PERSPECTIVAS DE LA PRÁCTICA ORIENTADORA EN EL CONTEXTO DE LAS NUEVAS DIMENSIONES DE LA EDUCACIÓN

Prof. Julio R. González Bello (Dr.Ed.)*

En primer lugar, para un mejor abordaje de lo que se quiere plantear, es necesario la formulación de las siguientes preguntas:
¿Cuáles son las dimensiones de la Educación?
¿Existen nuevas dimensiones en la Educación?
¿Cuáles son esas nuevas dimensiones?
¿Son necesarias?
¿Cuáles son las perspectivas que se vislumbran para la práctica orientadora dentro de ese nuevo contexto o dimensiones de la Educación?

Empecemos por considerar que tradicionalmente se ha manejado la idea de que es en el campo de la Educación donde los cambios se producen en la forma más lenta posible. E incluso algunos llegan a afirmar que es el único campo del conocimiento donde, se siguen haciendo las cosas, de hace 100 años atrás. En este momento, un médico graduado en el año 1970, que no haya hecho cursos de actualización, no estaría en capacidad de ejercer la profesión. Pero un docente, graduado en esa fecha y que por alguna razón no haya podido ejercer su carrera, pudiera sin ninguna dificultad, ingresar al campo de la docencia, porque lo que aprendió "didácticamente", en esa época es perfectamente válido para el momento actual. Se maneja pues la idea de no existe nada más resistente al cambio que la Educación, y por supuesto los educadores. Será cierto entonces que, en este momento, ¿se debería hablar de nuevas dimensiones de la educación?

Tradicionalmente en la Educación se han identificado tres grandes dimensiones: a) Etica-Cultural, b) Científica y Tecnológica y c) Social y Económica. A través del tiempo algunas de esas dimensiones fueron tomadas como punto de partida por los responsables de diseñar los currículos respectivos. Por supuesto que no todas las dimensiones fueron abordadas en igualdad de condiciones. En algunos casos prevalecieron unas sobre otras. Quizás algunas no fueron consideradas con toda la intensidad que debía hacerse. A partir del informe de Delors, iniciado en 1993, se ha empezado a considerar en la Educación, los denominados ejes de relación, los cuales se han identificado como: Desarrollo, Ciencia, Ciudadanía, Cultura, Cohesión Social y Empleo (Tunnermann, 1997). Estos ejes de relación lucen como complementarios de las dimensiones iniciales. Sobre estos ejes de relación regresaremos más adelante.

Ciertamente se está hablando de la necesidad de desarrollar nuevas dimensiones en la Educación. E incluso se proponen nuevas concepciones de la Educación. Ejemplos: Educación Emocional, Educación para la Paz, Educación para los Medios, Educación Global, Educación Polimodal, etc. También podemos ver que para cada tipo de educación se prevén dimensiones. Así por ejemplo para la Educación Holística se establecen las dimensiones: Ciencia, Sociedad, Ecología y Espiritualidad. (Gallegos, 2000).

Dentro de este mundo de propuestas se tiene clara la necesidad de formular nuevas formas de abordar las cuestiones relacionadas con la educación de los pueblos, y concretamente con los pueblos latinoamericanos. En este sentido se pueden proponer y construir unos principios de la Educación más adaptados a las nuevas realidades epocales de nuestros pueblos. Por esa razón me atrevo a proponer en este Congreso la posibilidad de que, antes de considerar las nuevas dimensiones de la Educación, propongamos más bien el rediseño de la Misión de la Educación en el ámbito latinoamericano, caracterizado por situaciones socioeconómicas definitivamente diferente a la de los países eurocentristas

Lo expuesto anteriormente nos hace suponer que el modelo educativo usado hasta el momento está agotado. En honor a la verdad la sociedad del siglo XX avanzó en la ciencia y la tecnología, concretamente en la Física, pero los beneficios no fueron equitativamente distribuidos entre los habitantes del mundo. Aún existen millones de analfabetos. Podemos decir entonces que se hace necesario construir un nuevo modelo que nos permita garantizar mejores niveles de aprovechamiento y formar mejores ciudadanos que hagan viable una mejor sociedad. Ya el modelo educativo actual no puede seguir usándose porque los supuestos en los cuales esta fundamentado han sido superados. La educación actual está concebida filosófica y epistemológicamente en el mecanicismo, determinismo y materialismo. Concebido cada alumno como una línea de ensamblaje, donde cada nivel de estudio se suponía agregaba algo al nivel anterior.

Ciertamente es necesario redefinir la Educación. Se requiere "una nueva educación, abierta y plural, diversificada y operativa, social y permanente." (Salonia, 2000). En este mismo sentido la Comisión Delors sugiere considerar a la educación como "una posibilidad al servicio del desarrollo humano para combatir la pobreza, la exclusión, la intolerancia, la opresión y las guerras." Es necesario entonces cambiar del paradigma del desarrollo económico al de desarrollo humano sostenible (Tunnermann, 1997), o como afirma el brasileño Cristovan Buarque "necesitamos competitividad ecónomica pero, sobre todo, necesitamos dignidad social."

La educación del siglo XXI debería satisfacer los objetivos de: aprender a vivir juntos, aprender a lo largo de la vida, aprender a enfrentar una serie de situaciones y que cada quien aprenda a entender su propia personalidad.

La Orientación y la Educación han sido considerados hasta ahora como procesos complementarios donde la práctica de la primera debe incidir en los niveles de calidad de la segunda. Definitivamente la posibilidad de la no-extinción de la Orientación depende de la capacidad de desarrollar nuevas prácticas para las nuevas dimensiones de la Educación, previstas para el siglo XXI. "La Orientación como disciplina auxiliar debe corresponderse con la misma (la Educación). En efecto no se pueden dejar de considerar los objetivos que ella haya trazado. Desde este punto de vista puede señalarse, por ejemplo, que cada concepción de la educación tiene sus propias metas y que la Orientación debe colaborar en el logro de las mismas". (González, 2000. p. 90).

Con relación a la práctica de la Orientación, atendiendo a las nuevas dimensiones de la Educación o con la nueva Visión de la Educación en Latinoamérica es necesario destacar que aún cuando la misma puede cambiar de un país a otro, existe un tronco común: debe ser una práctica dirigida hacia la persona, en un contexto social. Al decir de Vilera (2000) la práctica orientadora siempre ha estado basada en un modelo eurocentrista, centrado en la llamada relación de ayuda. Esa relación de ayuda se corresponde en modos de pensar a priori, es decir, modos dependientes de una visión utópica de personalidad autocentrada y además articulada con parámetros psicologizantes inscritos en una cierta idea de sujeto, de persona, del "deber ser" de la razón-conciencia. Esa relación de ayuda estuvo dirigida a moldear. No se trata de negar que esa práctica no nos haya proporcionado algún grado de utilidad social.

También debemos reconocer que hemos sido muy amplios al momento de acomodarnos a cada movimiento teórico de vanguardia en estos tiempos (autoayuda, desarrollo emocional, etc) lo cual es un reflejo del automatismo intelectual que nos limita a concepciones inmediatista y por supuesto nos desgasta. Y con eso no vamos a lograr una identidad profesional militante, socialmente comprometida con los cambios, con transformaciones que tengan que ver con las desigualdades sociales y la injusticia.

La Orientación debería colaborar a construir proyectos de vida y lograr el desarrollo personal y social. En este sentido en el documento final del Congreso Mundial de Orientación y Asesoramiento realizado en Venezuela, en Noviembre de 2000, se enfatiza en que la nueva práctica orientadora es la del acompañamiento de convivencia que estimule en el otro el compromiso de asumir sus propios procesos de crecimiento, desarrollo y solución de problemas en todos sus contextos, sobre la base del respeto a los diferentes modos de vida presentes en el seno de las comunidades donde se desenvuelve. Es necesario pues, "una nueva postura epistemológica que nos conduzca a una nueva práctica comprometida con las nuevas realidades y con las nuevas posturas sociales" (Oliveros, 2000)

Los orientadores y orientadoras son más que profesionales de ayuda. Es necesario proponer una nueva agenda que nos comprometa con las nuevas reformulaciones teórica, epistemológicas, conceptuales y con la práctica de la Orientación.

Amigas y amigos dedicados a la práctica de la Orientación, de nuestras acciones, de lo que hagamos nosotros, dependerán las perspectivas de la práctica orientadora ante las nuevas dimensiones o la nueva misión de la Educación en Latinoamérica. Creo que tenemos la oportunidad de colaborar para que estas perspectivas sean lo mejor posible. De nosotros dependerá que tengamos futuro. Creo que no tenemos alternativas, o nos distinguimos o nos extinguimos. Distinción o Extinción, ese es el problema. Ya la práctica orientadora que hemos venido utilizando hasta el momento está agotada. Debemos diseñar nuevas estrategias. Construir nuestras técnicas, donde destaquemos nuestros valores, dirigidas más hacia el compartir y hacia el desarrollo social y comunitario más que al desarrollo individual-competitivo. Vamos pues a construir un mejor futuro para nuestros estudiantes, para nuestros muchachos. De eso dependerán nuestras perspectivas futuras.

REFERENCIAS

Salonia, Antonio. F. Educación Abierta y Plural y Políticas Globalizadoras. Disponible en: http://www.campus.oei.org/oeivirt/rie03a04.htm

Tunnermann B., Carlos. La Educación para el siglo XXI. 1997. Disponible en http://www.uca.edu.ni/biblioteca/libro/p159-175.html.

Vilera de Girón, Aliria. La deconstrucción de la visión de AYUDA. Otra mirada de la Orientación. En la Revista Electrónica Interactiva LA ORIENTACIÓN ALREDEDOR DEL MUNDO N.2, 2000. Disponible en: http://www.oocities.org/ julio_gonzalez/Revista.html.