El
sendero triste, largo,
lejos pasa.
El silencio llega,
sufre, calla.
La virgen alegre,
juvenil y bella.
Con aire de reina ama,
sueña.
Y viene la noche, clara,
serena..
El amante invade, el
amor impera.
La niña dormida, sale,
vuela.
Estrecho es el aire para
su carrera,
enorme el espacio al ser
que la espera.
Y cuando cansada,
descansa, le besa.
Sus ojos se abren, se
mojan, se cierran.
Un susurro baja, un
suspiro vuela.
La noche les canta suave
su queja.
No importa no es nada,
tan sólo es ella.
Su sombra se afina, se
encoje, asemeja.
Las figuras hablan, las
bocas se besan.
Tierno, dulce encanto,
soñolienta entrega.
Ardientes los labios que
firmes se estrechan.
Tiempla ya el sentido,
el camino espera.
Las sombras calladas se
alejan, se alejan..
Ved la lejanía, la
infinita estrella.
La paz del camino,
bondad y belleza.
Sonata de amor al cielo
se eleva.
Que suave que firme
espera, espera.
Tu acento, tu himno, me
agrada, me alegra.
Detén el camino,
descansa y sueña.
Sonata invisible,
sublime quimera.
Los hechizos grandes,
las grandes promesas.
Juveniles años,
vividlos sin pena.
Amor infinito de todo
hacia todo,
elocuencia grande !Qué
silencio lleva¡.
Sonata de amor, palabras
y letras.
Guardad vuestro encanto,
en todas en ellas.
Se marchita el árbol
por no tener tierra.
Se agota la hierba que
el agua no riega.
Se marcha el amor, se
pierde se aleja.
Un mundo lo mata !qué
importa que muera¡.
Si chocas, si dañas al
tiempo que alegras.
Sonata, sonata, sin música
vedla,
oidla, tocadla,
sentidla, queredla.
La luna callada,
inmensa, refleja,
no importa que hagas, no
importa que seas.
Si siendo nos bastas, si
siendo nos llenas.
No importa el influjo,
importa belleza.
¿Qué hay sino hay
nada?. ¿Qué hay sino
queda?
La virgen esconde el
rostro en la hierba.
Un suspiro gime en su
boca tersa.
Sus manos lo estrechan,
sus ojos le besan.
No importa el mañana,
lo vulgar, las penas.
Sólo hay un instante y
el instante es ella.
Sonata de amor, detén
el momento.
La niña callada que
pide sustento.
Sustento de amor, amor
siempre eterno.
No dejes que pase la
vida sin verlo.
No olvides la calma, ni
sus sentimientos.
No importa que digan: no
sirve no es bueno.
No hay amor y nada, pude
sin él serlo.
Sonata de amor llevate
el recuerdo.
La niña cansada retornó
a su sueño.
El galán se ha ido,
paso ya el momento.
Que ensueño querido le
dejó su acento.
La virge reposa, le
agrada su lecho.
La calma infinita de
sentirse amada.
Inflama sus venas invade
su alma.
Reposa en su sueño,
llorando, queriendo
y a la vez amando todo
lo que es bueno.
No te vayas nunca
sublime embeleso.
No dejes el alma vacía
al deseo.
El deseo mata si es
satisfecho.
El amor es vida el amor
es bueno,
sublime, agradable,
incansable, eterno.
Sonata de amor retorno a
tu imperio.
Que vuelan las noches,
los días serenos.
Los dormidos despierten
al sueño,
suave y tranquilo de tu
gran silencio.
No nos dejes aire, no
nos dejes cielo
no nos dejes luna,
silencios, esteros
no nos dejes solos,
somos parte vuestra.
Sonata de amor, sonata
te quiero.
libranos del fango, del
abismo enfermo.
Abrenos las puertas a tu
mundo bueno.
No nos dejes nunca eres
un consuelo.
La vurgen dormida de
respirar lento,
sonríe anhelante
viviendo el recuerdo.
Adios siempre hermosa,
adios que ya vuelvo.
De tu cuerpo el calor
infinito ya tengo.
Diste al mundo la calma,
la esperanza y color
que da al cuerpo y al
alma, la sonata de amor
Autor
de la Poesia:
Jorge Antonio Lastra
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