Declaración de la Liga Socialista Revolucionaria
para el Encuentro Abierto con los compañeros del PSOL*

 

1. La Liga Socialista Revolucionaria saluda a los dirigentes y compañeros del PSOL que han tenido el coraje de enfrentar al gobierno proimperialista y antiobrero de Lula, y a su partido burgués integrado al estado capitalista.

La LSR considera que la acción emprendida por los compañeros del PSOL constituye un importante paso adelante para la perspectiva de formar un polo socialista en Brasil y también para un reagrupamiento del socialismo en América latina. [Y hacemos nuestras todas las consideraciones metodológicas mencionadas por los compañeros.]

2. La lucha de clases ha demostrado por tercera vez en poco más de un siglo que la diyuntiva de hierrro en la época del imperialismo es que todo agrupamiento obrero que no se eleva al cuestionamiento revolucionario del capitalismo es inevitablemente devorado por el sistema capitalista. Así sucedió con la socialdemocracia primero y con los partidos comunistas después. Y ése fue el destino final de corrientes con un importante peso de la Iglesia Católica, como Solidaridad en Polonia y el PT en Brasil.

3. Esta alternativa categórica que tiene planteada cualquier organización que lucha por la independencia de clase y por el socialismo –la de desarrollar una política cotidiana al servicio de una estrategia revolucionaria, de poder, o ser absorbida por el capitalismo y su Estado– adquiere más relevancia aún en la actual etapa abierta de la lucha de clases en el mundo.

En efecto, estamos en una fase o etapa de crisis, guerras y revoluciones, y vamos hacia una agudización extrema de la lucha de clases en todos los terrenos.

Esa etapa fue abierta por el agotamiento del capitalismo y por la resistencia obrera y popular a la barbarización a la que este sistema de dominación conduce al mundo. Podemos decir que el 11 de setiembre del 2001 –más allá de si los atentados fueron hechos o dejados hacer por Bush y su banda– marca el salto que indica que Estados Unidos se lanzó al asalto del mundo.

Hay guerras en Extremo y Medio Oriente, hay guerras en África, hay guerra en Colombia, ocupación militar de Haití y golpes de Estado en Venezuela. Hay movilizaciones de masas que sacuden a los podridos regímenes capitalistas de América latina y hacen saltar por los aires a varios gobiernos de la región.

4. Lo viejo agoniza y lo nuevo no termina de nacer.

De conjunto, el régimen económico, social y político ha colapsado y no es posible emparcharlo sino bajo formas cada vez más reaccionarias y totalitarias.

El régimen democrático burgués agoniza en todo el mundo: desde Estados Unidos hacia el sur y el norte, hacia el oeste y el este, incluida la nueva monarquía zarista que intenta implantar Putin en Rusia.

5. Todo este cuadro de situación significa cambios importantes en la política de los revolucionarios socialistas.

Las luchas sindicales y electorales, en las que los socialistas seguiremos, por supuesto, participando, encuentran límites cada vez más estrechos, porque:

–el capitalistmo está agotado y el Estado de bienestar de la segunda posguerra va dando paso a una creciente barbarie en todos los planos; las reformas capitalistas van en ese sentido;

–el régimen político acompaña esa tendencia, y los márgenes de la democracia burguesa se achican incesantemente, lo que plantea una dura lucha democrática defensiva que hay que encarar con mucha decisión;

–el capitalismo no admite, en su actual fase, reformas de progreso: el único progreso posible y necesario, es su destrucción revolucionaria.

Esto significa que los viejos sindicatos y la tribuna parlamentaria burguesa no tienen, en el período abierto, la misma importancia que tuvieron en las últimas décadas, al margen de que deban seguir siendo una trinchera y una tribuna a utilizar al extremo, más allá de sus limitaciones. Tiende a predominar la lucha extraparlamentaria y las formas de autoorganización obrera y popular por sobre lo institucional.

6. La revolución no es un cambio de gobierno sino de poder. El gobierno es apenas el gerenciador del poder de las clases dominantes y del poder de su Estado.

No hay posibilidad de un gobierno obrero y popular sin que antes una revolución obrera, popular y campesina, destruya el poder de los captialistas y su estado y levante, sobre sus ruinas, el nuevo poder de los explotados.

Ésta es una batalla que comienza en el plano nacional, se desarrolla en el regional y sólo puede triunfar internacionalmente.

7. La LSR está absolutamente dispuesta a encarar una coordinación con todos aquellos que se pronuncian por la necesidad de una perspectiva socialista, así no tengan el mismo tipo de posicionamiento socialista que acabamos de mencionar.

Concebimos esta coordinación para actuar en común en lo que estemos de acuerdo, en lo haya consenso. Y también para intercambiar informaciones, datos, sugerencias, combatir la vieja cultura de aparatos que impuso el stalinismo en el mundo y, en consecuencia, trazar una agenda de debates sobre los principales problemas que afrontamos la clase trabajadora, los explotados y los socialistas, para avanzar en común en todo aquello en lo que vayamos coincidiendo y, también dejando en claro que la existencia de posiciones diferentes en uno o varios puntos no significa que no podamos integrar un espacio en común, porque si se trata de terminar con la sociedad de clases, es imposible que exista un pensamiento único acerca de cómo materializar tamaña gesta.

La Liga Socialista Revolucionaria está dispuesta a encarar con entusiasmo y lealtad estos desafíos.

Gracias camaradas.

 

INTERVENCIONES DE LA LSR EN LA DISCUSIÓN SOBRE VENEZUELA Y AMÉRICA LATINA:

 

*Este texto fue leído por Jorge Guidobono, dirigente de la LSR, durante el encuentro abierto latinoamericano realizado el viernes 17 de septiembre de 2004 en la Federacíon de Box de la Ciudad de Buenos Aires.

LSR - Liga Socialista Revolucionaria

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