DAÑOS EN EL PUCARA DE LA COMPANÍA
EL MERCURIO, 5 de Mayo de 1998
Fortaleza Inca
Señor Director:
Confieso que sentía mucho orgullo cuando desde la carretera miraba hacia el oriente y divisaba no muy lejos el cerro-isla de la Companía, una mole de rocas de perfil trapeizoidal que se levanta en medio del llano de la zona central de Chile, frente a Graneros, VI Región.
Había sido una hazaña el decsubrimiento de su trascendencia histórica hecho por María Teresa Planella en la ecada de los anos 80 a traves de cronicas y documentación de juicios de agau de la Colonia, hurgando en los archivos del convento Santo Domingo. Mediante un financiamiento de Conycit, Rubén Stehberg, arqueólogo del Museo Nacional de Historia Natural, dedicado a los procesos de la dominación incaica en Chile, formo un grupo de trabajo para ejecutar las excavaciones de prueba. Yo mismo me propuse hacer el levantamiento topográfico del cerro con sus consrucciones de la fortaleza desde su base. También era una buena tarea hacerlo con los métodos tradicionales venciendo los obstáculos que ofrecía la enmarañada vegetación y la pendiente del cerro. Había dos muros perimetrales de circunvalación bien construidos de piedras calzadas en seco, colcas o silos en la ladera oriental y construcciones de patrón incaico en la cumbre. Por todo aquello fue declarada zona protegida especial por el Consejo de Monumentos Nacionales. Lamentablemente nuestros intentos por comprar el cerro para hacer de el un museo de sitio y un paseo público fueron infructuosos y lo adquirió finalmente un agricultor, que en un principio prometió respectar las instalaciones.
Pues bien, hace unos días el dueño autorizó a un canal de television para instalar una antenna en el cerro. Para ello hubo que construir un camino con maquinaria pesada que destruyó en parte las instalaciones incas, es decir, daño gravemente el patrimonio nacional que con tanto trabajo y costo se había exhumado y salvado para las ciencias histórica y antropológica. Algo parecido a lo recientemente acaecido en San Pedro de Atacama con la instalación de un gasoducto. En nuestro caso, arrasó con parte del muro perimetral y un sector de colcas o depositos de alimentos. El daño es irreparable.
Es francamente descorazonador ver cómo el esfuerzo se malogra por el ningún respeto del patrimonio cultural y ver cómo éste desaparece irremediablemente sin que la ley sea eficaz para evitarlo.
Hans Niemeyer Fernández, Ingeniero civil y arqueólogo