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Artifex Segunda Época vol.2
Artifex vol.2
Diciembre 1999

(16'5 x 12 cms., 206 págs., 995 ptas.)

Relatos:

  • "Tierra de venados", Juan Manuel Santiago
  • "Destino Soberbia", José Antonio Cotrina
  • "La patinadora", Guillermo Boyra
  • "Las razones del nómada", Armando Boix
  • "Gómez Meseguer y el ogro Santaolaya", Daniel Mares
  • "De memorias ajenas", Alejandro Alonso
  • "Encuentro en el margen", Pascual Segura
  • "El pequeño librito de las hojas color naranja", Alberto Castellón Serrano
  • "El falso crimen de Lázaro Iscariote", Enrique Lázaro
  • "El paso del mar calmo", Ramón Muñoz

Reseñas

Fanzine BEM nº 73, abril 2000.

Artifex Segunda Época vol. 2
Artifex ediciones. Madrid. Diciembre 1999. 208 páginas. ISBN: 84-930922-2-3

Xavier Riesco Riquelme

Cuando uno tiene un libro como este sobre la mesa, tirado junto con otros libros y resulta que el improbable vecino de Artifex en el espacio sobre la mesa es otra antología nacional, Visiones, entonces uno ve un combate a muerte entre dos libros. Aunque sólo sea por motivos de edición.

Artifex, este pequeño volumen, parece más un libro de poesía que una antología de fantasía, un pequeño volumen a editar en alguna universidad que lo que realmente es. Evidentemente, Artifex es un ganador de este combate en lo estético. Y en su interior también, me temo. La calidad de los cuentos incluidos -o por lo menos el estilo de estos- va a acorde con la edición, aunque de todo hay en la viña del señor...

Para empezar "Tierra de Venados", de Juan Manuel Santiago, una ucronía quizás excesivamente poética en su última parte sobre las andanzas de los españoles en el Nuevo Mundo. Sin embargo, es difícil olvidar ese extraño final o escapar a la fascinación del lenguaje empleado en las epístolas de la primera parte del relato. Luego otro relato con un ejercicio de estilo sobre el contenido, "Destino Soberbia", de José Antonio Cotrina, donde la trama no abunda demasiado a favor de la creación de un ambiente mágico e irreal bien conseguido. Después de estos dos cuentos introductorios, una de vampiros postmodernos y postapocalípticos -"La Patinadora"- de la mano de Guillermo Boyra, un relato donde toda su fuerza está en el último comentario de los no demasiado inocentes espectadores. Divertido, contrastando con la seriedad de lenguaje de los dos primeros relatos. Armando Boix, sin embargo, nos regala con "Las razones del nómada" una fantástica -en todos los sentidos- fábula de ambiente árabe algo teñida de un Borges que hubiese cambiado bibliotecas por arquitectura y la Biblia por el Corán. Y otra vez sorpresa: Daniel Mares acomete un relato lleno de mala leche, brutalidad y sin embargo hilarante a veces mediante el retrato de unos mitos autóctonos. "Gómez Meseguer y el ogro Santaolaya" nos remite a un pasado ficticio pero cuyas reglas tienen ese inquietante regusto de lo medio olvidado que una vez fue real. Habrá que preguntarle al abuelo si recuerda ogros cuando era joven.

Alejandro Alonso con "De memorias ajenas" divide a la mitad este volumen con una historia de gauchos, recuerdos y pactos con el diablo. Lo más original de este relato quizás sea su forma de camuflar su contenido utilizando dos tramas diferentes, la de los recuerdos invasores y la del enviado de las tinieblas que persigue a alguien que no es inocente... "Encuentro en el margen" de Pascual Segura cumple con los requisitos de lenguaje que parecen ser los altos estándares de esta selección, pero no así me convence su historia de vampiros -y van dos en el volumen. Tampoco alcanza ningún estándar de excelencia "El pequeño libro de las hojas color naranja" de Alberto Castellón, interesante dentro de lo que cabe pero de una previsibilidad total una vez aceptado que lo único original de este relato sobre fracaso y muerte es la aparición del librito del título, una especie de libro de pasatiempos metafísicos. Es el clásico cuento sobre prohibiciones arbitrarias desobedecidas por el protagonista con resultados nefastos.

"El falso Crimen de Lázaro Iscariote", de Enrique Lázaro tiene muchas virtudes. Entre ellas la de ser el uno de los más breves de la antología. También la de ser una obra de rescate arqueológico -a juzgar por el comentario sobre la primera publicación de este cuento. Sus otras virtudes se harán patentes a quien lo lea: interesante, muy bien escrito e inquietante al mismo tiempo, centrado sobre las andanzas de el único y reconocido muerto viviente de la cristiandad. Para finalizar, otro buen relato, "El paso del mar calmo", de Ramon Muñoz, una estupenda historia de aventuras situada en un futuro tóxico. Espeluznante en su mirada sobre la química vertida al mar y en la descripción de una tierra moribunda.

Fanzine BEM nº 74, junio 2000.

Artifex Segunda Época vol. 2.
Artifex ediciones. Madrid, diciembre de 1999. 208 pàgs. 995 pta.

Mario Moreno

Las leyes inevitables e injustas de las cosas humanas hacen que sea prácticamente imposible reunir a diez escritores de cualquier nacionalidad en una sola recopilación de cuentos y conseguir un nivel medio de calidad aceptable. Los buenos escritores no sobran por la misma razón que no sobra lo bueno en ninguna parte. Pero es que además, encontrar buenos escritores de cuentos es doblemente difícil. Un cuento no es un trozo de una novela, ni una novela especialmente corta. Un cuento es un cuento y no otra cosa, y esta verdad de Perogrullo es a menudo desconocida en el ámbito de la literatura fantástica.

Comienzo a tratar de esta antología con un comentario tan incómodo, arriesgándome a provocar el repelús del lector, porque la sorpresa que he recibido al leer estas diez piezas de autentica y buena literatura es de las que no se reciben a menudo. Cualquiera de los diez es, a su modo, un buen cuento realizado con oficio y pasión, y en algún caso incluso con maestría.

Juan Manuel Santiago abre el fuego con una ucronía indiana, "Tierra de venados", cuya prosa barroca y preciosista que nos recuerda a los mejores momentos de un Carpentier. En ella se narra un viaje de nuestro Rey Prudente a las Américas, azuzado por las cartas engañosas de algunos representantes de la Corona y la Iglesia. Aunque a un servidor, deformado por los estudios de historia, se le hace muy difícilmente sostenible un viaje de Felipe II a América por razones largas de exponer aquí (y no me resisto a recordar, si bien sólo por encima, las recomendaciones de su padre el césar Carlos en su testamento, animándole a no abandonar Castilla más de lo necesario), el verismo con que está tratado nos hace olvidar dichas consideraciones. El viaje es realista en los términos literarios en que está expuesto, y bajo esa perspectiva ha de ser juzgado.

De muy diferente estilo es "Destino Soberbia", de José Antonio Cotrina, una muestra muy digna de realismo mágico (y no la única en esta antología) Después de un arranque al que quizá se le podría reprochar un punto de sensiblería urbanita que desaparece inmediatamente, Cotrina nos regala con una divertida imaginería que casi podríamos denominar bestiario. La obra trata de las experiencias de un músico callejero a bordo de un tren fantasma poblado de unos personajes que logran tener un relieve poco común en una pieza corta. Al final, Cotrina nos deja con la sensación de que nos hemos asomado durante unos minutos a un mundo vasto y ancho del que no volveremos a saber nada más.

En "La patinadora", Guillermo Boyra logra arrancarle una buena historia a un tema como el del vampirismo, al que dos o tres escritores buenos y un millón de rellenacuartillas de éxito parecían haber sacado ya todo el jugo. Después de Soy leyenda no era fácil escribir nada bueno y nuevo sobre vampiros, y Boyra (y después de él, otro autor incluido en esta misma antología) lo logra con este cuento de inspiración postmoderna y marco postcatrastofista, no exento de cierto morbo sexual de buen gusto.

"Las razones del nómada", de Armando Boix, revisita otro mito, esta vez el de Iram la de las Columnas, regalando nuestros sentidos con un aliento modernista y refinado que cada día se hace más difícil de encontrar en medio de la estruendosa cacharrería hard que nos invade. Un nómada de la época árabe clásica nos susurra al oído una historia con regustos de las Mil y Una Noches.

"Gómez Meseguer y el ogro Santaolaya", de Daniel Mares, es sin lugar a dudas el cuento más divertido de toda la antología. Con un desenfado y un dominio de la narración pasmosos, y también con un regusto por lo macabro y lo sangriento que no acaba de disgustarme, el autor nos cuenta la caza de un ogro en una España mágica y ucrónica que bien se merece ser visitada de nuevo. Ambos personajes, el del ogro y el cazaogros, tienen su punto caricaturesco, esperpéntico, pero también trágico, siguiendo una insigne tradición literaria española.

El lector que lea los cuentos en el orden en que han sido publicados, sentirá quizá un vértigo producido por el cambio de perspectiva al abordar la lectura de la pieza siguiente: "De memorias ajenas", de Alejandro Alonso. Más arriba he señalado la existencia de otro ejemplo de realismo mágico en el libro, y este es el momento de abordarlo. Alonso nos ofrece una historia de memorias perdidas e historias trágicas con momentos realmente sublimes y un final que está a la altura de las expectativas creadas.

"Encuentro en el margen", de Pascual Segura, no nos ofrece una idea original, ya que es la segunda historia acerca del mito del vampiro incluida en Artifex 2, pero sí una perspectiva nueva (y van dos en un solo libro) acerca de un mito que siempre parece agotado. En ella se nos ofrece a una vampira de nueva generación vampirizada por un congénere de la antigua especie. Quizá lo mejor del cuento es el hecho de que la misma naturaleza de la protagonista es algo que no se nos revela sino de una forma paulatina.

"El pequeño librito de las hojas color naranja", de Alberto Castellón Serrano, es una pequeña obra maestra a un paso de la literatura de terror contemporánea. El libro al que alude el título proporciona en sus páginas predicciones certeras acerca de acontecimientos cotidianos. Cuando cae en las manos del protagonista, un hombre cualquiera, comienza a cambiar su vida de forma radical. Tan sólo cabe achacarle al cuento un defecto, y es el de un final previsible y, por otro lado, inevitable.

Enrique Lázaro es el autor de "El falso crimen de Lázaro Iscariote", una brevísima pieza que se debate entre lo patético y lo humorístico. El autor retoma la historia de la resurrección de Lázaro para construir un cuento admirablemente escrito y extraordinariamente breve, apenas una escena que ilumina la imposibilidad de un retorno, el de un muerto que no encuentra su lugar entre los vivos.

De todos los cuentos del volumen 2 de Artifex, el que me ha provocado la impresión más honda (sin que se deba ver en ello un juicio de valor, sino un capricho personal) es el que lo cierra, "El paso del mar calmo", de Ramón Muñoz. En un ambiente apocalíptico, Muñoz cuenta una historia marinera en la mejor tradición de Joseph Conrad, con una prosa de imágenes potentes y lenguaje duro que el mismo maestro polaco firmaría sin rubor alguno. La historia de un capitán de barco novato enfrentado a una situación en la que no sólo su autoridad, sino su misma vida y la de su tripulación son puestas en peligro tiene el aliento y calidad de los clásicos.

Diez piezas, diez autores, que demuestran que las letras españolas siguen vivas pese a todo y nos dan una razón más para seguir sosteniendo, sin intentar hacer de menos a nadie y eludiendo cualquier tipo de chovinismo, que nuestro país sigue siendo cuna de grandes prosistas que merecen de nosotros más atención de la que habitualmente les damos.

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