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Beto Martin
Por Alejandro Rodríguez / AS.COM
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Aún permanece en el recuerdo la sorprendente
eliminación de Hewitt en la primera ronda del último Open
de Australia a manos del catalán. Soberbia gesta de 'Beto' Martín
en casa del reciente número uno del mundo. Victoria fraguada
a base de tesón, pundonor y claro, buen tenis. Con estas cualidades
se puede analizar a este seguidor del Espanyol, que está en constante
progresión, en franca mejoría.
Antes de dar el salto a profesional, 'Beto' pasó
a formar parte en 1996 del grupo de españoles vencedores del
Roland Garros junior. Poco después conquistaba la Orange Bowl
sub-18. Buena tarjeta de presentación para su incursión
como profesional en el circuito ATP. Pero el arduo periodo de adaptación
le dejaba fuera de los torneos en las primeras rondas. Ni una final
a la vista.
Hasta que en 1999 le llegó el éxito. Se
terminaba un periodo de sequía, de lucha infructuosa. Esta temporada
conquistaba el torneo de Casablanca y el de Budapest, dos victorias
para aplacar el desánimo, para labrarse un hueco y poder luchar
con mayor motivación. Al año siguiente, los éxitos
tenía una continuidad con su tercer título ATP en Mallorca,
evolución que se plasmaba en 2001, donde terminaba entre los
50 mejores del mundo, completando su mejor temporada tras alcanzar los
cuartos en Adelaida, Viña del Mar, Montecarlo, Hamburgo y Stuttgart.
'Beto' Martín acude a Estados Unidos supliendo
la baja de Ferrero. Con la Davis, el catalán asume un nuevo reto
en su carrera, en plena ebullición y con garantías para
aumentar su palmarés. La ilusión de 'Beto', junto con
la de Robredo, dos debutantes en el equipo son armas con las que debe
jugar el G-3.
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