Dos figuras mundiales aterrizaron en el Atlético: Oswaldo Giroldo Juninho (Middlesbrough) y Christian Vieri (Juventus). Fueron las dos principales apuestas del Atlético para esta temporada que, junto a Jordi Lardín (RCD Espanyol), José Mari (Sevilla FC), Andrei Frascarelli (Atlético Paranaense), Rade Bogdanovic (Jef Utd. Tokio), Jaro (Real Betis) y el incombustible Paulo Futre, se pusieron a las órdenes de Antic para alcanzar las más altas cotas en todas las competiciones. Este nuevo perfil también supuso la marcha del capitán, Solozábal, y del carismático Cholo Simeone, entre otros. El equipo debutó en la Liga ante el Real Madrid, adelantándose en el marcador con un gol de Juninho en una magistral primera parte. Sólo la mala suerte evitó sumar los tres primeros puntos. La competición empezó bien, pero las lesiones mermaron a lo largo del año a jugadores como López, Juninho o Vieri. Éste último tan solo disputó 24 encuentros en los que marcó 24 goles, pero que fueron suficientes para erigirse como el pichichi del campeonato. En la Liga se alcanzó la séptima posición después de luchar por el título hasta las últimas jornadas. El último partido en el Calderón sirvió para rendir homenaje a Radomir Antic, que se despidió de la que fue su afición con un espectacular 5-2 ante el Barcelona. Este partido también significó el adiós de José Luis Pérez Caminero, tras seis temporadas en el club del Manzanares. Tras caer eliminados en los octavos de final de la Copa del Rey ante el Zaragoza, las esperanzas atléticas se centraron en la UEFA. En el torneo continental se llegó a las semifinales, por segunda vez en la historia. Cayeron el Leicester, PAOK de Salónica, Croatia de Zagreb y Aston Villa, antes de cruzarse el Lazio en el camino. La victoria del equipo romano en el Calderón por 0-1 fue a la postre decisiva, a pesar del excelente encuentro que realizó el Atlético en Roma, donde no pudo romper el 0-0.