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REDACCIÓN DE UN
TRABAJO CIENTÍFICO
Redactar el trabajo es, quizá, lo más molesto para la mayoría de los investigadores. Pero es la etapa culminante, en la cual se manifiesta el resultado del esfuerzo anterior y, además, el resultado de las afinaciones que requiere la redacción. En efecto, una idea o conclusión podría parecer suficientemente clara cuando se tiene en la mente, pero, en el momento en que se intenta una redacción apropiada, se pone en evidencia cualquier oscuridad o falta de precisión con respecto a dicha idea o conclusión. Por tanto, hacer el esfuerzo de la redacción implica echar nuevas luces en el terreno investigado y, al mismo tiempo, lograr la etapa final por la que se puede llegar a difundir todo el fruto cosechado.
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1.
LA INICIACIÓN EN EL ARTE DE REDACTAR
Tomar la pluma y escribir las primeras palabras de un ensayo o informe cuesta siempre mucho trabajo. Habría que facilitar esa situación, de la siguiente manera:
a)  Procurar un ambiente externo favorable, en donde el ruido y las interrupciones queden reducidas al mínimo. Para esto, las primeras horas de la mañana, o las últimas de la noche, son las más adecuadas.
b)   El ánimo interno es el principal factor en el trabajo de redacción. En efecto, se trata de que aflore a la conciencia el material investigado en forma fluida, coherente e inteligible. Por tanto, las preocupaciones excesivas, el temor, la prisa, el cansancio, no son los mejores acompañantes de la redacción científica. Para ver el fondo de una piscina se necesita que la superficie esté tranquila.
c)  En estos casos, hay que saber contrarrestar el excesivo temor al juicio crítico de los demás. No es extraño encontrar en el principiante una fuerte tendencia perfeccionista que, paradójicamente, es uno de los principales estorbos en la labor de redacción. En efecto, el deseo de tener un párrafo completamente satisfactorio puede inducir al bloqueo de las ideas o, por lo menos, a una labor de corrección tras corrección, que impide continuar la redacción de un segundo párrafo. Seria necesario hacerse a la idea de tener que conservar provisionalmente el primer párrafo en esa forma no acabada (para volver otro día sobre él con ánimo diferente), y lanzarse a la redacción del resto. Más vale un texto por corregir que una página en blanco.
d)  Puede ayudar la imagen de un público presente que espera la explicación de una idea. El redactor se coloca con sus ideas o tarjetas ordenadas y procede a explicar cada una de ellas en un lenguaje asequible.
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e) Se facilita el desarrollo de una idea cuando se tienen presentes las facetas o aspectos que la describen y hacen inteligible. Si uno se pregunta de antemano por esas facetas o aspectos que interesan a nuestros lectores, se podría avanzar poco a poco en función de tales ideas, apuntándolas brevemente en una hoja aparte para que sirvan como pauta por seguir, en una pequeña serie de párrafos por redactar.
2.   LAS CUALIDADES DEL ESTILO CORRECTO
Los trabajos científicos deben estar redactados en un estilo que, por lo menos, llene los requisitos del lenguaje correcto. Esas cualidades son las siguientes: claridad, orden, exactitud y propiedad gramatical.
a) La claridad consiste en que el tema tratado sea efectivamente expresado de manera que el lector medio pueda captarlo sin demasiado esfuerzo. A este respecto, es recomendable el uso de un lenguaje sencillo, que evite las palabras extrañas y sofisticadas. Sin embargo, en un trabajo científico será necesario el empleo de términos técnicos, aunque no sean del dominio público. Si el trabajo va dirigido a un público especializado en esa rama, no será necesario aclarar dichos términos. Pero, en el caso de un trabajo de divulgación, se impone una breve explicación de los términos técnicos empleados.

También será necesario cuidar la longitud de los párrafos. La claridad pide párrafos breves. A mayor longitud del párrafo, mayor posibilidad de oscurecer la idea expresada. Es mejor un párrafo que contenga varias oraciones breves y separadas por "punto y seguido", en lugar de una sola oración larga y llena de frases adverbiales, intercalamientos y verbos secundarios.
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b)  El orden requerido en un trabajo científico va e» •««sonancia con la lógica o coherencia intejcna manifeff*-fada en el mismo. La estructura del trabajo, que previamente se había planeado, es la que impondrá el orden general en el desarrollo de las ideas. Este quedará patente en la ilación de los capítulos y en la secuencia de cada división o subdivisión. Además del orden general, se impone uno particular en la estructura de cada párrafo.
í>esde el punto de vista de la redacción, conviene que cada párrafo contenga el desarrollo de una idea en función de varios aspectos que se complementan. Una vez terminada la descripción de esa idea, habría que iniciar otra en un nuevo párrafo, cuidando de no volver a la primera, a menos que expresamente se trate de relacionarlas entre sí.
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En más de una ocasión, a la hora de revisar el escrito, se verá la necesidad de invertir el orden de algunos párrafos, o de intercalar otro nuevo, para que la claridad sea evidente.
c)  La exactitud del lenguaje es, quizá, la cualidad más difícil de lograr en un trabajo escrito. Consiste en una hábil selección del vocabulario empleado para que la idea quede precisada y evitar ambigüedades y posibles falsas interpretaciones del sentido que se quiere dar al escrito.
Utilizar la palabra adecuada en cada caso, y no un vocablo general, sin matices, es la regla principal a este respecto. Además, sería conveniente releer lo ya redactado y tratar de captar la interpretación de lectores de criterios diferentes. Habría que suprimir o cambiar aquellos términos que dieran lugar a dudas en cuanto a la eficacia de su expresión, y modificar las frases que se presten a interpretaciones equívocas.
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Por último, sería necesario, en orden a la precisión, tener en cuenta el adecuado uso de ciertas expresiones que matizan nuestro pensamiento, como por ejemplo: "quizá", "de acuerdo con...", "se puede afirmar...", "en algunos casos...", "creemos conveniente...", "en la medida en que...", "parece indispensable". Estas y otras locuciones pueden dar a nuestra redacción el matiz correcto en cuanto a la certeza, generalidad y necesidad de nuestras afirmaciones, que no siempre tendrán que ser apodícticas y trascendentales.
d) La corrección gramatical de un trabajo exige el conocimiento y la aplicación de las reglas de esta disciplina. Son elementales las reglas de los acentos, del uso de la coma y demás signos de puntuación. Habría que tener especial cuidado en aquellas palabras cuya ortografía nos parece dudosa. El uso del diccionario se hace indispensable. Evitar cacofonías, el empleo repetido de una misma palabra y las discordancias de los verbos con sus respectivos sujetos y complementos, son reglas básicas.
La corrección gramatical es una cualidad indispensable en los escritos de carácter científico. En ellos no se pide, ni es apropiado, un estilo poético. Sin embargo, una cierta elegancia en cuanto al uso de vocabulario, al corte de las frases, el empleo moderado de metáforas e imágenes que den colorido a la redacción podría aumentar la agilidad, el interés y la eficacia del escrito.
3.   LAS INCORRECCIONES MAS FRECUENTES EN LA REDACCIÓN
Con el objeto de prevenir, en lo posible, las fallas gramaticales que se presentan con mayor frecuencia en los escritos científicos, es conveniente exponer una breve lista de ellas.
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a) Respecto al correcto uso del acento, es necesario tomar en cuenta la regla principal:
Las palabras terminadas en n, s, o vocal, se acentúan cuando son agudas. No se acentúan cuando son graves, y viceversa. Las palabras esdrújulos y sobreesdrújulas siempre se acentúan.
Por tanto:
Tesis no se acentúa, porque es una palabra grave terminada en s.
Examen no se acentúa, porque es palabra grave terminada en n. En cambio, exámenes sí se acentúa, porque es esdrújula.
Imagen no se acentúa, pero imágenes sí lleva acento, por la misma razón del caso anterior.
Por otro lado, hay palabras que se acentúan, o dejan de acentuarse, según su función:
Éste lleva acento cuando es pronombre; por ejemplo: éste sabe mucho. Este no se acentúa cuando es adjetivo. Ej.: este hombre sabe mucho.
Eri cambio, esto nunca lleva acento.
La palabra ti no se acentúa.
La palabra no nunca lleva acento.
La palabra sí lleva acento cuando es pronombre o afirmación. No se acentúa cuando es conjunción condicional. Ej.: si se afirma x, se tiene que afirmar y.
La conjunción o no suele llevar acento, salvo cuando puede confundirse con el número cero.
La palabra porque, cuando es conjunción causal o final, no lleva acento. Ej.: "lo sé, porque yo mismo lo vi". En cambio, la expresión por qué, preposición e interro-
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gativo, utilizada generalmente en forma de pregunta, sí lleva acento. Ej.: ¿Por qué se dilatan los metales?
b) El uso de la coma también es sencillo. Generalmente es el mismo sentido de la oración el que impone ciertas pausas que deben marcarse con comas, y esto se da, principalmente, al nombrar varias cosas de la misma especie, to al intercalar una palabra explicativa, o al añadir una frase adverbial. Por ejemplo: Él oro, la plata, el cobre, y los metales en general, son buenos conductores. Los autores, especialmente los principiantes, suelen desplegar una fuerte autocrítica. Toda propiedad lleva, al mismo tiempo, una relación necesaria con el sujeto.
e) Por último, habría que evitar:
1)  Los anacolutos, es decir, las frases que se interrumpen y no dan el sentido completo que se preveía. Por ejemplo: "Si bien es cierto que el tema anterior no tiene implicaciones, por las razones que hemos aclarado, y por cuanto se ha dicho en el principio de este capítulo, cosa que confirmamos ahora brevemente."
Nótese que la expresión "si bien es cierto..." pide que al final haya una contraposición, que podría ser así: "... pensamos, sin embargo, que dicho tema es de capital importancia, porque...".
2)  Las cacofonías, o uso de sonidos que se repiten en un breve espacio y que, en conjunto, se oyen mal. Ej.: Úsese el arrucho, como se aseveró ya."
3)  La repetición innecesaria de la misma palabra en una frase: Ej.: "Los temas que se enuncian descalifican otros temas que habíamos excluido en nuestro tema anterior."
4)  Las frases demasiado largas, que dificultan sin necesidad la comprensión del escrito, o se prestan a errores sintácticos.
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4.   LA REVISIÓN DEL ESCRITO
Cuando ya se ha concluido la redacción del trabajo, o una sección importante de él, es bueno volver a leer todo desde el principio, y tratar de descubrir alguna falla, tanto desde el punto de vista del contenido científico como desde el de la forma gramatical.
«} En cuanto a la forma gramatical, es bueno releer el escrito en voz alta. De esta manera se detectan con mayor facilidad las repeticiones de la misma palabra, las cacofonías, los anacolutos, la ausencia de alguna coma, las faltas de concordancia. La ayuda de un compañero de trabajo puede ser muy útil para descubrir alguna falta de ortografía que se haya podido escapar. Esta revisión deberá ser analítica, o sea, párrafo por párrafo, con detenimiento. Después habría que efectuar una revisión global, o sintética, para precisar mejor el contenido del trabajo, como a continuación se explica.
b) En cuanto al contenido, la revisión final tendría que estar especialmente alerta para detectar alguna falla en el orden y en la claridad de la exposición. En algunos casos, habría que añadir un nuevo párrafo y saberlo intercalar para que la idea quede suficientemente desarrollada.
En otros casos, bastaría añadir una nota aclaratoria al - pie de la página, o una nueva referencia bibliográfica, para que el lector ahonde por su cuenta al acudir a esas fuentes. Existe el recurso del "confer" (cfr.) (confróntese o compárese), con el cual se remite al lector a una fuente bibliográfica con ideas paralelas o semejantes a las que se están aportando en el texto.
También sería necesario, en algún caso, practicar el difícil arte de tachar, es decir, suprimir párrafos enteros
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que parecen inútiles o simples repeticiones de lo dicho. Ño es fácil sacrificar en un escrito lo que costó trabajo redactar. Sin embargo, la congruencia interna del contenido saldría ganando. En ocasiones, bastaría reacomodar algunos párrafos para que el orden y la claridad sean satisfactorios.
Especial cuidado hay que tener en las citas y notas. Por lo pronto, el número de la llamada debe corresponder al número de la nota; que las referencias correspondan a las fuentes indicadas; y estén redactadas, todas ellas, con un mismo sistema. (Véase el siguiente capítulo).
Por último, habría que revisar los títulos y subtítulos. No solamente han de ser congruentes con el tema tratado, sino que, además, deben tener, exactamente, la misma redacción en el índice. Por fin, habría que cerciorarse de que el trabajo incluye todos los elementos necesarios, a saber: introducción, cuerpo de capítulos, conclusión, bibliografía e índice.
La redacción de un trabajo científico será el corolario de las etapas
en la elaboración del mismo.
Comparativamente sería la conquista de la montaña, al llegar a la
cúspide.

    Source: geocities.com/maplia/metyteci

               ( geocities.com/maplia)