La risa, el llanto,
la siembra, la cosecha,
los éxitos y los fracasos.
Es verdad que todo tiene su tiempo
y que los momentos de alegría
son los más deseados,
los más gratos a nuestro corazón.
Es verdad que nos gustaría
que todo fuese dicha, pero
¿cómo apreciaríamos la felicidad,
si no conociéramos la tristeza?
¿cómo disfrutaremos del reposo
si no supiéramos lo que es el cansancio?
¿cómo reconoceríamos la luz del
día sin haber experimentado la oscuridad?
Todo tiene su momento:
a veces hay que caer
para poder levantarse.
Este es el mundo creado por Dios
y todo lo que en él podamos aprender
nos hará crecer en sabiduría,
nos hará crecer en Su amor.
Sólo escucha...a tu corazón