Figuras de lo pensable  Luis O. Brea Franco  Consultor académico y cultural

Cornelius Castoriadis (1922-1997), fue un hombre universal, un verdadero ateniense del espíritu. Originario de Constantinopla, eligió a Francia como patria. Durante toda su vida mantuvo un rechazo total a toda forma de burocratización y a las instituciones que la producen. Por ello, fue implacablemente crítico con el stalinismo y de toda impostura totalitaria; rechazó, igualmente, todo dogmatismo, toda metafísica y todo determinismo. Su discurso transita riguroso, creativo, provocador, de lo político a lo psicoanalítico, de lo filosófico a lo estético. Como psicoanalista participó en la redefinición de los fines del psicoanálisis; también fue compositor, ejecutante de piano e improvisador de jazz.

Desde el año de 1965 comenzó a delinear un pensamiento que unificaba psicoanálisis yreflexión sobre el lenguaje con un repensamiento de la filosofía. El centro de su reflexión lo constituye una innovadora teoría de la imaginación radical. Consiste en la capacidad de la psique de crear un flujo constante de representaciones, deseos y afectos; su radicalidad estriba en ser fuente de toda creación. Esta noción se diferencia de la idea común de la imaginación como señuelo o engaño; acentúa su aspecto creativo, "poietico". De ello, se desprenden dos conclusiones significativas. Primera: la imaginación es la raíz de todo lo que puede ser representado y pensado, es origen de lo racional. Segunda: la propiedad fundamental del ser humano es la imaginación libre y desfuncionalizada. Con este nuevo papel que asigna a la imaginación, revoluciona toda concepción anterior de lo histórico y social. Su reflexión desemboca, de hecho, en una nueva perspectiva social que comienza a cristalizar en la rebelión del Mayo francés de 1968, uno de cuyos lemas fue precisamente: "La imaginación al poder".

Está disponible en español, "Figuras de lo pensable", sexto volumen de "Las encrucijadas del Laberinto", título con que recogía su pensamiento en obra: "Pensar no es salir de la caverna, es entrar en el laberinto hasta que nuestro girar abre fisuras factibles en el muro". Este libro, que aparece después de la muerte del autor, nos permite iniciar un balance de su legado. Presenta una dirección convergente: la capacidad autónoma de los humanos para instituir un orden social desde la nada y de hacerlo cada vez más abierto y democrático; el poder para cancelar las mentiras fabricadas para perpetuar un orden social opresivo y la miseria de un historicismo que ha trasformado la existencia en "el avance de la insignificancia". Elabora una antropología en referencia directa a la de los versos de Sófocles: "El mortal se encuentra en el don de la palabra y en la omnicomprensión, presurosa como el viento y en la convivencia". La creación es manifestación del abismo de la finitud humana: nos recuerda que siempre vivimos al borde de la muerte y sólo desde este saber-experiencia podemos constituirnos como individuos y sociedad autónomos. Concurren en esta magnífica obra, política, poética y filosofía para la búsqueda de la posibilidad de la liberación humana mediante la liberación de la imaginación a través del ejercicio creativo.