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 | 9 Los días se fusionaron, confusamente, unos con otros. Volábamos como siempre, pero yo había dejado de calcular la duración del verano por los nombres de los pueblos o por el dinero que ganábamos. Empecé a medir su duración por las cosas que aprendía, las conversaciones que entablábamos cuando terminábamos de volar, y los milagros que se producían una que otra vez en el trayecto, hasta que por fin llegó el momento en que comprendí que no eran milagros. 
 Imaginad el Universo bello y justo y perfecto 
 - me dijo en una oportunidad el manual. 
 Convenceos luego de esto : Lo que Es lo ha imaginado bastante mejor que vosotros. 
 
 
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