más aún tratándose de los Sprouts- hay ausencias imperdonables. "Bonny" y "Nightingales" por mencionar un par. Aparte de una toma distinta de "When Love Breaks Down", su interés se reduce entonces a servir como introducción para aquellos no familiarizados con su obra. Como era de esperarse acabaría convirtiéndose en el álbum más vendido de su carrera, llegando al puesto 3 del ranking británico.
Paralelamente al Best se lanza otro single, "If You Don´t Love me" en el que emplean una base rítmica electrónica que los acercaría al sonido de –por citar un ejemplo- unos ralentizados Pet Shop Boys. En cierto modo una novedad.
Tras estos lanzamientos, Neil Conti deja al grupo (en 1993 editaría sin mayor promoción un álbum en solitario, Funky Drums From Hell) y desde entonces su puesto ha sido cubierto por músicos de sesión sin que se haya optado por un reemplazo definitivo. Para empeorar el cuadro Paddy emprende la preparación de varios proyectos en paralelo, incluyendo un repaso por la historia de la humanidad en clave de musical intitulado Earth: The Story So Far que por lo ambicioso de sus planteamientos no alcanza materialización y no acabará sino jugando en contra de la continuidad de la banda, que se mantendrá en estado de hibernación durante casi un lustro, situación que se verá rota por fin en 1997, con un nuevo CD. Andromeda Heights, devuelve a Prefab Sprout a la vida. Y no será por gusto. Además de devolvernos a los McAloon y a Wendy en plena forma, Andromeda sirve para marcar distancia respecto a varios de sus contemporáneos. A diferencia de lo ocurrido con U2, Depeche Mode o The Cure, cuyos últimos trabajos han sido recibidos con cierta decepción, llegando incluso (en el caso de los chicos de Robert Smith y su "Wrong Number") a niveles preocupantes; las cualidades de "Patch" y sus chicos siguen lo suficientemente vivas como para seguir recibiendo los parabienes de los comentaristas, espaldarazo traducido en cálidos y sinceros elogios.
Aun reconociendo que lo mejor de Prefab Sprout siempre estará entre el segundo y el cuarto discos, temas como "Electric Guitars", "A Prisoner Of The Past" y "Life´s a Miracle" continúan dando cuenta del lirismo de un Paddy McAloon situado ya junto a su banda entre los actos más emblemáticos de la historia del pop de los últimos tiempos. Date una vuelta por su mágico mundo. Tu cerebro y tu corazón (tu espíritu sobre todo) te lo agradecerán de seguro.
Entre los grupos que descollaron durante la década de los ochentas, sin duda que Prefab Sprout tienen reservado un especialísimo lugar. Casi desconocidos por estas tierras -poco interesada en fenómenos gestados al margen de los mass-media- esta banda ha ido dejando tras de sí una colección de discos invaluable, cuyo significativo cargamento emocional se ve traducido en unas canciones de rotunda fuerza expresiva, que bien pueden hacerte llorar como también sonreír. Oriundos de Newcastle, el grupo se formó en 1976 con el concurso de Paddy McAloon (voz, guitarra y compositor), su hermano menor, Martin (bajo) y Michael Salmon (batería), luego de un corto período con el nombre de Avalon. Los comienzos no fueron fáciles, tuvieron que pasar varios años hasta que llegó la oportunidad deseada para dar a conocer su trabajo, la cual vendría en 1983 (luego del ingreso de Wendy Smith como corista) de la mano de Keith Amstrong, un buscatalentos que quedó impactado con la consistencia instrumental de la banda, propiciando el inmediato fichaje para su sello Kitchenware Records, con el que -curiosamente- han desarrollado toda su carrera. "Lions in My Own Garden, Exit Someone", editado de forma independiente a comienzos de 1982, sería relanzado bajo la nueva escudería y junto a "Don´t Sing" serviría de preludio del que sería el primer LP del grupo, el correcto Swoon (Kitchenware-CBS, 1984). Sin deshacerse en panegíricos las crónicas hablan bien de este disco. Sin embargo, como la mayoría de debuts, muestra a unos Sprouts si bien eficientes instrumentalmente (como se aprecia en temas como "Cruel") todavía inmaduros en cuanto a su capacidad (posteriormente demostrada con la mayor generosidad) de crear canciones memorables, capaces de perpetuarse en el subconsciente. Así y todo les serviría para llamar la atención de la multinacional CBS, con quienes firman un contrato de distribución por 8 álbumes. Poco antes de la edición del debut, Salmon había abandonado el barco, siendo rápidamente reemplazado por Graham Lant. Comienza así un desfile de bateristas que no cesara sino hasta la aparición en escena de Neil Conti, quien ocuparía el puesto de cara a una presentación en Dublin.
La corta gira de presentación de Swoon
daría paso a la preparación del segundo álbum. Para la
producción Paddy contacta a Thomas Dolby. ¿Recuerdan aquel músico
con imagen de científico loco identificado con el tecno-pop que interpretaba
el hit "She blinded me with science" en los albores
de los 80´s ? Pues, se trata del mismo. Las sesiones empezaron sin sorpresas,
pero nada hacía presagiar entonces lo que juntos serían capaces
de lograr.
LIFE´S NOT COMPLETE...
Y entonces, un buen día de 1985 sale a la luz Steve McQueen (Kitchenware-CBS) ¿Cómo abordar un álbum tan espléndido? ¿Cómo expresar en palabras las gratificantes y complejas sensaciones que proporciona su escucha? Pues, comencemos diciendo que se trata –sin lugar a dudas- de una de las obras más importantes de la década pasada. Un disco sin fisuras, sin errores, sin falencias, al que no se le puede reprochar ni siquiera una nota. Un caleidoscopio de sentimientos en donde todo raya lo perfecto, con una cara feliz representada por "Faron Young" (con cierto toque country & western) y "When the Angels" (depurada maniobra orquestal de sofisticados arreglos), acompañada de otra más reflexiva, larga y probablemente más sugerente. Por ella desfilan "Bonny", desatando pasión con una guitarra acústica emergiendo entre una espesa niebla en una canción con sabor a despedida y en donde el dolor parece saltar de los parlantes; la carnalidad de "Appetite" recreando la calentura del deseo, de la atracción animal, y la desazón sentimental retratada a la perfección en "When Love Breaks Down", donde con acento dulce y mucho nervio se relata el final de un romance y en la que el sufrimiento aflora con espontaneidad. En su mejor momento como compositor Paddy McAloon despliega un completo arsenal de primorosas tonadas, obsequiándonos con la serenidad arrullante de "Goodbye Lucille" melancólica mirada a la complejidad de nuestra existencia. "La vida no está completa hasta que tu corazón extraña un latido", canta con la convicción de un predicador. El tema sería rebautizado luego como "Johnny Johnny". El nombre de su protagonista -repetido insistente y candorosamente por una angelical Wendy- quedó grabado en los oyentes de tal forma que el cambio fue inevitable. El arrullo celestial de "Hallelujah" y "Horsin´ Around", el costumbrismo de "Moving The River", la lúgubre introspección de "Desire As" y la suavidad neo-folkie de "Blueberry Pies" complementan un disco ejemplar como pocos. 11 temas capaces de servirte el paraíso en bandeja.
El suceso del single "When Love Breaks Down" permitió ubicar a Prefab Sprout entre las revelaciones más interesantes del 85. El oportuno lanzamiento de "Appetite" y " Johnny Johnny" como singles cimentaría su impacto. Un problema legal con los herederos de Steve McQueen (el actor) determinaría que la edición americana del plástico fuera lanzada bajo el nombre de Two Wheels Good. Como para olvidar el cambio, en esta se incluyen las inéditas "The Yearning Loins" y "He´ll Have To Go", estupendas caras B que no desentonan para nada en el contexto del hermoso McQueen. El conflicto empujaría a CBS a boicotear el lanzamiento de Protest Songs, un trabajo concebido para aparecer en una edición limitada, como un corolario de la buena recepción de McQueen. Fue un mal augurio. Un tanto mortificados por la actitud del sello, "Patch" y cía debieron aguardar tres años hasta proseguir con un nuevo plástico bajo el brazo.
RUISEÑORES AL ACECHO
Aunque una línea por debajo de
su inmediato predecesor, From Langley Park to Memphis (Kitchenware-CBS,
1988) es igualmente un trabajo notable. Paddy se atreve a producir
algunos de los temas del álbum, ante la negativa de Thomas Dolby de
producirlo en su integridad, y libera más de su magia como compositor
-fuertemente influenciado por el ya inmortal Burt Bacharach-
en la angelical "Nightingales" una maravilla de
canción que cuenta con la participación de Stevie Wonder,
quien da una pequeña muestra de su buen hacer con la armónica;
la bellísima "Hey Manhattan", un homenaje
a la ciudad de Woody Allen con referencias al puente de Brooklyn,
la Quinta Avenida, el "Carlyle", el Tío Sam y Kennedy adornadas
por una capa ensoñadora de cuerdas que podría conectarse con
la impronta de Phil Spector, y en las que se cuenta el discreto
aporte de Pete Towshend (The Who) en guitarra acústica.
Canciones de amor como "Nancy, Let Your Hair Down for me"
tan directas, tan dulces, tan faltas de pretensiones -créanme-
no aparecen muy seguido. Solo la desordenada "Knock on Wood"
puede llegar a decepcionar. El lado más elaborado del disco queda configurado
con "I Remember That" y "The Venus
Of The Soup Kitchen" en las que se echa mano de un coro de 13
miembros (The Andrae Crouch Singers) que le da a estos cortes
una atmósfera de película de los 50´s. Más accesibles
todavía, los singles "Cars and Girls" (mordaz
referencia a la banalidad de la adolescencia: "algunas cosas hieren más
que las chicas y los autos") y "The King Of Rock & Roll",
su mayor éxito en sencillo, Top 7 en el Reino Unido (una mirada
irónica a tanto ídolo pretenciosillo) contribuyeron al afianzamiento
de la aceptación de los Sprouts entre el gran público
(entre los críticos no era necesario, éstos siempre los han
adorado), lo cual daría luz verde a la edición del postergado
Protest Songs, el cual terminaría por aparecer en
junio de 1989, como antesala a la edición del que se convertiría
en el tercer hito en la discografía de la banda.
UN PRECIO PEQUEÑO POR EL CIELO
No me refiero sino a Jordan:
The Comeback (Kitchenware-CBS, 1990), un álbum extraordinario
de principio a fin. Si algo hace especial a Jordan es que
a lo largo de sus 19 temas y poco más de 60 minutos no hay bajón
ni traspiés alguno. Sin invitados estelares, McAloon y compañía,
nuevamente con Dolby en la consola, nos sirven de anfitriones en una excursión
imaginaria por una constelación de 19 estrellas, cada una dotada con
un brillo especial. Ahí nos espera la emoción contagiante de
"Looking For Atlantis", el arquetipo pop perfecto; la candidez
etérea, levitante, de "Wild Horses" ("quiero
tener caballos salvajes / quiero tenerte a ti") ; la misteriosas "Machine
Gun Ibiza" y "Jordan: The Comeback" el
canto celestial de "We Let The Stars Go", desgarradoramente
evocador ("¿no me recuerdas? / hace mucho tiempo / una espléndida
noche / dejamos a las estrellas libres"); y la oportuna antesala al nuevo
milenio con "Carnival 2000", en donde se libera
el esplendor de un espectáculo de variedades. Paddy confiesa una vez
más su fascinación por la cultura norteamericana rindiendo pleitesía
a una de sus leyendas en "Jesse James Symphony"
y "Jesse James Bolero", ambos cumplidores ejercicios
de su eficaz destreza narrativa. Como si eso fuera poco, demuestra que es
capaz de tornarse sombrío con un simple chasquido de dedos, como queda
patente en "Moondog", profundizando aún
más ese cariz con "The Ice Maiden" ("la
muerte es un precio pequeño por el cielo"). Y con esa misma facilidad
pasa a la inocencia infantil de "Paris Smith",
al desnudo acusticismo de "Mercy", al romanticismo
de una palpitante "One in The Broken", para acabar
rubricando esta obra maestra con la apacible y envolvente "Doo
Woop in Harlem". Como sucede en muy pocas ocasiones la calidad
de Jordan se vio recompensada (además de los encendidos
comentarios de la prensa) con una cálida respuesta del público.
El disco alcanza el casillero Nº 7 en UK y es nominado para los Brit
Awards en la categoría de mejor álbum, pese a la fuerte competencia
representada en esos días por los grupos de la onda Madchester, además
de impulsar el inicio de una larga gira felizmente coronada por el éxito.
A esas alturas los Prefab Sprout ya se habían convertido
en estrellas por el peso de su talento y solo les quedaba disfrutarlo. Se
lo habían ganado.
Escribe: Carlos Quinto Interzona 4, Marzo 1999