Una sorpresa magnífica quita el aire sombrío que soplaba sobre el Athletic y cierra el episodio de su paso por la División de Plata del Fútbol español, el 16 de julio de 1934, la Asamblea de la Federación Española, reunida en San Sebastián, acuerda que la Primera División del Campeonato Nacional de Liga quede formada por doce equipos en virtud del cual, el Subcampeón de Segunda asciende automáticamente. De nuevo en la Primera División, el Athletic mantiene la mayor parte de la plantilla de la anterior temporada. Habitualmente juegan: Pacheco; Mesa, Alejandro o Corral; Feliciano, Marculeta, Pena; Lafuente, Arocha, Elicegui, Chacho y Cuesta, además de Gabilondo, Mendizabal, Ipina y Sornichero. Los entrenadores Anatol y Ortega son sustituidos provisionalmente por Marculeta, hasta que se hace cargo de la preparación del equipo Mister Pentland. El Athletic se clasifica en tercer lugar del Campeonato Mancomunado. En la competición liguera se mantiene ocho jornadas seguidas sumando puntos y destaca la capacidad goleadora del delantero centro rojiblanco, Elicegui, disputándose con el ovetense Isidro Langara, el mayor numero de dianas en las porterías contrarias. El Betis con 34 puntos, se alza Campeón de Primera División, el Athletic de Madrid con 21, queda en séptimo lugar, una calma alegre es el balance. Los rojiblancos en la Copa se deshacen del Arenas de Guecho y del Racing de Santander. El próximo escollo a salvar es el Sevilla. Juegan el 2 de junio de 1935, en Madrid, el partido termina en empate. En este encuentro la sombra de la desgracia acompaña y se cierne en el jugador rojiblanco Ramón Lafuente. En un encontronazo con el guardameta sevillista Guillermo Izaguirre, se fractura una pierna, espina sin rosa, que enfila a lo mas hondo de la tristeza, ya no podrá volver a jugar al fútbol. Las desgracias nunca vienen solas, según sentencia el refrán que se cumple. El Athletic pierde a su gran equipier y la eliminatoria, al caer derrotado por tres a dos, en el partido de vuelta, a la sombra de la Giralda, en el Campo de Nervión. Finalizados los compromisos de competiciones oficiales esta temporada para el Athletic, la directiva colchonera acepta la invitación del Real Club Deportivo Español, de Barcelona, para formar un combinado entre ambos y realizar una gira por Argentina, Uruguay y Brasil contratada por el equipo catalán con aceptable ingreso económico. La selección Athletic-Español, como se denomina, la forman por los blanquiazules: Perez, Soler, Espada, Edelmiro, Prats, Manolín y Bosch. Por los rojiblancos: Pacheco, Guillermo, Corral, Alejandro, Gabilondo, Pena, Marin, Arocha, Elicegui y Chacho. De delegados de la expedición van Santiago De la Riba por el Club Barcelonés y Cesáreo Galindez por los madrileños. A la hora de partir desde el puerto de Cádiz, en el Trasatlántico "Cabo de San Agustín", algo falla en la organización, los jugadores no tienen pasaporte. Se trata de diligenciarlos con prisa en el Gobierno Civil. Ese día se encuentra el gobernador en un mal momento de humor y no da facilidades. Se demora la salida, el delegado De la Riva, amigo personal del Ministro de la Gobernación, le telefonea y se arregla la cuestión que había sido fiada a la improvisación, ya sin trabas, se parte rumbo a Buenos Aires. En Argentina se disputan cinco partidos, el primero el 7 de julio, en la capital bonaerense contra el River Plate con empate a dos tantos, marcados los del combinado español por Elicegui, a quien dieron los apelativos de "Suicida" y "Cabecita de Oro" por sus remates en plancha. Al guardameta Pacheco le adjetivaron "Manitas de Plata", ambos fueron los jugadores mas destacados para aquellos aficionados. El 14 de julio partido contra una selección argentina, que termina con un gol a cero marcado por Elicegui. En el tercer encuentro, el 21 de julio en la ciudad de Rosario, el combinado Athletic-Español uno (gol de Chacho), Selección del Rosario Central, dos. El ultimo encuentro en Argentina se disputa el 29 de julio en Santa Fe, Selección local, seis, Combinado Athletic-Español, cinco, con tres goles de Elicegui, a quien hizo una buena oferta, que no aceptó, el River Plate. En olor de multitud llegan a Uruguay, donde han tenido eco, sus buenos partidos en Argentina. El combinado athletic-Español se enfrenta a una Selección de Montevideo. Los jugadores locales se emplean con gran dureza, ante la inhibición del arbitro que les consiente los malos modos y el partido se convierte en una batalla campal. Finaliza el encuentro tres a uno, a favor de los charruas. Hubo momentos durante el partido en que el publico indignado contra sus jugadores, por proceder tan desairado, invadió el terreno de juego en señal de protesta. Nuevamente en el otro partido en la capital de Uruguay, se repite la dureza y el resultado. En Brasil, juega en Río de Janeiro, el 18 de agosto, contra el Vasco da Gama, el marcador queda cuatro a uno, a favor de los cariocas. El cansancio por el excesivo calor y aquellos viajes, con menos comodidades que las actuales, hace mella en los jugadores españoles, aunque en el segundo partido en Río, empatan a un gol. Elicegui marca el gol del Combinado y otro más que anula el arbitro. Se cierra la gira en Sao Paulo, donde el equipo titular de la Ciudad, gana por dos a cero. Después de tres meses los jugadores se encuentran en casa. La gira tiene mucho de aventura deportiva y resultado ecléctico, por una parte deja huella consoladora dada la buena fama cosechada y desconsoladora debido al desgaste físico que los jugadores acusan a través de la temporada de 1935-1936. Esta tara compromete seriamente la clasificación del Athletic de Madrid en la Liga y lo conduce nuevamente a una situación critica que amenaza con el descenso. El Athletic de Bilbao, con 31 puntos, se erige en Campeón y los últimos puestos los ocupan Athletic de Madrid y Osasuna. Cesa la Junta Directiva que preside Rafael González Iglesias y el relevo lo toma: José Luis del Valle Iturriaga, Presidente; Vicente Rico, Salvador Bellver y Lorenzo Alcázar, vicepresidentes; José María Clara, secretario; Cesáreo Galindez, tesorero; Juan Touzon, contador; Aquilino Sobrino y Enrique Ruete, vicesecretarios, vocales, Vicente Alegre, Antonio Amilivia, José Urquijo, Luciano Lacoma, José Estevez, Ramón Díaz y Luis Guinea. La nueva Directiva con buen criterio y conocimiento del hecho social, extiende la mano al seguidor económicamente débil y crea una nueva categoría de asociados, los socios populares, que han de pagar quincenalmente tres y dos pesetas por presenciar los partidos desde la Gradona de Fondo del Estadio Metropolitano. Se captan simpatías fruto de tal decisión y es espectacular el numero de crecimiento de seguidores rojiblancos que acuden fielmente a los partidos, creando una sugestión en favor del equipo a pesar, en muchas ocasiones, de los vaivenes de la suerte y el consecuente desdén de los resultados. Se nombra entrenador del Athletic de Madrid al exjugador del F.C. Barcelona, José Samitier. En el Campeonato Mancomunado participan el grupo del Athletic de Madrid, los conjuntos del Racing de Santander, Zaragoza, Madrid, Valladolid y Nacional. Los rojiblancos quedan en tercer lugar y su alineación habitual la forman: Pacheco, Mesa, Valcarcel, Gabilondo, Marculeta, Ipiña; Marín, Arocha, Elícegui, Estomba y Peña, además de Chacho, Gaspar Rubio, Buiría y Sornichero. El Athletic en la Liga de 1935-1936, se caracteriza por la discontinuidad en el acierto y cae en el fondo de la clasificación. Se produce el naufragio y en la crítica situación de "sálvese quien pueda", luchan Sevilla, Athletic de Madrid y Osasuna. El equipo navarro se hunde definitivamente en el proceloso mar del Campo de San Mamés ante el brillante juego del Athletic de Bilbao, que queda Campeón con 31 puntos. El Athletic de Madrid tiene una posible tabla de salvación, en el ultimo partido de la competición en que se enfrenta en el Metropolitano a otro naufrago, el Sevilla. Cuando faltan cuatro minutos para el final, el marcador señala un tres a dos a favor de los andaluces, el defensa Villalonga zancadillea a Elicegui dentro del área, se pita penalti, que puede significar el empate, resultado suficiente para los rojiblancos, porque les favorecía igualando, al contar con 15 puntos, uno mas que los sevillistas. El castigo lo lanza Chacho hacia la puerta defendida por Guillermo Izaguirre y estrella el balón en el poste, extraños caprichos de la suerte. Esta es la evidencia, de que la Liga es una realidad que se construye e impone su condición. Es suma de aciertos o errores en una inexorable formulación matemática que apenas necesita palabras, los resultados hablan por si mismos. El desconcierto y la mala suerte son claves significativas que han de evitarse para esquivar el fracaso, pues después es difícil explicar lo inexplicable.