Los Pájaros y las Abejas
por Saltamontes
La escuela había terminado su labor por ese año, dando paso a unas
vacaciones inolvidables para los pequeños Goten y Trunks, quienes habían hecho miles de
planes para realizar ese verano. Gohan, por su parte, sólo tenía una idea en mente y era
pasarlo con su querida Videl, lo cual causaba mucha alegría a Milk cuyo mayor deseo era
ver pronto casada a la pareja de tortolitos.
- Como te decía, Gohan -hablaba Milk a su hijo una noche en que
habían invitado a cenar a Videl-, ustedes son la pareja perfecta y espero que se decidan
de una buena vez a fijar fecha para la boda y pronto me den muchos nietos.
Esta última frase hizo que el pobre Gohan se ahogara con el trozo
de carne que tenía en la boca y Videl se pusiera roja como langosta.
- Oye, Milk, dales tiempo, los chicos aún no han pensado en casarse y
tú ya les estás pidiendo nietos -salió a defenderlos Goku.
- ¡Pero si son el uno para el otro! Además, si esperan demasiado
tendré nietos cuando ya esté demasiado vieja para disfrutarlos y...
Para tortura de los chicos, Milk siguió con el asunto durante un
buen rato en que terminaron la cena, el postre y recién en la sobremesa Goku logró
cambiar el tema de conversación por uno que interesaba a todos, el deporte.
Hasta ese momento Goten había permanecido callado comiendo y luego
mirando de reojo la conversación de los mayores, pero algunas dudas que tenía desde
hacía algún tiempo habían salido a relucir en su mente al escuchar el tema del
matrimonio y los niños y aún continuaban dando vueltas en su cabecita, aún cuando ahora
los demás hablaban de técnicas de combate.
- ¿Y es necesario estar casados para tener bebés? Porque los papás
de Trunks no están casados -se decidió a preguntar, interrumpiendo la conversación.
- Por un momento todos se quedaron mudos e inmóviles.
- ¿Y cómo se tienen los bebés? -siguió preguntando-. ¿Y...?
- ¡¡¡Ay, pero qué tarde es!!! -exclamó Videl mirando el reloj-.
¿Me llevas a mi casa, Gohan? Mi papá debe estar muy preocupado.
- ¡Claro! -respondió Gohan, levantándose como un resorte.
Que adiós, que chao, que hasta luego y Gohan y Videl huyeron
raudamente. ¡Pero qué par de cobardes para una explicación tan simple! Cuando se
fueron, Goten quiso retomar el tema, pero Milk lo mandó a la cama antes que pudiera
siquiera comenzar a preguntar.
- Pero mamá, yo...
- Sin peros, Goten. Ya es muy tarde y mañana debes levantarte temprano
para ir a casa de Trunks, ¿o ya olvidaste que nos pediste permiso para pasar el fin de
semana allá?
- No, pero...
- Ya no protestes y obedece a mamá -ordenó Goku.
- Sí, papá -respondió Goten, obligado a resignarse.
El pequeño dio las buenas noches y se preparó para ir a dormir,
sintiéndose bastante frustrado por no recibir respuestas a sus preguntas, pero lo que
más le intrigaba era que los adultos se pusieran tan nerviosos cada vez que él
mencionaba el tema, por lo mismo pensó que Goku no lo arroparía esa vez como lo hacía
todas las noches desde hacía un tiempo, en que le conversaba o contaba historias hasta
que se dormía, pero esa noche no fue la excepción. Goten no se había dormido cuando
Goku llegó, pero estaba soñoliento.
- Veo que tienes mucho sueño -dijo sentándose al borde de la cama
mientras acariciaba el cabello de su pequeño que parecía su imagen a escala y quien no
pudo reprimir un bostezo-. Creo que lo mejor es que te duermas ya.
- No, papá -dijo Goten refregándose los ojos-. Antes quiero que me
digas una cosa. ¿Por qué nadie me quiere contar lo de los bebés?
- Yo te lo puedo explicar, pero será mejor que lo haga después,
porque ahora estás muy cansado.
- ¡No, yo quiero saber ahora! -exclamó Goten.
- ¿Seguro? -preguntó Goku, que veía a su hijo prácticamente
soñando con los angelitos.
- ¡Sí, sí, sí! -afirmó Goten tratando de mantener los ojos bien
abiertos.
- Está bien, pero primero dejaré que entre un poco de aire fresco
porque aquí hace mucho calor.
Goku se acercó a la ventana, la abrió y se apoyó en ella; la
noche estaba muy hermosa con un cielo completamente despejado que mostraba su tesoro de
estrellas. Se quedó contemplándolo e inspirado en ellas comenzó a explicarle a su
pequeño cómo se originaba la vida, en esa forma simple y clara con que Goku hacía todas
las cosas. Cuando terminó de hablar, guardó silencio esperando que el niño le hiciera
alguna pregunta por si algo no le hubiera quedado claro, pero no hubo preguntas, lo que le
hizo pensar que todo había sido explicado a la perfección.
- ¿No tienes alguna duda? -preguntó apartando la vista del cielo para
posarla en su hijo.
Pero Goten estaba tan cansado que se había quedado dormido. Una
sonrisa se formó en los labios de Goku, había estado dando una cátedra como de dos
horas, con lujo de detalles sobre cómo se formaba la vida a un conjunto de estrellas que
estaba a millones de kilómetros de distancia y quizá por ahí, en algún lejano planeta,
algún extraterrestre dijera "¡mira tú que interesante!". Se acercó a la
cama, arropó al niño, apagó la luz y salió de la habitación esperando que Goten
hubiera escuchado algo de todo lo que dijo.
Al día siguiente casi hubo que sacar con grúa a Goten de la cama y
Milk tuvo que ayudarlo a bañarse, vestirse y sólo terminó de abrir los ojos cuando
estuvo frente al desayuno, que en verdad era lo único que podía despertarlo.
En vista de que Goku saliera a entrenar muy temprano, Gohan llevó a
Goten a la Corporación y de ahí seguiría rumbo a casa de Videl. Trunks salió a
recibirlos; él y sus abuelos estaban solos en casa, pues sus padres habían salido sin
saber la hora de regreso.
- ¿Y cómo te fue en tu viaje, Trunks? -le preguntó Gohan.
- Muy bien, conocí muchos lugares y como mis abuelos no son estrictos
como mis papás, me dejaron hacer de todo las dos semanas hasta anoche que llegamos a casa
-dijo Trunks que había empezado todo entusiasmado y terminó sin mucho ánimo.
- ¡Ja, ja, ja, ja! Y supongo que al llegar tus papás te pusieron en
tu lugar, ¿verdad? -se reía Gohan-. Bueno, chicos, que lo pasen bien y no hagan de las
suyas, ¿eh?
- ¿No te vas a quedar a jugar con nosotros? -preguntó Trunks.
- No, ahora a él sólo le interesa jugar con Videl -se quejó Goten-.
Yo los he visto, se toman de las manos y se besan en los labios y se ponen sobrenombres
como mi algodón de dulce, mi terroncito de azúcar, mi...
- ¡¡YA BASTA, GOTEN!! -gritó Gohan irritado y color escarlata-.
Ahora tengo que irme, ¡pero tú y yo hablaremos luego!
Gohan se retiró avergonzado y molesto; no tenía la más mínima
idea de que el travieso de su hermano había estado espiándolo durante sus citas
amorosas.
- Yo insisto en que no sé qué le ven de entretenido a estar
mirándose todo el tiempo y darse besos en la boca... ¡¡Guac!! -dijo Goten con un gesto
de asco.
- Mi mamá dice que tu mamá quiere que se casen luego.
- Sí y que tengan hijos lo antes posible, pero ¿cierto que no se
necesita estar casados para tener hijos? Porque tus papás no se han casado.
- Pues supongo que no -respondió Trunks con cara de duda.
- A propósito, Trunks, ¿no me habías dicho que tu papá prometió
explicarte todo eso de los bebés?
- Sí, y siempre cumple sus promesas, pero es que ha estado tan ocupado
que no ha tenido tiempo y no quiero molestarlo. ¿Y tu papá?
- Bueno... él me lo explicó anoche cuando me fue a dar las buenas
noches, sólo que... -hablaba Goten con las manos en la espalda, la mirada en el suelo y
raspando el suelo con el pie.
- ¡Dime! ¿Qué dijo? ¿Qué dijo? -preguntó Trunks entusiasmado.
- Dijo que iba a abrir la ventana y luego...
- ¿Qué? ¿Qué?
- Que la noche estaba muy bonita y... -dijo Goten rascándose la
cabeza.
- ¿Y luego? -preguntó Trunks expectante.
- Eeeeh... no me acuerdo, creo que me quedé dormido... ¡ja ja! -rió
Goten con una mano detrás de la cabeza.
- ¡¡¿¿QUÉ TE QUEDASTE DORMIDO??!! ¡¿¿Tu papá te explicó lo
que hemos querido saber todo este tiempo Y TÚ TE QUEDASTE DORMIDO??!
- Es que tenía mucho sueño. Lo malo es que ahora no me atrevo a
preguntarle otra vez porque se puede enojar.
- Lástima.
Los niños se fueron a balancear en los columpios que estaban en el
patio de la casa preguntándose quién podía sacarlos de sus dudas, porque aparte de Goku
y Vegeta sólo conseguían evasivas de los adultos y al paso que iban pensaban que cuando
alguien se tomara la molestia de explicarles las cosas de la vida, estarían tan viejos
que en vez de hijos tendrían nietos. Se mantuvieron callados un rato contemplando cómo
la abuelita de Trunks regaba sus plantas, esto recordó a Goten que había visto a Mr.Popo
hacer lo mismo en el Templo Sagrado.
- ¡¡KAMI SAMA!! -exclamó de pronto dando un salto.
- ¿Qué?
- Kami Sama sabe todas las cosas del mundo, él puede ayudarnos
-explicó Goten radiante de felicidad.
- ¡Tienes razón! ¡Vamos a verlo!
Avisaron a los abuelos de Trunks que saldrían a dar un paseo y
volaron a toda velocidad hacia el Templo Sagrado, esperanzados en que Dende respondería a
todas sus preguntas. Lo encontraron observando la Tierra como si los estuviera esperando,
recibiéndolos tan cordial y cariñoso como siempre, sin poner objeción alguna cuando
pidieron hablar con él. En ese momento se encontraba solo, pues Piccoro había bajado a
la tierra y Mr.Popo estaba ocupado en el interior del templo, así que los tres tomaron
asiento en las escalinatas que conducían a la entrada principal iniciando una interesante
plática que se extendió por más de una hora, luego se despidieron agradecidos y
volvieron a casa muy contentos.
Entraron directamente por la ventana de la sala, allí la Sra. Brief
sostenía una charla muy animada a través del teléfono con una amiga que los estaba
invitando a la familia a pasar el día en su casa, invitación que la Sra. Brief aceptó
gustosa. Claro que los niños prefirieron quedarse en la casa porque tenían más libertad
para jugar.
- ¿Seguro estarán bien? Me da pena dejarlos tan solitos.
- No te preocupes, abuela. Ustedes vayan y diviértanse, nosotros
estaremos bien -dijo Trunks muy confiado.
- Sus abuelos se despidieron y al subir al auto la Sra. Brief recordó
que Bulma, antes de salir esa mañana, les había encargado vigilar un experimento.
- ¡Ah! Trunks, cariño, ahora que recuerdo, ¿nos podrían hacer un
favor?
- ¡Claro!
- Tu mamá dejó algo en la sala B, cerca del laboratorio. ¿Podrían
darle un vistazo de vez en cuando? Mira que se fue muy preocupada que no fuera a pasarle
nada.
- ¡Sí, no hay problema!, nos encargaremos de eso.
Inmediatamente corrieron a ver de qué se trataba el encargo de
Bulma. Entraron a una sala sin ventanas, iluminada con una tenue luz artificial y una
temperatura agradable, no había muebles, sólo una máquina abierta en la parte superior,
con un panel de control al costado y varios cables parecidos a tentáculos saliendo de los
lados y que entraban posándose en el objeto que estaba al interior. Los niños se
acercaron con cuidado, miraron dentro y exclamaron asombrados "¡¡Un huevo!!".
Sí, aunque no era su área, Bulma estaba haciendo un favor a un científico inventando
una incubadora que acelerara mucho más el proceso de desarrollo y la estaba probando con
el huevo de un dinosaurio relativamente pequeño.
- ¡Wow! Trunks, ¿no será hermanito tuyo?
- ¿Mi hermano?
- Trunks se quedó pensando. Sí, era posible... según lo que les
explicó Dende, los bebés salen de un huevo y él no había estado en casa durante dos
semanas, así que posiblemente Bulma había puesto el huevo en esos días.
- ¡Tienes razón, Goten! ¡Es mi hermanito!... ¡¡Viva, tengo
hermanito nuevo!!
Y los niños saltaban de felicidad por el nuevo miembro de la
familia. Trunks hacía tiempo que soñaba tener un hermanito y Goten era lo más parecido
a tener a uno, pero muchas veces lo envidiaba porque tenía a Gohan y en cambio él no
tenía a nadie más. Sin embargo, parecía que hoy su sueño se había hecho realidad y
sin pensarlo mucho lo dio por cierto, él ahora tenía un hermanito a quien cuidar y
guiar, lo cual lo hizo inmensamente feliz.
- Oye, Trunks, lo que me parece raro es que nunca vi que a tu mamá se
le viera la barriga hinchada. ¿No ves que las mamás embarazadas parece como si se
hubieran tragado una sandía? -meditó Goten.
- Tal vez a las mujeres de los saiyajines no se les nota.
- Pero yo pensaba que las mamás tenían que ir al hospital para tener
los bebés, como la profe de matemáticas, ¿te acuerdas?. Además, ¿cómo va a salir tu
hermanito de ahí?
- ¡Ay, Goten! Cómo se nota que no entiendes nada, a lo mejor fue un
parto prematuro, tuvieron que sacar el huevo antes por eso que llaman cesárea y
acuérdate que Kami Sama dijo que el bebé saldría solo del cascarón. ¡Tienes que poner
más atención, Goten! ¡Por eso nunca aprendes nada! -lo regañó Trunks.
Goten se imaginaba a Bulma tendida en una camilla con un montón de
médicos y enfermeras que se tiraban todos encima del estómago de Bulma y cuando
expulsaba el huevo por la boca, una enfermera lo atajaba igual que en los juegos de rugby,
mientras que Trunks imaginaba que le abrían el estómago sacando el huevo, envolviéndolo
en mantas y entregándolo a Bulma con un "Felicidades Sra., es un hermoso
huevito".
- Bueno, ya lo vimos, mejor lo dejamos dormir -dijo Goten.
- Es que me da pena dejarlo tan solito -dijo Trunks acariciando el
huevo.
- ¿Y si lo sacamos a dar una vuelta? El día está muy bonito y le
hará bien tomar un poco de sol. ¡Se ve muy pálido!
- ¡A veces se te ocurren buenas ideas, Goten! -exclamó Trunks muy
feliz con la idea-. ¡Ven, ayúdame!
Entre los dos sacaron los cables pegados, lo tomaron entre ambos y
lo llevaron cuidadosamente hasta la habitación de Trunks donde primero le pusieron una
gorra, una pañoleta a lo que se suponía era el cuello y le amarraron un par de gafas
para que no le molestara el sol.
- ¿Estás seguro que aquí están los ojos? -preguntó Goten.
- ¡Claro que sí!
Acto seguido lo pusieron sobre una patineta, lo llevaron al jardín,
lo acomodaron sobre una silla de playa y lo embetunaron con el bronceador de Bulma. Con
sumo cuidado pusieron la silla sobre la patineta y lo sacaron a dar un paseo por el
vecindario ante la atónita mirada de la gente y después lo llevaron un parque cercano
donde había muchos niños jugando, pero decidieron irse cuando un grupo de chicos
comenzó a jugar a la pelota y casi le llega una al huevo. Luego que volvieron, estuvieron
jugando en el jardín y para que el bebé se fuera acostumbrando a las actividades del
medio en que viviría le dieron una demostración de artes marciales con todas las
técnicas que conocían.
- ¿Te fijaste bien? -le preguntó Trunks al huevo-. Ahora te toca a
ti, yo te lanzaré una patada lateral y tú debes ladearte para esquivarla. No te
preocupes, que lo haré bien suavecito.
- Y Trunks le mandó la patada, sólo que el huevito no la esquivó y
el golpe le provocó una trizadura.
- ¡¡¡¡AAAHHH!!!!, ¡¿¿Qué hice??!... ¡No te asustes!... ¡No
vayas a llorar!... ¡¿Y ahora qué hago?! -corría desesperado Trunks de un lado para el
otro.
- Pongámosle una vendita -respondió Goten tranquilamente recordando
que Gohan le había puesto muchas.
Trunks corrió a buscar el botiquín de primeros auxilios y minutos
más tarde el huevo lucía unas lindas venditas de colores y animalitos. Luego del
incidente siguieron un rato jugando afuera, pero el sol estaba calentando tanto que
temiendo que el bebé se convirtiera en un huevo cocido mejor lo entraron a la sala.
Bueno, y qué no hicieron con el dichoso huevo: lo acunaron, le contaron cuentos, le
cantaron canciones de cuna y jugaron con él toda la tarde para finalmente llevarlo a la
habitación de los papás. Ahí lo acomodaron en la cama y encendieron la televisión para
que no se aburriera mientras ellos iban por unos bocadillos. Los chicos regresaron
acomodándose en la cama con bandejas dignas de saiyajines, es decir, con montañas de
comida.
- Oye, Trunks, ¿será niño o niña? -preguntó Goten atacando una
presa de pollo.
- ¿Hmm?... No sé, ¿por qué?
- Para saber cómo llamarlo. ¿Qué nombre será bonito? Tiene que ser
uno que sirva para cualquiera de las dos cosas.
- ¿Qué tal Dany? Sirve para Daniel o Daniela y si no, después mis
papás verán qué nombre le ponen.
- Sí, a mí me gusta, Dany es bonito.
Se comieron todo, pero quedaron con hambre y fueron en busca de
más. Mientras se instalaban nuevamente en la cama, vieron que estaban dando un documental
que los dejó muy impresionado porque trataba de la esclavitud y mostraban escenas de
películas en que los esclavos eran azotados cruelmente por sus dueños bajo cualquier
circunstancia, quedando muy maltratados y con la piel a carne viva, así que decidieron
cambiar el canal para ver algo más placentero y para que Dany no fuera a asustarse de la
forma que ellos lo hicieron. Se quedaron viendo tranquilamente el canal de las caricaturas
cuando de improviso dos gatos entraron corriendo seguidos por un perro, pasando sobre la
cama y volteando toda la comida en el fino cubrecama color crema. Uno de los gatos saltó
sobre la cortina dejándola hecha jirones al caer por el peso, con las uñas incrustadas a
ella. Pero eso no fue todo, el perro saltó detrás del gato chocando contra la ventana,
dando vuelta el mueble que estaba bajo ella y rompiendo todo lo que estaba encima. Por su
lado, el otro gato había botado un jarrón antiquísimo que Bulma cuidaba como hueso
santo y que ahora estaba hecho trizas. Sin embargo, los niños no pudieron hacer nada
porque estaban protegiendo a Dany con sus cuerpos. Y así como llegaron, así se fueron,
aunque seguidos de los pequeños saiyas que veían con horror cómo estaba quedando el
resto de la casa. Tenían que alcanzar al perro, pero éste era muy esquivo y cuando
llegaron al patio de las mascotas, Goten por un lado y Trunks por el otro, se lanzaron
sobre el perro fallando miserablemente y cayendo al charco de barro de los cerdos, ¿y
todo para qué?, para que el perro se aburriera y se metiera en su casa.
Luego de cerrar bien el acceso del patio a la casa, regresaron tal
cual estaban a ver los destrozos. Todo estaba hecho un desastre.
- ¡Ay, no!, mis papás como mínimo se van a enojar -dijo Trunks
completamente desanimado para luego exclamar con horror- ¡¿¿QUÉ ESTÁS HACIENDO,
GOTEN??! ¡¡NO TE TIRES EN LA CAMA CON TODO EL BARRO!!
- ¿Y de qué te preocupas? Si la cubrecama ya estaba manchada, pero
bueno...
Goten quiso sacar la cubrecama, pero Trunks le dijo que no porque
iban a manchar las frazadas y entre que tira y afloja jalaron tan fuerte la colcha
olvidando al huevo que estaba arriba, que el pobre Dany cayó fuertemente al suelo
terminando por quebrarse gracias a la trizadura.
- ¡¡Mira lo que hicimos Goten!! -gritó Trunks corriendo al lado del
huevo que estaba vaciando su contenido- ¡¡Maté a mi hermano!!
- Pero es que... ¡Oye! -le dijo al ver el huevo regado en el suelo-
¡Podríamos hacer un omelette!
- ¿¿CÓMO SE TE OCURRE?? Encima que lo maté, ¿quieres que me lo
coma?
- Bueno, es que... -pero Goten no terminó porque Trunks se puso a
llorar con tanta pena, sintiéndose tan culpable de haber matado a su hermanito, que mejor
lo empezó a consolar.
- No llores, Trunks, quizás todavía esté vivo. Si te fijas bien,
aún está completo... Ya, Trunks, ya -lo consolaba-. Mira, ¿por qué no intentamos
pegarlo?
- ¿Y cómo? -preguntó Trunks llorando.
- Con "La Gotita", esa que todo pega y nada, nada lo despega.
Trunks se tranquilizó un poco y junto a Goten buscaron la famosa Gotita, pegamento
altamente resistente, y trataron de ir pegando los pedacitos de cáscara que estaban
repartidos dentro y fuera del cascarón. Como era de esperarse, al sacar los trozos del
interior quedaron completamente embetunados de clara, a Goten le cayó pegamento en las
manos y al dejar apoyada una de ellas sobre la sábana, ésta se le quedó pegada.
- ¡No la puedo soltar! -se quejaba el niño, jaloneándola.
¡Y no la pudo soltar! Tuvieron que tomar unas tijeras y cortar el
trozo. Después intentaron devolver el contenido del huevo dentro del cascarón, pero en
ese momento la yema se rompió y se quedaron observando cómo se esparcía a través del
cubrepiso.
- ¡Ahora sí que lo maté! -exclamó Trunks muy angustiado, y luego de
meditar un momento- ¡Y mis papás me van a matar a mí también!... ¡¡¡BUAAAAA!!!
- No, Trunks, no, tus papás no te van a matar... A lo más te van a
odiar, a pegar, a echar de la casa, te renieguen como hijo, ¡pero no te van a matar!
(¡Qué manera de consolarlo!)
- ¡¡¡BUAAAAAA!!!
- Pero no te preocupes, si quieres te puedes quedar en mi casa o irte
al Templo Sagrado, aunque no te recomiendo ese lugar, una vez me escapé para allá y el
Sr. Piccoro es muy estricto.
- ¡¡¡BUAAAAAAAAA!!!
- Ya no llores, Trunks... ¡Ya sé! Podemos poner un huevo de la cocina
en la máquina y a lo mejor piensan que se encogió.. ¿No?... Si quieres me echo la
culpa... ¿Tampoco?... ¡Sniff!, ¡Sniff!... ¡¡¡BUAAAA!!! -comenzó a llorar Goten,
haciéndole compañía a su amigo.
La hora avanzaba, ya eran cerca de las 8:30 y con el calor que
hacía el huevo comenzó a descomponerse. Los niños estaban desconsolados, pero
considerando que de por sí ya estaban metidos en muchos problemas y tendrían que dar
muchas explicaciones cuando los papás de Trunks llegaran, decidieron dejar el llanto para
más tarde y tratar de mejorar un poco la situación arreglando el cuarto, que estaba en
estado catastrófico. Lo que pudieron salvar del huevo lo metieron dentro del cascarón.
Escondieron la cubrecama dentro de la lavadora, Goten tomó la sábana rota y comenzó a
limpiar el piso con ella, consiguiendo solamente que la yema se adhiriera más a la
alfombra. Trunks por su parte, trató de borrar las huellas de los animales pasando sobre
ellas un paño mojado, resultado: las paredes y los muebles quedaron más manchados. Entre
ambos quitaron la barra de la cortina... ¡imagínense!... quebraron los vidrios de la
ventana, al girarla botaron y rompieron la lámpara que estaba en la mesita de noche, al
pararla... ¡adivinen!... sí, rompieron la que estaba en el techo y de puro milagro no le
dieron a la televisión... ¡Ah! y el huevo olía espantosamente y el distraído de Goten
pasó por encima terminando de romper la cáscara y quedando más sucio al igual que el
cubrepiso, que ya estaba lleno de huevo y barro. En buenas cuentas, hubiese sido mejor que
dejaran las cosas tal como estaban.
Ocupados en esto, sintieron que un poderoso ki venía acercándose.
- ¡Es mi papá! -exclamó Trunks.
- Corrección -dijo Goten mirando por la ventana-. Es tu papá y tu
mamá. ¿Y ahora qué hacemos?
- Lo único que podemos... ¡¡escondernos!!
Considerando que lo más probable es que los buscaran en sitios como
las naves, la cámara de gravedad o los laboratorios, decidieron esconderse en el closet
de Trunks y también escondieron su ki para que Vegeta no los sintiera.
- ¡Oye, Bulma! Ésta es la última vez que te dejo elegir mi ropa
-venía quejándose Vegeta.
- ¿Pero por qué? Si te queda muy bien, todo combina a la perfección;
la playera, el pantalón y el cinturón. ¿De qué te quejas?
- Que el cinturón me aprieta demasiado.
- Con que le hagas un agujero más te quedará bien... ¿Puedes subir
mi bolso mientras preparo la cena?... ¡Ah! y además debo revisar mi experimento.
Al subir las escaleras, Vegeta sintió, como una bofetada, un olor
espantoso, y al seguir avanzando vio también varios muebles volteados, jarrones rotos,
manchas de barro, entre varias otras cosas, hasta que finalmente llegó a su habitación.
- "Si mal no recuerdo, creo que Trunks y Goten se iban a juntar
hoy -pensó mirando lo que fue su cuarto-. Y si no me equivoco, ese huevo que huele a
podrido fue el experimento de Bulma... le va a dar de todo cuando lo vea, no quisiera
estar en el pellejo de ese par... será mejor que los encuentre yo antes que lo haga
ella... ¡Rayos! ¡Y este maldito cinturón cómo me molesta!"
Supuso que los chicos estaban escondidos y para encontrarlos no
necesitó sentir su ki, sólo siguió los rastros de huevo y barro que iban desde ahí al
cuarto de Trunks y de ahí al closet. Lo abrió y encontró a los dos arrinconados,
abrazados y temblando, bien al fondo entre la ropa y los juguetes.
- ¡Salgan de ahí! -les ordenó con voz firme.
- ¿Cómo nos encontraste? Si escondimos muy bien nuestro ki -preguntó
Trunks tímidamente, saliendo del lugar.
- Intuición -respondió Vegeta con una cínica sonrisa, luego se
cruzó de brazos y los miró severamente-. ¿Y bien, jovencitos? Soy todo oídos y, por el
bien de ustedes, espero que la explicación sea buena.
- Lo que pasa... ¡sniff!, es que yo... cuando él... ¡sniff!,
entonces... ¡sniff!, ¡sniff!... ¡¡¡¡BUAAAA!!!! -rompió en llanto Trunks.
- ¿Goten? -lo miró Vegeta esperando que le explicara.
- ¡¡¡¡BUAAAAAAA!!!!
- ¡¡Así no van a solucionar nada!! ¡¡Hablen de una buena vez!!
Los niños intentaron explicarle en medio del llanto lo ocurrido,
pero Vegeta no lograba entender más que frases sueltas como "no me odies",
"no me mates" o "la culpa es mía". Daba lástima verlos, estaban
mugrientos de pie a cabeza y las lágrimas surcaban la tierra en sus rojas mejillas.
- "¿Les habrá afectado el calor? Está bien que me enoje, pero
no como para matarlos y esto no es peor de lo que suelen hacer. En realidad, el día que
estos dos se junten y no pase nada, ahí sí que me voy a preocupar".
Les tocó la frente para ver si tenían fiebre, pero no.
- ¡¡Ya, cálmense!! ¡¡Es una vergüenza que dos guerreros
saiyajines se comporten de esa forma, llorando como unos bebés!! -los reprendió tratando
de herir su orgullo para que dejaran de llorar.
Pero por muy guerreros que fueran, seguían siendo niños y estaban
tan tristes como asustados. Cansado de esperar que se calmaran, tomó a cada uno de una
mano y se los llevó al baño para meterlos a la ducha fría, remedio para mil cosas,
incluyendo mañas y llantos.
- ¡Quítense la ropa! -les ordenó al tiempo que por fin había
logrado soltar y sacarse el molesto cinturón.
¡Ahí sí que les dio ataque! Enmudecieron observando con grandes
ojos el ancho y grueso cinturón de cuero que Vegeta sostenía en sus manos, el cual les
hizo recordar el documental que tanta impresión les causó en la tarde. Obviamente
pensaron lo peor e intentaron escapar, pero Vegeta rápidamente cerró la puerta antes que
lo hicieran.
- ¡¡Les dije que se quiten la ropa!! -volvió a ordenarles
severamente, logrando sólo que los chicos hicieran esto: ¡¡¡¡¡¡BUAAAAA!!!!!!...
reanudar su llanto con más fuerza.
- "¿Y a éstos qué bicho les picó?" se preguntó
intrigado. Pero ya le habían colmado la paciencia y los metió a la ducha como estaban,
abriendo la llave del agua fría. Por un momento los resultados fueron los esperados, pero
al cerrar la llave los niños volvieron a llorar.
- ¡¡¡YA DEJEN DE ESTAR LLORIQUEANDO!!! -gritó con los ojos
salientes, las venas hinchadas y completamente rojo de rabia-. ¡¡¡SI NO SE CALLAN DE
UNA BUENA VEZ LES VOY A DAR EXCELENTES RAZONES PARA QUE LLOREN CON GANAS!!!
- ¡Sniff!
- Así está mejor -les dijo recuperando la calma pero aún con tono
severo-. Ahora me van a explicar qué es lo que está pasando, ¡¡y no se atrevan a
llorar!! ¡El desorden de esta casa es lo mínimo en su lista de catástrofes y nunca
habían armado tanta alaraca! Además, no es a mí a quien deben tener miedo, sino a tu
madre, Trunks. Ella SÍ que se va a enojar. Ahora díganme, ¿qué pasó?
- Es que cuando te enteres vas a odiarme para siempre y a pegarme y a
matarme y después de eso me vas a echar de la casa -sollozaba Trunks refregándose los
ojos todavía con restos de barro.
- ¡Pero no fue culpa de él! Fue mía, señor. Fue un accidente.
¿Verdad que no nos golpeará ni matará?
- ¿Golpearlos y matarlos?
- Sí, con eso -dijo Goten apunto de llorar apuntando el cinturón que
Vegeta aún sostenía en su mano.
- "¿De qué no me habré enterado para que piensen así? - pensó
arqueando una ceja - Porque si yo los moliera a golpes cada vez que cometen una falta
grave, a estas alturas no les quedaría ni un solo hueso sano y si Trunks tuviera que
irse, no sería de la casa, sino del planeta".
- Ya, tranquilos -dijo suavizando un poco la voz y dejando el cinturón
en una repisa- no creo que sea necesario llegar a esos extremo, pero si así fuera
deberían morir como los valientes.
- ¿Y cómo mueren los valientes? -preguntaron ambos con curiosidad.
- De pie y callados. Ahora, hablen.
Los pequeños le fueron contando que encontraron el huevo, que
estuvieron cuidándolo y jugando con él durante la tarde, cosa que a Vegeta le hizo
gracia y a medida que el relato avanzaba, tuvo que ir apretando las mandíbulas para
mantener la seriedad.
- Y entonces fue cuando Dany se cayó y se rompió -dijo Trunks muy
triste.
- ¿Dany? ¿Y quién es Dany?
- Mi hermanito.
- ¿¿Hermanito??
- "¿Hermanito? -se repitió Vegeta pensativo-. Hermanito,
hermanito... Mmmm... no, eso no puede ser, ya me habría enterado, no es algo que Bulma
pudiera ocultar -Entonces Vegeta comenzó a sacar sus cuentas-. Veamos, ambos estuvimos
demasiado ocupados durante ese período, yo estuve entrenando a full y luego... Mmm... y
en esa semana ella estuvo terminando su nuevo invento que no le daba tiempo ni para comer
y después... Mmmm... en realidad no hubo tiempo, además nos hemos estado cuidando porque
ni soñando tendría otro, ¡sólo un idiota tendría más de uno!. (nota: a Vegeta nadie
le dijo que por la boca muere el pez... je, je)
- ¿De qué hermano me estás hablando, Trunks?
- De Dany, el huevito -se explicó Trunks.
- ¿¿QUÉEE??
- Es que le pusimos así porque no sabíamos si era niña o niño -dijo
Goten.
Entonces tuvieron que explicarle que ellos pensaban que el huevo era
el hermanito de Trunks.
- ¿Y de dónde sacaron semejante idea? -preguntó Vegeta conteniendo
la risa.
- De Kami Sama, él nos explicó cómo se hacen los bebés y cómo
nacen.
- ¡¡¿¿TÚ LES DIJISTE ESO, DENDE??!! -saltó Piccoro abriendo
tremendos ojos.
- Sí. Bueno, es que ellos vinieron cuando usted no estaba y me
pidieron que les explicara y yo les dije lo que sé -respondió Dende que estaba a su
lado, observando la Tierra.
- ¡¡Pero no todas las especies se reproducen de la misma manera,
Dende!! ¡¡Pensé que lo tenías claro!!... ¡Ven conmigo! -le dijo Piccoro
arrastrándolo de la capa sin ningún respeto hacia el interior del templo mientras lo
regañaba-. ¡¡Llevas más de siete años en este planeta!! ¡¡Ya deberías saber lo
básico!! Cuando observas la Tierra, ¿no te das cuenta lo que sucede en ella o sólo te
has dedicado a observar el paisaje?
Poco después podía observarse al Kami Sama de la Tierra en la
inmensa biblioteca del templo, sentado frente a un escritorio con pilas de libros a su
alrededor estudiando todo sobre la reproducción de los seres de la tierra, empezando por
las bacterias y la prohibición absoluta de salir de ahí hasta no tenerlo todo bien
aprendido.
- ¿¿Dende les dijo eso?? -preguntó Vegeta con cara de incredulidad.
- Sí, él fue.
- ¡¡¡¡¡¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJ...!!!!!!... ¡¡Con razón la Tierra
está como está!!... ¡¡¡¡¡¡JAJAJAJAJAJAJA...!!!!!! -comenzó a reír Vegeta que ya
no pudo contenerse por más tiempo, saliendo del baño hacia la pieza, en que había más
espacio para poder reír a gusto.
¡¡¡¡¡¡¡JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA
JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA
JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA
JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JAJ...!!!!!!!
- Parece que a tu papá le afectó la noticia -le dijo Goten a Trunks,
todavía dentro de la ducha.
- Pobre papá.
A todo esto, Bulma había ido a revisar la incubadora y se llevó
una gran sorpresa al no ver el huevo adentro, pero unas pequeñas huellas de manitos
sucias le dieron a entender quiénes lo habían sacado. Se encaminó a las habitaciones
encontrándose en el camino el mismo tiradero por el que pasó Vegeta, aromatizado con el
suave olor del huevo podrido, para luego llevarse la segunda gran sorpresa de llegar a su
habitación y encontrarla como Lo que el viento se llevó. Vegeta tenía razón... le dio
de todo, en especial cuando vio su experimento chorreando en el cubrepiso. En eso sintió
las estruendosas carcajadas de su bienamado príncipe que en ese momento estaba riendo a
mandíbula batiente y se había sentado, acostado y revolcado en la cama de Trunks
agarrándose el estómago y llorando de la risa, pensando que eran los mejores abdominales
que había hecho en su vida. Los niños, por su parte, habían salido del baño a la
habitación y estaban cerca de él totalmente empapados, formando dos pozas de agua y
llorando amargamente porque pensaban que con la noticia Vegeta prácticamente se había
trastornado de la pena. La casa llegaba a bailar de las fuertes carcajadas cuando Bulma
llegó y se encontró con aquella escena y cuando los peques la vieron entrar se asilaron
rápidamente en el baño, cerrando la puerta con seguro.
- ¡Oye, Vegeta! ¿Por qué te estás riendo? ¿No ves cómo quedó la
casa? -preguntó molesta mientras se dirigía al baño a golpear la puerta-. ¡¡TRUNKS!!
¡¡GOTEN!! ¡¡ABRAN AHORA MISMO!! ¡¡ABRAN!!... ¡¡Vegeta, ya deja de reírte y haz
que salgan!! ¿¿Qué es lo que te hace tanta gracia??
- ¡¡¡Es que tú no sab... JAJAJAJAJ...!!! es que...
¡¡JAJAJAJAJA... ay!!... ¡¡¡JAJAJAJAJ!!! -reía Vegeta sobándose el estómago y las
mandíbulas-. JAJAJAJAJAJA... es de lo más gracios... ¡¡¡¡¡JAJAJAJAJAJAJ...!!!!!
- ¿¿Sabes lo que esos niños le hicieron a mi experimento??
-preguntó Bulma con las manos en las caderas, mirándolo enojada.
- Sí, lo sé... ¡¡¡¡JAJAJAJAJAJAJAJA!!!!
En eso el teléfono sonó y Bulma fue a contestar, esperando que al
regresar a Vegeta ya se le hubiera pasado lo que fuera que tuviera. Cuando volvió, con el
teléfono inalámbrico en la mano, aún estaba en lo mismo, pero ella venía más
relajada, pues su padre había llamado para saber cómo estaban las cosas, así como
también para avisar que llegarían muy tarde, y al saber lo sucedido la tranquilizó
informándole que él había hecho una réplica de la incubadora y la estaba probando con
otro huevo.
- ¡¡¡Vegeta, ya córtala!!!
- ¡¡¡¡¡JAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJ...!!!!!
- Vegeta, si no te calmas tendré que tomar medidas drásticas -le
advirtió Bulma.
- ¡¡¡¡¡¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJ...!!!!!!
- ¡Vegeta!... ¡Está bien, tú lo has querido, llamaré a Goku para
que venga!
Un silencio sepulcral inundó la habitación, ¡pero qué
aguafiestas!. Así, Vegeta tuvo que explicarle entre risa y risa lo que había pasado,
porque cada vez que se acordaba tendía a venirle el ataque sólo controlado por las
amenazas de Bulma que estaba teléfono en mano lista para llamar a Goku. También le hizo
mucha gracia y rió con ganas, pero nunca tantas.
- Sí es gracioso, ¡vaya ocurrencias!, pero bueno ahora hay que
sacarlos del baño porque si no se van a enfermar con toda esa ropa mojada... ¡Niños,
abran la puerta! -ordenó Bulma-. ¡Niños!
- ¡Déjame a mí! -dijo Vegeta levantándose y caminando hacia la
puerta del baño.
- No creo que te quieran abrir -le dijo Bulma apartándose.
- ¿No?, observa.
- Entonces Vegeta utilizó toda su experiencia, psicología infantil,
poder de convencimiento y... las palabras adecuadas.
- ¡¡ABRAN INMEDIATAMENTE ESA PUERTA O LA ABRIRÉ YO!! -les ordenó
con un Energy ha en su mano puesta en la chapa de la puerta.
"Click"
- ¿Ves qué fácil? ¡Es que tú no sabes tratar a los niños! -dijo
Vegeta con una sonrisa de satisfacción, señalando la puerta cuando los niños la
abrieron.
- Sí, tú, cómo no -dijo Bulma moviendo la cabeza.
Los pequeños seguían bastante asustados, sobretodo cuando Vegeta
entró a rescatar su cinturón, porque pensaron que ahora la azotaina se las iban a dar
entre los dos y empezaron a hacer las típicas promesas.
- No, papá, por favor no lo hagas -sollozaba Trunks-. Haremos todo lo
que ustedes quieran, entrenaremos duro todos los días...
- Y si quieren también estudiaremos todo el verano -agregó Goten
también llorando.
- Sí y nunca, nunca, nunca más volveremos a portarnos mal, ni a
desobedecerlos y yo mismo voy a enterrar a mi hermanito y a cuidar su tumba y a llevarle
flores y...
- Y yo lo voy a ayudar -dijo Goten.
- No lo hagas, por favor, por favor.
- ¿De qué están hablando? -preguntó Bulma.
En ese momento Vegeta estaba de espalda a ellos, tomando su
cinturón y escuchando las promesas de los niños riéndose para adentro, entonces se le
ocurrió hacerles una bromita y de paso darles un buen susto.
- Supongo que hablan de la buena zurra que les voy a dar, aunque no te
recomiendo que te quedes, esto podría impactarte porque aquí va a correr mucha sangre
-dijo con un tono que daba escalofríos, volteándose hacia ellos y estirando el cinturón
que enrolló en ambas manos produciendo un horrible chasquido al momento de transformarse
en SSJ, dándoles una mirada terrible.
- No seas cruel, ya han sufrido bastante -le dijo Bulma, que sabía
perfectamente que no lo haría y trataba de calmar a los niños que intentaban esconderse
detrás de ella llorando aterrados y suplicando piedad.
- Aunque podría considerarlo si estos mocosos dicen la verdad y
cumplen sus promesas. ¿Qué me dicen? ¿Se van a portar bien, a entrenar duro y a
obedecer?
- ¡Sí! ¡Sí! -afirmaron ambos.
- Bien, en ese caso no los voy a castigar, pero si no, ya saben -dijo
dando otro chasquido al cinturón cuando pasó cerca de ellos al salir del baño, para
poder reír a gusto donde lo vieran. "Creo que ya sé cómo voy a manejarlos
derechitos estos días". ¡Qué chico más malo, malo, malo!... je,je.
Bulma les dio un baño de agua tibia, tranquilizándolos y
explicándoles que la información que Kami Sama les había dado no era del todo errada,
pero que no era aplicable a su raza y los niños pensaron que la culpa era de ellos por no
preguntar específicamente. Luego del baño, con mucha paciencia y cuidado, quitó de
Goten el trozo de sábana que se le quedó pegado, después les dio de comer y los acostó
dándoles un besito y su bendición, dejando en claro que en la mañana arreglarían
cuentas sobre lo sucedido.
El problema ahora es que, considerando el estado de su habitación,
ella y Vegeta tendrían que dormir en la pieza de alojados. Vegeta tenía la solución
perfecta para arreglar lo que quedó del cuarto: ya había estirado su mano para volarlo,
pero Bulma no se lo permitió.
- Qué malo eres, Veggie. ¿Cómo pudiste asustarlos de ese modo? -le
reclamó Bulma una vez que se acomodaron en otra habitación y ella se acostaba junto a
él-. Pobrecitos, debiste explicarles desde un principio que estaban equivocados en vez de
ponerte a reír.
- No me lo recuerdes por favor... ¡¡¡JAJAJAJAJAJ!!! que cada vez que
me acuerdo me da risa ¡¡¡JAJAJAJAJ...!!!
- Trunks estaba muy triste, realmente creía que ese huevo era su
hermanito y se asustó mucho cuando pensó que lo habían matado, y encima de todo vienes
tú y casi los matas del susto con ese teatro de que prácticamente te los ibas a comer
transformados en saiyajincitos al pil pil. Me costó mucho tranquilizarlos, estaban muy
afligidos.
- Ya, mujer, si sólo les di un susto. Les hará bien y por lo menos
durante unos días no van a meterse en problemas.
- Sí, pero...
- Mira, Bulma, si yo zurrara a esos chiquillos una sola vez como
realmente se merecen, te garantizo que se portarían como verdaderos ángeles y nunca
darían un problema, sobretodo a ese pillo de Trunks, que no le haría nada mal para que
no se me desbande como suele hacer -dijo Vegeta seriamente.
- ¿Y cómo es que no lo has hecho aún? -preguntó Bulma que siempre
había pensado que ella evitaba que Vegeta castigara a Trunks.
- Porque si se portaran tan bien nuestras vidas serían muy monótonas
y aburridas, ¿no crees?
- ¡Mentira! Lo que pasa es que mi príncipe tiene un corazón de oro
-le dijo Bulma dándole un beso y acomodándose en su brazo-. Oye, ¿y cuándo piensas
explicarles lo que quieren saber?
- Mañana temprano, después de que entrenen -dijo Vegeta levantándose
para cerrar la puerta con seguro.
- ¿Qué haces? ¿Para qué cierras? -preguntó Bulma con desconfianza.
- Es que tengo que preparar la lección de mañana y necesito refrescar
la memoria -dijo Vegeta dirigiéndose a ella una pícara sonrisa-. Tú sabes, la práctica
hace al maestro.
- Bueno -dijo Bulma haciéndose la resignada, meneando la cabeza y
desabrochándose el camisón-, todo sea por los niños... ¡Sacrificios!, ¡sacrificios!,
¡esto de ser madre!
Avanzada la noche, Bulma despertó y no podía volver a conciliar el
sueño, de modo que se levantó y se dirigió a la cocina para tomar un vaso de leche,
pasando por el cuarto de los niños para ver si estaban bien. Dormían como angelitos, con
ese tranquilo sueño que tienen propio de ellos. Al regresar al cuarto le hizo gracia ver
que Vegeta también estaba durmiendo como angelito y se le ocurrió una idea. "Creo
que aprovecharé para probar mi nuevo invento... je, je". Rápidamente fue a la pieza
de los niños y sacó un peluche de Trunks que llevó y puso al lado de Vegeta, se quedó
observándolo y, no contenta con los resultados, volvió al cuarto de Trunks y volvió con
un montón de peluches que colocó alrededor de Vegeta, que se veía la ternura durmiendo.
Luego sacó del bolso una cápsula que transformó en una minicámara fotográfica que
sacaba fotos sin flash aún en plena oscuridad y no hacía el más mínimo ruido y le
sacó varias fotos en distintos ángulos. ¡Chica mala, mala, mala! ¿Con quién se habrá
estado juntando? También se le había ocurrido traer a los niños medio dormidos, pero
podía despertar, así que desistió porque eso habría arruinado sus planes.
"¡Estas fotos valen oro! Yo sé de alguien que me cumplirá todos mis caprichos en
vacaciones" -se dijo así misma muy feliz luego que puso todo en su lugar y se quedó
dormida plácidamente.
En la mañana, Vegeta se levantó muy temprano para entrenar con
tranquilidad y más tarde se dirigió a la cocina para desayunar esperando que los niños
ya se hubieran levantado.
- Cuando suba los despierto -dijo Bulma que estaba preparando el
desayuno.
- No te preocupes, que de eso me encargo yo -le dijo Vegeta caminando
hacia la puerta.
- ¿Ay, hombre! ¿De nuevo los vas a asustar? ¿Hasta cuándo vas a
seguir con esa farsa? -le reclamó Bulma.
- Yo sé lo que hago, mujer. De ese modo bajarán de inmediato.
- Yo nunca he visto ese milagro, sobretodo a las seis de la mañana.
- ¿Segura? ¿Qué quieres perder ahora para poder agregarlo a mi
libreta? -le preguntó guiñándole un ojo.
- ¿De qué libreta...? Hmmm... mejor ve a despertarlos -dijo Bulma que
siempre perdía esas peligrosas apuestas. Trunks era el resultado viviente de una de
ellas.
Los niños estaban en el más profundo sueño cuando llegó.
- ¡¡ARRIBA, PAR DE HOLGAZANES!! -gritó con voz de sargento tirando
para atrás las frazadas de la cama, consiguiendo que los niños despertaran bastante
asustados -¡¡A DUCHARSE Y A ENTRENAR!!, ¡¡RÁPIDO, RÁPIDO!!
Los pequeños se levantaron medio dormidos, asustados y de muy mal
humor (lo cual era lógico considerando la suave manera de despertar), chocándose con
todo por la prisa, mientras Vegeta seguía dando órdenes.
- ¡¡Los quiero abajo en cinco minutos!! -les advirtió, y agregó al
verlos malhumorados-. ¡¡Y CON LA CARA LLENA DE RISA O YA SABEN LO QUE LES ESPERA!!
A los cinco minutos estaban abajo con la cara llena de risa, listos
para entrenar duramente como habían prometido, y tres horas más tarde...
- Esta es la última vez que me quedo en tu casa -se quejó susurrando
Goten mientras hacían diez mil sentadillas-. A la próxima te vas a la mía.
- ¡Cállate, que mi papá te puede oír! -le susurró a su vez Trunks.
- ¡¿¿Qué están cuchichiando??! -los regañó Vegeta, que estaba
haciendo abdominales.
- ¡Nada!
Vegeta los dejó solos un momento para hablar y hacerle unos
encargos a Bulma, quien iría al supermercado y al volver los escuchó hablar.
- ¿Sabes, Goten? Tengo la impresión que hubiese sido mejor que mi
papá nos hubiera linchado de una vez por todas en ese baño, porque esto de ir muriendo
de a poco no me gusta nada.
- Pero no entiendo por qué está tan enojado si al final el huevo no
era tu hermano. Ahora sí parece que nos odiara, nunca nos había tratado tan mal, ni
siquiera nos dejó desayunar -suspiró Goten.
- Sí, tienes razón... ¡¡Sniff!! -dijo Trunks muy triste.
- "Bueno, creo que ya tuvieron suficiente. Será mejor que termine
luego con esto" -pensó Vegeta al ver la tristeza reflejada en el rostro de los
niños.
- ¿¿QUÉ ESTÁN HACIENDO?? ¿¿POR QUÉ NO ESTÁN ENTRENANDO COMO LOS
DEJÉ?? -los regañó muy severamente entrando de improviso, haciéndolos saltar del
susto-. ¡¡SÍGANME Y NO SE ATREVAN A ESCAPAR O SE ARREPENTIRÁN!!... ¡¡AHORA VAN A
SABER LO QUE ES BUENO!!
Los niños lo siguieron a punto de llorar por el miedo, pero no
quisieron escapar pensando que si los atrapaba sería peor para ellos, así que caminaron
resignados a lo que viniera, saltando a cada movimiento brusco que hiciera Vegeta, hasta
que llegaron a la cocina donde se encontraron con su normal desayuno servido, más
galletas y unos pastelillos que Bulma había preparado y que eran la delicia de ellos. Los
pequeños se quedaron asombrados observando la mesa, pero no se atrevían a sentarse ni a
tomar nada, tal vez el castigo ahora consistía en hacerlos sufrir mirando lo que él
comía.
- ¿Qué? ¿No está bueno? Les dije que se arrepentirían si escapaban
y también que sabrían lo que es bueno -les preguntó Vegeta cruzado de brazos
mirándolos con su típica sonrisa (leve, mediana, ¿entienden?).
- ¡Vaya sentido del humor oscuro y lóbrego del muchacho! ¿eh?
- ¿Entonces nos podemos comer todo eso? -preguntó Trunks.
- ¿Acaso parece que está de adorno? Para eso está, para que se lo
coman, a no ser que quieran que lo bote -dijo Vegeta tomando los platos.
- ¡¡¡¡NOOOOO!!!! -gritaron los pequeños y Vegeta dejó los platos
sobre la mesa nuevamente.
Entonces la cara de los niños se iluminó y se lanzaron a comer
haciéndole honor a la raza. Cuando ya iban a la mitad y el hambre había amainado y su
miedo se había calmado un poco, Vegeta decidió tomar el tema que les interesaba.
- Bien, ustedes tenían preguntas que hacer, así que háganlas, soy
todo oídos.
- Nosotros queremos saber todo sobre cómo se hacen los bebés y cómo
se tienen y todo lo demás, pero esta vez queremos que se refiera a los humanos... o
saiyajines -dijo Goten chupándose los dedos que tenía llenos de crema, así como todo el
rededor de la boca y parte de la nariz.
- ¿Sabes, papá? El muy idiota se quedó dormido cuando su papá le
contó eso -se rió Trunks.
- ¡No te rías!, ¡tenía mucho sueño! -exclamó Goten enojado,
tratando de pegarle.
- Ya, basta, no peleen. Pongan atención, que les voy a explicar y
después me harán todas las preguntas que quieran, ¿de acuerdo?
- Sí, señor.
- Bueno, resulta que...
Y mientras Vegeta hablaba con los niños, Dende había progresado...
¡Ya iba en los protozoos!, ¿no es fantástico? Tal vez y con suerte, cuando termine esta
historia llegue a los pájaros y las abejas.
La hora avanzaba y en la cocina seguía la lección cuando llegó
Bulma del supermercado. Comenzó a sacar los víveres escuchando al mismo tiempo la
extensa y bien detallada explicación que Vegeta le estaba dando a los niños, tan
detallada y extensa que cuando Bulma lo escuchó comenzó a abrir sus enormes ojos azules
más aún. "¡Cielos!, eso ni yo lo sabía".
- Vegeta, ¿podrías venir un momento?, debo decirte algo. Niños, ya
volvemos -le dijo sin esperar su respuesta y llevándoselo de un brazo.
- ¡Oye, Vegeta! ¿qué crees que estás haciendo? ¡Esos niños apenas
se saben abrochar las agujetas y tú les estás dando esa clase de explicaciones! -le dijo
una vez en la sala.
- ¿Y qué tiene de malo? A mí me enseñaron todo eso cuando era menor
que ellos y aquí me tienes... ¿Acaso te he dado motivo de queja?
- No, pero...
- ¿Ves?, no es nada malo. Lo mejor es explicarles bien las cosas ahora
y no dejarles ninguna duda, para que de ese modo se queden tranquilos y no se metan en
problemas como los que tuvimos ayer, o peores.
- Está bien, tú sabes lo que haces, ¡pero es que hay cosas que ni yo
sabía! -le reprochó.
- Ah, no te preocupes por eso. Si quieres, esta noche te enseño,
recuerda que soy un gran maestro -le dijo Vegeta abandonando la sala y dejando a su mujer
con la palabra en la boca.
- Vegeta terminó su explicación y dejó que los niños hicieran todas
las preguntas que quisieran, las cuales no fueron muchas, dada la edad de los pequeños.
- ¡Qué raro! Gohan me llenó de preguntas - reflexionó Vegeta.
- ¿GOHAN?
- Bien, niños -dijo Bulma-, ya fue suficiente por hoy. Díganme, ¿les
gustó el desayuno?
- Sí, estaba riquísimo -dijeron los niños muy contentos.
- "¡Uy! -pensó Vegeta- Esto se ve muy peligroso"
- Qué bien que les haya gustado -dijo Bulma con una sonrisa-. Ahora
tomen, les traje un regalo.
- Ambos se encontraron con un cepillo de dientes en la mano atados con
una cinta roja.
- Pero si ya tenemos.
- Éste es especial. ¿Recuerdan cómo quedó mi habitación? Bien,
pues quiero que quede inmaculada y van a limpiarla con eso y es mejor que lo hagan
rápido, porque no habrá más comida hasta que terminen.
- ¿¿¿¿QUÉEEEE????
- Lo que oyeron. Ahora partieron, ¡¡y con la cara llena de risa!!
-ordenó Bulma con un tono que no daba lugar a protestas, o sea, tono de mamá.
Y así, los pequeños tuvieron que obedecer.
- Y después dices que soy muy estricto con ellos -se quejó Vegeta-.
Yo ni a mis hombres les habría dado semejante castigo. "Realmente las hembras de
este planeta son de temer... ¡¡Brrrrr!!".
Pasaron las horas. Los niños ya estaban hambrientos nuevamente,
además de muy cansados y todavía no alcanzaban a limpiar ni la cuarta parte de la
habitación.
- ¡¡Ay, Trunks!! -dijo Goten suspirando arrodillado en la alfombra al
lado de su compañero, mientras intentaba inútilmente sacar las manchas de huevo del
cubrepiso (nota: qué mamá más estricta, esas manchas nunca salen, sobretodo cuando
están secas... ¡si no lo sabré yo!) -los castigos de tu mamá se parecen a los de la
mía.
- Es verdad -respondió Trunks en el mismo tono, sobándose el brazo
con que estaba restregando-. Prefiero los castigos de nuestros papás... hay veces que
duelen, pero terminan más rápido.
Los pequeños dejaron lo que estaban haciendo y se quedaron mirando
un momento pensando lo mismo.
En tanto, Vegeta estaba terminando de entrenar en la cápsula de
gravedad del jardín cuando sintió que insistentemente alguien golpeaba la puerta e
intentaba entrar, así que desactivó la gravedad y abrió para encontrar a dos pequeñas
figuritas esperándolo afuera.
- ¡¿Qué diablos hacen aquí?! ¡Saben muy bien que no deben
interrumpirme cuando entreno! -los reprendió.
Los pequeños hicieron caso omiso a su disgusto y entraron a la
cápsula.
- Toma, papá -dijo Trunks estirando su brazo hacia Vegeta.
- ¿Y para qué me traes esto? No lo necesito con el traje de
entrenamiento -dijo Vegeta intrigado al encontrarse con su cinturón de cuero en las
manos.
- No es para eso, papá. Goten y yo lo pensamos bien y decidimos que
preferimos que tú nos castigues, pero que por favor intercedas ante mi mamá para que nos
levante el otro castigo, ¿sí? -dijo Trunks con carita de súplica.
- Sí, ya tenemos hambre y estamos cansados -dijo Goten apoyando la
moción.
- "¡Vaya con estos mocosos!, a veces son impredecibles y muy
ocurrentes" -pensaba divertido Vegeta.
- ¿Ya olvidaron que me lloraron y hasta me suplicaron para que no los
castigara? ¡Y ahora vienen a pedirme que lo haga!... No los entiendo.
- Es que no vamos a terminar nunca de arreglar ese cuarto y vamos a
estar toda la semana intentándolo -se quejó Trunks.
- Sí, y yo me tengo que ir a mi casa mañana -dijo Goten.
- ¡Olvídenlo! -dijo Vegeta moviendo negativamente la cabeza-. Ya
tuvieron su oportunidad y no la quisieron, ¡ahora se friegan!
- Pero señor...
- No -dijo Vegeta cruzándose de brazos.
- Pero papá...
- No.
- Te prometemos que ni siquiera vamos a llorar. ¿Verdad, Goten?
- Sí.
- ¿Ves? Por favor, convence a mi mamá, hace un rato nos dijiste que
tú sabes convencerla. Hazlo, ¿sí?, por favor, por favor, por favor -rogaba Trunks
jalando los dedos de la mano que salían por debajo del brazo que tenía cruzado su padre.
- Ya dije que no y si me siguen fastidiando van a terminar
convenciéndome que los mande bien zurrados a terminar su otro castigo -les advirtió
empujándolos hacia la puerta.
- Pero papá -continuaba Trunks-, tenemos mucha hambre.
Vegeta los echó fuera y cerró la puerta, pero los pequeños
volvieron a golpear insistentemente para que les abriera. Podían temerle mucho a veces,
pero cuando de comida se trataba, el miedo podía pasar a un segundo lugar...
¡saiyajines!
Estuvieron sus diez minutos golpeando y llamando, hasta que Vegeta
perdió la paciencia por completo -¡QUÉ SE HAN IMAGINADO ESTOS CHIQUILLOS INSOLENTES!,
¡AHORA SÍ ME VAN A CONOCER!- exclamaba totalmente furioso camino a la puerta.
- ¿¿QUERÍAN QUE ME ENOJARA?? -les gritó cuando abrió la puerta y
los jaló de los brazos con intensión de entrarlos a la cámara- ¡¡PUES LO HAN
CONSEGUIDO!!, ¡¡LOS VOY A... Mmmmm!!
En ese momento los ojos de Vegeta se posaron en Bulma, que se
dirigía a la piscina con un bikini extra pequeño y el bronceador en la mano, viéndose
muy "saludable" y la siguió con la mirada hasta que la figura desapareció tras
la muralla pensando que, después de todo, no le costaba nada ayudar a los enanos.
- Muy bien, mocosos -les dijo soltándolos-. Si quieren que los ayude
lo haré, pero se van a quedar en su habitación hasta que yo lo ordene.
- ¿Y la comida? -preguntaron con mucha pena-. Morimos de inanición.
- Pueden prepararse algo y llevarlo a su cuarto.
Los chicos se retiraron muy contentos. Vegeta cerró la cámara y se
encaminó a la piscina tratando de recordar qué fue lo que Bulma le reclamó que él le
había explicado a los niños y ella no sabía... "¡Sacrificios!, ¡sacrificios!
-pensaba con una sonrisa-... esto de seer padre".
En tanto, Bulma se había acomodado en la silla de playa y pensaba
en qué momento utilizar las fotos que había sacado, para convencer a Vegeta que la
llevara de vacaciones.
- Hola, Vegeta. Si tienes hambre, dejé el almuerzo listo -le dijo
Bulma al verlo acercarse tendida boca abajo en la silla.
- Eeeh... no, no tengo hambre y dime, ¿hasta qué hora piensas dejar a
esos chiquillos limpiando nuestro cuarto?
- Hasta que terminen -le dijo Bulma mientras le pasaba el bronceador.
- "Bien. Esto va a ser pan comido" -pensó Vegeta, mientras
Bulma pensaba "Creo que podré guardar las fotos para una mejor ocasión".
Vegeta comenzó a aplicarle el bronceador de forma tan suave como
una caricia mientras le hablaba.
- Van a pasarse el día entero en eso y no creo que terminen.
- ¿Y no crees que es mejor así? -le preguntó Bulma volteándose
completamente con una significativa sonrisa.
- No, porque yo tengo una mejor idea -dijo Vegeta devolviéndole la
sonrisa.
Bulma levantó el castigo de los niños y consiguió sus vacaciones
sin necesidad de utilizar las fotos, ya que contrariamente a lo que pensaba, Vegeta no se
negó en absoluto, pues de paso él también descansaría estando lejos de la casa. Por
otro lado, el famoso experimento salió a las mil maravillas, lo que ayudó al amigo de
Bulma y al mismo tiempo a la Corporación, que fue invadida con peticiones de más
incubadoras.
Trunks y Goten dieron santa sepultura al huevo y lo llenaron de
flores tal como prometieran, porque después de todo había sido su hermanito postizo por
un par de horas. Además se quedaron muy contentos, ya que Milk y Goku, al saber que
Vegeta y Bulma saldrían de viaje, invitaron a Trunks a pasar esos días con ellos y
también porque el huevo que el Dr. Brief utilizara para probar la otra incubadora dio un
tierno dinosaurio que quedó de mascota para los pequeños.
Se podría decir que casi todos fueron felices al final de este
cuento, salvo porque en el Templo Sagrado, Dende, ya cansado de estudiar, decidió asomar
la cabeza fuera de la biblioteca.
- ¡¡¡AAAAYYY!!!
- ¿¿YA TERMINASTE?? -le preguntó Piccoro tirándole las antenas.
- No, señor, pero ya llegué a los pájaros -dijo Dende, sobándose
sus delicadas antenitas.
- ¡¡¡En ese caso vuelve adentro y no se te ocurra volver a asomarte
hasta que hayas aprendido todo sobre la reproducción de este planeta!!! ¿¿Te quedó
claro??
- Sí, señor -respondió el dios sumisamente volviendo a sus estudios.
Bueno, no siempre los finales pueden ser felices para todos, ¿no
creen?.
F I N
Volver a Fanfics Cortos
Volver a Biblioteca