MASONGA,
MISION ABIERTA.
Por
el Hno. José Contreras Landeros.
Introducción.
El
dominio de los hechos es difícil porque traducir las experiencias a conceptos
será siempre laborioso.
Estuve nueve días completos en Masonga y
tengo aún la efeméride de cada día pero estás líneas quieren ser algo
distinto a una efeméride. Pretenden transmitir lo que Masonga tiene de
inspirador e interpelante. De aquí al título de este ensayo no hay más que un
paso. Masonga es una misión abierta en varios sentidos, empezando con el físico
y terminando, quizá, con el reto de una vida vivida con los pobres así como el
de la apertura y valoración de la diversidad de culturas. Sí, reto,
porque una cosa es el discurso verbal de individuos, grupos e instituciones de
toda índole y tamaño y otra, muy contrastante, el
discurso de los hechos.
Lo que aquí se escribe es conscientemente
subjetivo aunque parte de un esfuerzo de datos objetivos aproximativos.
Al paciente lector toca darme su juicio que
acataré, no sin antes discutir si es preciso.
Si usamos términos viejos pero aun válidos,
el casco de la misión de Masonga está constituído actualmente por nueve
pabellones rectangulares para las diversas actividades escolares(seis para la
secundaria y tres para el kinder y la incipiente primaria), dos casas habitación
para los Hermanos, una bodega.garage, una capilla pequeña, una casa para los
Voluntarios y una casa para las Hermanas del Verbo Encarnado. Este casco está
rodeado y forma parte de las cuarenta hectáreas, superficie dada a la misión
por acuerdo de las treinta y cinco aldeas involucradas en la escuela.. En toda
esta área no hay ni cercos ni puertas. Todo está abierto y los habitantes de
la aldea cruzan las diversas instalaciones a cualquier hora del día y de la
noche. A la puerta de la casa de los Hermanos se ven niños, adolescentes o
adultos casi todo el día porque les gusta estar. Hablando sin eufemismos, todo
está abierto menos los cuartos de los Hermanos. A su casa acuden las gentes de
la aldea para conseguir algún remedio, ser curados de alguna herida y, también,
para llevarles algún obsequio.
La apertura de la misión de Masonga ha
interpelado fuertemente a muchos jóvenes catalanes de ambos sexos. Año con año
se pasan seis o más semanas construyendo alguna nueva instalación para la misión.
En el momento de mi visita están residiendo con un contrato de tres años, Pepe
(Agrónomo) y Ana ( Maestra en
lengua inglesa). Ella y él forman un matrimonio
joven que planea, ora,
trabaja y toma los alimentos con los Hermanos. Yo les dije en público que para
mí eran un hermano más de la comunidad.
Hablando con el Padre Johnston, Párroco de
Masonga, le pregunté: ¿ Cómo valora la vida y el trabajo de los Hermanos ? Me
respondió: han cambiado toda la imagen de Masonga, haciendo de ella una aldea
modelo para toda la región. En la parroquia están abiertos a todo. Forman
parte del Consejo Parroquial y con frecuencia les pido que sean ellos quienes lo
coordinen y lo aceptan.
Acompañado
por los Hermanos Sergio o Rafael pude visitar a bastantes personas de Masonga.
Fueron ancianas, ancianos, familias completas, familias donde únicamente estaba
la mamá y sus hijos e hijas, policías, el juez de Shirati y pescadores.
Comprobé tres cosas: el dominio del swahili y del lúo por parte de mis
Hermanos, el cariño con que eran recibidos y la atención que me daba a
mí la gente aunque no hablara su idioma. Alguna viejita me indicó el
modo de contestar su saludo. También me di cuenta de cómo hay una comunicación
en dos sentidos entre la gente de Masonga y los Hermanos: se visitan recíprocamente,
La oración litúrgica y la propia de la
vida marista son esenciales para toda comunidad. Esto no es novedoso. Lo que sí
impacta es que tanto la eucaristía como la oración comunitaria son en inglés
o en swahili. No en español. Porque las dos primeras lenguas son las oficiales
de Tanzania.
Hay muchas otras señales pero las
mencionadas bastan para justificar el título de este primer apartado. Mis
Hermanos, e incluyo a Pepe y a Ana, son personas abiertas que han abierto
caminos no sólo materiales sino, sobre todo, caminos de humanidad, de apertura
cultural y espiritual. En muchos aspectos han renunciado a su cultura para
asumir la cultura tanzana. Esto me inspiró el decirles en público que su vida
era un discurso más elocuente que todo lo escrito sobre el tema de la refundación
del Instituto. Es posible volver a vivir lo original y originante de San
Marcelino Champagnat. El reto es proponérmelo.
II.- Masonga, proyecto de dignificación de la persona pero sobre todo
de la mujer.
Visité la casa de Julius Nyerere en su
aldea natal, Butiama. Julius falleció hace unos años y con mucha razón es
llamado Padre de la Patria por los
tanzanos. Es el creador del socialismo a la africana y del grupo llamado de los
países no alineados, iniciativa que seguirían más tarde algunos países como
Italia. El es quien logró la independencia política de Tanzania, en 1961 y la
gobernó hasta 1985. Siendo uno de los países más pobres de Africa y del
mundo, Julius, con toda dignidad, pidió ayuda a muchos países pero aceptó únicamente
la que le fue ofrecida sin condiciones. Sólo China y Suecia cumplieron con ese
requisito. Así nació Tanzania en 1961. Pobre pero digna.
Desde la visión cristiana del ser humano,
todo trabajo lo dignifica porque es un modo de complementar la creación como
obra de Dios. Los estudiantes de Masonga siguen el curriculum académico oficial
de Tanzania con un fuerte acento en lo agrícola. Para eso fueron cedidas a la
escuela-misión las cuarenta hectáreas. Dentro del horario escolar, hay
espacios dedicados a la agricultura y a la apicultura en los que participa todo
el alumnado. Esto no tiene nada de novedoso en sí. Lo importante es saber que
en Masonga, como en muchas área rurales de Africa, es sobre todo la mujer quien
trabaja la tierra. Y no sólo la tierra. Me tocó ver la construcción de un
puente en donde la mayor parte de la mano de obra era "del sexo débil".
La
innovación cultural que se pretende con la agricultura dentro del curriculum no
es tanto la producción sino infundir en el joven tanzano que ese, como otros
trabajos, lo dignifican.
Como
todo cambio cultural, el ritmo es lento pero visible.
En 1993, el paisaje de Masonga era como
el que más se ve en Tanzania:llanuras semidesérticas interrumpidas de
vez en cuando por lomeríos áridos.
La acacia africana, muy parecida a nuestro huizache, es el árbol que más
sobresale en este paisaje, pero no en abundancia. El mismo caserío de Masonga
es una loma cuya altura mayor es de unos 75 metros sobre el lago Victoria, que
está a unos 800 metros de distancia.
En
diciembre del 2000 hay más de 500 000 mil árboles plantados en el área
escolar, desde los maderables hasta los frutales. Dato muy apreciable y más si
se añade el del cultivo de gran variedad de hortalizas y legumbres. Sin embargo
lo más gratificante es saber que ya hay bastantes alumnos, alumnas o egresados
y egresadas de la Secundaria Masonga que recurren a su "alma mater"
para abastecerse de semillas o de plantas para sus casas y aldeas. Lo mismo
puede decirse de la apicultura, que a hasta la llegada de los Hermanos era prácticamente
desconocida.
La
visión a largo plazo es inculcar en el joven tanzano el amor al trabajo de la
tierra para que, en un plazo más largo aún, no sea sólo la mujer quien la
trabaje. Se trata, pues, de promover la dignidad humana de ambos géneros pero
sobre todo el de la mujer que, dicho sea de paso pero con toda conciencia, está
a años luz de ser considerada con la dignidad con la que, relativamente, se le
ve en la cultura occidental.
III.-
Masonga, campo de evangelización abierta.
El
problema pastoral más difícil, me decía el P. Johnston, es la lucha contra
los tabúes y la superstición, aun entre los católicos de la parroquia. Los
Hermanos me hablaron de la siguiente distribución aproximada de las religiones
en Tanzania: el cristianismo, el islamismo y las religiones tradicionales se
reparten la población por partes iguales. Nuestra Secundaria de Masonga ( 236
alumnos en el curso 99-2000) refleja esta situación. A ella acuden jovencitos y
jovencitas de los tres grupos religiosos indiscriminadamente y a todos se les
transmite el mensaje del Evangelio, que reciben con tranquilidad y con aprecio.
El domingo 17 de diciembre asistí a una eucaristía celebrada en una capillita
dedicada a San Marcelino Champagnat, en la aldea de Kironwe ( a 13 km. de
Masonga). Fue una experiencia que repetiría cuantas veces me fuera posible. Ver
esa sencillez y alegría con la que cantan y danzan durante el acto más sagrado
del cristianismo es algo indescriptible. Pero tuve otra experiencia aún más
impresionante. Desde la salida de casa nos acompañaron dos jóvenes: Yahred y
otro cuyo nombre se me escapa. Los observé en la eucaristía y se unieron a
todo con el mismo entusiasmo que la demás gente. Al salir de la eucaristía me
dice Yahred: los del Grupo Marcha vendremos a plantar árboles mañana. Ya hablé
con el encargado de la capilla y quedamos de acuerdo. Y señalaba lo que
seguramente será un atrio de la capillita. Ya de regreso en casa nos acompañaron
en la comida y al terminarla, Yahred nos agradeció la hospitalidad y nos pidió
que transmitiéramos a los Maristas de México su agradecimiento por todo lo que
hacen por la juventud tanzana en Masonga. Y añadió: tengo tiempo pensando cuál
es mi vocación. A veces pienso en hacerme marista pero otras me doy cuenta que
me gustan otras cosas. Se despidieron los dos jóvenes y yo comenté con un
Hermano la grata impresión que me dejaban a lo que me comentó él: y debes de
saber que no son católicos sino menonitas. Pero son de los más fieles a
nosotros.
La
experiencia vivida con Yahred y su compañero es una muestra de dos cosas: hasta
donde cala la evangelización abierta que la Comunidad de Masonga transmite y,
al mismo tiempo, la dificultad de discernir adecuadamente las vocaciones no sólo
religiosas sino simplemente laicales. El tiempo es demasiado breve como para
diagnosticar hasta donde cala de verdad la obra evangelizadora explícita de los
Hermanos. Lo que sí es comprobable es que su actitud y su actuación
evangelizadora es completamente abierta.
Tuve
el gusto de acompañar a la Comunidad en su planeación estratégica para los
cuatro años que siguen y soy testigo de la visión de largo alcance que poseen,
sin descuidar los grandes hitos de la vida cristiana explícita así como de una
pastoral vocacional abierta pero concretamente propositiva. Ya tienen candidatos
bastante avanzados hacia el postulantado marista y una joven exalumna como
postulante de las Hermanas del Verbo Encarnado. Permítaseme aclarar que no
hablo de estas Hermanas porque no tuve el gusto de tratar con ellas, debido a
que estaban ausentes durante mi estancia. Lo que sí es justo añadir es que son
ellas quienes atienden el Kinder y la Primaria de Masonga.
IV.-
Masonga: inspiraciones y retos.
Por
ahí escuché o leí que la mejor manera de aburrir es querer decirlo todo y no
quiero cometer ese error. Aunque quizá ya caí en él. Sin embargo mi propósito
quedaría trunco si no dijera tres cosas que me inspira Masonga y dos retos que
me plantea.
Masonga
me inspira mucha esperanza en la posibilidad real de volver a los orígenes
maristas, una mayor disponibilidad a vivir con los pobres y una grande alegría
al ver plasmado el sueño de una misión en el extranjero que, desde 1974,
abrigaba México Occidental.
Escribir
los retos que me plantea Masonga es comprometedor pero estoy seguro de que el Señor
ayuda siempre. El primero y menos difícil es promover la obra de mis Hermanos
de Masonga, independientemente de que sean o no parte de México Occidental. El
segundo es más personal y delicado: estar más atento a mi estilo de vida para
no caer en la miopía del confort y lo comodino sino esforzarme siempre por ver
la realidad desde el lado de los pobres.¡Nada fácil! Pero para Dios nada es
imposible si existe la disponibilidad del corazón.
Roma,
enero del 2001.
Hno.
José Contreras Landeros.