¡Mirad a las estrellas! ¡Mirad, Mirad al cielo! ¡oh! ¡Contemplad los fuegos artificiales del espacio! ¡las brillantes ciudades y ciudadelas!

La Noche Estrellada. Gerard Manley Hopkins (1844-1899) poeta inglés.

 

La astronomía es una de las ciencias más antiguas y aún así nos sigue cautivando, el espectáculo de una noche estrellada es una de las experiencias centrales de nuestra vida. Miles de estrellas se esparcen desde un horizonte a otro mientras el delicado velo de la Vía Lactea dibuja un camino a través del firmamento.

La curiosidad del ser humano lo ha llevado a buscar respuestas a sus cuestionamientos, a buscar una explicación lógica de su entorno. Es por ello que desde tiempos remotos, la observación de los fenómenos que ocurren más allá de nuestra atmósfera ha sido un quehacer presente en mucho de los pueblos primitivos, que a pesar de considerarlos como tales, lograron obtener resultados excelentes considerando los medios que utilizaron para obtenerlos (aunque no se debe olvidar que también se presentaron errores muy comprensibles).

¿Cuántos naturalistas aficionados conocen el cielo igual que los árboles, los pajaros y los animales de su país? Sorprende comprobar que solo unos pocos miran al cielo de vez en cuando, mientras la mayoría, lamenablemente, se pierde esa hermosa parte de la naturaleza. Pero es más triste, quizás, permanecer ajenos a la contemplación del inmenso reino natural del cual nacio el planeta Tierra.

Si bien es cierto que la mayoría vivimos y trabajamos en ambientes ruidosos y artificiales, los curiosos siempre encuentran maneras de explorar el mundo...