Escribe: Francisco Melgar
(Interzona 4, Abril 1999)
A mediados de los años 80 un grupo de patas que se juntaban a escuchar discos de James Brown, Sonic Youth y música cajun en una misma tarde formaron Pussy Galore, un grupo que hasta ahora no he podido escuchar y del que sólo conozco el mito de haber parido, como diría mi amigo Chancay, “dos de las bandas más sucias de los 90”: The Jon Spencer Blues Explosion y Royal Trux, y de haber hecho un cover completo del Exile on Main Street, el disco doble de las fotitos en blanco y negro (gracias al maestro Robert Frank) que los Rolling Stones sacaron el 72. Cuando hace un año le preguntaron a Mick Jagger si alguna vez se imaginó la influencia que el Exile llegaría a tener, el bocón inglés respondió: “Yo no encuentro nada especial en ese disco...no tiene buenas canciones...prefiero el Sticky Fingers”. Ah Mick, qué podíamos esperar de ti ahora que te disfrazas de Steven Tyler para cantar en los Grammys, es cierto que el Exile no tiene el potencial comercial de las canciones del Sticky pero el Sticky jamás tendrá la actitud del Exile, ni la tormenta de ruido que se desborda de manera incontrolable por sus cuatro lados. Así que mejor te dejamos tener una muerte respetable mientras escuchas un disco de hip-hop y te sientes más moderno que Keith escuchando sus viejos 78 de Robert Johnson. Bueno, en el 85 los Pussy Galore sacaron su versión del Exile, haciendo más clara la deuda que una nueva generación de ¿músicos? tenía con ese disco, con una cierta belleza en el ruido y en la falta de esfuerzo a la hora de grabar que los Stones no volverían a encontrar. La idea de hacer un cover del Exile no era compartida por todo Pussy Galore, Jon Spencer no estaba excesivamente contento con la idea pero Neil Hagerty lo convenció. Poco tiempo después, junto a una quinceañera heroinómana llamada Jennifer Herema, Hagerty formaría Royal Trux.
En 1989 los Royal Trux se encontraban en San Francisco grabando su segundo disco. Después de pasarse ocho meses encerrados en el estudio grabando cada idea que tenían sacaron a la venta Twin Infinitives, un álbum doble (otra vez), con una funda de fotos en blanco y negro (otra vez), y con resultados verdaderamente desconcertantes. Twin Infinitives no tiene canciones con gancho, más bien una sola canción dividida en cuatro lados (otra vez), con una corriente de ruido atravesándola y sosteniéndola a lo largo de sus setenta minutos (jódanse, otra vez), lo que nos lleva de vuelta al Exile on Main Street, el disco de los Rolling Stones que parece perseguir a Neil Hagerty desde que se decidió a hacer música.
Puede que Neil y Jennifer se hayan propuesto hacer el Exile on Main Street más radical que se pudieron imaginar (como se habrán dado cuenta es lo que me gustaría creer), pero eso sería pura especulación de fan enamorado, lo cierto es que no puedo decir que el Twin Infinitives sea un gran disco (en el sentido Pedro Cornejo del término), pero cuando lo pongo me pasan cosas que antes no me pasaban. Por eso si voy a escucharlo prefiero que no haya nadie en mi casa, no sólo porque sea un disco desagradable de escuchar (tengo discos que son desagradables de escuchar y los pongo igual para ver cómo reacciona la gente), pero con Twin Infinitives siento miedo de la reacción que estas personas podrían tener.
Como dije, no sé si el Twin Infinitives es un buen
disco, pero estoy seguro de que está más cerca de ser un disco
malo, algo de malo tiene, algo inquietante que no sólo está
en la cantidad de ruido esparcido por sus cuatro lados, ni en las diferentes
velocidades en que están mezcladas las pistas, ni en las letras a lo
Philip K. Dick después de escuchar Grand Funk
en el set de The River’s Edge, ni en las voces que
Neil Hagerty y Jennifer Herema grabaron completamente colgados
en heroína. Lo malo de este disco está en el aliento que deja
en tu cuarto apenas ha comenzado a sonar en tu equipo y sientes que algo te
ha pasado, y no quieres que nadie regrese a tu casa porque se te ve en la
cara. Aunque eso no importe, ahora que cada nota que llega a tus oídos
es finalmente libre.