Filosofía de la
vida
La vida contemporánea se ha
tornado muy dinámica. Unido a tal dinamismo, resultado del desarrollo mundial, el hombre
se beneficia de las facilidades brindadas por la tecnología moderna. Este movimiento
evolutivo trae consigo un cambio de mentalidad y de patrones de referencia que, a su vez,
conllevan a nuevos intereses que la humanidad tiene y quiere saciar: demandas materiales y
espirituales.
Quizás lo ideal fuese que el
hombre lograra cierto equilibrio entre lo material y lo espiritual, sea facilitado por el
medio o conquistado por él mismo. No obstante, existen preferencias porque la balanza se
incline hacia uno u otro lado, lo cual depende mucho de factores como la preparación
cultural del individuo, su origen, valores, cualidades...
Quien se hace rodear sólo de
confort tiene una gran pobreza en el alma y quien vive únicamente el mundo de lo
espiritual se priva de otros placeres muy agradables.
No es menos cierto que los valores
materiales constituyen, en algunos casos, ingredientes de la felicidad; pero, son sólo un
complemento del bienestar humano. Lo cierto es que se puede ser feliz sin ellos o sin
muchos de ellos, bien porque sean desconocidos, bien porque encontremos refugio y alimento
de otro tipo: amor, amistad, arte, creencia en un ser supremo, adquisición de
conocimientos, paz, creatividad, filantropía...
Los tesoros espirituales de cada
cual no merman con las devaluaciones monetarias ni con las crisis económicas; tampoco
pueden ser robados; en fin, no se acaban sino con la muerte y en muchos casos pasan a la
posteridad.
Quien se enriquece con cualidades
imperecederas será rico y fuerte, y tales riquezas lo acompañarán siempre, esté
vestido o desnudo.
Cuántos hombres y mujeres ricos y
poderosos, en el plano económico, claman en su intimidad por una migaja de cariño, por
un amor sincero, por una tranquilidad imperturbable o por el regreso a la vida de un ser
querido. Más, con el dinero vienen las caricias, no el cariño; viene el sexo y la
compañía, no el amor; viene la calma exterior, pero sigue el alma convulsa. Pueden ser
edificados lujosos panteones, sin que por ello regresen los muertos al mundo de los vivos.
La felicidad no es una posada
en el camino, es una forma
de caminar por la vida
Muchas personas se preguntan
¿cómo encontrar la felicidad?
"Encontrar" quizás sea un término
errado. Difícilmente exista como un objeto en un tiempo y espacio determinado. Quien la
busca como se busca un tesoro, puede que nunca la encuentre. No está localizada en
alguien, en algo o en determinado lugar, será menester diseñarla y edificarla a nuestra
forma, porque la felicidad de unos puede no ser la de otros. No es una posada en el
camino, la cual podemos hallar, es una forma de caminar por la vida, aunque algunos sólo
la conciban como días, horas o instantes.
La felicidad no depende,
necesariamente, de lo que pasa a nuestro alrededor, si no de lo que ocurre dentro de
nosotros y se mide por el espíritu con el cual nos enfrentamos a los problemas de la
vida. Es, entre otras cosas, un asunto de valentía, porque lo fácil es sentirse
deprimido y desesperado en los malos momentos.
No se trata de lograr siempre
nuestras metas o cumplir la voluntad propia sino ser feliz con lo que se tiene, sin
depender de muchas cosas para estar satisfechos de la vida. Consideremos a la felicidad
como un estado de la mente: no seremos felices en tanto no decidamos serlo.
Haciendo siempre lo que quiere no
será usted más feliz que si ama todo lo que hace, si pone el corazón en las cosas que
emprende diariamente. Lo principal es encontrar algo con lo cual entusiasmarse. No es
necesario ni aconsejable ajustar todos los hechos a nuestros deseos. Resulta mejor aceptar
ciertas realidades y personas como son.
La belleza de la vida, según
muchos aprendemos, parte de
vivir cada hora del día lo mejor
posible. Si usted permanece
enfadado durante un minuto,
hágase cuenta de que es
infeliz por ese tiempo.
La belleza de la vida, según
muchos aprendemos, parte de vivir cada hora del día lo mejor posible. ¿Cómo enfrentar
las adversidades?: sobreponiéndonos a ellas. Y si están por encima de nuestras
posibilidades, tomar calma y resignarse, intentar restarle importancia o darle una salida
humorística, según el caso. ¿Qué más se puede hacer? Reflexione, si usted permanece
enfadado durante un minuto, hágase cuenta de que es infeliz por ese tiempo.
Es seguro que disfrutaremos
más la vida al detenernos
en sus mejores instantes y
menospreciar las adversidades.
Hay quienes acostumbran a echarle
la culpa de sus males y fracasos a la falta de suerte o al destino. Esa justificación no
tiene sentido. Generalmente la falta de éxito depende de nosotros mismos: por errores que
cometemos, falta de preparación, poca perseverancia o pesimismo que incluimos al
proceder. Pero, aun cuando las derrotas fueran por causas ajenas a nosotros, tampoco
resolveremos nada con lamentaciones. El tiempo perdido en lamentos bien pudiéramos
dedicarlo a darnos aliento y rediseñar la táctica a seguir en pos del objetivo anhelado.
Es seguro que en cada amanecer
podemos encontrar un vivo poema de esperanza. Uno de los secretos es cultivar el
optimismo, si lo convertimos en costumbre estaremos siempre animados y con buena
disposición.
Las personas impregnadas en
optimismo tiene más posibilidades de éxito, porque el éxito comienza con la voluntad,
con la seguridad en sí mismo. Si usted cree que puede, si está seguro de que puede,
podrá. No sea de los que pierden una batalla antes de echarla.
Un ingrediente esencial del arte de
la felicidad es el hecho de sacar las aristas positivas de los acontecimientos cotidianos.
Sin dudas, así estaremos, con más frecuencia, contemplando la cara bonita de la
realidad. Aprenda, entonces, a contar su jardín por las flores, no por las hojas caídas.
Es seguro que disfrutaremos más la vida al detenernos en sus mejores instantes y
menospreciar las adversidades.
¡Qué nada nos rompa la gracia de
un momento agradable!. No reparemos esfuerzos, dinero ni tiempo en crear y extender tales
ocasiones. Concentrarse en disfrutar al máximo es la clave del placer. Y el placer, el
placer es VIDA
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