Capítulo 2: "Hogar, dulce hogar"
Pasó algún tiempo antes que Vegeta despertara, ya más repuesto, pero aún con dolor de cabeza, sobre todo en la frente.
"¡Rayos!" gruñó tocándose la herida "Debo tener más cuidado, esas chatarras resultaron más rápidas y fuertes de lo que imaginé".
Se levantó con algunas dificultades con la intención de ir a su cuarto, pero cuando estaba llegando a la puerta de la sala se tropezó con algo y... "¡¡¡AAAHHH!!!" cayó bruscamente hacia delante golpeándose en todo lo que se llama cara, quedando cual bulldog estampado en la pared ¡¿¡¿¡¿?!?!?! exclamó el Príncipe de los Sayajines acordándose de todos sus parientes. Se mantuvo de rodillas en el piso por un momento con una mano en el rostro y con la otra tanteando el piso buscando la razón de su tropiezo y se encontró con... ¡ella! la mochila de Trunks, justo en la pasada "¡Mocoso endemoniado!" exclamó aún sobándose la cara "¡le he repetido hasta el cansancio que no deje sus porquerías tiradas en cualquier parte! Pero ésta... ésta es la última vez" agregó en tono amenazante. Tomó la mochila, avanzó un paso para salir de la sala y... "¡¡¡AAAHHH!!!" no se fijó en los plumones que Goten dejó en la alfombra y rodó hacia atrás quedando tirado cuan largo era y con un dolor de cabeza que iba hacia una jaqueca fabulosa.
Se quedó ahí tendido por un rato, contemplando el techo de la sala mientras se lamentaba con un suspiro "Yo y mis grandiosas ideas de venir a conquistar la Tierra... ¡¡Y más encima quedarme!!" terminó regañándose a sí mismo.
Entretanto, en la planta alta todo era felicidad. El abuelito de Trunks era muy consentidor y siempre le estaba construyendo nuevos y fascinantes regalos. Ahora había hecho una extensión del cuarto de Trunks, en el cual construyó una habitación con forma de nave espacial que era increíble, había todo lo que un niño pudiera desear. En un rincón se encontraba un panel con botones que decían DULCES, CHOCOLATES, GALLETAS y REFRESCOS; al presionar un botón aparecía un submenú para escoger el sabor y hecho esto se abría una compuerta de la cual salía una bandeja con lo requerido. El único detallito es que el Dr. Brief no leyó las etiquetas e instaló "Chocolates LAXANTES".
Había instalado también computador, video juegos, máquinas de ejercicios diseñadas especialmente para los niños, una biblioteca comprimida al más puro estilo Corp. Cápsula, un escritorio con sus dos respectivas sillas y muchas cosas más.
Los peques estaban fascinados apretando botones para ver qué pasaba, y en eso Goten sintió repentinos deseos de ir al baño porque se había comido casi todos los chocolates de la nave.
Pero no alcanzó a terminar porque Goten se apresuró a entrar empujando a Trunks quien quedó sentado en el piso mientras le gritaba ¡De nada!
Como ustedes comprenderán, el pobrecito Goten no tenía tiempo de dar las gracias; tenía que entrar y lo hizo en el momento justo, desapareciendo por un buen rato.
Por su parte, Vegeta venía echando chispitas por el pasillo, mochila en mano y dispuesto a dar un buen castigo a su desobediente heredero, pero al asomarse a la puerta del cuarto de su hijo lo vio tan feliz con su regalo, corriendo de un lado para otro presionando botones, impresionado con lo que aparecía y con sus ojitos que le brillaban hasta decir basta, que se quedó observándolo un momento pensando que no lo veía tan dichoso desde la vez que él, cumpliendo su promesa, lo llevó al parque de diversiones porque el pequeño había logrado rozarle la cara en un entrenamiento. De esto hacía ya bastante tiempo. Debido a su propio entrenamiento, poco veía a su hijo, a veces en las comidas, antes o después de la escuela o bien cuando él lo entrenaba; y como también le permitían quedarse en casa de Goten, lo veía tarde, mal y nunca. Decidió no imponerle un castigo, pero sí darle una buena reprimenda.
Cruzó los brazos dejando colgar la mochila de uno de sus brazos y frunció más el ceño (¿más todavía?... sí, más) aunque ya sabemos que estaba completamente cubierto por la pintura.
Trunks paró en seco lo que hacía. "¿Qué habré hecho ahora?" pensó dirigiéndose a su padre mirando al piso mientras trataba de hacer memoria. Cuando llegó hasta él, vio la mochila colgando y tragó saliva; siempre le decían lo peligroso que era dejar las cosas en el paso de la gente, pero siempre lo olvidaba y cuando llegaba de la escuela iba regando sus pertenencias por toda la casa. "¡Uy!, así que era eso... Escúchanos, Kamisama, te rogamos" imploró el pequeño.
"¿Plumones? De eso no me acordaba... ¡Ups!, ahora sí que me hacen sushi", pensó Trunks y luego respondió sin levantar la mirada en acto de sumisión.
Vegeta llegó a su cuarto y tomó un espejo con mango que estaba encima de un mueble, para ver su frente que aún le molestaba, y cuando lo estaba levantando hacia su rostro... ¡¡¡RING!!!, sonó el teléfono que estaba en la mesita de noche, justo al otro lado de la habitación, así que fue a contestar llevando el espejo con él.
Era Bulma; estaba en una reunión que se había alargado más de la cuenta y no alcanzaría a recoger el proyecto de un experimento muy importante que tenía que entregar al día siguiente y, para colmo de males, la persona que debía entregárselo salía de la ciudad esa misma tarde, así que, ¿adivinen qué?
*Click*
(momento de silencio)
¡¡¡ R I N G !!!
*Click*
"¡Diablos! pensó Bulma esto no está funcionando, creo que tendré que usar el plan B".
¡¡¡ R I N G !!!
*Click*
"¡Demonios, me volvió a colgar! Esto se está tornando monótono... Bien, sin pánico... Bulma, debes tranquilizarte se dijo a sí misma . Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas y ya no tengo tiempo que perder. Necesito ese proyecto a como dé lugar, así que... usaré el plan de emergencia Z1.
¡¡¡ R I N G !!!
"¿Vegeta, discúlpame? Esto me huele raro" pensó el aludido.
"Eso es lo que tú crees pensó Bulma. Segunda parte del plan, darle por su lado".
"Listo, espero que con esto sea suficiente" pensó Bulma y no estaba del todo errada; Vegeta empezó a titubear rascándose la cabeza con el espejo.
"Bien. Plan de emergencia Z2. De ésta no se escapa" pensó Bulma.
Vegeta terminó accediendo. ¿Cómo iba a decir que no ante semejante oferta?
Siempre era lo mismo. Él se negaba rotundamente y Bulma se las arreglaba para convencerlo que hiciera exactamente lo que ella quería, ya sea con un ataque cuerpo a cuerpo a base de arrumacos y miraditas tristes o bien, como lo hacía ahora, a través del teléfono. ¡Cómo la odiaba cuando le hacía eso!
"Está bien pensó Vegeta con una sonrisa maliciosa cuando colgó pero después no te quejes porque me cobraré muy caro esta noche... je, je. Luego cambió la expresión a una más seria; tenía que cumplir su parte del trato. Veamos, me dijo que hasta las siete y de aquí hasta allá, volando a toda velocidad son veinte minutos y son las... mira el reloj de la pared ¡¡¡SEIS TREINTA Y CINCO!!! tirando el espejo. ¡Demonios, tengo que apurarme o no alcanzaré a llegar. ¿¿DÓNDE DEJÉ LAS LLAVES??" buscando desesperado. Por fin las encontró y de paso tomó la tarjeta de crédito, ya que aprovecharía de hacer algunas compras. Pasó rápidamente por fuera del cuarto de Trunks.
Y dicho esto, Vegeta emprendió el viaje.
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