Jorge Guidobono
Sábado 27 de enero de 2001
El texto que sigue es la desgrabación del informe introductorio al taller sobre Huelga General, tomando como base la experiencia de Uruguay en junio de 1973, organizado por la Liga Socialista Revolucionaria en enero de 2001
En estos años finaliza lo que el capitalismo ha dado en llamar "los treinta gloriosos años" del boom de la segunda posguerra. Algunos definen ese final en la crisis del petróleo del '73-'74; otros se retrotraen un poco antes. En el caso de Uruguay claramente se da antes, se da en forma desigual, pero es el mismo ciclo que se expresa con mayor o menor rapidez en varias partes del mundo. En esa década se da el mayor ascenso mundial desde la segunda posguerra. Es el más fuerte porque recorre el mundo de conjunto.
Hay dos países donde se viven los procesos más relevantes: Vietnam y Francia.
En enero de 1968, el Vietcong produce la ofensiva del Thet (año nuevo lunar). Ocupan la Embajada de Estados Unidos (en pocas horas la pierden, pero la ocuparon) en Saigón y toman muchas ciudades. Es muy emblemático haber tomado la embajada norteamericana, aun sabiendo que los yanquis la iban a rescatar y matar a todos los ocupantes. Pero era simbólico demostrar que el imperialismo podía ser acorralado hasta en su guarida. Estados Unidos, entonces, multiplica sideralmente la intervención militar y empieza una guerra a gran escala. Finalmente, es expulsado de Saigón en abril de 1975.
El segundo gran hecho es mayo-junio de 1968 en Francia. Se llega a una huelga general que involucra a 10 millones de obreros. La inicia el movimiento estudiantil que, por primera vez en Europa occidental, logra desbordar el aparato político, sindical y represivo del Partido Comunista Francés que era el "guardián del orden" gaullista de la V República. Y la huelga se va derramando como una inmensa mancha de aceite sobre el proletariado y termina en una gran huelga general política.
En Europa continúan esos procesos al año siguiente, con el "verano caliente" en Italia de 1969.
En 1967 ya hubo huelgas salvajes muy importantes en Alemania.
El 21 de agosto de 1968, el Pacto de Varsovia logra aplastar la insurrección que se conoció con el nombre de Primavera de Praga. Quinientos mil hombres entran en Checoslovaquia donde, a diferencia de Hungría de 1956, no hubo una resistencia armada. En Hungría en 1956 entraron a sangre y fuego, enfrentando una resistencia casa por casa, sobre todo en las barriadas obreras. En cambio, en Praga, entran prácticamente sin muertos. Hubo un estudiante que se tiró debajo de un tanque. Pero fueron casos muy aislados, que tenían que ver con que la clase obrera como tal no había entrado con todo en escena.
En 1970-71 hay una gran huelga de los portuarios y marinos de Gdansk, en Polonia, que es parte del mismo proceso de Checoslovaquia pero no a nivel estudiantil sino obrero. Duró mucho tiempo y se perdió, pero tuvo mucha continuidad. Polonia es el país donde hubo mayor continuidad de las luchas obreras contra la burocracia: en 1956 (antes que Hungría); en el 1970-71; en 1977 en una fábrica de la burocracia con 18.000 obreros; y de las luchas de los '80-81 surge Solidaridad.
En esos años, en 1968, pega un salto el proceso antiguerra en Estados Unidos, que da lugar al multitudinario festival de rock que dura tres días en Woodstock. El motivo es que Estados Unidos pasa de una intervención limitada -o sea de algunas decenas o miles de hombres- en Vietnam, al envío de 500.000 soldados. En 1965 habían montado una provocación en el golfo de Tomkin, al mejor estilo de lo que hacen en el Golfo, donde supuestamente son atacados por los vietnamitas del norte y, con esa excusa, empiezan el envío de hombres.
Podemos enunciar, muy telegráficamente, otros procesos que se dieron durante la década del '60. A fines de los '50 y buena parte de los '60, es el período de la independencia del grueso de Africa con Argelia a la cabeza. Hay una película de Pontecorvo, "La batalla de Argelia", que documenta este proceso, que provoca gran conmoción en Francia. El Partido Comunista Francés apoya la IV República y ni que hablar del Partido Socialista, que tiene al ministro del Interior. Ante el proceso de independencia de las colonias, ambos son, ante todo, franceses, y se alinean con el imperialismo. El grueso de las independencias -más o menos consensuadas- se opera en esos años, salvo las de Portugal que se dan en la década de los '70.
En América latina se da un común denominador en varios de los grandes países: México y Brasil viven un proceso de radicalización que arranca del movimiento estudiantil en 1968. En México no trasciende al movimiento estudiantil porque el PRI -que ahora perdió, pero después de treinta y pico de años- controla al movimiento obrero a través de la burocracia sindical ("los charros"), una burocracia que Lorenzo Miguel hubiese envidiado. Y el Estado mexicano puede permitirse -sin que se genere ningún conflicto internacional ni nada por el estilo- la masacre de la Plaza de las Tres Culturas (como si en los edificios que bordean la Plaza de Mayo instalaran ametralladoras y dispararan sobre la multitud). Las cifras de asesinados nunca se supieron. En ese tiempo (finales de 1968) se hablaba de 800; ahora se dice que fueron 400, pero nunca se supo la cifra real. Todo terminó muy "a la mexicana", muy bonapartista, muy fascistizante, apoyado en el aparato represivo del Estado.
En Brasil había habido un golpe de Estado dictatorial muy fuerte en 1964, que la clase obrera no lo vio como un golpe en su contra. El golpe contó con el apoyo de la pequeña burguesía y fue contra el nacionalismo burgués, contra la clase obrera y contra sectores de las Fuerzas Armadas nacionalistas. La pequeña burguesía y el estudiantado, en poco tiempo levantaron cabeza y empiezan a dar pelea. (Hasta que pasa lo mismo que en toda América latina: el dictador Castelo Blanco muere cuando "se cae" el helicóptero en que viajaba.) En 1968 hay movilizaciones de 100.000 estudiantes en Río de Janeiro, que empalman con una histórica huelga de los metalúrgicos de Osasco, en San Pablo, que es derrotada. Ibrahin, el principal dirigente del sindicato de Osasco, cae preso. La guerrilla secuestra al embajador norteamericano y lo canjean por 15 presos muy importantes, entre ellos Ibrahin, que terminan exiliándose en Chile.
En Uruguay empieza el mismo proceso, pero con los pibes de los secundarios -pibes de entre 12 y 13 años- que desafiaban a la policía maravillosamente.
Y en la Argentina, en 1969, se da un proceso similar que empieza en Corrientes, sigue en Rosario, culmina con el Cordobazo el 29 de mayo de ese año, y es proseguido por numerosos "azos". Es todo parte de un mismo proceso.
El nacionalismo y los movimientos guerrilleros
Bolivia, Perú, Chile
Vamos a desglosar estos países de la perspectiva general de la que hablamos antes, y vamos a ver más específicamente el tema del nacionalismo.
En los '60-70, en todos estos países se vivían situaciones muy importantes, y en todos ellos había guerrillas.
Como marco de este fenómeno, tenemos que hablar de un proceso que conmovió al mundo en la década del '60: la Revolución Cultural China. En lo fundamental, fue el intento de un sector del aparato encabezado por Mao Tse Tung, de procesar una movilización de masas contra otro sector del aparato por vía los "guardias rojos". La movilización es imponente y, cuando se le empieza a ir de las manos, empiezan a reprimir fuertemente y organizan grandes campos de concentración adonde va a parar buena parte de los guardias rojos.
Con la Revolución Cultural llega al paroxismo el enfrentamiento chino-soviético y se rompen todos los partidos comunistas del mundo (o casi todos, algunos bien por el medio), e incluso la mayoría china. La principal diferencia con Moscú era el rechazo a la política de coexistencia pacífica. Un dato a tener en cuenta es que en 1964 China había logrado desarrollar la bomba atómica.
En Brasil, la mayoría son maoístas. En la Argentina los que se hicieron maoístas rompieron con el PC oficial de Codevila, y quedaron medio en el aire. Primero se reclamaban arizmendistas (por Arizmendi, el dirigente del PC uruguayo) y terminaron siendo maoístas. En los países andinos, donde había un campesinado numeroso, la ruptura fue mucho más fuerte. Por eso el maoísmo, en buena parte de los '60 y los '70, tiene gran importancia en América latina.
También tiene una importancia muy grande en Asia. El PC indio se divide y la mayoría se hace maoísta; el PC japonés también se divide. El de Indonesia era fiel a Mao y orientó al PC en la teoría de las cuatro clases de Mao Tse Tung y terminó con un millón de muertos a manos de la clase "aliada", la burguesía nacional.
El marco ideológico de todo este proceso, es el hartazgo ante la sociedad burguesa, aun de una sociedad opulenta como Francia, pero que no tiene nada para ofrecer.
En los '60 comienza un crecimiento descomunal de la población estudiantil en el mundo. Según Ernest Mandel, en 1968 hay 6 millones de estudiantes en Estados Unidos y 2,5 millones en Europa occidental y este es el salto. El estudio universitario era un ámbito ultra privilegiado, y en la Argentina aun hoy hay cerca de un millón de estudiantes, casi la mitad de lo que había en toda Europa hace treinta años, y eso que no es un país demasiado poblado.
El contexto previo incluye varios factores. Por un lado, la Unión Soviética había salido de la Segunda Guerra inmensamente prestigiada por su papel clave en la derrota de Hitler. Por otro lado, vivía su mayor apogeo: el 4 de octubre de 1957 enviaron al espacio el Sputnik, y después la primera nave con un ser vivo, la perra Laika. La delantera la empieza a tomar la Unión Soviética aunque después los yanquis la alcanzan y la superan.
Por otro lado, en 1959 se da la revolución cubana que para América latina cobra un impacto absolutamente trascendente.
El tercer factor es la guerra de Vietnam, que coloca ideológicamente a la defensiva al imperialismo norteamericano. El tribunal Russell, presidido por lord Bertrand Russell se dedicó a incriminar cada uno de los grandes crímenes de Estados Unidos cometidos en Vietnam. Fue un movimiento mundial de repudio a Estados Unidos por el genocidio en Vietnam. Para que tengan una idea: se tiraron varias veces más bombas (Estados Unidos sobre Vietnam) que todas las que se tiraron en la segunda guerra mundial en todos los frentes de batalla. Y Vietnam de Norte es como la provincia de Buenos Aires. Entonces, imperialismo era sinónimo de genocidio. Por ejemplo, en 1965, Estados Unidos invade República Dominicana y entra en Santo Domingo con 50.000 hombres (marines), aduciendo que había… ¡58 comunistas!
Para Latinoamérica, después de Cuba, la revolución y la derrota del imperialismo dejaron de ser una formulación vacía para pasar a tener un contenido de carne y hueso. E hirió mortalmente a buena parte del aparato stalinista latinoamericano que era parlamentarista, reformista, oportunista hasta los huesos en los lugares donde les era posible. Donde no podían, por ejemplo en Venezuela, organizaron la guerrilla para pactar la legalidad. O sea, practicaron un reformismo armado para poder insertarse en las instituciones burguesas.
La revolución cubana es un torbellino sobre América latina. No sólo sacude a los reformistas, sacude también a los movimientos nacionalistas burgueses. Por ejemplo, la juventud del Apra, que es el gran partido nacionalista burgués peruano, va en masa a la guerrilla en 1965, previo entrenamiento en Cuba. Luego son derrotados, pero sus intenciones son avanzar hacia una revolución socialista. Parte de la juventud de Acción Democrática, destroza al PC venezolano; el MAS de ese país surge de la ruptura de dirigentes históricos, como si aquí Echegaray rompiera con el PC por izquierda. El castro-guevarismo pasa a ser una corriente continental, latinoamericana.
Hasta antes de la revolución cubana, los movimientos nacionalistas pequeñoburgueses o burgueses eran nacionales. Con el triunfo de la revolución cubana surge una corriente latinoamericanista nacionalista pequeñoburguesa -y no antimarxista sino más bien con simpatía al marxismo- con rechazo al stalinismo por oportunista, parlamentarista. Era una corriente con un primitivismo que partía de la base de que la divisoria de aguas entre una corriente revolucionaria y una reformista estaba dada por "los fierros". Es lo que los Tupamaros definían como "foco o partido, falso dilema": todo aquel que usa "fierros" es revolucionario, todo aquel que no los usa, es oportunista. Y los "fierro" hay que usarlos siempre, eso es lo que preside todo el análisis, es el elemento distintivo. Y, a la vez, se derrama en una corriente guerrillera a lo largo de los sesenta, en toda América latina. No sólo la del Che en Bolivia, hubo en Paraguay, Perú, Venezuela, Colombia (que sigue), Guatemala, México (que es un país donde la guerrilla tiene historia, con Zapata, Villa; un país que hizo una revolución y tiene una geografía muy apta para la guerrilla).
Después de la guerrilla del Che en Bolivia, de hecho, hay un reflujo del movimiento guerrillero tradicional campesino, y se da cierto trasvasamiento -casi sin darse cuenta- a las ciudades. Los Tupamaros son precursores: ellos intentan hacer la guerrilla en el campo, con los cañeros de Artigas, pero como el lugar es chato como un plato, no pueden hacerla y terminan, por descarte, radicalizándose en las ciudades y haciendo la guerrilla en lo que Guillén llamó la "selva de cemento". En la Argentina se da a posteriori y combinada con la guerrilla que arma Santucho en Tucumán.
A fines de los '60 la guerrilla retrocede en toda Latinoamérica. Se parte en Venezuela, es derrotada en Bolivia, en Paraguay, en Perú, en Guatemala estaba absolutamente cansada, es derrotada en México. El elemento sobresaliente de fines de los '60 y comienzos de los '70 es un irrumpir fuerte de un nacionalismo burgués militar y, por otro lado, de un antimperialismo reformista que tiene como centro a la Unidad Popular chilena (que alcanza el gobierno y, en un sentido, se desparrama a Uruguay y al Frente Amplio).
Esos años son el punto más alto del nacionalismo en América latina después de la segunda posguerra. Fracasa la guerrilla y sectores militares y de la burguesía toman parte de las banderas antimperialistas, nacionalistas de esas guerrillas castristas, filocastristas o guevaristas, con carácter preventivo frente a las masas, por un lado y, por el otro, como parte de una disputa con la burguesía imperialista.
Se pueden tomar tres ejemplos que son muy ilustrativos. El primero es Perú. El comandante militar que combate a la guerrilla del Apra rebelde en 1965 es el general Juan Velazco Alvarado. El mismo que el 3 de octubre de 1968 dirige un golpe de Estado cuya primera medida es mandar los tanques a expropiar las refinerías norteamericanas en La Brea y Pariña (como si dijéramos Refinería La Plata) y anuncia un conjunto de medidas como expropiación de los diarios con control obrero en los diarios (que en realidad es el control dictatorial pero con un discurso en contra del comercio; es como si acá alguien dijera "vamos a cagar a los Mitre, Noble, a todos"). Hace una reforma agraria, semitrucha pero reparte tierras, expropia a los grandes pulpos de caña de azúcar del norte y organiza cooperativas con los obreros de la caña; y libera a los dirigentes que están presos desde 1963, como los trotskistas Hugo Blanco y Eduardo Kreuss. El famoso "capitalismo humano" del que habla el papa Wojtila, es lo que trata de hacer Velazco Alvarado y crea una corriente en toda América latina. Hasta tal punto que en septiembre de 1969 en Bolivia, el general Ovando -que fue compinche de Barrientos en la represión al Che y al movimiento de masas- da un golpe de Estado y expropia el petróleo.
Todo es expropiación, son golpes al imperialismo efectivos, reales, no es como Chávez hoy. Y ese proceso se da en toda América latina. En 1968 también da un golpe de Estado Torrijos en Panamá con una reivindicación central: "el canal es de los panameños". Es un proceso muy largo, muy condicionado, pero que 30 años después terminó con el canal en manos de la burguesía panameña. En Ecuador también hay un golpe de Estado. Lo da un general, de quien ya nadie se acuerda, llamado Rodríguez Lara, que expropió el petróleo; y hasta el día de hoy el petróleo sigue siendo estatal, no lo han podido privatizar. La joya de Ecuador, además de la base naval de Manta, es el petróleo que aún no han podido recuperar, porque, además, el presupuesto de las Fuerzas Armadas recibe un subsidio que es un porcentaje de la producción de petróleo; lo mismo pasa con el Ejército de Chile y el cobre. Por eso son ejércitos "nacionalistas".
Veamos más en detalle algunos procesos.
Bolivia
Toda esta realidad tiene consecuencias muy importantes también desde el punto de vista de la lucha de clases. En Bolivia se abre un proceso tumultuoso. El Ejército, que se había instalado en las minas de estaño desde la masacre de San Juan en el año 1964, se retira de las minas. Y comienza el proceso de reorganización de los mineros que se extiende como un reguero de pólvora. Pero, lógicamente, no todo el ejército boliviano estaba en una posición nacionalista o más o menos antimperialista, y el 8 de octubre de 1970 dan un golpe de Estado proimperialista. Ovando huye y un sector del Ejército liderado por el general Torres resiste al golpe. [A Torres lo mata la Triple A en la Argentina, en 1974.] Buena parte de los mineros empalma con ese sector del Ejército y se arman, abriendo una situación de doble poder que dura unos diez meses, hasta el golpe proimperialista del 21 de agosto de 1971, acaudillado por el coronel Banzer, el mismo que ahora, 30 años después, es presidente constitucional. En esos meses se forma la Asamblea Popular, una forma protosoviética con un discurso de milicias, de toma del poder. El movimiento obrero es dirigido por Lechín, que no era precisamente un burócrata como los de Argentina, ya que él surgió y se formó bajo el programa del trotskismo [las "Tesis de Pulacayo"], durante la revolución de 1952. Por lo tanto, el discurso de las Fuerzas Armadas para lograr el apoyo obrero tiene un fuerte tinte nacionalista-populista, antimperialista, incluso declarativamente pro socialista. Es la situación más rica desde que, 20 años antes, la revolución obrera y campesina en Bolivia había destruido al Ejército. Son meses en que está planteada la necesidad del poder obrero, de destruir al Ejército que sigue respondiendo al imperialismo y a la gran burguesía. No obstante, triunfa el golpe de Estado de Banzer de agosto del '71, inaugurando lo que será una sucesión de golpes en esa década. Después vienen Uruguay, Chile y Argentina. El de Brasil es anterior, en 1964.
La mayoría de los jóvenes no debe tener ni idea de que existió lo de Bolivia, y que un golpe nacionalista, de un gobierno hiper reaccionario, resiste el golpe proimperialista de 1970 y esa situación posibilita la irrupción de los mineros y abre una etapa de dualidad de poder. Y se trataba de un gobierno ultrarreaccionario que no sólo mató al Che Guevara sino que había masacrado a los mineros el 24 de junio de 1964, en lo que se conoce como "la masacre de San Juan", que fue superior a la de la Plaza de las Tres Culturas de México. Barrientos y Ovando ordenan esta masacre, cuando todavía había un gobierno constitucional (gobernaba Paz Estenssoro) y quedaban restos de la dualidad de poder de la revolución de 1952. Los mineros y los campesinos conservaban algunas armas, tenían sus radios, cada mina tenía su radio y los mineros vivían en campamentos alrededor de las minas. En el festejo de la noche de San Juan, hacen una matanza muy grande, la última gran matanza de mineros. Es una matanza preventiva, porque temían que los mineros podían levantar cabeza y ya estaban preparando el golpe que dan pocos meses después. El ejército burgués se estaba reconstituyendo de la mano de Estados Unidos y en 1964 un sector da el golpe proimperialista. Como ya explicamos antes, Ovando se exilia, el general Torres resiste y empalma con un sector de mineros, se arma la Asamblea Popular (una especie de soviet), hay milicias con cierto nivel de organización. Lechín impide la pelea por "todo el poder a la Asamblea Popular" porque hay un acuerdo de Lechín con Torres y su sector del Ejército hasta que es derrotado por el golpe de agosto del '71. En Bolivia todo es muy precipitado porque las clases son muy débiles, sobre todo la burguesía, mientras que, en esa época, la clase obrera era muy fuerte, entonces todo tiene ritmo de vértigo.
Perú
El caso de Perú no tuvo el ritmo de Bolivia. Todo fue todo mucho más espacioso. Recuerdan que antes explicamos cómo el gobierno del general Velazco Alvarado libera al dirigente campesino trotskista Hugo Blanco y a su camarada internacionalista, el argentino Eduardo Kreus, que estaban presos desde 1963 y se exilian en Chile en 1970-71. Pero el período populista se va agotando y empieza cada vez más a ser un gobierno represivo y antiobrero, que termina volteado por un golpe abiertamente proimperialista encabezado por Morales Bermúdez.
Los grandes levantamientos obreros en Perú se dan contra Morales Bermúdez en 1977, con la huelga general del 17 y 18 de julio. Es una huelga con elementos insurreccionales que hiere de muerte a la dictadura y abre el proceso de elecciones para la Asamblea Constituyente de 1978. A Hugo Blanco, a Ricardo Napurí y a otros dirigentes los habían desterrado a Jujuy. Y aun desde el destierro, se levantan sus candidaturas para el Focep (Frente Obrero, Campesino, Estudiantil y Popular), ellos vuelven ya sobre las elecciones y se llenan de votos. Se les reconoce oficialmente el 12% de los votos, por lo que se calcula que deben haber llegado al 20%. Sin plata, sin nada, Hugo Blanco es el candidato más votado (porque se votaba por nombre, no por lista); y lo es por su historia, era un mito viviente, era el que había organizado los sindicatos campesinos. Napurí era conocido entre la vanguardia. Esta política la armó el PST que era un partido muy minúsculo de unos 30 militantes. Es una lección que vale para la historia. Porque incluso un gran acierto táctico como ése, si no hay un partido organizado, consolidado, se lo lleva el viento.
Es todo producto de un largo proceso nacionalista, demagógico que viene desde la década de 1920. El Apra (Alianza Popular Revolucionaria Americana) es el gran partido nacionalista burgués fundado por Víctor Haya de la Torre en 1924. Es un partido que siempre estuvo en la oposición. Nunca lo dejaban presentarse porque ganaba seguro. Trotsky escribió sobre el Apra que, incluso en los años '20 había pedido el ingreso a la Tercera Internacional. Ricardo Napurí cuenta que él, que era aviador del Ejército, se hizo revolucionario gracias a que en 1948 Odría, que era el dictador de esa época, lo manda a bombardear las concentraciones del Apra. El se niega y escapa con el avión a la Argentina y se exilia acá. Si fuera válida la definición de John William Cook sobre el peronismo, como "el hecho maldito de la Argentina burguesa", podríamos decir que el Apra fue dos millones de veces esa maldición. Cuando hay un fenómeno muy genuino, el viento trae de todo. Ya vimos antes cómo toda la juventud del Apra conforma el Apra Rebelde, que se va con la guerrilla cubana. Napurí contaba que había compartido la habitación con el jefe de la guerrilla del Apra, De la Puente Uceda, y que cuando apagaban la luz el tipo se bajaba de la cama para rezar de rodillas. Años más tarde los mataron a todos los que estaban en la guerrilla. El único que se salvó fue Héctor Bejar, porque cayó preso; y terminó apoyando a Velazco Alvarado.
En general las guerrillas apoyaron a los movimientos nacionalistas burgueses porque el pequeño burgués apoya al gran aparato burgués nacionalista. La guerrilla en Venezuela fue incorporada al régimen democrático burgués por Carlos Andrés Pérez. El Ejército de Liberación Nacional de Bolivia (la organización que se había armado en apoyo al Che) termina apoyando a Torres. El pequeño aparato se acomoda frente al más grande y, al mismo tiempo, demuestra la impotencia, la falta de viabilidad histórica.
Chile
La Unidad Popular chilena es parte de ese mismo proceso, con la particularidad que no está acaudillada por una facción militar sino por los partidos burocráticos reformistas, el PC y el Partido Socialista en alianza con partidos burgueses como el Radical y con desprendimientos por izquierda de la Democracia Cristiana, como el Mapu (Mov. de Acción Popular Unitaria, o algo así) que a su vez después se divide. Con diversas variantes, y con sus peculiaridades, Chile vive un proceso similar al de Bolivia.
El 4/11/1970, la Unidad Popular triunfa electoralmente con el 36%, como primera minoría. La norma, no escrita, era que el Parlamento convalidase el nombramiento como presidente de esa primera minoría. Sin embargo, se abrió un fuerte forcejeo para que eso no ocurriera. Parte de ello fue el asesinato por parte de la derecha, del comandante en jefe del Ejército, el general René Schneider, firme partidario de que Allende asumiera el gobierno.
Con el cimbronazo de este asesinato, altamente repudiado en la sociedad, la derecha debe retroceder, pero el PDC logra imponer un acuerdo de un solo punto para votar a Allende en el Parlamento (y que éste y la UP aceptan): renuncia expresa a formar milicias.
La Unidad Popular expropia el cobre sin pago. Hacen bien las cuentas y concluyen que, en realidad, las grandes empresas que manejaron las riquezas del país, les deben plata porque se robaron todo, y expropian un montón de cosas. Creen que con ese tipo de medidas van a mantener controlado al movimiento de masas; pero, en realidad, va a suceder lo contrario. El movimiento de masas siente cada nuevo golpe al imperialismo y a la gran burguesía como un triunfo propio y entonces le entra "viento en la camiseta", se envalentona y se siente cada vez más fuerte.
La gran burguesía y el imperialismo, al poco tiempo, empiezan a organizar el golpe de Estado. La primera acción de masas en camino al golpe es la gran huelga de camioneros en octubre de 1972, bajo el gobierno de Salvador Allende. Hay desabastecimiento, Estados Unidos vuelca reservas para bajar el precio del cobre, se organiza sabotaje económico y de todo tipo. La burguesía a gran escala se mueve para terminar con el apoliticismo del Ejército.
En Chile no había tradición de golpes de Estado. Ya en 1958 Allende casi gana las elecciones, pero a último momento le "inventan" un candidato, el cura de Copiapó, que saca 30.000 votos, con lo que se impone Alessandri. Luego, en 1964, Allende saca mayor cantidad de votos que en 1958 pero sale segundo porque la burguesía se une alrededor de la candidatura de Eduardo Frei (el padre del presidente que fue electo en 1993). Pero en el '70 la burguesía va dividida. Alessandri va en representación de la derecha conservadora (los "momios"), Tomich por la Democracia Cristiana y, así, con el 36% de los votos, gana Allende. Como la elección presidencial es por votación indirecta, tiene que definirse en el Congreso. Históricamente se respetaba la primera minoría, pero esto no era obligatorio, y la burguesía discute si darle o no el gobierno a Allende. El comandante en jefe del Ejército, el general Schneider, está a favor de que asuma Allende, y lo asesinan. Este "recurso" se les vuelve en contra, y entonces se juegan a ver si, otorgando algunas concesiones, Allende y la Unidad Popular logran frenar al movimiento de masas. Pero igual, en poco tiempo comienzan a preparar el golpe. Como ya dijimos, apelan a más de un mes de paro de camioneros, empieza el desabastecimiento, la inflación, la escasez de productos.
Mientras se está desarrollando el golpe en Uruguay, el 29 de junio de 1973 se hace el primer intento de golpe en Chile, que se conoció como el "tancazo". Siempre los golpes se dan en dos tiempos. El primero para probar y el segundo de verdad; en Chile también fue así.
La experiencia chilena es parte del mismo proceso del que hablábamos antes, de un reverdecer del nacionalismo burgués aprovechando la crisis de Estados Unidos que estaba muy volcado, en todo sentido, a Vietnam y a los problemas internos.
Es una experiencia muy rica de la que la abrumadora mayoría de la izquierda sacó conclusiones equivocadas, porque confunde al Estado con el gobierno. En el caso del PC, eso es parte de una política más global. Por ejemplo, en aquella época, Fidel Castro hablaba de que en Chile no hacía falta destruir a las Fuerzas Armadas como sí había sido necesario en Cuba, donde eran mercenarias. Y Luis Corvalán, el secretario general del PC chileno, dio una conferencia en El Galpón, en Montevideo, donde explicaba: "No tenemos el poder, pero con el gobierno tenemos una porción del poder". Pero el poder no es algo que se pueda comprar en cuotas…
Como contrapartida, después de la derrota, Berlingher -el principal dirigene del PC italiano- diría que Chile se perdió porque intentó avanzar demasiado rápido hacia el socialismo. [Este fue el preludio del "eurocomunismo", o sea el giro hacia la socialdemocratización de los PC europeos.]
Las organizaciones trotskistas aquí, incluyendo al PST y el posterior MAS, siempre hablaron (y hablan) de las limitaciones programáticas que tuvo la Unidad Popular, que no fue "hasta el final" con las expropiaciones, etc. Pero no dicen nada del Estado. Y el problema no es si Allende expropió más o menos. Nasser en Egipto expropió todo, y no por eso iba a ser socialista. El problema es si esa inmensa herramienta que es tener el manejo del Poder Ejecutivo se utiliza para luchar por la destrucción del Estado burgués (incluido su aparato represivo) y no para convivir dentro de él: ése era el punto. Y en ese largo proceso, hubo oportunidades de hacerlo. Por ejemplo, en julio o agosto de 1973 hay un levantamiento de la Marina de Valparaíso: los marineros se rebelaron contra la oficialidad golpista. Y no sólo no reciben el apoyo de la Unidad Popular, sino que el MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria, la oposición a la UP proveniente de la ultraizquierda) tampoco los apoyó. No aprovecharon para defender y promover la organización dentro del Ejército y fuera de éste, con armamento, en la perspectiva de destruir al Estado. Por el contrario, aceptaron que fueran sancionados disciplinariamente y dados de baja los marineros que se resistían contra el golpe en Valparaíso. El Parlamento sancionó la ley de registro y control de armas y se hicieron operativos a gran escala de rastrillaje en busca de armas. Todos los elementos de dualidad de poder que se fueron desarrollando en Chile no se extendieron al terreno obrero y popular armado en forma organizada.
Nunca peligró el monopolio de la violencia en manos del Estado a pesar de que había armas a patadas, pero sin conducción política, con lo cual las armas quedaban enterradas por todos lados. El cordón industrial en lo fundamental no estaba armado, por eso el golpe casi se resuelve el mismo 11 de septiembre, en días, con pocos enfrentamientos. El gobierno de la UP era un gobierno reformista y la gran tarea en Chile era la destrucción del Estado. Ese es el punto de ruptura, todo lo demás es asimilable. Porque mientras se mantenga el monopolio de la violencia en manos de la burguesía es inexorable que pueda retomar la ofensiva en cualquier momento. En el PST eso no estaba claro, y no está claro aún hoy en la mayoría de las organizaciones de izquierda que sigue pensando que el problema de fondo es el "programa". Pero ése es un juego de palabras, porque sólo se puede ser antimperialista consecuente destruyendo el Estado capitalista del propio país. Mientras no se destruya al Estado capitalista por más que se expropien pedazos y pedazos o a toda la propiedad del imperialismo, inevitablemente la posibilidad de la marcha atrás está planteada.
Es importante entender esto. Porque las nuevas generaciones, que no han vivido esta experiencia, es muy fácil que recepcionen el discurso ultraizquierdista verbal de que la clase dominante siempre es igual, siempre es proimperialista, y si algo hace es sólo para engañar y no pasa nada. No es así, como ya pudimos ver también con el ejemplo de Bolivia.
El papel de la Iglesia Católica
La Iglesia juega un papel muy importante en América latina. El papa Juan XXIII rompe con el discurso de ultraderecha de Pío XII y abre un proceso de renovación como aparato. El Concilio Ecuménico de Medellín, 1968, inaugura la Teología de la Liberación y marca el apogeo de los curas del "Tercer Mundo". Esto se expresa en Colombia con el cura Camilo Torres organizando la guerrilla; en la Argentina con Mujica; con Zafaroni en Uruguay… Y, aunque no haciendo guerrilla, Brasil tuvo figuras relevantes como monseñor, Hélder Cámara, obispo de Fortaleza y Leonardo Boff, el principal teórico de la Teología de la Liberación.
Es un fenómeno que, en buena medida en algunos países, se canaliza hacia la guerrilla. La radicalización de la juventud católica empalma perfectamente con la guerrilla, porque se pasa del paternalismo religioso de "salvar las almas" al paternalismo militar de "salvar las masas". Por ejemplo, los Tupamaros hicieron estragos entre la juventud católica, se la llevaron en masa, por razones morales, éticas, de compromiso con los pobres. Todo eso entra como anillo al dedo en el mesianismo de la guerrilla y su paternalismo. La gente no tiene que hacer nada, ellos los van a salvar y les van a decir cuál es el camino dando lugar a que los pobres puedan vivir bien, acercarse a Cristo. Esta tendencia empieza a revertirse unos seis o siete años después cuando, muerto Juan XXIII, con el papa Paulo VI, el Concilio de Puebla empieza a marcar el rumbo hacia la derecha. Todos se juegan a que Puebla va a profundizar Medellín pero, en realidad, sucede lo contrario: se inicia una marcha atrás que sigue hasta hoy.
En su libro El papa de Hitler [ver comentario en Bandera Roja Nro. 51, 18/3/2001], John Cornwell termina planteando que Juan Pablo II es el continuador directo de Pío XII y que hay un lío bárbaro en la Iglesia porque ha barrido a todo elemento progresista. Los cardenales últimos que nombraron, como el obispo de Lima, es el primer cardenal del Opus Dei. Wojtyla barrió con los jesuitas, que elegían su propio cardenal (los pasaron de Orden a Congregación), y terminó con la Teología de la Liberación. No puede continuar cierto progresismo en la Iglesia, y si bien hay tendencias "liberales" internas, las tiene tapadas, aplastadas. Pero esa situación incuba cismas… Por ejemplo, la iglesia alemana, en contra del discurso de la curia romana, tiene consultorios con capacidad para realizar tres millones de abortos; porque si no, se queda sin "clientes".
La iglesia latinoamericana fue parte muy importante de todo ese proceso de los años '60-'70. Tuvo y tiene mucha importancia porque, entre otras cosas, éste es el continente más importante para Roma: de los 1.000 millones de católicos que supuestamente hay en el mundo, 400 millones están en América latina.
Las grandes corrientes nacionalistas
A fines de los '60 y comienzos de los '70 entran en bancarrota los grandes movimientos nacionalistas burgueses históricos, los que surgieron de la segunda posguerra. Veamos los más importantes.
o El nasserismo
Nasser, en Egipto, había expropiado todo. Hasta tal punto que en el movimiento trotskista surgieron dirigentes, entre ellos Mandel y Posadas, que planteaban la necesidad de buscar una nueva definición para lo que llamaban "estados de nuevo tipo" como el egipcio, donde la burguesía no era poseedora de los bienes de producción y de cambio porque estaban en manos del Estado. Hansen, del SWP [Socialist Workers Party, de Estados Unidos] les contesta, en 1970, que en realidad el papel determinante del Estado se debía al débil desarrollo de la burguesía como clase en esos países, por lo que sólo podían ir logrando una acumulación capitalista bajo la sombra del Estado. No tenía juego propio fuera del Estado. Pero a medida que se fueran desarrollando intereses específicos, la burguesía se iba a ir abriendo del Estado, cosa que efectivamente sucedió.
El nasserismo o, lo que es lo mismo, el nacionalismo árabe, desapareció y se transformó en su contrario. Hoy no es menos proimperialista Mubarak (el presidente de Egipto) que Barak, el primer ministro de Israel. El conjunto de la burguesía árabe pasó del nacionalismo de los años '50-'60, a lo que es hoy. La última guerra, la de Yon Kipur, fue en 1973 -ya han pasado 28 años-, mientras que desde la guerra de la Liga Arabe contra Israel en 1948, hubo otra guerra en 1956 y otra en 1967 (la "guerra de los seis días"). Estas guerras expresaban contradicciones muy profundas, que no es lo que estamos viendo ahora. El nacionalismo árabe fue la forma específica que adoptó la acumulación capitalista y el desarrollo de la clase burguesa en determinados países, y por eso fue absorbido. Egipto no es el único caso. Vamos a ver en los próximos años cómo se da eso en Siria, que está medio detenida en la historia, con muchas especificidades porque tiene mucho que ver con el tráfico de opio.
El nasserismo o nacionalismo árabe es una de las vertientes nacionalistas más importantes porque afectaba a una de las regiones claves del planeta. Era un movimiento laico, antirreligioso, que se transformó en su contrario proimperialista. El lugar vacante que dejó el nasserismo, fue a parar a una variante religiosa hiper reaccionaria y de ultra derecha que es el islamismo fundamentalista. La burguesía siguió ese curso proimperialista pero el movimiento de masas no. Entonces, alguien toma esas banderas. En Argelia, por ejemplo, en pocos años ha habido 100.000 muertos, en una población similar a la de la Argentina.
o La segunda corriente, que tiene una importancia muy grande en Asia, es la que encarna Sukarno en Indonesia, y se extiende más allá del golpe de 1965. Sukarno (Indonesia), Nerhu (India), Tito (Yugoslavia) y Nasser (Egipto) son los fundadores del movimiento de los "No Alineados", la llamada "tercera posición".
o La tercera corriente la constituyen los movimientos nacionalistas de América latina, de los que hablamos antes. El MNR de Bolivia, el Apra de Perú, el peronismo en la Argentina. Todos, de una forma u otra y con distintas ritmos, se transformaron en su contrario. De corrientes nacionalistas con discursos más o menos antimperialistas se transforman en organizaciones proimperialistas. Lo de Menem es eso, pero no es un caso excepcional. El MNR en Bolivia fue mucho más lejos que el peronismo, porque no hay que olvidar que había estado al frente de una revolución y hace ya muchos años que es proimperialista. Y el Apra es Alan García, que ahora vuelve, y también es proimperialista incluso cuando fue gobierno y limitó el pago de la deuda externa al 10% de las exportaciones.
o Casi toda Africa (dejando de lado a Egipto) tenía sus movimientos nacionalistas socializantes. No había un solo país que se independizara que no dijera, de una forma u otra, que era socialista, antimperialista; todos estaban con los No Alineados. La Organización por la Unidad Africana (OUA) -que sería el equivalente de la OEA- tuvo posiciones contra el imperialismo, sobre todo el de Estados Unidos, porque están más ligados a Francia e Inglaterra. Su apogeo es en los '60 y empieza a decaer en los '70 pese a que triunfan las guerrillas contra Portugal en Angola, en Mozambique, en Guinea, y un movimiento militar nacionalista muy importante en Etiopía derroca al emperador Haile Selassie en 1974. Pero todos se van desintegrando y fragmentando.
Es un nacionalismo de estructuras mucho más débiles que en Egipto, por las formas de acumulación que adoptan las burguesías de esas regiones. En algunos casos pasan a ser simples agentes directos del imperialismo, como fue Mobutu en El Zaire (actual República Democrática del Congo). De conjunto es así.
o Cuba: El proceso que se da con el movimiento pequeño burgués democrático, nacionalista, que es el 26 de Julio, crea una dinámica de revolución y contrarrevolución al darse la intervención del imperialismo, que va llevando la situación, en menos de tres años, a una dinámica de expropiación del imperialismo y del capitalismo. Es un proceso de movilización muy grande de masas y de agresión muy fuerte del imperialismo, que incluye la invasión a Bahía de Los Cochinos, bombardeos, todo tipo de cosas. Así surge una revolución que no se propone ser socialista, ni nada. En un comienzo, toda la actividad de Castro es saludada por la burguesía demócrata estadounidense. Y la burguesía latinoamericana lo ve como a un Robin Hood antidictatorial. Eso es Fidel Castro en 1959, es recibido por varios gobiernos.
Luego, debido a la agresión del imperialismo, va girando hacia la izquierda y se abre un proceso con contradicciones internas, con crisis interna, con la crisis de los misiles, se va acercando a la Unión Soviética. La URSS empieza a condicionar el apoyo militar y económico. Y el Partido Comunista -en Cuba se llamaba PSP-, que no había tenido nada que ver con la revolución, se monta en la revolución con el apoyo de los soviéticos y va tomando palancas de poder en frente único con Fidel. Aun con contradicciones y líos, se va hacia la integración orgánica de la dirección cubana al movimiento stalinista mundial.
Ese proceso pega un salto en la Tricontinental a fines de 1965. Vuelan a Guevara y a toda su gente. Y con zigzag e idas y vueltas, la aventura a la que llevan al Che a Bolivia, se hace con el apoyo del aparato stalinista mundial. Por ejemplo, los documentos con los que viaja el Che se los consigue el PC uruguayo, que es agente directo de Moscú; todo es así. Y, de conjunto, cuando se abre el proceso más fuerte en América latina, en 1968-1969, Fidel Castro y la dirección cubana están ya alineadas con Moscú. Esto se expresa, por ejemplo, en el apoyo a la invasión a Checoslovaquia por el Pacto de Varsovia de agosto de 1968. Es un apoyo crítico pero apoyo al fin. También apoyan a los movimientos nacionalistas burgueses de Velazco Alvarado y de Torres. Y, sobre todo, Castro realiza una campaña febril, durante un mes, recorriendo Chile de norte a sur, con un discurso permanente que se esmeraba en explicar que en Cuba no había habido más remedio que reventar a las fuerzas armadas, pero que el ejército chileno era otra cosa, porque era un ejército "profesional", no como el cubano que era mercenario. En consecuencia -explicaba Castro- en Chile, tal como sostenía Allende, se podía construir el socialismo por una vía pacífica, "con empanadas y vino tinto".
Si Fidel Castro tiene hoy mucha importancia, hace 30 años tenía mucha más importancia y prestigio ante todos los sectores de vanguardia. Y jugó un rol muy perverso para bloquear cualquier proceso de radicalización hacia la izquierda de los partidos comunistas. Eso también se va a expresar en Uruguay. Porque el partido comunista uruguayo es el agente directo de Moscú y es la bisagra entre Moscú y La Habana en la década de los '60. La Habana juega para impedir que haya algún proceso de radicalización de los Tupamaros, que vaya más allá de las diferencias metodológicas con el PC.
El nacionalismo actual
Si alguien pinta bien las limitaciones insalvables del nacionalismo africano de esta nueva etapa es Laurent Kabila. En 1997, con esa genial sutileza que lo caracteriza, el PTS definió que había habido una revolución en el Congo, con el triunfo de Kabila tras la caída del viejo tiranuelo Mobutu, básicamente agente de los norteamericanos en contra de los europeos, aunque también coqueteaba con ellos. Kabila es el hombre que estuvo con el Che Guevara, de quien éste hablaba pestes, decía que era lumpen, que lo único que hacía era emborracharse, que no entrenaba, que no hacía absolutamente nada. Pero es un caso muy interesante, porque asume producto de un ascenso ante la putrefacción de un régimen, y en muy poco tiempo pacta con los yanquis, patea a los europeos, establece un régimen dictatorial que de nacionalista no tiene absolutamente nada, y muere ejecutado por su propia guardia en el contexto de una guerra en la que intervienen seis países.
Los elementos de renacimiento del nacionalismo burgués son esperpénticos. Es Chávez en Venezuela, que supuestamente se iba a comer crudo al imperialismo y es un administrador con ciertas tendencias dictatoriales pero nada más. No ha tomado una sola medida contra el imperialismo, salvo fogonear -como parte de la Opep- el aumento del precio del barril de crudo cosa que naturalmente beneficiará desde al Rey de Arabia Saudita hasta al presidente de Venezuela. Pero nada de antimperialismo, nada de populismo, nada de eso. Yo no veo por ahora ninguna corriente importante hacia el nacionalismo.
Pero si el análisis que nosotros hacemos es correcto y la tendencia a los roces y enfrentamientos entre Europa y Estados Unidos es creciente, se abre un campo muy grande para que renazcan movimientos nacionalistas dentro de la burguesía, en ámbitos nacionales o regionales. Porque si los enfrentamientos son grandes entre los bloques imperialistas eso da la posibilidad de apoyarse en uno para enfrentar o neutralizar al otro; es decir, poner una pata en cada lado. Si a eso le agregamos que, en nuestro caso, estamos en la Argentina, que es parte de un bloque regional con un país de un mercado interno gigantesco como es Brasil -que posibilita la producción ampliada, a escala-, eso abre posibilidades de poner ciertos límites al imperialismo y puede llegar a expresarse algún tipo de discurso "nacionalista".
Esto es hipotético porque, al mismo tiempo, en todos estos años se han tejido lazos fuertísimos entre las burguesías locales y el capital imperialista en el mundo. Por ejemplo, en la "timba" del Nasdaq metieron a toda la clase media norteamericana, pero también se metieron un montón de ahorristas latinoamericanos. Armaron una ruleta en la que se podía duplicar o triplicar el capital en muy poco tiempo. Esto es muy importante porque quiere decir que ese imbricamiento de los capitalistas grandes y pequeños con el capital financiero internacional, hace mucho más difícil cualquier intento de amague nacionalista. El hecho de que la burguesía argentina haya sacado al exterior en los últimos años más de US$ 100.000 millones (sólo en el 2000 sacaron US$ 10.000 millones) más bien hace muy poco probable que haya corrientes nacionalistas dentro de la burguesía argentina, salvo que sean marginales tipo Seineldín.
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