THIS MORTAL COIL
LOS SUEÑOS SON COMO EL AGUA
En 1987, al conmemorarse el sétimo aniversario de 4AD se lanzó a manera de celebración el compilatorio Lonely is an eyesore, con material inédito de los grupos exclusivos de su plantel, así como su respectiva versión en video doméstico (excelente trabajo dirigido por Nigel Grierson). En él se incluía "Acid, bitter & sad", una canción deslumbrante que sería lo único ofrecido por el colectivo en cinco años.
Recién en 1991 haría su aparición la tercera y última placa de This Mortal Coil. Blood confirmó una vez más el carácter decididamente innovador del concepto musical de Ivo & Fryer, otra vez con magistrales resultados. Comenzando con "The Lacemaker", un collage de tres piezas -atmosférica/oscura/clásica- con un estupendo cuarteto de cuerdas integrado por McCarrick, Jocelyn Pook, Sally Herbert y Sonia Slaney, siguiendo con la candorosa "Mr. Somewhere", cello, guitarra y la voz cristalina de Caroline Crawley de Shelleyan Orphan, que suena distinta al interpretar el "Late night" de Syd Barrett sobre un fondo tenebroso que encaja extrañamente con la voz; un segundo puzzle un tanto más improvisado con "Loose joints"; la calidez maternal de "You and your sister", en la que las entonces Breeders Kim Deal (Pixies) y Tanya Donelly (Throwing Muses, Belly) comparten tablas y te hacen disfrutar con sus diáfanos y sencillos arpegios . El neo-romanticismo de "Nature´s way" -compacto tramado de voces y cuerdas- cede paso a la solemnidad de "I come and stand at every door", voces desnudas y percusiones que explotan cual fuegos artificiales y se desvanecen en el firmamento de una cautivante cortina instrumental. "Baby Ray Baby" parece reproducir extrañamente la escena final de El Bebé de Rosemary de Polanski. Ivo & Fryer llaman la atención con "Ruddy & Wretehead", corte de densidad extrema y ácidos guitarrazos. El "Help me lift you up" de Mary Margaret O'Hara y el "Carolyn's song" de Rain Parade se cuentan entre las versiones más logradas de la trilogía, melodías sosegadas llenas de encanto. Deidre transmite una gran sensación de paz en "With Tomorrow" y conmueve en "Several timers", mi favorita de este disco, compuesta por Pieter Nooten de Clan Of Xymox e ideal para enmarcar una apasionada escena de amor. Heidy Berry, otra diosa del encanto, hace su contribución con "Til I gain control again". Dominic Appleton, protagonista estelar del segundo álbum, participa únicamente con "I am the Cosmos". Todo llega a su fin con "(Nothing but) Blood", sencillo tema revestido de un carácter especial, ya que con ella se cierra el ciclo, y por tanto posee el agridulce sabor de la despedida.
La historia de This Mortal Coil llegó a su fin, pero no hay que entristecerse por ello, si se tiene en cuenta lo que dejó a su paso. Tres álbumes, una colección irreprochable de 62 canciones (entre propias y versiones) quedan como testimonio de una épica aventura, demostración cabal del poder intenso que encierra la música cuando está hecha con pasión, sin intereses accesorios de por medio. Una idea y una fórmula genial a la espera de ser, en un futuro, posiblemente rescatada.
Para los interesados, existe una completísima Box Set (editada sólo en USA) que incluye los 3 largos del grupo y un CD adicional con las versiones originales de los temas reinterpretados.
En más de una oportunidad me he referido a la aparición de 4AD como de gran importancia en la historia de la música. El sello regentado por Ivo Watts-Russell logró capitalizarse como uno de los más destacados y creativamente productivos de la independencia británica, amparándose en un formato de presentación integral que cuidaba no sólo del aspecto puramente musical sino también del gráfico. Sus portadas, obra de la empresa 23 Envelope -comandada por Nigel Grierson y Vaughan Oliver- resultaron valiosas por sí mismas y no hicieron sino engrandecer el producto final. La pasión de Ivo por la música puede apreciarse desde cualquier ángulo. Al grado de que no contento con ser el responsable absoluto de la escudería e influenciado por todo ese talento que orbitaba a su alrededor , tomó la decisión de dar forma a su propio proyecto, concibiendo un novedoso ente colectivo al que denominó This Mortal Coil y en el que se verían inmersos algunos de los integrantes de sus fichajes más importantes. Contando además con la complicidad de John Fryer, todo un mago en el manejo de la consola.
MATERIALIZANDO SUEÑOS
Tras un amague inicial (3 singles, incluyendo "Sixteen days", cover del grupo new wave inglés Modern English) los primeros frutos de la asociación, en estricto, se hallan contenidos en It'll end in tears , un álbum inobjetablemente hermoso, de la primera a la última nota, posiblemente el mejor disco de la trilogía, tanto por la concepción sonora y la selección de temas, como por la trascendencia de los nombres involucrados. Gordon Sharp apertura maravillosamente el álbum con la arrebatadora "Kangaroo". El Cindytalk da una muestra de su poderío vocal arropado por los solemnes arreglos de cuerda de Martin McCarrick, colaborador de toda la saga y más adelante miembro de Siouxsie & The Banshees. Sin dejar que te repongas de la impresión, la voz de Elizabeth Frazer irrumpe de pronto para obsequiarnos una conmovedora lectura del "Song to the siren" del fenecido trovador californiano Tim Buckley, sólo superada por la desgarradora "Another day", 3 minutos de placer-disfrute absolutos y una de las mejores interpretaciones de Liz, a lo largo de su brillante carrera. Destaca igualmente la espléndida versión del "Holocaust" del ex-Box Top/Big Star Alex Chilton, de la que se apropia Howard Devoto (líder de Magazine) en las voces, respaldado por Steven Young -de Colourbox- y el dueto de cuerdas casi oficial de esta aventura, conformado por McCarrick y Gini Ball, lográndose configurar con él un nuevo concepto de clasicismo profundamente estilizado. Lisa Gerrard se apunta con "Waves become wings" y "Dreams Made Flesh", en esta última empleando el Yangt´chin, instrumento de origen chino que suele emplear; ambas en la línea tradicional de Dead Can Dance.
Las composiciones de Ivo, "Fyt" y "The Last Ray", oscilan entre lo atmosférico y la oscuridad más tenue, descollando particularmente la segunda por su acertado ensamblaje de elementos acústicos y eléctricos, correctamente dispuestos y ejecutados por Robin Guthrie y Simon Raymonde, co-autores del tema. Por cierto, Simon contribuye con "Barramundi", sugerente ejercicio instrumental de evidente escuela Cocteau, preciosamente volátil. Pero quienes se encargan de romper con las líneas y texturas estilísticas predominantes son Robbie Grey (Modern English) y Manuela Rickers (X-Mal Deutschland) con el vital cover de Wire "Not me", un despliegue de energía envidiable, más ubicada dentro de parámetros post-punk, absolutamente recomendable.
El álbum obtiene un gran impacto, logrando hacerse de un escaño entre los cuarenta principales, motivando las suspicacias de algunos de los participantes, como en el caso de Elizabeth y Robin, quienes aún no acababan de dar en la yema del gusto del público inglés (lo harían recién con Treasure) y reaccionarían negativamente frente al éxito de un proyecto en el que si bien fueron protagonistas no eran ellos los que se llevaban el crédito.
LLUVIA ROJA
Pese a todos los inconvenientes Ivo y Fryer no demoraron mucho en tener lista una nueva entrega. El notable Filigree and Shadow aparecería a mediados del 86, trayendo consigo varias sorpresas, básicamente en el rubro de las colaboraciones, la mayoría de ellas -esta vez- de gente ajena al sello. Dominic Appleton -de Breathless- , el pianista John Turner y las estupendas cantantes Alison Limerick, Deirdre y Louise Rutkowsky se sumarían a la cruzada. El pico esta vez se alcanza con "Tarántula", composición interpretada por un medio-oriental Appleton y las hnas. Rutkowsky en los coros, la antesala perfecta al paraíso. El trío regala su magia también en "The Jeweller" y "Strength of strings", de esquemas más modernos y menos líricos. Simon Raymonde tiene una participación mayor a la del primer largo, aportando dos creaciones: la lluvioso-melancólica "Ivy and Neet", en la que destaca el solo de saxo crepuscular de Richard Thomas, y la brevísima "Tears". Entre lo ofrecido por el resto destaca el mágico y minimal flujo guitarrero de David Curtis (Dif Juz) para "Meniscus". Alison Limerick se encarga de darle a "My father" el grado de emoción suficiente con una voz grave y profusamente tenue. Peter Ulrich, a la sazón miembro de Dead Can Dance, con una "At first and then", intensamente tribal. El "Morning Glory" de Tim Buckley (uno de los compositores favoritos de Ivo como te habrás podido dar cuenta) alcanza una nueva dimensión en la voces de las hermanas Rutkowsky, también protagonistas de "I want to live", aquí entre trazos y apuntes astrales. Ivo experimenta con pequeños retazos sonoros caso "Inch Blue" y "Fire brothers", comenzando con la costumbre de dividir sus composiciones en dos partes ("Thais I" y "Thais II": "Mama K I" y "Mama K II").
Los resultados artísticos marcan positivo nuevamente, pero los mediáticos lamentablemente no se equiparan a los del primer disco. La sorpresa para el mercado se había difuminado. Ivo, poseedor de un innegable buen olfato para los menesteres discográficos decide darse un mayor tiempo antes de atreverse con una próxima incursión.
Escribe: Carlos Quinto Interzona 2, Junio 1998