3. CAMPOS DE ACCIÓN DEL ORIENTADOR
3.2. SOCIO -CULTURAL
COORD. LUBY YARA
ANA MARÍA ROJAS MELO
MARIA PARRA
NESTOR BARILLAS
En aras del reto que enfrenta el Orientador para el siglo XXI, en una sociedad de constantes cambios, como grupo de trabajo y después del análisis efectuado de las ponencias, se ha llegado a las siguientes propuestas:
v La Orientación Educativa en los países bolivarianos como Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, día a día se va transformando y ampliando sus horizontes dirigidos hacia los procesos socio-culturales de cada uno.
v La posibilidad de integración e intercambio de experiencias orientadoras a nivel de los países en mención para enriquecer y ampliar la perspectiva profesional y así brindar mayores probabilidades de acción.
v El orientador debe tener diferentes campos de acción, el ser investigador le permite involucrarse en la realidad de los estudiantes y así tener acceso a diferentes complejidades de los países bolivarianos, en donde los valores y los procesos de socialización y culturización son producto de una comunidad.
v El ampliar el campo de acción de la orientación y abrir nuevas posibilidades académicas para formarse y desarrollarse en campos especializados a nivel cultural, étnico, comunitario, jurídico, entre otros.
v El orientador debe ser comunicador socio-cultural conocido de la necesidad de concientizarse y concientizar al estudiante de su propia capacidad de comunicarse con la sociedad dentro de contextos sociolingüísticos muy particulares. Debe estar preparado para desarrollar las cuatro posibilidades esenciales del pensamiento creativo. En primera instancia, hablar y escuchar que incluye aprender a discutir, debatir, narrar, explorar y argumentar, ver y tocar. En segunda instancia, aprender a escribir y leer teniendo en cuenta las experiencias previas del estudiante y de cualquier otro ambiente socio-cultural donde se encuentre inmerso.
v La orientación educativa debe procurar procesos de rescate de la identidad cultural y social de las regiones para intercambiar conocimientos con los demás países bolivarianos, aprovechando aspectos comunes como la ubicación, el idioma, la historia, entre otros.
v El orientador en la sociedad multicultural bilingüe tiene una responsabilidad importante, primero este debe conocer la realidad de la comunidad a la cual va a abordar, para que la orientación se realice como una actividad culturalmente determinada y contextualizada que se lleve a cabo en cooperación con otros donde el propio ecosistema humano propicie los mediadores para que se dé el proceso de asesoramiento, partiendo del respeto al mundo social del orientado que es esencialmente, un mundo formado por procesos simbólicos entre los que se destacan el lenguaje hablado, creencias y valores de las étnias.
v Es necesario redimensionar la praxis de la orientación y vincularla a la propia realidad socio-cultural, a través de la aceptación de las diferentes étnias que coexisten en los países bolivarianos.