Sanando Heridas
por Eny@
Amanecía en el Flypan Yama. Gohan se revolvió entre las sábanas al sentir el contacto de los primeros rayos del sol en su rostro. Se dio la vuelta para seguir durmiendo; no tenía ningún deseo de levantarse de la cama.
Ya llevaban un mes en el castillo de su abuelo. Él los había llevado ahí, mientras se recuperaban de la enorme pérdida que habían sufrido. Era lo mejor, había dicho él; así podría cuidarlos. Chichi no se hallaba en condiciones de hacer nada, la muerte de Gokú la había sumido en una profunda depresión y necesitaba más que nunca la ayuda de todos. Ella más que nadie resentía todas las tragedias. A pesar de ser más fuerte físicamente y poseer un carácter igualmente indomable, en realidad ella era muy frágil emocionalmente.
Gohan no había corrido con mejor suerte, se había vuelto muy retraído, ya casi no hablaba, apenas comía y había dejado de sonreír. Cada día parecía portarse más huraño y grosero, cosa que lo tenía muy preocupado. Gohan siempre había sido un niño cariñoso y amable con todos los empleados del castillo cuando iba a visitarlo; recordaba que la última vez que le había visto sonreír fue cuando partió a la Capsule Corp para despedir a Trunks. Su madre ese día se había quedado; le habría gustado ir, pero su estado no se lo había permitido. Después de la crisis que había sufrido, el médico le recomendó quedarse a guardar cama.
Gohan lo recordaba, en esa ocasión tuvo que sonreír forzadamente, no quería preocupar a nadie, y mucho menos a Trunks; sabía que eso lo consternaría y no partiría tranquilo hacia su época. Durante el poco tiempo que había estado con ellos, los dos habían sido inseparables y se habían profesado un gran cariño; él había sido como el hermano menor que nunca tuvo y Gohan le había querido como a un hermano mayor.
Cuánto necesitaba de él en esos momentos, no sabía qué hacer, se sentía desesperado, enojado con todo y todos, pero más consigo mismo, por su torpeza, por haber permitido que Cell matara a su padre y todos los días recordaba esa espantosa escena, esa expresión, que jamás olvidaría; le había dado el último adiós antes de teletransportarse al otro mundo sacrificando en ello su vida y sin querer acabando con la suya; para él las cosas ya no serían iguales jamás, una parte de él había muerto junto con su padre. Salvó a la Tierra de volar en mil pedazos, pero su espíritu fue el que se destrozó; de qué servía el haber sido tan fuerte, el haber salvado un planeta si el ser más querido para él no estaba a su lado y todo porque, por su culpa, por no haberlo escuchado cuando le dijo que acabara con ese monstruo, sólo le había importado su venganza sin pensar en las consecuencias de sus actos y ahora su madre estaba sufriendo por eso. ¿Qué clase de hijo era, por haber permitido eso? Nadie había logrado convencerlo de lo contrario. Todos a su manera quisieron hacerlo entrar en razón, pero no quizo escuchar a nadie, ni siquiera a Piccoro.
No deseaba volver a casa. No quería y no tenía ninguna intención de regresar. Sabía que cuando estuviese ahí el suplicio sería peor, todo le recordaría a él, la sala, la cocina donde siempre se servía sus "pequeños refrigerios", el patio donde solía entrenar, el bosque, el lago... dondequiera que volteara, todo irremediablemente le recordaría a su padre y su error, por el que él ya no estaba ahí. Extrañaba su sonrisa, sus ocurrencias con las que hacía rabiar y reír a su madre, cosas que ya no vería más porque jamás volvería estar con ellos y todo por su Culpa.
Mientras pensaba en todo eso, dos gruesas lágrimas rodaron por sus mejillas. De pronto, alguien llamó a la puerta.
La mujer se quedó perpleja. Era obvio que estaba empeorando y todos en Palacio estaban muy preocupados por el estado de ánimo del pequeño; ya no era el mismo de antes y la mayoría había aprendido a tenerle miedo por sus repentinos estallidos. Los pocos que se animaban a atenderle, sabían que debían tratarle con sumo cuidado para evitar una mala reacción de su parte. Pero la mujer una de las trabajadoras más antiguas de palacio, parecía no temerle y siempre tomaba todo con una sonrisa, sin hacer caso de las continuas quejas del niño.
Apenas terminó de decir eso, la puerta se abrió. ¡Su mamá! Gohan salió y se fue directo al comedor apenas dando un "gracias" por respuesta. Cuando llegó, vio a su abuelo y a su madre ya sentados a la mesa. Su abuelo esbozó una cálida sonrisa al verle. Él sólo sonrió levemente y vio a su madre que también le sonreía. Se sentaron a desayunar. Todo parecía transcurrir sin incidentes hasta que una de las cocineras trajo otra fuente llena de verduras hervidas y empezó a servirles. Cuando se acercó a Gohan...
Gyuumaoh se quedó perplejo al oírle hablarle de esa forma tan grosera, pero mantuvo la compostura. La mujer no atinaba qué hacer; ese pequeño era verdaderamente impredecible y no tenía deseos de hacerlo enfurecer y, por otra parte, Gyuumaoh era el rey y su deber era obedecerle. La mujer que le había despertado entró en ese momento y le quitó la fuente de las manos, mientras le decía a la confundida cocinera que ya se podía retirar. Chichi le tocó un hombro pidiéndole que se calmara.
La mujer no cejaba en su empeño y trataba de ser amable, pero a cada cosa que decía, Gohan se volvía más insolente hasta que Gyuumaoh no pudo más y le gritó:
Cuando la mujer se acercó a servirle, Gohan de un manotazo tiró la fuente haciendo que las verduras se esparcieran por el suelo al tiempo que le gritaba a su abuelo:
Apenas había terminado la frase cuando ¡PLAF! un bofetón casi lo tumbó. Se dolió y dirigió una furiosa mirada al atrevido que le había hecho eso, para toparse con su madre que lo miraba furiosa. Hasta ese día ella no había reaccionado de esa manera, la mayor parte del tiempo estaba callada y parecía ausente, lo que lo dejó muy sorprendido, pero también dolido, no se lo hubiera esperado y mucho menos de ella.
Gohan no lograba decir nada, era su mamá, pero no sabía qué hacer. Sintió cómo le faltaba el aire, tenía que salir pronto de ahí, ya tampoco soportaba estar en ese lugar; para él ya no había lugar. Y tomando aire para mantener la poca calma que le quedaba:
Dicho esto último, el pequeño salió y despegó para perderse en el horizonte, dejando en la mesa a Chichi, Ox S. y a la mujer verdaderamente afligidos.
Gohan volaba con los ojos anegados en lágrimas, él jamás les había gritado así, menos a su mamá, ellos no tenían la culpa de lo que le pasaba y eso lo hacía sentir peor, pero no sabía qué hacer, no podía evitar odiarse a sí mismo, esos sentimientos de rabia y frustración parecían consumirlo. Sentía un dolor lacerante en su pecho que cada día parecía hacerse más grande, voló lo más rápido que pudo, no tenía rumbo fijo, lo único que deseaba era estar solo y quizá no volver jamás.
Ya era tarde y en el horizonte negros nubarrones anunciaban una tormenta. Chichi observaba por la ventana, buscando una señal que le indicara que su hijo venía de regreso, mientras sombríos pensamientos cruzaban por su mente: ¿Qué tal si estaba perdido? ¿Y si estaba herido? ¿Y si Cell había vuelto del infierno para arrebatarle a su hijo? No, no, eso no podía ser, su hijo no, ¿es que acaso la vida no se había ensañado suficiente con ella? ¿No había sido suficiente con que Gokú ya no estuviera a su lado? ¿Es que acaso su hijo también? ¿Qué era aquello tan malo que había hecho para merecer semejante castigo? Gohan era lo único que le quedaba, su único motivo para seguir viviendo. Era inconcebible su vida sin él.
Ox S. se le acercó y puso una de sus enormes manos en el pequeño hombro de su hija. Le dolía verla así, era padre y la comprendía perfectamente.
Chichi tocó la mano de su padre.
Padre e hija se sentaron junto a la ventana esperando el retorno del pequeño, mientras afuera la tormenta se desataba, haciendo crecer la angustia de Chichi por la suerte de su hijo. Esperaron toda la noche, pero él no llegó. Apenas amaneció, Chichi decidió salir en su busca. No sabía cómo iba encontrarlo, pero lo encontraría aunque tuviera que mover cielo, mar y tierra. Pero Ox S. no estaba dispuesto ha dejarla ir así en ese estado, y fue tras ella para impedírselo. Chichi ya había abordado el coche y estaba lista para partir cuando Ox. S. la tomó del brazo.
Como se atrevía a detenerla, eso era algo que no estaba dispuesta a permitir. Su hijo era lo más importante para ella y nada ni nadie la detendría para ir en su busca, con lo que empezó a forcejear para zafarse de su agarro. Ox S. estaba sorprendido, no creía que su hija fuera tan fuerte, así que se vio obligado a llamar a varios de sus guardias para que le ayudaran a sujetarla, lo cual sólo la hizo enojarse aún más y se revolvió furiosamente para quitárselos de encima, hasta que mandó a volar de una patada en el estómago a uno de ellos, y luego a otro, impulsándose en su propio padre volvió a golpear en la cabeza a otros dos, para luego lanzar sus piernas hacia atrás, encajándoselas en el estómago a su padre, lo cual le hizo doblarse de dolor y soltarle. Apenas se vio libre, Chichi corrió, se subió de un salto al coche y arrancó. A pesar del dolor, Gyuumaoh reaccionó viendo un tronco cerca y, emulando a Tao Pai Pai, lo lanzó justo enfrente, obstruyéndole el paso, lo que obligó a Chichi a dar un volantazo que la hizo estrellarse. Aprovechando el aturdimiento de ella, Gyuumaoh corrió hacia donde estaba y, propinándole un golpe en la nuca, la dejó inconsciente. Después, tomándola en sus brazos, la metió al castillo; era mejor así. Después de dejarla en su habitación, decidió llamar a Bulma y al maestro Roshi para que le ayudaran a buscar a Gohan donde quiera que éste estuviera.
Mirai Trunks se hallaba en la terraza, no podía dejar de pensar en esos ojos y de la última vez que lo vio. Había algo extraño en su mirada. Aunque sonreía, había algo que no encajaba en él y era precisamente sus ojos, esos ojos que le resultaban tan conocidos. Él había experimentado una tristeza similar y era por ello que sabía que algo no estaba bien. No se sentía tranquilo, tenía que regresar, se lo debía.
Mirai Bulma también estaba preocupada. Desde su regreso, Trunks se paseaba mucho por el hangar donde ahora estaba guardada la máquina del tiempo. Se la pasaba la mayor parte del tiempo pensando, como si algo le inquietara. ¿Pero qué? Ya no había amenazas en la tierra, había vencido a los androides y a Cell, ahora sólo reinaba la paz, la gente había regresado poco a poco a su vida normal y empezado a reconstruir sus ciudades de nuevo, además de hacer una enorme celebración para honrar al ahora salvador del mundo, su hijo Trunks, lo cual la hacía sentirse la más orgullosa y afortunada de las madres. ¿Qué sería?, se preguntaba, y mientras cavilaba, sus ojos se toparon con un retrato muy especial. Ahí en la foto estaban los tres: Trunks, ella y Gohan, al fondo se veía un parque, y sintió nostalgia por aquellos tiempos tan felices. De repente, una idea pasó por su mente. ¿Y si era eso? Quizá extrañaba a Gohan, sabía lo mucho que le hubiera gustado a Trunks que él hubiera estado ahí para compartir con él esos momentos tan felices y celebrar, quizá le dolía el saber que eso era imposible y que ese sentimiento de culpa hubiese vuelto de nuevo, pero... no, hacía unos días se había celebrado un homenaje póstumo en memoria de Gohan y su hijo se había mostrado sereno durante todo lo que duró el evento. Él mismo había sido el que se la había pasado consolándola.
Cuando lo entrevistaron para preguntarle cómo se sentía al respecto, él les había contestado que estaba feliz, por haber salvado a la Tierra y por no haber defraudado a su maestro. Aunque él no estuviera físicamente, sabía que él, en algún lugar, lo estaba viendo y le mandaba sus mejores deseos. Él mismo le había dicho que esa paz la había encontrado al regresar al pasado y ver a Gohan de nuevo, aunque fuera con unos años menos, y siempre le estaría agradecido por ello; verlo de nuevo había sido el mejor remedio para la tristeza de su hijo.
Pero... ¿entonces qué era? Por más vueltas que le daba al asunto, no encontraba una razón lógica, y no estaba dispuesta a quedarse con la duda, así que se dirigió a la terraza. Ya era de noche y las luces de la ciudad brillaban en todo su esplendor.
Trunks no la oyó. El muchacho parecía ausente.
Mientras decía esto arqueó las cejas y acercó su rostro hasta tenerlo a unos cuantos centímetros del de su hijo con una expresión de "O me lo dices todo o ya verás". Trunks se sonrojó de súbito al ser interrogado de esa manera tan vehemente por su madre, haciéndolo sentir muy nervioso.
Mirai Trunks respiró hondo y, evadiendo a su madre, se levantó.
Dicho esto, le dio un beso y se metió al edificio. Mirai Bulma seguía sin entender, le sorprendía el repentino cambio de humor de su hijo y ¿ahora qué traería entre manos? Pero no insistió más. Cuando a Trunks se le ocurría algo, nada ni nadie era capaz de hacerlo cambiar de opinión y, al igual que su padre, jamás revelaba los motivos de sus decisiones. Bueno, ni siquiera sus decisiones. No cabía duda, se parecía mucho a Él.
Amaneció, y Trunks y la máquina del tiempo ya estaban casi listos, pero antes tenía que hacer algo más. Mientras M. Bulma afinaba algunos detalles, él enfiló hacia un lugar que había visitado antes de su primer viaje. Cuando llegó, pudo ver una gran cantidad de flores aún frescas, depositadas por personas de distintas partes del mundo como un tributo al hombre que murió peleando por ellos y dejando en Trunks un rayo de esperanza para la Tierra, con la certeza de que él libraría al mundo de esas amenazas, esperanzas que no fueron en vano. Observó las otras dos tumbas al lado y sonrió, los padres de Gohan también habían recibido flores. "Ahora están juntos de nuevo", pensó, y se sentó junto a la tumba de su maestro. Observando a su alrededor, sintió como una extraña tranquilidad lo envolvía y lo hacía sentir sereno. Quizá nadie lo entendiera, pero en ese sitio tan lúgubre él también había hallado un poco de esa paz que tanto había necesitado. Quien sabe por qué, pero así era. Mientras, meditaba en lo que iba a hacer, ordenando sus ideas. Era necesario el asunto. Así lo ameritaba. Después de ello, Trunks se levantó y elevó una pequeña oración frente a la tumba de su amigo y maestro:
Piccoro, Krilin y los demás guerreros Z, incluyendo a Vegeta, habían emprendido la búsqueda de Gohan. Recorrieron todo el planeta, pero nada, parecía que la tierra se lo hubiera tragado. Para colmo, no podían sentir su Ki, Gohan había tenido el cuidado de apagarlo. No sabían qué más podían hacer, pero continuaban buscando, no podían regresar sin él. Por su parte, Vegeta había decidido ir solo. No tenía la más mínima intención de ir con esos sujetos tan desagradables como él los consideraba. Tenía otros medios y la ventaja de ser Sayajin al igual que ese niño y sólo entre sayajines se entenderían. Él no podía permitir que ese niño se siguiera comportando así, eso era inadmisible para él, un sayajin jamás debía llorar ni mostrarse débil ante los demás por mucho dolor que éste sintiera. Que le tuvieran lástima a un Sayajin, por muy mestizo que fuera, era algo que lo enfermaba. Así que él tendría que ponerle fin a eso. Pero primero debía encontrarlo antes que los demás y si no podía hacerlo mediante el Ki, entonces lo buscaría como antaño en sus tiempos de soldado lo habría hecho, con lógica y olfato.
Según lo dicho, él había enfilado hacia el Sur y hacia allá se dirigió, concentrándose en captar su olor o alguna pista que lo llevara hacia él. Sobrevoló el mar durante largo rato, volando lo más bajo posible al divisar varias islas y cuidando de no quedar atorado entre las ramas (qué estúpido se vería el príncipe de los sayajin vuelto de cabeza entre varios árboles, ¡qué humillante!, pensaba), pero nada. Continuó hasta que divisó tierra y más allá unas enormes montañas, algunas casi tan altas e imponentes como la torre Karín. Se internó entre ellas y decidió elevarse un poco más, quizás estuviera en la cima de alguna de ellas. Grandes ráfagas de viento se colaban por las grietas y entre las montañas para terminar golpeándole en la cara, pero nada, ni una señal de él, y descendió de nuevo; de repente, las montañas se abrieron a su paso y distinguió un valle que le resultó muy familiar. Siguió más adelante, estaba completamente despoblado, cuando de repente cayó en la cuenta de donde estaba, ¡era el valle cercano adonde se había realizado el Cell Game! Volando más bajo, se concentró. Quizás estuviera aquí y algo le decía que así era. Pasó un rato, ya pronto llegaría al lugar exacto. Cruzó entre dos enormes rocas y ahí estaba el valle, mudo testigo de aquella batalla, y su sorpresa fue mayor cuando descubrió en medio del cráter donde estuviera la plataforma a ¡Gohan!
Se detuvo repentinamente y descendió casi a su lado. Ahí estaba sentado, y parecía no haberse percatado de su presencia. Tenía la vista perdida y se notaba que había llorado. Al ver que no se movía, Vegeta pateó una piedra que se estrelló en una de sus piernas. Gohan al punto reaccionó, se quedó sorprendido al verlo y de un salto se incorporó.
Gohan ya no pudo continuar. Sintió un enorme nudo en la garganta. Evitando la mirada de Vegeta, comenzó a llorar. A este último le enfureció su reacción, no podía dejar que se diera por vencido así como así, se las debía y tenía que pagárselas. Ese niño era el ser más poderoso del universo en esos momentos, un contrincante con el cuál tenía que medirse. Lo había humillado en el Cell Game y tenía que demostrarle que él era el más fuerte.
Diciendo esto último, lo obligó a levantarse de un tirón y lo empujó.
Vegeta se alejó y se puso en posición de combate. Gohan ni siquiera se movió. Seguía en la misma posición con los brazos caídos y la vista clavada en el suelo. No parecía dispuesto a más, lo que exasperó a Vegeta como nunca. Cómo odiaba a los débiles de carácter. Y sin más, empezó a gritarle.
Vegeta ya no pudo terminar la frase, porque un fuerte puñetazo lo mandó a tierra. Con eso le había bastado a Gohan.
Vegeta se incorporó, satisfecho del resultado. Vio a Gohan colocarse en posición, lo había sorprendido, pero le enseñaría quién era él, así que agregó:
Gohan apretó puños y dientes, eso era para sulfurarse. Vegeta elevó al máximo su poder, era el inicio de una gran batalla.
Al momento concentró toda su energía y en cuestión de segundos alcanzó el nivel de SSJ2, dejando completamente sorprendido a Vegeta. No creía que ese niño pudiera elevar en tan poco tiempo su poder de pelea para obtener ese nivel, y sin más se lanzó contra él, quien apenas alcanzó a cubrirse. Gohan empezó a propinarle varios puñetazos que lo hicieron retroceder, la velocidad a la que peleaba era en verdad impresionante, no le daba tiempo de nada. Cuando creyó que podría atacarlo, el pequeño lo sorprendió al propinarle un rodillazo en el estómago que le sacó el aire, acto seguido le tomó de una pierna y salió disparado hacia el cielo, haciendo una vuelta en U regreso a tierra y lo azotó con todas sus fuerzas contra el duro suelo, que se hizo añicos con el impacto. Gohan parecía no dispuesto a dar tregua. Vegeta trató de incorporarse, pero apenas lo hizo, el chiquillo le propinó una patada en las costillas que lo lanzó hacia un lado, dejándolo boca abajo. El dolor que le sobrevino era muy fuerte. No podía creerlo, ese niño peleaba como jamás creyó. En cuestión de segundos lo había dejado en ese estado. Al alzar la vista vio que Gohan ya estaba sobre de él y encendió un Energy Dan que colocó cerca de sus ojos. Vegeta pudo ver su expresión, estaba decidido a matarlo, esa miniesfera era más letal de lo que parecía, ahí estaba concentrado su máximo poder y si el así lo deseaba lo desintegraría en el acto. El SSJ2 era en verdad un nivel impresionante, pero por sobre todo le había impresionado la capacidad de reacción de ese niño a pesar de su estado de ánimo. No encontraba modo de evitar el golpe, al mínimo movimiento él lo haría pedazos con ese ataque, era muy veloz y ya le había demostrado que podía anticipar todos sus movimientos.
Nunca pediría piedad, eso era algo inconcebible para el Príncipe de los Saiyas. Si iba a morir, sería con la frente en alto.
Lejos de eso, Gohan lanzó la esfera hacia otro lado, abriendo un enorme cráter. Acto seguido, volvió a su estado normal y, dándole la espalda, se encaminó al borde del primer cráter donde Vegeta lo había encontrado y se quedó parado contemplando el valle. La pelea había terminado tan abruptamente como había empezado. Vegeta, por su parte, no daba crédito a lo que había pasado –"pero qué se creía ese chiquillo insolente al hacerle eso"–. Se incorporó, dispuesto a continuar la pelea; nadie lo humillaba así y se quedaba tan tranquilo. –"Idiota"–. Hubiera preferido mil veces que lo matara. Se abalanzó sobre Gohan, propinándole una patada en la espalda que lo lanzó dentro del cráter, fue tras él, pero se detuvo. El niño se hallaba inmóvil. Lo observó incorporarse a medias y quedar sentado de nuevo.
Al no verle reaccionar, Vegeta lo lanzó furioso. Gohan sólo se levantó y se sentó de nuevo como si nada.
Vegeta esta vez calló y ahora que tenía que ver su familia en esto. Gohan continuó al ver que él se había quedado callado.
Ahora sí que estaba sorprendido, en su vida hubiese esperado que él le dijera semejante disparate. Gohan siguió hablando con un tono de voz apenas audible:
Gohan estrujó la tela de su pantalón como si estuviera apunto de desgarrarlo, mientras apretaba sus ojos como intentando que sus lágrimas no escaparan más, para terminar con un tono de enorme amargura en su voz:
Apenas terminó de decirlo, Gohan se encogió y comenzó a llorar esta vez con más fuerza, Vegeta no atinó a decir ni hacer nada, podía percibir la tristeza de ese niño hasta en el aire, recordó cuando Cell mató a Trunks y lo que sintió, fue una experiencia verdaderamente dolorosa y también fue la primera que vez que supo qué era perder a un ser querido, comprendiendo en toda su magnitud las razones de Gokú para luchar de esa manera, no sólo por el placer de pelear con alguien más fuerte, sino para proteger a los que más amaba. Volvió a fijar su vista en Gohan y recordó su dolor ahora reflejado en él, sólo él sabía lo que había sentido y sólo él lo sabría; decidió no insistir más por ahora, respetaría su dolor. Se sentó en una roca cercana y se quedó un rato sin decir palabra, como guerrero sayajin había aprendido a respetar el silencio del compañero y en esos momentos las palabras salían sobrando.
De pronto percibieron varios Ki que se acercaban, seguramente eran los demás guerreros.
Gohan también los había sentido. Lo que menos deseaba era ver a más gente y tener que oír más regaños; y como si le hubiera leído el pensamiento, Vegeta inesperadamente le dijo:
Gohan negó con la cabeza, perplejo. Su rostro se hallaba bañado en lágrimas.
Él sólo le hizo una seña de despedida, y se fue mientras pensaba: "Sólo por ahora, pero tienes una cuenta pendiente conmigo".
Trunks hacía rato que había llegado. Había estado en el Flypan Yama, pero no había encontrado a Gohan y Gyuumaoh lo había puesto al tanto de los últimos acontecimientos. Después había ido a ver a su mamá y a Chichi, le preocupaba su estado, la consideraba otra madre para él, y quien sin más se había desahogado con él mientras le contaba lo sucedido y le pedía que por favor encontrara a su hijo.
Eso le había prometido antes de salir por la ventana y emprender el vuelo.
Mientras volaba, pudo percibir el ki de los demás guerreros que venían de regreso. Desafortunadamente no percibió el Ki de Gohan entre ellos, aunque quizás supieran algo de él, pensaba.
Todos los guerreros se sorprendieron al verlo y preguntaron si no había problemas de nuevo, aclarando cómo estaban las cosas, aunque quedó más sorprendido al ver a su padre entre ellos, no sin antes reparar en sus ropas, que se hallaban desgarradas.
Antes de que pudiera decir algo, Krilin lo interrumpió:
(Todos con gota en la cabeza)
Al ver su mirada asesina tan típica de él, Krilin traga saliva. Sabe que en un arranque, este tipo SÍ sería capaz de borrarlo del mapa sin más.
Los demás sólo desvían la mirada hacia el cielo. Krilin y sus brillantes comentarios... sería mejor que mantuviera la boca cerrada si es que quería seguir vivo y cumplir su sueño de casarse. Trunks mira apenado la escena, su padre jamás cambiará.
Olvidándose de Krilin (reconsideró, no era necesario perder su valioso tiempo con él), Vegeta continúa:
Piccoro le puso una mano en el hombro.
Trunks levanta un pulgar como seña de que todo estará bien y enfila hacia el valle. A Vegeta le enorgullece el carácter de su hijo, no deja que nada ni nadie influya en sus decisiones. Definitivamente se parece a él.
Gohan se hallaba absorto en sus pensamientos, cuando sintió un Ki familiar dirigirse a él. Se levantó para percibirlo mejor. No podía ser, pero era él, sintió cómo su corazón se aceleraba y una inexplicable alegría inundó su corazón cuando lo vio aparecer en el horizonte; quizá no deseara la compañía de nadie, pero con él era diferente. Siempre se había sentido a gusto a su lado y se entendían bien, pero ¿qué hacía aquí? ¿Acaso él sabía lo que le estaba pasando? Vaya, eso quería decir que como actor era pésimo o quizá los demás ya lo habían puesto al tanto; aunque al final de cuentas, eso ya no importaba.
El muchacho aterrizó frente a él. Durante largo rato se miraron sin pronunciar palabra, pero en sus expresiones podían decírselo todo sin necesidad de éstas. Se habían extrañado mucho y Gohan le necesitaba tanto en esos momentos. A Trunks sólo le había bastado verlo para corroborar sus sospechas.
Gohan se levantó repentinamente, al verlo tal alterado, Trunks trató de calmarlo y suavizó el tono de su voz; por lo que Gyuumaoh y Chichi le habían dicho, la muerte de Gokú le había afectado mucho, pero no creía que tanto. Debía ser más cuidadoso.
Pero Gohan no lo escuchó:
Trunks apretó los puños y cerró los ojos. Hasta ese momento había tratado de ser amable y comprensivo con Gohan, le había hablado con tranquilidad pensando en que de esa manera él se sentiría en confianza y platicarían mejor, pero parecía no estar dando resultado. Entre más amable se portara Gohan, se ponía peor y seguía lamentándose de su desgracia y eso era algo que él no iba a soportar. El joven saiya no resistió más. Encarando a Gohan:
Gohan lo mira perplejo, nadie le había hablado de esa manera, todos habían sido amables y considerados con él y nadie le había reprochado su conducta. Hasta el Sr. Piccoro. y Vegeta, que después del incidente de hacía un rato no volvió a insistir. No hubiera esperado esa reacción de Trunks, de él menos que de nadie y trató de defenderse.
Gohan se quedó estático, la muerte de ese guerrero, su muerte, de la que Trunks se negó a darle más detalles. Durante el tiempo que permaneció en su línea temporal, a nadie le platicó acerca de ese suceso que lo marcó e influyó a que él viniera a esta época. Silencioso, esperó a que él continuara. En sus ojos pudo percibir su dolor y su gran tristeza.
Trunks se detuvo un momento en su relato para tomar aire, le era difícil rememorar esos sucesos tan dolorosos. Pero ya no había marcha atrás, lo había dicho. Más calmado, continuó:
Gohan sólo lo observaba, en su rostro había una tristeza enorme y una verdadera angustia. Estaba sorprendido por esa revelación, Trunks sólo le había mencionado unos detalles de su muerte, pero siempre evitó hablarle de lo que había sentido. En aquella ocasión, él había decidido no insistir más por temor a hacerlo sentir peor, sólo brindándole a su manera el consuelo de darle el perdón en nombre de Mirai Gohan. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el muchacho.
Gohan estaba a punto de llorar de nuevo, cuando sintió el brazo de Trunks rodeándole.
Gohan puso una cara de total consternación.
Trunks calló y dejó de abrazarle, para ver el efecto que le habían causado sus palabras.
Una tormenta se desataba en el interior de Gohan, asimilando cada una de las palabras de Trunks, su tragedia, su padre, él, la similitud entre sus sentimientos, sus madres; sintió como si le quitaran una venda de los ojos, ¿cómo era posible?, ¿cómo pudo ser tan egoísta? Estaba tan ocupado lamentándose que no pensó que también ella estaba sufriendo y que los demás también sufrían. Había olvidado esa promesa por completo y, lo peor, la había olvidado a ella. ¿Qué pensaría su padre de él? Trunks, que pareció adivinarlo, le puso una mano en el hombro y le dijo:
Era como si le hubieran quitado un enorme peso de encima. Respiró hondo y emitiendo algo así como un pequeño gemido se abrazó a Trunks fuertemente y rompió a llorar de una manera que lo hacía agitarse y agitar a Trunks también. Pero este llanto era distinto, no era de dolor o frustración, era de felicidad y de alivio, por encontrar esa tranquilidad y esa paz que tanto había deseado, era como si a través de Trunks su padre se hubiera comunicado con él y le hubiese dado el consuelo que tanto necesitaba.
Y así, unidos en un fraternal abrazo, Gohan encontró la paz que tanto necesitaba, y Trunks la felicidad de compensar un poco a la persona que tanto había hecho por él.
Anochecía en el Flypan Yama y a lo lejos los dos chicos distinguieron las luces del pueblo y el castillo. Todos se hallaban afuera, sorprendidos de verlos llegar sanos y salvos. Apenas pisaron tierra, Chichi se abalanzó sobre su hijo abrazándolo con tanta fuerza que Gohan creyó morir asfixiado y, como pudo, correspondió abrazándola también. Chichi alzó los ojos para toparse con el joven de los cabellos morados, de nuevo estaba en deuda con él, y le sonrió dándole gracias por todo lo que había hecho. Apartó a Gohan un poco para verlo bien, y al igual que todos los demás, lo observó sorprendida. Su expresión era distinta y sonreía, su ki también, no había amargura, ni tristeza, de él emanaba una paz que se antojaba inmensa. Ninguno supo qué fue lo que Trunks y Gohan hablaron esa tarde, ése era su secreto, compartido sólo por ellos dos. Lo único que los guerreros sabían es que, fuera lo que fuera, él había obrado un milagro.
N. del A.: Bien, éste es mi primer Fic, espero sea de su agrado, hacía tiempo que rondaba en mi mente, y pensé que de la serie era un vacío necesario de llenar y éste fue el resultado, tardé un rato más del que creía. Y está basado en una historia real, porque fue el caso de una amiga muy querida para mí y así que donde quiera que estés, Mónica, éste es un pequeño tributo para ti y tu mamá (Q.E.P.D.) y dedicado a todas aquellas personas que han perdido a un ser querido, que sepan que en esta vida no somos dueños de todo y que los sucesos inesperados existen y son inevitables, dejándonos el consuelo de que todos los que seguimos aquí tenemos mucho por hacer en honor a su memoria.
N. del A.2: Y pues va un agradecimiento para Bulmis y Zirta, mis madrinitas. Bulmis, que durante lo que tardé escribiendo este fic, me apoyó dándome su confianza, animándome y sobre todo creyendo en mí como escritora. Amiga, gracias. Y obviamente a la amiga Zirta, una Fanwriter de las mejores, por sus consejos, su apoyo y sobre todo por su sinceridad al compartir conmigo un poco de su experiencia. De nuevo, gracias por todo.