El Rosario, uno de los modos de hacer oración más enraizados en el fervor
del pueblo católico, está tomado de la Biblia.
En el rosario celebramos los misterios, es decir, acontecimientos o hechos,
referidos a Cristo y a su entorno directo, como es la Santísima Virgen.
Los dividimos en tres secciones de cinco misterios cada una.
Si se refieren a la vida de Cristo en sus primeros años, los llamamos
misterios gozosos, nominados así: 1° La Anunciación y la Encarnación
(Lc 1, 26-38). 2°La Visitación de María a su prima Isabel (Lc 1, 39-45).
3° El Nacimiento del Hijo de Dios en Belén (Lc 2, 1-14). 4° La Presentación
del Niño Jesús en el templo (Lc 2, 22-40). 5° Jesús perdido y hallado en
el templo (Lc 2, 41-52).
Si se refieren al momento y al entorno de la Pasión, los llamamos misterios
dolorosos. Así: 1° La Oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní (Lc
22, 39-46). 2° La Flagelación (Mt 27, 24-26). 3° La Coronación de Espinas
(Mc 15, 16-20). 4° Jesús con la Cruz camino al Calvario (Lc 23, 26). 5°
La Crucifixión y Muerte de Jesús (Jn 19, 25-30).
Si se refieren al triunfo de Cristo sobre la Muerte, los llamamos misterios
gloriosos: 1° La Resurrección del Señor (Jn 20, 1-9). 2° La Ascensión
del Señor (Lc 24, 46-53). 3° La Venida del Espíritu Santo (Hechos 2). 4°
La Asunción de la Santísima Virgen en cuerpo y alma ("Mirif. Deus", de Pío
XII). 5° La Coronación de Nuestra Señora (Apoc. 12). Si exceptuamos el 4°
misterio glorioso, que es consecuencia deductiva, todos están tomados de
la Biblia.
Por otra parte, en cada misterior, se reza un Padrenuestro y diez
Avemarías. Ambas oraciones están tomadas de la Biblia. El Padrenuestro
es la oración enseñada por el mismo Cristo (Mt 6, 9; Mc 11, 25; Lc 11, 1).
El Avemaría, en su primera parte, también, pues son las palabras dichas
a María tanto por el Ángel Gabreil en la Anunciación, como por Isabel en
la Visitación. La segunda parte del Avemaría es, consecuentemente, una súplica
filial que la Iglesia dirige a quien es la Mujer elegida por el mismo Dios
para ser la Madre de quien tiene la misión de llevar a cabo la obra de la
Redención: Cristo, nuestro Divino Redentor.
El modo estructural del Rosario, o sea, rezar diez Avemarías en cada misterio,
eso es convencional. Lo mismo que se rezan diez, se podrían rezar veinte,
o tres; porque no se trata de "desgranar" Avemarías, sino de celebrar "acontecimientos"
de nuestra Redacción. Y lo hacemos en forma de un Rosario; es decir, de
un manojo de rosas espirituales ofrecidas a Cristo por manos de su Madre
-y nuestra Madre-, la Mujer "bendita entre todas las mujeres", y a la que,
como dice el Evangelio (Lc 1, 48), "todas las generaciones me llamarán bienaventurada".