PRIMERA
PARTE
La Epopea del Tiburón
Imperial y de la Orca Marina.
En la noche del tiempo, cuando todo era agua y las montañas formaban
interminables cordilleras submarinas, la vida como la conocemos ahora todavía
no había sido creada. Todo el globo era mar y los únicos soberanos eran Mama
Orca y El Tiburón …., los esposos primordiales, guardianes del Universo. En
aquel tiempo el mundo estaba despoblado. En el Universo celeste solo existían
el Sol, la Luna y las Estrellas, así que el cielo y el mar eran complementares,
inscindibles uno del otro. La pareja ancestral conversaba con los astros y su
tiempo transcurría lento e inexorable, en forma circular, cada evento tenía su
repetición en un determinado ciclo de este solemne espacio. Todo ya estaba
determinado, tanto que los dos seres divinos casi sentían una forma de
aburrimiento, algo que no sabían explicar.
En una noche de plenilunio, haciendo un tributo al agua y saludando a la Luna.
Dijeron: "Aquí estamos, Señora Luna, espíritu del las tinieblas, la Orca
femenina y el Tiburón masculino, tus hijos somos, Madre Luna, recíbenos.
Aquí estamos, Madre, lanzando al viento con mucha fuerza la semilla de la vida
para agradecerte lo que somos, lo que fuimos, lo que seremos. A ti te ofrecemos
el fuego de los volcanes submarinos, el agua, la lucha, la reconciliación".
Después de un intenso y coral sonido de las conchas Strombus, acompañado por
una danza sensual de las olas del mar, la Fiesta de la Luna comenzó a diseñarse
a partir de varios momentos: la Orca y el Tiburón danzando, los cerros
respondiendo con fuego: mil y mil de olas llevando antorchas e iluminando el
sagrado templo submarino, demora de los señores del Océano y otras miles
alumbrando el cielo durante su recorrido rítmico en la superficie marina,
sacudiendo emocionalmente a las estrellas testimonios de tanta belleza....
Sin duda el mejor acto de este ceremonial celebrando la Naturaleza, fue la
Copulación Ritual, un pez majestuoso y una tremenda orca se enfrentaron entre
las corrientes de la marea creciente escenificando una batalla sensual,
voluptuosa y de pasión que engendrará el linaje y la noble descendencia de un
mamífero marino y de un pez predador, ambos despiadados, pero ambos capaces de
administrar el orden y la justicia en la profundidad de los mares.
¿Pero, como se puede gobernar sin súbditos?
El Agua y el Fuego, la reconciliación con la naturaleza expresada en una
coreografía protagonizada por los elementos del cosmos en clara alusión a los
rituales de fertilización, fueron los actores secundarios de este mítico
evento. Luego el Sincretismo (1000 de olas escenificaron la fiesta de la Mamacha
Luna, tocando la típica música de una procesión sagrada. E inmediatamente
después la Luna brilló majestuosa alumbrando todo, cuando sólo faltaban pocos
instantes a la conjunción de los dos seres míticos, pocos minutos a su
poderosa unión.
La histórica fecha se materializó en danzas espontáneas y lágrimas de
felicidad. Los astros y las estrellas sólo querían festejar.
Todavía iluminadas con las antorchas, las enormes piedras del Templo
Submarino fueron testigos de un místico espectáculo que mostró al mundo una
gran energía y entrega física. El fuego, las piedras, el olor de las aguas
saladas y el cielo alumbrado por la Madre Luna bastaron para terminar extasiados.
La Orca y el Tiburón dieron inicio al poblamiento del Universo.