Delegación = Confianza
La delegación es parte de la
labor gerencial y parece sencilla de aplicar ya que todo el mundo esta de acuerdo con sus
beneficios. Sin embargo, los propios gerentes suelen ser renuentes.
La delegación es una herramienta fundamental para todo aquel que quiera progresar, porque
sin aplicarla correctamente nos veremos como con las manos atadas en nuestra gestión.
Cuanto mayor sea la responsabilidad, mejor tendrá que ser el sistema de delegación.
Como analista organizacional,
he encontrado dificultades al tratar de hacerles comprender a los gerentes que parte del
problema que encuentran ellos en el proceso de delegación son ellos mismos, porque la
realidad es que interiormente piensan que los colaboradores en general son unos ineptos,
en consecuencia se ha partido de una base de desconfianza.
Cuando se trata de hacerles comprender la realidad de la cuestión, de alguna manera se
recurre a la autocrítica por parte de ellos y esa no es la posición en la que prefieren
estar. Pero no hay forma de autoevaluar si la delegación que ejercimos hasta ahora es lo
suficientemente eficaz.
Partamos de lo siguiente: si un gerente esta sobreocupado, viviendo se trabajo de crisis
en crisis, teniendo que atender temas de diversas áreas, no pudiendo tener una reunión
sin que lo interrumpan, sonando el teléfono y los internos impidiéndole concentrarse,
teniendo que firmar papeles, cheques, etc.; mientras esta atendiendo otro asunto, tomando
decisiones sin disponer del tiempo necesario para elaborarla, corriendo mas porcentaje de
riesgo que no sea conveniente, no dudemos un instante que lo que esta fallando en primer
lugar es la delegación, y en segundo lugar el manejo del tiempo. A este segundo punto lo
tocaremos en otra oportunidad.
Para el difícil tema que es
delegar, es importante trazar un mapa e ir avanzando.
La persona competente
Esto se refiere a los conocimientos y capacidad de gestión. El conocimiento se puede
verificar, es decir, se comprueba si la persona tiene la preparación necesaria para
cubrir el puesto en cuestión. Para esto se puede recurrir a promover a alguien que ya
esta dentro de la empresa o tomarlo de afuera. Tengamos en cuenta que las promociones con
el personal ya incorporado funciona como motivador y no es costoso. Este es el punto más
sencillo porque si falta algo de conocimiento, se puede aprender, si dan los tiempos.
En cambio la capacidad de gestión incluye el criterio, poder de decisión, seguridad en
sí mismos, voluntad, rapidez, comprensión, concentración, etc.; que no se pueden
aprender (aunque sí mejorar), sino que se traen puestos porque son características de la
personalidad (por eso la importancia de la evaluación psicotécnica previa a la elección
de la persona en quien se delegará).
He visto muchas veces que falla la delegación porque no queda claro que es los que se
espera de la persona elegida. La delegación es un medio, herramienta necesaria para
alcanzar un fin. Dicho fin es lo que debe estar bien claro, es decir, el objetivo.
El colaborador es como el tripulante de un barco, y el gerente es como el capitán. Jamas se le ocurriría a un capitán dejar por un rato el timón a un tripulante sin decirle con claridad cual es el destino (objetivo), donde están ubicados en ese momento (situación actual) y hasta donde se espera que llegue en el rato que conducirá la embarcación (planificación parcial). Es decir que para esperar buenos resultados debemos informar:
objetivo
situación actual
que esperamos exactamente de nuestros colaboradores.
Mantenerse
en contacto
La idea es delegar, no abdicar, entonces este punto se refiere a estar dispuesto a
contribuir, a responder preguntas o dudas que puedan surgir.
Como en todo, lo difícil es mantener el equilibrio. A un colaborador le hace tanto daño
estarle encima viendo lo que hace, como dejarle el trabajo a realizar e ignorar el proceso
de ejecución.
Volviendo al ejemplo del barco, es muy importante que el tripulante no cometa errores
porque puede costarle tumbar, romper el palo o una vela o salirse del rumbo, lo cual
sería muy perjudicial. Por lo tanto el capitán atenderá cada duda que tenga el
tripulante para que en caso de que sea necesario, corregirlo antes que sea tarde. La
posibilidad de la consulta y del contacto con su superior, ejerce en el colaborador el
efecto "caricia" que suele aumentar la confianza en sí mismo, solamente por
sentirse atendido.
Confianza
Es posible que haya tenido tropiezos tratando de delegar, porque no ha trazado un mapa
adecuado, pero si esos inconvenientes lo volvieron desconfiado, lo transmitirá y así se
produce un círculo vicioso que perjudicará directamente la gestión.
Si uno delega una tarea y está soplándole en la nuca al colaborador, le está diciendo
"te controlo muy de cerca porque seguramente te equivocarás ya que nadie hace las
cosas mejor que yo", y seguramente esa desconfianza lo hará equivocarse.
Ahora fíjense en lo que puede
encerrar ese pensamiento entre comillas, podría haber un deseo subliminal que dice
"que todos cometan errores hace destacar lo bueno que soy (ego)", "no
encontrar en quien delegar me tiene tan ocupado que no se nota que en realidad no soy tan
seguro de mí mismo".
Esto es mucho más profundo de lo que parece, pero existe. Si yo tengo un problema con un
vecino, puede ser que éste sea de mal carácter o mal educado o desadaptado, pero si
tengo diferencias con todos los vecinos, evidentemente el problema soy yo.
Si fracaso en la delegación con un colaborador, puede ser que no haya tenido los
conocimientos que creí, que no le haya explicado claramente lo que esperaba de él, pero
si tengo inconvenientes en cada gestión de delegación, el problema es mío.
Cuando empiezo a analizar con
el gerente sobre donde puede haber estado el problema principal (porque suelen ser más de
uno) llegamos a la conclusión que no hubo confianza. Tratemos de pensar lo siguiente:
Confianza-resultados.
Responsabilidad
Debe quedar claro que lo que se delega es la autoridad para realizar una tarea pero que la
responsabilidad, de un adecuado resultado sigue siendo nuestra.
Un jefe de ventas no sale a
vender, sino que delega la conducción en los vendedores en los supervisores. La tarea del
jefe es marcar el objetivo y la política de ventas (tarea no delegable) bajar la
información con claridad al nivel de supervisión y hacer el seguimiento (contacto) de
los resultados parciales (corregir el rumbo cuando los resultados no son los esperados).
A la vez los supervisores tomarán las medidas necesarias para lograr que los objetivos de
ventas sean alcanzados. Saldrán con los vendedores, los reunirán para informarlos y
participarlos, implementarán sistemas de premios para mantener alta la moral del grupo.
Se ocuparán de reforzar el sistema de apoyo a los que se encuentren en un período bajo
de rendimiento, es decir, que acudirán a todos los mecanismos que sean necesarios para
llegar al objetivo, siempre con el apoyo del jefe.
Pero finalmente la responsabilidad de los resultados será del jefe de ventas.
Él tendrá que informar a
gerencia o al director de cómo ha sido la productividad del mes. A ellos no les interesa
si su jefe de ventas delega adecuadamente, si logra que el grupo esté motivado o deposita
confianza en sus colaboradores, les interesa los resultados.
En toda gestión que realice una persona ya sea a nivel laboral o individual, estar
conectado con la realidad es prioritario. Saber qué está ocurriendo a su alrededor sin
ningún agregado de fantasía. A veces no hay nada más duro que la realidad, pero es
preferible.
A un colaborador le resulta
más fácil entenderse con la realidad, que con situaciones inventadas o fantasiosas.
Tener los pies sobre la tierra debería ser una condición normal de la delegación y sin
embargo no siempre es así.
Delegar es en sí una gestión,
y como toda gestión debe ser adecuadamente planificada en tiempo y forma para que sea
exitosa. No se pueden esperar buenos resultados finales si no seguimos las pautas
apropiadas. La delegación encierra en sí misma la posibilidad de aprendizaje y progreso
para los empleados y cuando es bien administrada funciona además como motivador.
Sin importar como han sido nuestras experiencias anteriores, debemos pensar que cada
intento es un punto de partida y que así como los colaboradores deben aprender una nueva
tarea, nosotros debemos tratar de hacer las correcciones que sean necesarias para que la
delegación funcione convenientemente, aprovechando sus importantes ventajas.