Hoy es uno de esos días en los que no tenía prácticamente nada que hacer, y me he pasado la mañana entera mirando cosas en Internet. A nadie le es desconocido el potencial de Internet, pero yo cada vez que se me ocurre mirar algo más me sorprendo por los millones y millones de páginas de información que hay. Cualquier tema está cubierto en Internet. Es sólo cuestión de escribir las palabras clave en uno de los buscadores y encontrar 100.000 páginas que versan sobre el tema. Se puede hacer una prueba y buscar algo. Introduzco la palabra coyote en Google y me da 575.000 páginas. No que me interese nada saber como viven los coyotes, es lo primero que se me ha ocurrido. Ahora busco Clepsidra. 1620 páginas. Vaya, qué poco nos interesa saber que es una clepsidra, ¿no? Y así con todo. Quizá lo único malo que tiene el Internet es que tiene mucha información sin ningún tipo de canalización. Es algo así como una enciclopedia de mil tomos para alguien que no tiene ningún tipo de dudas -supongo que ese alguien no existe, pero es solo un ejemplo. De ahí que el máximo interés que despierta Internet es, a grandes rasgos, los chats, el correo electrónico, y las páginas con pavas en bolas. Bueno, también hay gran número de payasetes que cuentan su vida en páginas gratuitas como la que estás viendo. Además tenemos el gran problema del Internet y que hace que cada vez vaya decayendo más: el Internet no da pelas. Vaya, tanta tecnología y volvemos al principio básico de la humanidad: todo se mueve por dinero. Y eso se ve que es cierto en las acciones de empresas como Terra, Yahoo! o similares, que caen sin red desde hace varios meses. Pero se ve mejor en las actualizaciones de las páginas. La mayoría de las páginas en inglés con algo importante que contar no se actualizan desde hace uno o dos años. Incluso yo, que critico lo que me viene en gana, terminaré por no incluir nada en esta página cuando me canse de contarle mi vida a un servidor. Esa es la gran plaga que terminará con Internet, el dinero. Claro que terminar es un verbo muy drástico. Las páginas seguirán allí, la información estará a un clic, pero es información que o se actualiza o no vale para nada. Es importante, también, no terminar este escrito sin quejarme de la ola de gente que despotrica contra Internet sin más razones que criticar el número de páginas porno que tiene. Ésta mañana han dicho por la radio que los chavales no tendrían que tener acceso tan directo a pornografía, teniendo en cuenta que los cybercafés son tan baratos. Y yo me pregunto ¿acaso no hemos visto nosotros tías en bolas comprando revistas, videos y demás soportes imaginables? ¿Qué diferencia hay entre una cosa y la otra? Algunos incluso dicen que se debería tener acceso a los e-mails para que no se envíe información potencialmente peligrosa. ¿Que pasaría si se envía esa información a través de una carta? ¿Ya no es potencialmente peligrosa? Y dicen que se puede aprender cosas peligrosas en Internet. Acaso no lo aprendemos ya con libros, televisión, cine y todo lo que nos rodea. ¿Rambo, Bruce Willis, Arnold y sus amigos se cargan a 200 personas por película y tenemos miedo a lo que puede ofrecer Internet? Mis disculpas, pero no lo entiendo. Además existió una corriente de personas que vieron en Internet la vía de escape a opiniones e ideas que nadie podría plasmar en la vida "real", y encima gratis. Lo único que se está haciendo al controlar Internet es devolver a esa gente a la realidad, decirles: no puedes decir caca en la calle y, a partir de ahora, tampoco en Internet. Y además de no poder decirlo, te obligamos a pagar. |
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