La OTAN ocupa
los Balcanes

Primera edicion: junio de 1999
© Jorge Guidobono

 

Índice

Prólogo - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 5
Introducción- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 7

La guerra de agresión de la OTAN:- - - - - - - - - - - - - -
Unirse contra la OTAN- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 19
¡Por la derrota de la OTAN!- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 23
Proletarios del mundo, uníos ¡Por la derrota de la OTAN!- - - - - - 33
¡Fuera el imperialismo del Kosovo!- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 39

Orígenes y antecedentes del horror:- - - - - - - - - - - - - - - -
Guerra a la ONU y a las burocracias ¡paz entre los pueblos!- - - -43
Yugoslavia: el polvorín de Europa- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 47
El volcán yugoslavo- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -51
El leninismo y la cuestión nacional- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -55

Una política socialista e internacionalista para la guerra:
Por la derrota de las tropas de la ONU- - - - - - - - - - - - - - - - - - - 61
El pantano serbio- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 63
¡Fuera las tropas y aviones de la ONU! ¡Abajo las burocracias!- - 66
Clinton y Menem mandan armas y hombres a Bosnia- - - - - - - - 69
Cascos azules argentinos: misión de "paz" de cementerios- - - - 71
Adiós a las armas ¿o más F16 para Bosnia?- - - - - - - - - - - - - - 73
Estados Unidos entregará armas a los musulmanes bosnios- - - 75
Guerra a la guerra: barrer a la ONU, sus tropas y sus misiones- 77
La barbarie balcánica: no habrá solución nacional- - - - - - - - - - - 83
Nacionalidades oprimidas y restauración capitalista- - - - - - - - - -87
Ser proserbio o probosnio hoy, es ser -objetivamente- proimperialista- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -90
¿Era correcto proponer "armas para Bosnia"?- - - - - - - - - - - - - -95
La "pax" imperialista y un silencio vergonzoso- - - - - - - - - - - - - 99
¿Dónde está el imperialismo?- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 101
Kosovo en el centro del laberinto balcánico- - - - - - - - - - - - - - -105
Kosovo: la manzana de la discordia- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 109
Menem y Clinton: ¿vasallos del PTS?- - - - - - - - - - - - - - - - - - -113

Anexo I: Aportes para un debate sobre los Estados del Este

La dictadura del proletariado y la ex URSS- - - - - - - - - - - - - - - 119
Objetivos de la dictadura proletaria- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 127

Anexo II: A modo de epílogo
- - - - - - - - - - - - - - - - - -
Poner un signo igual entre la OTAN y Milosevich, favorece a la agresión imperialista - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 137

 

¡Guerra a la ONU y a las burocracias! ¡Paz entre los pueblos!

"Hace dos siglos la revolución francesa acuñó una genial consigna: 'guerra a los palacios, paz entre las chozas'.

El imperialismo y la burocracia han invertido la consigna: 'guerra entre las chozas para que haya paz en los palacios'. Una de las grandes herramientas que utilizan para ello son las guerras fratricidas entre los pueblos.

Los genocidas imperialistas se disfrazan de 'humanistas' y los burócratas corruptos explotan los sentimientos 'nacionales'. Los imperialistas lo hacen para manipular a los oprimidos al servicio de colonizar, en todo o en parte, a la ex Yugoslavia. La burocracia -serbia o croata- lo hace para perpetuarse en el poder como casta privilegiada, cada vez más dependiente del imperialismo.

Los marxistas revolucionarios no creemos que toda guerra sea la antesala de la revolución. Pero ante una guerra civil o nacional en los Balcanes, donde intervienen directamente las tropas del imperialismo a través de la ONU, sacamos una primera conclusión simple: sin expulsar al imperialismo no habrá solución democrática, ni autodeterminación, ni Federación Socialista libre. Por eso, ésa es la primera tarea de los revolucionarios proletarios.

Eso es precisamente lo que olvidan distintas organizaciones que se reclaman del trotskismo y hacen centro de su política no en la lucha contra el imperialismo y sus tropas, que se encontrarían allí como supuestos alcahuetes de la misérrima y canalla burocracia serbia, y no para defender los intereses del imperialismo mundial que tiene como sus sirvientes a burocracias cualitativamente más poderosas que la serbia, como la china o la rusa.

Uno de los fundadores del socialismo alemán, Augusto Bebel, solía repetir una frase: 'qué macana habrás dicho, viejo Bebel, que la burguesía te aplaude'. Esa pregunta deberían hacérsela los trotskistas que levantan el mismo reclamo que Margaret Thatcher (Clarín, 8/4/93) o que intenta llevar adelante Clinton, a pesar de la resistencia de algunos imperialistas europeos, que están en el centro de los acontecimientos, o de sectores de la burocracia militar pan-eslavista rusa.

No tenemos ninguna duda de que los trotskistas que así razonan no le están pidiendo a Estados Unidos o a la OTAN que, después de expulsar a Yugoslavia de la ONU, pasen a bombardear Belgrado. Pero es una hipótesis nada descartable…"

Jorge Guidobono - 21 de mayo de 1993

Prólogo

EN EL MOMENTO en que este trabajo entraba en prensa, se conoció la noticia de la rendición de Milosevich. Y ahora hay un forcejeo en las negociaciones por parte del estado mayor serbio, que intenta discutir algunos aspectos. Pero con más o menos prisa y nuevos bombardeos, se marcha hacia la imposición del ultimátum.

No pretendemos aquí, por lo tanto, abordar un análisis de las consecuencias de ese hecho, que merece un estudio en profundidad a la luz del desarrollo de los acontecimientos que se sucedan. Por esta razón, hemos preferido editarlo tal como estaba preparado. No obstante, queremos dejar sentadas algunas apreciaciones básicas.

El 3 de junio de 1999 pasará a la historia como el día en que la corporación de genocidas llamada OTAN, logró un triunfo por aplastamiento en la primera guerra desatada como tal en sus cincuenta años de existencia.

Hoy ese triunfo significa instaurar un protectorado militar en la zona conocida con el nombre de Kosovo que se suma, por ahora, a los de Bosnia, Macedonia y Albania. Montenegro y Vojvodina están en lista de espera.

El futuro de Serbia es incierto. Casi tanto como el de Milosevich. La única certeza radica en que será tan horrendo como las bombas de la OTAN cayendo sobre hospitales, barrios, puentes, usinas eléctricas… El futuro se llamará hambrunas, pestes y condiciones infrahumanas de existencia.

El presente trabajo intenta ser, en primer lugar, un homenaje al pueblo serbio que, aun pese a estar sojuzgado por la dictadura del carnicero Milosevich, supo resistir durante setenta y dos días los brutales ataques del imperialismo mundial, que convirtieron en tierra arrasada el suelo donde habitan. Y un homenaje al sufrido pueblo albanés que habitaba la zona de Kosovo, víctima también de las bombas imperiales y condenado al desarraigo de la emigración forzada y masiva a los más hostiles confines del planeta.

0La gravísima opresión serbia en Kosovo se ha transformado en odio feroz después de los bombardeos de la OTAN y de la acción de los paramilitares de Milosevich. La "limpieza étnica" de los doscientos mil serbios de Kosovo será ahora inevitable, y será muy difícil reconstruir la hermandad entre ambos pueblos que, aunque no lo vean así, tienen intereses y enemigos comunes.

Casi no se había vivido destrucción mayor en la región centroeuropea, desde los tiempos de Atila, aquel de quien se decía: "por donde pisa su caballo no vuelve a crecer el pasto".

Hoy la OTAN es un Atila infinitamente más poderoso que, sobre la paz de los cementerios, siembra bases militares en toda la región.

En segundo lugar, este trabajo intenta aportar a un debate imprescindible entre las fuerzas de la izquierda que, en su abrumadora mayoría, se demostró incapaz de distinguir, en el macabro juego de fronteras impuesto por el imperialismo, la única frontera que reconocemos quienes nos reivindicamos del marxismo revolucionario: la frontera que separa a explotadores de explotados, la que nos hace pelear por la eliminación de toda frontera que intente dividir el interés histórico de la clase obrera mundial.

7 de junio de 1999


Introducción

LA GUERRA DESATADA por la OTAN contra el pueblo yugoslavo, se inició con los bombardeos del 24 de marzo. Los amantes de la cábala y de las llamadas "ciencias ocultas", tal vez quieran encontrar alguna explicación esotérica en esa fecha tan significativa para la Argentina.

Los marxistas, que somos partidarios del materialismo, vemos una simple coincidencia que entraña una curiosa analogía: el 24 de marzo de 1976 pegó un salto en calidad el proceso contrarrevolucionario que se venía gestando en la Argentina de las Tres A y la señora de Perón. Y el 24 de marzo de 1999 pegó un salto en calidad la agresión imperialista en los Balcanes; se desarrolló el protectorado militar imperialista en toda la región, constituyendo un bloque militar contrarrevolucionario para acelerar la reconversión capitalista de toda Yugoslavia, el este de Europa y los fragmentos de la ex URSS.

El 24 de marzo de 1999 murió el orden internacional instaurado al finalizar la segunda guerra mundial y sus instituciones saltaron por los aires. Resulta irrelevante que se mantengan formalmente la ONU y las leyes internacionales: todo ha sido pisoteado. El papel de Naciones Unidas se limita a convalidar a posteriori los hechos consumados por la OTAN comandada por Estados Unidos, avasallando todo el sistema internacional del último medio siglo. A la vez, la ONU se mantiene como eventual reaseguro diplomático por si fracasara o se empantanara la guerra de agresión contra el pueblo yugoslavo, incluyendo a la población albanesa que habita en la artificial división geográfica llamada Kosovo.

El 24 de marzo de 1999 marca un hito en cincuenta años de la historia de Europa. Por primera vez la guerra volvió a ser una realidad presente. Ahora en una escala superlativa, con la utilización del más sofisticado armamento de última generación.

El 24 de marzo es la máxima expresión de la superioridad militar de Estados Unidos y la llamada "unipolaridad". Al mismo tiempo, es el día en que pega un salto el proceso de armamentismo de Alemania desde 1945, y se empieza a construir el camino de las fuerzas armadas de la Unión Europea.

La OTAN es una sociedad anónima de asesinos imperialistas, hoy unidos, pero con intereses contradictorios sobre el reparto del botín, lo que no hace más que augurar nuevas guerras.

Belgrado es el escenario elegido por el imperialismo para propinar una horrenda lección a sus habitantes. Pero a la vez intenta ser una lección para que todos los pueblos del mundo conozcan las bombas inteligentes que los arrasarán si osan desafiar al imperialismo mundial.

Belgrado es el banco de pruebas por el que han pasado todos. La tercera vía es Belgrado bombardeada. Infinitamente más explícita que en los libros y discursos de Tony Blair. La tercera vía son los aviones enviados por los gobiernos "socialistas", "comunistas" y "laboristas", que acompañan al "progresismo" yanqui de Clinton en esta cacería colonial, en esta nueva guerra del opio librada en las postrimerías del siglo XX.

Belgrado es la reedición -corregida y aumentada- de agosto de 1914, cuando la socialdemocracia europea se alineó a las órdenes de sus propios imperialismos.

Belgrado es la demostración de que no hay límites en la capacidad de mentiras de los imperialistas. Los mismos que desde hace siglos realizan genocidio tras genocidio entre los pobres del mundo, hoy se disfrazan de "humanitarios defensores de los derechos humanos". Son los mismos que le ordenan a la policía cipaya de su protectorado macedonio, que reciba a los refugiados que sus propias bombas empujan al exilio. Y que tenga el mismo trato "humanitario" que ingleses y franceses tuvieron en Asia y Africa durante los dos últimos siglos. O el que tuvieron sus predecesores -hoy partícipes secundarios de este genocidio- de España, Portugal y Holanda en América, Asia y Africa.

Belgrado demuestra que, salvo en Yugoslavia, en el resto de la región la burguesía fue expropiada por el régimen de Stalin -para ampliar su cinturón protector en Europa del este en la segunda posguerra- sin que mediara ninguna revolución. Por eso pudo reconvertirse al capitalismo en forma casi indolora en la región, excepto en la tierra de la ex Federación Yugoslava, cuyo desmembramiento necesitó de diez años de guerras entre pobres hasta llegar a la actual guerra de agresión desatada por la OTAN.

Belgrado demuestra que el nacionalismo es, desde hace decenas de años, profundamente reaccionario, capaz de crímenes horrendos, pero incapaz de enfrentar victoriosamente al imperialismo. El último ejemplo, contradictorio, fue Vietnam: el mismo pueblo que echó al mar a los yanquis, un cuarto de siglo después acepta un gobierno que lucha despiadadamente por atraer las inversiones económicas estadounidenses que, más tarde o más temprano, elevarán a los yanquis de los mares y los colocarán en las palancas de mando del mismo país que había provocado su primera derrota militar.

Milosevich y su desde hace años frustrado intento de conformar una "Gran Serbia", es un ejemplo de la barbarie y la impotencia del nacionalismo en la actual fase de la historia.

Los imperialistas europeos -en particular los de Alemania- se quedaron con Croacia y Eslovenia y cumplieron el viejo sueño de Bismarck de llegar a las tierras calientes del Mediterráneo. Europeos y yanquis desguazaron Yugoslavia e instalaron protectorados militares en Bosnia (28.000 hombres), Macedonia (14.000 soldados cuando empezó la guerra) y Albania; esta última convertida en portaviones terrestre para miles de aviones y helicópteros Apache, y en campo de entrenamiento de miles de soldados para una eventual agresión terrestre.

Polonia, Hungría y la República Checa fueron incorporadas a la OTAN pocos días antes de que ésta se lanzara al asalto de Yugoslavia, para soldar su colaboración con ella.

Todo este operativo no hace más que brindar una reiterada demostración de que el llamado "plan Carter" -de "defensa de los derechos humanos"- tras la derrota de Vietnam, no fue más que un vulgar taparrabos con el que se intentó disfrazar la continuidad de la permanente política de saqueo imperialista. Es tanto su interés por los derechos humanos, como el del oscurantismo religioso por el desarrollo de la ciencia.

Para engañar a los pueblos del mundo el imperialismo busca demonizar a su viejo aliado Milosevich, como antes lo hizo con Saddam Hussein. El único problema es que aun con sus cruentas dictaduras, ni Milosevich ni Hussein han tenido la posibilidad de actuar en la escala de crímenes gigantescos en que lo ha hecho el imperialismo mundial.
El millón de muertos en Ruanda por la responsabilidad del imperialismo francés así lo atestigua. Los pueblos enteros desaparecidos en Guatemala, lo atestiguan. Colombia y los cientos de miles de muertos y refugiados que provocó Estados Unidos, lo atestiguan. El gatillo atómico con que armaron a India y Paquistán -después de que Inglaterra dividiera artificialmente su virreynato- y los odios raciales con el que sembraron de infinitas guerras el mundo, también lo atestiguan.

La lista es interminable… A Latinoamérica le tocó primero España… a otros Portugal… Y más tarde, Estados Unidos aplastó a México, robándole California, Texas y cuatro estados que equivalen a toda la superficie del México actual. Después anexó a Puerto Rico, a Filipinas y colonizó a Cuba, antes de que finalizara el siglo pasado.

Y en este siglo intervino en forma militar directa o preparó golpes de estado mediante sus agentes en cerca de cien oportunidades. Devastó barrios enteros para sacar a Noriega del trono panameño en que antes lo había instalado…
¿Y los derechos humanos? Bien, gracias. Pinochet está cómodamente preso en Londres; pero Kissinger que fue su patrón, sigue dirigiendo el mundo.

Estados Unidos termina el siglo como lo comenzó: inventando Panamá como país en 1903, para garantizar el control del canal transoceánico. Ahora inventa Kosovo.

Y Alemania pudo cumplir algunos de sus sueños imperiales, que se habían frustrado en dos guerras mundiales.

Ambas potencias intervinieron activamente en el desmoronamiento de una economía y una sociedad agotadas, las de la ex URSS y el este de Europa, precipitadas a la desintegración por la crisis de la economía mundial capitalista y su refracción en los eslabones más débiles.

Tanto la agobiante falta de libertades en las sociedades controladas por la vieja casta burocrática contrarrevolucionaria, como la opresión nacional existente en buena parte de ellas, fueron las banderas con las que el imperialismo se permitió engañar a las masas con reclamos justos que, a la vez, posibilitaban el desguace de los estados. Diversos sectores de la burocracia restauracionista pudieron quedarse con alguna porción, sobre todo asociándose con una u otra potencia imperialista o con los grandes monopolios internacionales, como el del petróleo y el gas.

Nada de revolucionario hubo en ese proceso. Los trabajadores no fueron sujetos ni protagonistas de nada, sino objetos de la manipulación de fracciones burocráticas y/o burguesas y/o imperialistas.

El régimen controlado por la burocracia se cayó como una fruta madura porque se sobrevivía a sí mismo. No constituía ninguna etapa necesaria para el desarrollo humano. Por el contrario, cierta acumulación interna, combinada con la asociación con el capital internacional, sentaron las bases para un salto en calidad en la transformación de la vieja casta burocrática en clase burguesa, con todos los elementos de piratería inherentes a una fase primitiva de acumulación capitalista. Sólo que, ahora, en las postrimerías del siglo XX y con la economía mundial controlada por el imperialismo.

El problema para ese proceso de reconversión capitalista, es que se produce en los tiempos de un régimen capitalista históricamente agotado, que se sobrevive también desde hace muchas décadas, y que arrastra una crisis crónica desde hace ya treinta años. Opinamos junto a Trotsky:

"El Termidor ruso habría abierto una nueva era al reinado de la burguesía si este reinado no se hubiera vuelto caduco en el mundo entero."

Esta agresión de la OTAN tiene como objetivo primario pegar un salto en ese proceso. Estados Unidos busca reposicionarse frente a Alemania. Y Alemania busca aprovechar la invasión para pegar un salto hacia el militarismo que le estuvo vedado durante medio siglo.

Las perspectivas para los trabajadores del mundo son sombrías. A muy pocos años de iniciarse en la URSS la restauración capitalista, trajo aparejada una caída de quince años en la expectativa de vida de la población. ¡Quince años de vida borrados de un plumazo por el progreso capitalista!

Es que en una economía signada por la crisis de superproducción, el capitalismo imperialista está actuando en Rusia y en otros países de la misma forma que procedió Alemania con la anexión de la vieja República Democrática: destruyendo en masa fábricas y fuerzas productivas. Los cien millones de desocupados que vagan por el campo de China o se hacinan en las ciudades, son también ejemplo de lo mismo.

El camino de la barbarie de una sociedad en descomposición está abierto como nunca.

No se puede volver hacia atrás. El dilema histórico de barbarie o revolución socialista internacional está cada vez más presente en cuanto necesidad objetiva. Y esto es independiente de que viejas generaciones de luchadores no vean ninguna posibilidad de revolución y de que las nuevas camadas estén haciendo recién sus primeras armas. Pesa la confusión política. Sigue, con otros argumentos, la ofensiva ideológica del enemigo acerca del "fracaso del socialismo" y de "la victoria del capitalismo como el único sistema posible y de la democracia [burguesa] como el mejor régimen posible", aun cuando haya ido al basurero de la historia la definición de Bush sobre el nuevo orden mundial, crecientemente desordenado.

Esta ofensiva ideológica ha golpeado muy duro. Ha calado hondo incluso en las filas de quienes se reclaman del socialismo revolucionario, tanto en los grandes centros imperialistas europeos como en América, y también en la Argentina.

Se ha llegado al absurdo de afirmar que "sin los pretextos" que brinda Milosevich, la OTAN no podría haber atacado porque no hubiese tenido justificación frente a sus pueblos.

¡Pero si la historia del imperialismo es la historia de la manipulación de la opinión pública de la clase media y el pueblo de sus países, con pretextos o sin ellos, e inventándolos sin ningún escrúpulo! Por citar un solo ejemplo, recordemos que los yanquis inventaron una agresión inexistente contra su flota en el Golfo de Tomkin en 1965, para "justificar" la agresión en masa y el envío de medio millón de soldados a Vietnam.

Olvidar tan elemental experiencia, harto conocida por todos quienes no nos neguemos a recordar, es simplemente dejar de lado el carácter violentamente genocida del imperialismo. Y es olvidar su absoluta falta de límites en la mentira, para manipular a las masas explotadas de sus propios países y del mundo todo, sembrando la creencia de que ellas pueden tener un interés común con sus propios verdugos.

La frontera de clase se desdibuja y el odio hacia el enemigo de clase desaparece con ella. Por ese camino, no se puede cumplir -objetivamente- otro papel que el de justificar "por izquierda" la barbarie imperialista, aunque también se la rechace de palabra.

Los socialistas revolucionarios estamos siempre en favor de la derrota del imperialismo, a manos de quien sea, así sea de tribus de caníbales, aunque no compartamos la antropofagia. Es una elemental cuestión de principios. Tan elemental como la lucha por la supervivencia.

La humanidad no está en peligro por las prácticas ancestrales más o menos brutales de alguna tribu marginal. La humanidad está amenazada por los demócratas imperialistas que perpetraron -y perpetran- toda clase de genocidios para defender la ganancia que llega a sus bolsillos, aun al precio de poner en riesgo la existencia del planeta mismo.

A los pueblos que sufren el ataque del imperialismo, e intentan enfrentarlo, no le pedimos un diploma de "derechos humanos", así carguen con un dictador a su frente. Simplemente porque el mayor criminal que hostiga a los pueblos del mundo es el imperialismo. Cualquier golpe que él reciba es un paso adelante en la historia de la humanidad. Por eso estuvimos y estamos con los somalíes "salvajes" que echaron a las tropas "humanitarias" que iban a "alimentarlos" con plomo encapsulado. Y eso no significa que tengamos ningún tipo de solidaridad con los jefes somalíes y sus políticas.

Esto no es diferente de la posición que siempre tuvimos quienes nos reivindicamos de la tradición de la IV Internacional. En Vietnam dijimos: "Por la derrota de Estados Unidos", o "Fuera el imperialismo". Jamás dijimos: Contra Ho Chi Minh que asesinó a nuestros camaradas en el '46, y firmó los trágicos acuerdos de Ginebra que dieron pie a la continuación de la guerra de agresión y al relevo de los franceses derrotados en 1954 por los yanquis. Y Ho Chi Min no tenía precisamente un doctorado en "derechos humanos"…

En Yugoslavia hoy, estamos contra la OTAN, estamos en favor de su derrota, y estamos junto al agredido pueblo yugoslavo.

Y estamos en contra de Milosevich, en forma completamente subordinada a la denuncia y al ataque imperialista. Milosevich es un nacionalista reaccionario, capitalista y bárbaro, completamente incapaz de llevar a la victoria al pueblo que sojuzga.

Una guerra con posibilidades de victoria sobre la OTAN, sólo es aquella que se encare desde el internacionalismo, opuesto al retrógado y despótico nacionalismo. Una guerra dirigida por un poder de obreros y campesinos, que otorgue amplias libertades a todos los pobres y que termine con toda opresión étnica, religiosa o cultural.

Una dirección que transforme la guerra de agresión en guerra civil regional, sentando así las bases para la solución al endémico problema nacional en los Balcanes.

Una guerra y una dirección internacionalistas y socialistas, que una a los pueblos en una federación socialista de los Balcanes, sin capitalistas, sin tiranías nacionalistas, sin vestigios de opresión sobre ninguno de los pueblos dispersos en la región, fundada sobre el respeto al derecho de cada pueblo a separarse de ella si así lo desea, única forma de soldar la unidad de los explotados.

Nada de eso puede lograrse con la OTAN y sus protectorados militares instalados en toda la región; con decenas de miles de soldados y aviones en Bosnia, Macedonia y Albania, con el cielo abierto en Bulgaria y con las bases aéreas instaladas en Hungría, que se suman a las que se asientan en Grecia desde hace años.

En estas condiciones resulta un absurdo, por decir lo menos, discutir si algún minúsculo y pobre territorio debe autodeterminarse o independizarse: lo único que tiene por delante, es ser una colonia, un protectorado de la OTAN.
Pero tras setenta días de bombardeos, destruida como nación, cercada por la indiferencia mundial y por la vecindad de las bases militares imperialistas instaladas durante la guerra fría, Yugoslavia también demuestra en esta década las limitaciones de esa gigantesca máquina de matar, para doblegar rápidamente a un pequeño país.

Las páginas que siguen fueron publicadas en Bandera Roja (1) entre 1992 y el pasado 25 de abril, con la guerra de agresión en curso. A modo de epílogo, agregamos un trabajo preparado para esta edición en polémica con las posiciones recientes de algunos sectores del trotskismo.

Las publicamos como contribución a un debate de vital actualidad y como un aporte al esclarecimiento de un tema en el que el terrorismo ideológico del imperialismo causó fuerte impacto en la clase media y arrastró a buena parte de la izquierda mundial.

JORGE GUIDOBONO
1º de junio de 1999

 

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