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"Las Economías"--Ensayo escrito por el Dr. Belisario Porras, publicado en 1931 Cuando yo era niño existía en mi pueblo una familia muy distinguida cuyos padres fueron oriundos de España, de muy buena cepa y de hábitos y costumbres muy rectas, muy dignos y honrados. Estaban sumamente pobres y tocando ya a las puertas de la ancianidad…Mi abuela y mis tías y tíos los apreciaban mucho y solían tratarlos con tal amistad que, aunque viviendo ellos en hogar propio, podían ser considerados muy a menudo como de sus huéspedes, a quienes brindaban generosamente, semana por semana, la sal, el agua y el fuego. Ellos a su vez agradecían mucho y querían con amor muy hondo a mi familia. Un día oí a una amiga de ambas familias referirle a mi abuela que en la vida holgada, de boato, que había tenido anteriormente la familia amiga de ella, habían comenzado a practicar ciertas economías serias y efectivas, para evitarse más deudas o para no agrandar las que tenían contraidas…Mi abuelita le preguntó con vivísimo interés a la amiga que le daba esa nueva, en qué consistían esas economías serias y efectivas, y la interpelada contestó: -Yo he sabido de muy biena tinta, nada menos que de la Juana que les cocina, que han sumprmido el pan en el desayuno, remplazándolo con el plátano verde asado, así como la leche y el azúcar que reemplazaban con miel…y además, han llegado a la supresión completa del almuerzo. La comida consistiría en sólo arroz cocido y carne asada… Mi abuela, sorprendida y triste, le contestó a su amiga: -La economía no es completa, por los visto, porque con semejantes principios económicos, debían suprimir la comida totalmente, para pagar todo lo que deben y en cuatro o cinco meses estarían canceladas sus cuentas, hasta la que tiene para con Dios… Yo, en estos momentos, pensando en la familia amiga de mi abuela, veo que aquella medida gástrica, en verdad exagerada, la ponían en práctica en lo general, es decir, en lo que se refiere a todos por igual, mientras que algunos de nuestros administradores cuando tienen necesidad de hacer economías, con el fin de pagar la deudas adquiridas con algunas de sus juntas y parrandas, suprimen el pan del desayuno, la leche y el azúcar, no de ellos, sino de los que menos ganan, como los pobres jornaleros. |