Elegir mi paisaje


 
Si pudiera elegir mi paisaje 
de cosas memorables, mi paisaje 
de otoño desolado, 
elegiría, robaría esta calle 
que es anterior a mí y a todos. 
 
 
Ella devuelve mi mirada inservible, 
la de hace apenas quince o veinte años 
cuando la casa verde envenenaba el cielo. 
Por eso es cruel dejarla recién atardecida 
con tantos balcones como nidos a solas 
y tantos pasos como nunca esperados. 
 
 
Aquí estarán siempre, aquí, los enemigos, 
los espías aleves de la soledad, 
las piernas de mujer que arrastran amis ojos 
lejos de la ecuación dedos incógnitas. 
 
Aquí hay pájaros, lluvia, alguna muerte, 
hojas secas, bocinas y nombres desolados, 
nubes que van creciendo en mi ventana 
mientras la humedad trae lamentos y moscas. 
 
Sin embargo existe también el pasado 
con sus súbitas rosas y modestos escándalos 
con sus duros sonidos de una ansiedad cualquiera 
y su insignificante comezón de recuerdos. 
 
Ah si pudiera elegir mi paisaje 
elegiría, robaría esta calle, 
esta calle recién atardecida 
en la que encarnizadamente revivo 
y de la que sé con estricta nostalgia 
el número y el nombre de sus setenta árboles. 

Mario Benedetti



 

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