Dentro
de algunos cientos de años, cuando la historia de nuestro tiempo se escriba desde la
perspectiva del largo plazo, el hecho más significativo que probablemente considerarán
los historiadores no será la tecnología, Internet, ni el comercio electrónico, sino el
cambio sin precedente en la condición humana.
A lo largo de la historia, muy pocos pudieron elegir su profesión. Hasta aproximadamente
el año 1900 y aún en los países más desarrollados, la abrumadora mayoría continuó
con la actividad de su padre, si tenía suerte. La movilidad era descendente, no
ascendente. Hoy los ejecutivos se enfrentan a diferentes elecciones. Muchos tendrán más
de una carrera, porque el ciclo de vida laboral ahora ronda los 60 años. Tres veces más
de lo que era en 1900.
A partir de estos cambios, el ejecutivo que pretenda ser eficiente tendrá que lograrlo
por sí mismo. Deberá comenzar por mirarse al espejo y preguntarse: "¿Quiero ser la
persona que veo?". Piense que lo que usted ve es lo que todo el mundo ve.
"¿Quiero ser visto como una persona inteligente? ¿Quiero ser visto como alguien
cuidadoso? ¿Como un técnico o como un hombre de negocios? ¿Qué debo cambiar?";
son preguntas muy importantes.
Hacer de uno un ejecutivo eficiente parece muy fácil pero no lo es. Muchos ejecutivos,
brillantes y muy trabajadores, no necesariamente son eficientes.
Comunicación y relaciones
Una de las principales características de los grandes de la historia -Napoléon, Da Vinci, Mozart- es que supieeron manejarse a sí mismos. Esa cualidad, en gran medida, los convirtió en grandes hacedores. Pero se trata de casos excepcionales; tan inusuales por sus talentos y logros que podría considerárselos fuera de los límites de los seres humanos comunes y corrientes. Sin embargo la mayoría de nosotros tenemos que aprender a manejarnos y a desarrollarnos en un entorno social. A colocarnos en el lugar desde el que podamos hacer la mayor contribución. Y tendremos que estar mentalmente alertas y comprometidos durante una vida laboral de 50 años, lo cual significa saber cómo y cuándo cambiar el trabajo que hacemos.Líder se hace, no se nace
Potenciar las capacidades