CAPÍTULO
6
REGIÓN
NORTE
Análisis de
Relatorías
REGION
NORTE


PERFIL CULTURAL REGIÓN
NORTE
Al iniciarse el Encuentro y Muestra
Regional del Cibao Norte, las personas representantes de las tres
provincias designadas no imaginaban cuántos puntos de
convergencia cultural encontrarían al final de las jornadas de
trabajo. No se agrupan estas tres provincias simplemente por su
proximidad geográfica. Además de los accidentes de la
geografía costera, con su consabida riqueza litoral, se suman
varios siglos de historia entrelazada que ha tejido los rasgos
culturales de las provincias de Puerto Plata, Samaná y
María Trinidad Sánchez. Dos rasgos que podemos
enfatizar y que ayudan a delinear esta zona son la influencia
extranjera y el peso de sus centros urbanos dentro de la
fisionomía cultural de la región. Esta
combinación de factores nos dará un perfil cultural,
donde resaltan la religión protestante, las manifestaciones
musicales clásicas (músicos y compositores, así
como bandas municipales de alta calidad) y el papel decidido de
educadores y educadoras, como agentes culturales.
Al indagar en la historia de la
formación cultural de estas provincias, dentro de una esfera
de influencia extranjera, descubrimos fácilmente las
similitudes entre sus polos urbanos. Dentro de este acápite,
debemos resaltar el hecho de que estos centros fueron, en los tres
casos, puertos vitales para el comercio y la comunicación.
Esta preponderancia de los municipios cabecera, con sus puertos
dominantes, les viene a las tres provincias desde el siglo XIX como
puntos de exportación de productos agrícolas hacia
Europa y Estados Unidos de América. Tanto la ciudad de Puerto
Plata como la de Sánchez fueron sedes consulares de diversos
países, como nos cuenta Tulio Cestero en su recuento de viaje
Por el Cibao (1901).
Esas ciudades-puertos, en sus
respectivos momentos de auge económico, atrajeron migraciones
extranjeras considerables. Siempre se recalca el cosmopolitismo que
estas migraciones dejaron como legado, pero podemos ir más
allá y notar que estos grupos, si bien reprodujeron muchas de
sus costumbres nativas en nuestra tierra (idioma, religión,
alimentación), mantuvieron un intercambio con la
población criolla. Los samaneses y los puertoplateños
de cualquier estrato social conocieron los "Good Morning" y se
acostumbraron a la cocina isleña inglesa.
Las migraciones más tempranas
llegaron de las Islas Canarias, principalmente a Puerto Plata; pero
las que en verdad han sido notorias en toda la zona norte del
país fueron las del siglo XIX: los esclavos libertos de
Estados Unidos, llegados en la época de Boyer; nuevas oleadas
de españoles, después de la Guerra de
Restauración; otros europeos (especialmente italianos y
alemanes) atraídos por el "boom" del tabaco; súbditos
ingleses de las Antillas; y árabes atraídos por la
prosperidad de las ciudades; cubanos y boricuas que luchaban por la
independencia de sus islas; unos con conocimientos especializados y
otros sin entrenamiento formal, establecieron nexos de trabajo
&emdash; como artesanos de carpintería y ebanistería,
como maestras, como comerciantes en mayor o menor escala, como
empleados y empleadas del servicio doméstico, como
estibadores, etc. &emdash; que les llevaron a una integración
cómoda en su nuevo país de residencia. Muchas de estas
personas dejaron tradiciones de artesanía, técnicas de
construcción, conocimientos musicales que perduran hasta hoy
entre sus descendientes y discípulos.
También podemos destacar la
importancia de las migraciones antillanas para el desarrollo de la
religión y la educación en todo el país. Fue en
Puerto Plata y en Samaná donde llegó la primera oleada
del protestantismo a la República Dominicana, y donde se
ubicaron las primeras iglesias metodistas wesleyanas (las
chorchas) alrededor de las cuales se formaron pequeñas
escuelas de excelente nivel académico. Los cubanos y
puertorriqueños exiliados fundaron y ayudaron a fundar
escuelas, con la participación y apoyo de grandes figuras del
antillanismo, como Betances y el mismo Hostos. A este influjo del
antillanismo anti-español también se debe la
fundación de varios periódicos de fuerte contenido
político y analítico, en el siglo XIX.
Esa importancia de los puertos
dictó en todas estas provincias una dependencia de los
vaivenes económicos externos, lo que se reflejaría
entonces en discontinuidades en la vida cultural tanto formal como
informal. La misma sede del evento &emdash; el Club Fe en El Porvenir
&emdash; sienta la primera pauta para comenzar a comprender la
región. Este edificio, con toda su identidad republicana,
preservada por una restauración cuidadosa, de hace pocos
años, muestra la identidad del Municipio de San Felipe de
Puerto Plata, de un solo trazo arquitectónico. Su
ubicación tradicional dentro del trazado colonial en una
esquina de la plaza principal, junto a la iglesia mayor (hoy
Catedral), su estilo netamente victoriano, al igual que sus
líneas y sus materiales, nos indican la riqueza de la vida de
esta provincia, ligada por siglos al comercio exterior; pero
también la variedad de usos que ha visto en un siglo y cuarto
de vida y su precaria continuidad en el tiempo como
institución, reflejan las realidades de una vida cultural
regional atada a destinos sobre los que no se tenía ninguna
influencia ni control.
Volvemos al cosmopolitismo urbano de
estas ciudades, reflejado en la arquitectura y en el eterno deseo
modernizante de las elites. Fueron provincias que mantuvieron una
vinculación con el resto de las regiones cibaeñas, como
fuente de materias primas para su comercio; un trasiego que
inspiró a los gobiernos, de fines del siglo XIX, a instalar
ferrocarriles. Estas nuevas vías de comunicación
unieron más aún los pasos de los habitantes de Puerto
Plata, Santiago, Moca, La Vega, Sánchez &emdash; toda una red
que intentó dinamizar a una región que perdía
primacía económica ante las bajas de precios de sus
productos tradicionales.
La vinculación con las
demás zonas del Cibao se manifiesta no solamente en el
ámbito urbano. Mientras las ciudades-puertos se desarrollaban
con el comercio, las zonas rurales permanecieron escasamente pobladas
y dedicadas mayormente a actividades de agricultura y pastoreo, que
requerían poca mano de obra. Fueron los ferrocarriles
mencionados y los nuevos cultivos que intentaron reemplazar al
tabaco, los elementos que incrementaron la densidad poblacional en
estas provincias; un aumento que el mismo Juan Antonio Alix
criticó, pues se asociaba a un aumento en el número de
personas "desconocidas", llegadas de otras zonas. Estas zonas rurales
del Norte mantuvieron unos perfiles culturales que, en verdad, no
debemos distanciar mucho de la generalidad de las otras zonas del
Cibao. Esta comunidad se puede identificar en rasgos, y damos
sólo algunos ejemplos: el recetario típico, dominado
por los víveres (tal vez no por el pescado y el coco); la
importancia de la palma para la construcción vernácula;
y los palos como expresión musical de
preferencia.
Ya en el siglo XX, las provincias han
seguido una trayectoria muy similar, debido a la mencionada
decadencia económica de muchos de sus productos tradicionales
de exportación. A pesar de los múltiples esfuerzos por
cambiar los tipos de cultivos (se hicieron intentos de plantaciones
de bananos y de algodón, entre otros), las tres provincias no
lograron repetir sus momentos de gloria, vividos en el siglo
anterior.
Pero no por ello quedó
suprimida la influencia extranjera. Ha querido el destino mundial que
esa zona norte se convirtiera en el primer polo turístico de
la República Dominicana, con las consabidas consecuencias en
términos de salud, valores y cambios demográficos. Se
percibe esta influencia extranjera como elemento determinante en la
creación de los nuevos perfiles culturales del Cibao Norte.
Por ello, se reclama un rescate de los patrimonios tangibles, en sus
yacimientos indígenas y en su arquitectura urbana en sus
recursos naturales. Recordemos que, gracias al desarrollismo
pro-turístico, se demolió la ciudad de Samaná
para reconstruirla como paraíso de visitantes.
Al igual que en el pasado, las
personas dedicadas a la música y a la educación
(abundantes aún) continúan al frente de la
promoción cultural. Pero, al igual que en el resto del Cibao,
se reclama una mayor contribución no sólo por parte del
Estado dominicano para las labores de rescate cultural, sino de
quienes se aprovechan de las riquezas de la zona, sin buscar una
integración armoniosa con ella.
REFLEXIONES PREVIAS PARA LA
DEFINICIÓN DE LAS POLÍTICAS CULTURALES DE LA
REGIÓN NORTE
El 31 de octubre de 1997 fue celebrado
el Encuentro Regional del Cibao Norte. Dicha actividad se
efectuó en la Sociedad Fe en El Porvenir, de Puerto Plata,
sede regional, donde se concentraron los Delegados de las provincias
de María Trinidad Sánchez, Samaná y Puerto
Plata.
Durante tres días se
discutieron los diversos aspectos en torno a los resultados de las
Jornadas de Reflexión, los informes de la situación
institucional del sector cultural y de los bienes tangibles e
intangibles de cada provincia participante.
RESUMEN
TEMATICO
Aspectos considerados que resumen las
exposiciones:
-
- Cultura e Identidad
Nacional
-
- Se consideró la cultura
como el producto de la actividad transformadora del hombre,
actividad que genera pautas y valores, que priman en los grupos
humanos. La cultura, además, es una dimensión del
desarrollo.
- La cultura dominicana es el
resultado de un conjunto de influencia culturales, que conforman
un tejido intercultural del que depende la identidad
cultural.
- Si bien se consideran las
influencias culturales positivas, se advierten aspectos negativos
producto del impacto de la actividad turística en la
región. Sobre todo, atentatorias a los valores de la
identidad cultural.
- La región posee en sus
costumbres y tradiciones, elementos que definen su
identidad.
- Las políticas que en la
región Norte se lleven a cabo, a favor del reforzamiento de
la identidad cultural, deberán estar en consonancia con el
proceso que define el desarrollo turístico en la zona; dado
el impacto tanto negativo como positivo manifestado en las
poblaciones del Cibao Norte.
-
- Desarrollo Cultural y Calidad
de Vida
-
- Se definió al desarrollo
cultural como un proceso continuo que mejora la calidad de vida de
los individuos, de manera integral.
- La calidad de vida se
consideró como el conjunto de factores que inciden en la
condición de vida de los habitantes de una
comunidad.
- El desarrollo cultural posee una
interrelación directa con la calidad de vida.
- Las posibilidades de desarrollo
cultural y del mejoramiento de la calidad de vida es el producto
de una planificación, en donde tienen que vincularse tanto
el sector gubernamental, municipal y la sociedad civil.
- Se planteó que un factor
decisivo en este proceso de desarrollo cultural y mejoramiento de
la calidad de vida es la participación comunitaria, que
permita el desarrollo humano al fomentar valores ante su entorno,
tales como: la creatividad, protección del medio ambiente,
disfrute de la naturaleza, entre otros valores
trascendentales.
- Es preciso establecer en el
desarrollo cultural las posibilidades de un equilibrio entre lo
rural y lo urbano, lo cual permite superar las desigualdades,
respecto a la calidad de vida y el desarrollo.
- El impacto del turismo en la
región Norte genera empleos directos a la población,
mejorando los ingresos, pero provocando la pérdida de los
valores culturales, ante la ausencia de elementos que fortalezcan
su visión de la realidad social y cultural,
situación que no supone una real mejora en el desarrollo
humano. De ello deviene la prostitución, la
drogadicción, entre otros problemas sociales.
-
- Democracia cultural y
Democratización de la Cultura
-
- La democracia cultural define el
derecho que tienen los hombres y las mujeres de producir,
disfrutar y beneficiarse de la cultura.
- La democratización cultural
se definió como un proceso de apertura y acceso a la
producción de los bienes culturales, sin importar el sexo,
la edad, credos políticos, religiosos o posición
económica y social.
- Se entiende la necesidad de
superar la visión elitista de lo cultural, permitiendo una
descentralización cultural que haga posible la
acción cultural a nivel nacional y no se reduzca a los
centros urbanos.
-
- Otros Aspectos de
Política Cultural
-
- Inexistencia de una
política cultural que tenga incidencia en el desarrollo
cultural de la región.
- El Estado tiene el deber de
elaborar una política cultural que contemple estrategias
con:
-
- el sector educación
- el sistema de comunicación
social
Debe fortalecer las siguientes
áreas:
-
- la Animación
Sociocultural
- la administración del
sector cultural
- el patrimonio cultural y la
memoria histórica
- la participación y la
democratización cultural
De todo lo anterior la
discusión grupal de los Delegados Provinciales coincidieron en
los siguiente puntos:
-
- Que el problema del turismo y su
impacto en la sociedad, su cultura y patrimonio es clave en la
elaboración de políticas regionales, provinciales o
locales.
- Que la falta de recursos humanos y
financieros incide igualmente en la falta de decisión e
inactividad de los grupos ya formados o en la formación de
nuevos.
- Que es preciso la
formulación de políticas que, respetando las
individualidades y en forma descentralizada, permitan el
desarrollo cultural y la protección de nuestro
patrimonio.
- Que se definan políticas
culturales, a favor de la protección del patrimonio
cultural y el medio ambiente.
- Que la política cultural en
la región Norte deberá ser el resultado de un plan
maestro de desarrollo cultural en la República
Dominicana.
ANALISIS SOBRE LAS JORNADAS DE
REFLEXION
En el Encuentro Regional del Cibao
Norte, los temas, anteriormente señalados, manifiestan una
problemática cultural mediada por los problemas que genera la
principal actividad económica de la zona: el turismo. Su
impacto en relación con la cultura dominicana, aspecto ya
visto en otras regiones del país, que al igual que ésta
se ven amenazadas por el turismo y sus implicaciones, es
incalculable.
Evidentemente, el flujo
turístico que anualmente recibe esta región,
atraído por el sol y las playas, además por la
capacidad hotelera instalada, supone una virtual fractura en los
modos de vida, hábitos y costumbres de su población.
Todavía en la República Dominicana no se ha realizado
un estudio orientado a este fenómeno, del cual se tienen
apenas informaciones dispersas. Lo cierto es que el turismo ha
orientando a la población de la región a volcar sus
expectativas hacia las demandas que supone esta actividad
productiva.
El turismo que recibe la región
quedaba reducido al ámbito de los hoteles, en una
concepción de enclave que en cierta medida ha limitado la
participación de la comunidad y ha impedido un contacto masivo
con los turistas, aunque en estos momentos empiezan a producirse
formas innovadoras de movilización. Esta concepción,
surge durante el primer período de los llamados "doce
años", del gobierno del Dr. Joaquín Balaguer, en los
que se propicia el desarrollo de los denominados "Polos
Turísticos", en una estrategia de producir un cambio del
modelo agro-exportador, que entraba en franca debilidad estructural,
dada la caída de los precios internacionales y la necesidad de
nuevas fuentes de generación de divisas.
Tal situación da una lectura
dual; por un lado, la actividad turística en la región
ha sido concebida con una visión muy limitada como oferta
turístico nacional, ya que excluye a uno de los atractivos
fundamentales de cualquier estrategia turística: la cultura;
por el otro lado, y como consecuencia de lo anterior, tenemos la
presencia de un turismo de escasa formación educativa, que
sólo viene a la búsqueda de las playas y el
sol.
El aumento del flujo turístico
ha traído entre sus consecuencias negativas un significativo
aumento de la prostitución, entre otros males, afectando la
dinámica positiva de dicha actividad en la región
Norte. En ese sentido, la propia oferta hotelera y turística
deberá propiciar el mejoramiento de los factores que operan
negativamente en este sector. Por esta razón el sector
turístico y hotelero en la República Dominicana, al
igual que las autoridades nacionales, representadas en el Secretario
de Turismo y las propias autoridades municipales, deberán
promover un mejoramiento en la calidad del turismo que nos visita
cada año.
Es oportuno decir que esta
acción tiene que ir a la par con políticas que permitan
superar el estado de abandono de la cultura, especialmente, de los
bienes patrimoniales, a través de una política
encaminada a fortalecer nuestras expresiones culturales en la zona
norte. Pensamos que la misma realidad de enclave turístico,
que limita de una u otra manera el contacto con la comunidad, ofrece
la oportunidad para que las comunidades puedan prepararse ante un
proceso que resulta inevitable frente a las expectativas de
crecimiento de la actividad turística nacional.
En cuanto al deterioro de nuestra
identidad cultural es menester que la sociedad toda, principalmente
sus autoridades, promuevan acciones que reviertan el estado actual en
que se encuentran nuestros valores culturales e identitarios. Sobre
todo porque la identidad cultural alude al proceso psicológico
de interiorización de rasgos y caracteres sociales que
constituyen los elementos sustentadores de los valores que crean la
diferenciación y el carácter nacional.
Es preciso dejar claro que la cultura
en un proceso de desarrollo como el que vive la zona norte, no debe
ser percibida exclusivamente como un "instrumento" a favor del
desarrollo turístico, más bien, la cultura
deberá entenderse como modo constructivo en que la sociedad
pone todas sus capacidades para generar su propio crecimiento
cultural. De manera que deberá ser el propio turismo quien
sirva como instrumento de este crecimiento cultural de la
región, influyendo en su revalorización, lo que
significa reforzar la propia identidad.
Como vemos, lo que se nos plantea es
la oportunidad de obtener un modo diferente de abordar el desarrollo
regional y nacional. En la actualidad, el turismo cultural se
desarrolla como una opción para las poblaciones que
están de forma directa en contacto con la presencia del
turismo como actividad económica esencial; sin embargo, el
turismo cultural supone el desarrollo de factores determinantes,
tales como: la gestión, formación e
investigación; todos imprescindibles para accionar
positivamente al sector turístico desde la cultura. Pero
también se requiere promover un proceso que permita a la
comunidad proyectar su carácter. Con él puede
establecer su identidad, en tanto comunidad anfitriona, como
diría Claude Moulin.106
Pensamos que tanto los anteriores
factores como estos elementos resultan fundamentales para "...
identificar vías eficaces para la promoción e
irradiación de los valores patrimoniales, en su sentido
más abarcador; que eviten y combatan la generación de
una falsa cultura utilitaria, mercantilista, dirigida a la oferta
cultural".107
Pero como hemos visto más
arriba, los participantes en el Encuentro y Muestras Culturales no
sólo ven necesario una estrategia de política cultural,
vinculada al turismo; sino que, además, llaman la
atención para vincularla con el sector educativo y los medios
de comunicación, lo mismo que con áreas de la actividad
cultural que necesitan ser protegidas y estimuladas, como es el caso
del patrimonio cultural y natural, la animación sociocultural,
la formación de agentes culturales y el fortalecimiento de las
instituciones culturales de la región.
A todo esto debemos incentivar las
expresiones populares que, como la artesanía, son muestras del
alma del pueblo y una forma digna de promover al país;
actividad de la cual la zona norte tiene sobradas experiencias,
pudiéndose promover en la perspectiva de una verdadera
industria cultural. En este sentido, lo artesanal tendrá que
responder a estrategias de mercadeo y de promoción; pero
también deberá definir alternativas respecto a la
obtención de las materias primas utilizadas para no impactar
negativamente en nuestros recursos no renovables, como podría
ser en los casos del ámbar, el coral o la extinción del
carey. El efecto que tiene la artesanía en la economía
aún no ha sido medido objetivamente en el producto interno
bruto, debido al carácter informal de esta actividad, por lo
que cualquier plan cultural deberá enfatizar sobre el
desarrollo de este sector.
Por eso coincidimos con Gloria
López Morales, cuando nos dice "... que un turismo cultural es
una de las vías privilegiadas para resocializar la
economía y para incrustar en las estructuras los componentes
que la cultura aporta al desarrollo
cultural."108
De modo que la situación
regional requiere de un plan de desarrollo cultural que permita poner
a tono los objetivos nacionales, en materia cultural, con los
requeridos a nivel regional. Este paso significa un avance que
servirá para dar coherencia a las acciones que se dirigen para
alcanzar un desarrollo sostenible; plan que debe implicar interpretar
las necesidades del sector cultural, de cara a su realidad
sociocultural y económica; un fortalecimiento institucional;
una toma de conciencia de los sectores comunitarios, ante la urgencia
de efectuar este proceso en la región, así como la
realización de una efectiva descentralización, que haga
factible la anhelada democratización de la cultura.
ANÁLISIS DE LAS
NECESIDADES Y LAS ACCIONES PROPUESTAS PARA LA ACCIÓN CULTURAL
DE LA REGIÓN NORTE
Las propuestas presentadas durante los
encuentros están concentradas en el ámbito que demarcan
las políticas de fomento y desarrollo institucionales,
patrimonio cultural y desarrollo de las industrias
culturales.
Las líneas de políticas
culturales identificadas integran un conjunto de aspectos, dentro de
los cuales creemos conveniente destacar los siguientes:
-
- En políticas de fomento y
desarrollo institucionales sobresale la necesidad de fomentar la
formación y capacitación del personal responsable de
los procesos de gestión de las entidades culturales. La
habilitación de locales y el otorgamiento de recursos
financieros son acciones consideradas como prioritarias para
garantizar el funcionamiento regular de las organizaciones de
cultura.
-
- La preservación del
patrimonio cultural de los aborígenes y la época
colonial demanda el otorgamiento de los recursos necesarios a las
entidades creadas para estos fines, como es el caso de la oficina
de patrimonio cultural.
-
- El fomento del turismo cultural
forma parte del desarrollo de políticas a favor de las
industrias culturales. Las industrias artesanales, con sus
componentes de proyección cultural y económica,
demanda de una urgente revalorización por parte de las
autoridades gubernamentales y municipales.
EL DESARROLLO INSTITUCIONAL COMO
BASE PARA LA EJECUCIÓN DE LA ACCIÓN
CULTURAL
La región dispone de un
reducido número de organizaciones de cultura; sin embargo,
aún desde esta realidad se podría realizar un notable
trabajo. La dotación de recursos técnicos y financieros
a las instituciones produciría notables resultados.
Es necesario el diseño de
políticas y planes de dimensión regional que
contribuyan a dar un primer paso para superar el estado de
dispersión e incoherencia en que se debate la acción
cultural realizada tanto por instituciones públicas como
privadas. La formulación de políticas permite
identificar las áreas con problemas que precisan soluciones
urgentes y una mejor asignación de los recursos. La
definición de los objetivos que se buscan alcanzar, con la
implementación de políticas y planes, obliga a
dimensionar la magnitud de los recursos necesarios para su
materialización, el período de tiempo requerido para su
realización y su interrelación con otros sectores que,
en mayor o menor grado, están siendo impactados por la
problemática enfrentada.
Producir los especialistas que, en
calidad y número, demanda la actividad cultural es apreciado
en la región, como una de las prioridades a ser incluidas por
quienes se ocupen del diseño de los planes de desarrollo
cultural, nacionales y regionales. La planificación,
organización, dirección y control deberán
constituirse en el ABC de todos los que estén al frente de las
entidades culturales, no importa que sean estas organizaciones
grandes o pequeñas, privadas o estatales, con fines lucrativos
o sin ellos. El diseño y la evaluación de proyectos
culturales es parte de la currícula básica que
deberá dominar todo gestor cultural.
La región carece de una buena
infraestructura que dé soporte a las actividades y acciones
generadas desde el sector cultura. La construcción de locales
y la adquisición de equipos es una solicitud hecha una y otra
vez por las organizaciones de cultura a los gobiernos instalados
durante los pasados treinta años. La insuficiencia de locales
puede superarse, en gran medida, si logramos que en los programas de
construcción de conjuntos habitacionales realizados por los
gobiernos se incluyan uno o dos locales para uso de las instituciones
de cultura. Los edificios ocupados por las escuelas públicas
permanecen sin ser usados durante los fines de semana, período
en el que por lo regular se reúnen los grupos culturales. Con
un esfuerzo mínimo de comunicación y
coordinación podría resolverse el problema de falta de
un local, que confrontan muchas entidades.
La adquisición de equipos y de
mobiliarios es una necesidad que debe quedar primordialmente en manos
de las comunidades y de sus gobiernos municipales. Entre otras
razones, por el menor nivel de la inversión, y por la
posibilidad que tienen éstas de ejercer un control que
garantice la adquisición de los bienes realmente necesarios y
que después de adquiridos no sean desviados a usos que no son
los que motivaron su compra. Las sociedades de padres y amigos de la
escuela son un buen ejemplo de cómo a través de
donaciones, rifas y otras actividades se pueden dotar a las
instituciones de una buena parte del instrumental que requieren para
sus operaciones regulares.
EL PATRIMONIO CULTURAL TANGIBLE EL
PASADO ABORIGEN Y COLONIAL
La región dispone de
importantes muestras de la presencia ejercida por las culturas
aborígenes durante miles de años. A la espera de
recibir la atención de los arqueólogos y otros
investigadores, tenemos vestigios de los asentamientos ubicados en
las comunidades de Long Beach, la Unión, Yásica y la
Isabela, en la provincia de Puerto Plata; en Samaná,
encontramos el cementerio de las Galeras. Es sabida la
condición de morada de los dioses que atribuían los
taínos y otros grupos a las grutas y cuevas, por lo que no
resulta extraño encontrar en ellas muestras del mundo
mágico-religioso concebido por éstos. Entre los lugares
más interesantes, tenemos: las Cuevas del Gallo y Loma de las
Bestias, en el Cupey; Palmar Grande, en Altamira y las Grutas de
Paradero, situada entre los municipios de Guananico y
Altamira.
De la época colonial se
conservan en Puerto Plata las ruinas del primer asentamiento europeo
en América: el de La Isabela, la restaurada Fortaleza San
Felipe y los cimientos de lo que fuera el convento de San Pedro
Mártir, lugar donde el Padre de las Casas comenzó a
escribir su apologética "Historia de las Indias". En las
localidades de Las Flores y San Marcos se conservan rudimentos de
algunos de los trapiches utilizados para la producción de
azúcar, durante el periodo colonial.
La realización de un inventario
exhaustivo del patrimonio tangible de la región, que incluya
una evaluación del estado de preservación de los
mismos, debe acometerse en un breve plazo. Las informaciones que
arroje este informe deberán servir de base para un programa de
emergencia, que provoque acciones a favor de aquellos que presentan
un mayor grado de deterioro, y que están incluso en peligro de
desaparecer. Se podrían producir folletos, artículos
para periódicos, libros, videos y otros trabajos, a
través de los cuales se promueva su conocimiento, entre los
miembros de las respectivas comunidades, en el ámbito regional
y nacional.
EL TURISMO CULTURAL COMO BASE DE
SUSTENTO PARA EL DESARROLLO DE LAS INDUSTRIAS
CULTURALES
"Si las naciones no fuesen
diferentes, si las personas no tuviesen diferentes costumbres, si las
arquitecturas, las artes y artesanías fueran iguales, no
existirían razones para que la gente viajara y para tratar de
descubrir el mundo en la búsqueda de experiencias
auténticas. Sin la cultura, los catálogos de los
touroperadores reflejarían un mundo monocromático, es
decir, que no existiría mucho incentivo para viajar por el
mundo, salvo por razones de negocios."109
El litoral norte del país
concentra uno de los polos de desarrollo turístico más
importante de toda la región caribeña. Los nombres de
Cofresí, Long Beach, Sosúa, Cabarete, Caletón,
El Bretón, Las Terrenas, refieren a una región
paradisíaca de agua, arena y sol. Las condiciones naturales de
que fue dotada la región la hacen hoy uno de los más
atractivos sitios de recreo en el mundo. La deslumbrante belleza
natural que rodea todo aquel entorno ha hecho, sin embargo, que se
soslaye el inmenso tesoro acumulado en el patrimonio histórico
y cultural que guardan todas aquellas comunidades.
Las muestras de arquitectura
victoriana, las cuevas y grutas que guardan restos de las culturas
precolombinas, el espectáculo que años tras año
brinda el apareamiento de las ballenas jorobadas, en el Banco de la
Plata, el maravilloso ecosistema albergado en el Parque Nacional de
Los Haitises, las artesanías, deben formar parte de una
estrategia diseñada para accesar a los beneficios, cada vez
más cuantiosos, que genera el turismo cultural.
"La República Dominicana ocupa,
dentro de los países del Gran Caribe, la primera
posición como país receptor de turistas; sin embargo,
este turismo se desarrolla con poca integración de las
comunidades a los beneficios que genera el sector. El área
artesanal que puede servir como fuente de empleos y de ingresos
ligados al sector turismo, no ha contado con el suficiente apoyo para
lograr un verdadero desarrollo, a tal punto que la demanda de
artículos de souvenir sobrepasa las posibilidades actuales
para cubrirla, con la producción local. Esta situación
ha llevado a que muchos comerciantes importen artesanías
extranjeras y las vendan como nativas, desvirtuando nuestras
características artesanales y culturales y haciendo que un
sector que puede ser generador de divisas se convierta en un
consumidor de las mismas."110
El concepto de aldeas o comunidades
artesanales busca aprovechar la rica tradición que en la
elaboración de objetos utilitarios u ornamentales acumulan los
pobladores de las distintas regiones del país. La
elaboración está basada en el uso de materiales de
producción local, tal es el caso del ámbar, en Puerto
Plata o de la palma de coco, en Samaná. El suministro de una
plataforma que les permita eficientizar la producción, la
articulación de canales de promoción y mercadeo, puede
hacer de las empresas familiares de subsistencia que son hoy,
verdaderos proyectos económicos, que sirvan de real soporte al
desarrollo de la región.
La formación especializada de
los guías turísticos, a través de la
creación de un Bachillerato Especial para Agentes
Turísticos-Culturales, es vista por los participantes en el
encuentro como una fuente de empleo para una gran cantidad de
jóvenes de la región. Además de que
aseguraría la transmisión adecuada de los valores y
símbolos que constituyen la esencia de la cultura dominicana.
La Secretaría de Estado de Turismo, las Asociaciones de
Hoteleros, entre otras entidades, deberán velar porque sea
este personal debidamente instruido, el que se encargue de ofrecer a
los turistas la información fidedigna sobre nuestra realidad
histórica y cultural y medioambiental.