Y Vivieron felices… Una realidad o una utopía en el mundo de hoy?

Lic. Roxana Zevallos

Estamos viviendo en una cultura del divorcio, por lo tanto, hablar de un matrimonio feliz o satisfactorio resulta muy difícil. Muchos de los estudios que se realizan son en torno a las consecuencias del divorcio en la vida de las familias que lo sufren. Por lo tanto el énfasis esta puesto en averiguar todo lo relacionado a los fracasos matrimoniales.

Si bien los divorcios han aumentado considerablemente en los últimos años, también existen, los matrimonios que perduran, que son satisfactorios y permiten a sus miembros crecer juntos y compartir una vida donde es posible encontrar soluciones a los problemas que surgen en la convivencia diaria.

El contexto cambió, hoy vivimos en un mundo en que los roles familiares no están claramente definidos como antaño. El rol de proveedor, no es más exclusividad del hombre – padre – esposo, así como la esfera de lo doméstico y emocional, no es más patrimonio de la mujer - esposa – madre. Así mismo, la estabilidad de la pareja y la familia no está más garantizada. A diferencia de los tiempos en que los matrimonios debían perdurar “hasta que la muerte los separe” – y habían sanciones familiares, sociales y comunitarias, muy claras que velaban por su cumplimiento. Hoy vivimos en un mundo en el que nos encontramos con diferentes organizaciones familiares: Familias de progenitor único, de segundos y terceros matrimonios con hijos de estas uniones anteriores: Los tuyos, los míos y los nuestros, etc. Todos estos cambios, implican la necesidad de encontrar respuestas a cómo hacer para resolver problemas en medio de la complejidad que plantean estas nuevas maneras de vivir en pareja y familia. Las respuestas aún son hipótesis, con escasa constatación, que ensayamos junto con nuestros consultantes en la búsqueda de nuevos caminos para complejos problemas.

Aunque el porcentaje de divorcios es alto, en estos tiempos, también hay matrimonios satisfactorios. La doctora Judith Wallerstein (1995) ha investigado matrimonios felices, y entre las cosas que ha encontrado es que no hay un patrón único para tener un matrimonio feliz, de hecho hay diferentes maneras de lograrlo pues cada una de estas parejas tienen su propia forma de amarse, protegerse emocional y económicamente, de asumir sus responsabilidades como padres así como de satisfacer sus mutuas expectativas sexuales.

Lo que si parece cierto es que en el fondo de todo matrimonio exitoso existe una relación que ha sido creada incluyendo los deseos y necesidades de ambos cónyuges, las expectativas que cada uno tiene del otro así como de la relación – expectativas que están influenciadas por las relaciones que cada uno ha tenido desde la infancia, pasando por la adolescencia hasta adquirir su forma final dentro del matrimonio. Esto no significa que la relación adquiere una forma única, final y definitiva, pues durante la vida de la pareja hay una serie de hechos que la van cambiando y transformando como la llegada de los hijos, los cambios laborales y económicos, la adolescencia de los hijos etc. En los matrimonios exitosos, refiere la Dra. Wallerstein (1995), aparece como una constante, el duro trabajo que han hecho para sacarlo adelante.

John Gottman, un investigador acucioso (1995), plantea que para que un matrimonio funcione, no es forzoso que tengan el mismo origen étnico, religioso, social, aunque ayuda, pero deben concordar en cuestiones importantes (sexo, dinero, religión, crianza de los hijos) y ser capaces de transar en lo demás. No es que nunca discutan, pero sus discusiones no se vuelven ruines o sórdidas, ni siquiera muy acaloradas. Y reconocen sus conflictos y diferencias abiertamente, pero los enfocan con calma y sinceridad.

En estos días en que la vida se ha complejizado para todos, las presiones de los lugares de trabajo, la soledad y el aislamiento son parte de la vida de las personas que habitan las grandes ciudades, es saludable mantener vivo el romance y las imágenes idealizadas de los primeros momentos de la relación como la posibilidad de recrear un pequeño oasis donde recargar energías para salir a afrontar el mundo, día a día. El matrimonio, cuando es satisfactorio para ambos cónyuges, puede ser ese lugar y lograrlo es posible con el esfuerzo, cuidado y dedicación de los interesados.

Trabajar con las parejas, en terapia también se hace cada vez más complejo, para nosotros los terapeutas,
de allí que es muy importante contar con herramientas que nos ayuden en esta – cada vez más difícil tarea.
Improvisar puede ser muy peligroso y dañino para las personas que están atravesando por una crisis en su pareja.