Creo que primero el Aikido tomó mis oidos y mi piel antes de que pudiera practicarlo. Cuando tenía cinco años di mis primeros pasos sobre un tatami en el que solía jugar con un poco de Aikido y un poco de Judo con chicos de mi edad en el Instituto Seidokan. Desde mi niñez hasta mi juventud entrené inconsistentemente. Muchas veces fuí atraído por otros deportes, otras veces me veía impedido por mis estudios.
Pero lo que realmente cautivó mi atención fué la sólida constancia que reflejaba mi padre, Sensei Cela. Para el año 1973 retorné seriamente a mi entrenamiento en Aikido y fuí sorprendido por la firme base que tenía inculcada desde épocas que ni siquiera recuerdo, gracias al permanente contacto desde temprana edad. Desde este momento mi entrenamiento fué constante.
Hasta 1980 entrené sin preocuparme por los grados, y más adelante, cuando la IAF (Asociación Internacional de Aikido) creció --y siguiendo el consejo de Snsei Kenzo Miyazawa-- y en 1981 me gradué como Primer Dan. De ahí surgió un nuevo nivel de mayor dedicación y responsabilidades. Para fines de 1981 había tenido el gran honor y responsabilidad de ser nominado sucesor de Sensei Manuel Cela.
Fué un momento muy fuerte en mi vida, emocionalmente removedor, y frente al público presente me comprometí a dar lo mejor de mí mismo cuando llegó el momento de seguir el trabajo de Sensei Manuel Cela. En 1988 obtuve mi Segundo Dan, en 1991 mi Tercero, y en 1997 tuve el honor de recibir mi Cuarto Dan por parte de la Fundación Aikikai, sede mundial del Aikido en Tokyo.
La posibilidad de viajar al exterior fué el factor fundamental para compartir mi entrenamiento, y seguir aprendiendo cada día de maestros y practicantes que, sin lugar a duda, siempre dejan dentro de nosotros sus maravillosas enseñanzas. Tuve la suerte de poder viajar a Brasil, Argentina, Chile, Europa y Japón. Tengo la esperanza de poder continuar haciéndolo, porque en tales lugares he recibido lo mejor, muchas gracias.
Actualmente soy Presidente del Uruguay Aikikai y también Director de Nakano Dojo. Entrego gran parte de mi vida a la enseñanza y el aprendizaje de este espléndido arte.
Quisiera agradecer a mis padres por mostrarme el camino, el cual muy profundamente dentro de mí se ha convertido en mi filosofía de vida. Confío tranquilamente en poder transmitirlo a mi hijo Claudio. No puedo hablar sobre mi futuro, ya que sólo hacemos historia al transitar los caminos, y sólo pido a Dios me de la habilidad de continuar aprendiendo, para así poder seguir transmitiendo el maravilloso legado de O'Sensei.
Como proyección de la vida marcial de mi padre, y tal como él había soñado acerca de la fundación del Aikikai Uruguay, yo también tenía mi propio sueño. Ese sueño era crear mi propio Dojo, para así poder expandir el Aikido.
En septiembre 3 de 1994, mi sueño se volvió realidad. La fundación del Aikido Nakano Dojo fué una ceremonia que realmente devino inolvidable. En primer lugar tenía grandes condiciones para Dojo, pero estaba en muy mal estado, lo que fué motivo de duro trabajo por tres meses. Cada detalle del Dojo fué absolutamente realizado con la invaluable ayuda de alumnos del Uruguay Aikikai. Sin duda llevó mucho esfuerzo, esperanza y amor para construir el Dojo. Siempre estaré agradecido a mis alumnos por su colaboración.
Parece como si Nakano Dojo hubiera surgido del Cosmos por una suerte de milagro, ya que nunca busqué realmente por ese lugar, sino que simplemente llegó a mí y en el momento preciso. Incluso los primeros alumnos vinieron el día de la inauguración sin saber absolutamente nada sobre Aikido, y luego pasaron a formar parte del Dojo. Fué una experiencia fantástica, y Dios fué parte de todo ello.
Ahora que sabés un poco más sobre la historia del Instituto Fujiyama y de Nakano Dojo, quiero que sepas que ellos comparten un sólo corazón. Nakano es un hijo de Fujiyama, pertenecen uno al otro, y sus raíces son muy profundas, antiguas, y se sostienen en el Instituto Seidokan y Fujiyama. En la atmósfera de Nakano, la sangre Cela, junto con la de los maestros --que de alguna forma hicieron esto posible--, y la mía propia, continúan fluyendo.
Hay mucho trabajo invertido en esto, mucha devoción y amor de mucha gente. Los Honorables Directores Técnicos de Nakano Dojo son Sensei Manuel Cela y Sensei Shuya Yamamoto (Sexto Dan de la Fundación Aikikai, Tokyo).

El Tokonoma de Nakano es muy simple, sigue el estilo japonés y es algo muy especial para mí. Además de ser el lugar más importante del tatami, existe un banderín con la palabra Aikido escrita por Sensei Yamamoto. Es su caligrafía lo que hace precioso a este banderín. Él mismo me lo envió como un regalo, que llegó desde Tokyo justo a tiempo para la Ceremonia de Inauguración
Por otro lado, y a pesar de la corta vida de Nakano, en los primeros tres años y medio hemos recibido la visita de importantes maestros, como por ejemplo, Shihan Norihiko Ichihashi (Fundación Aikikai), Shihan Makoto Nishida y Sensei Nakamura (de Brasil Aikikai). Además, siempre esperamos la visita de muchos otros maestros para los años venideros.
En Nakano Dojo practicamos siguiendo la más pura tradición de la familia Ueshiba. Seguimos el estilo de la Fundación Aikikai pero, nuestras puertas están abiertas al mundo para aquellos que deseen venir y practicar en paz y con amor el Arte del Aikido.