Luego de sus 61 días de paro
SIN MCDONALDS SE VIVE MEJOR
La transnacional que ha roto innumerables huelgas y paros alrededor del mundo, cumplió a cabalidad con el paro en Venezuela. No obstante sus trabajadores no tienen derecho a la sindicalización.
             Desde el 2 de diciembre, las cadenas transnacionales de comida rápida, que funcionan en el país, cerraron sus puertas, uniéndose al paro golpista. ¡Que paradoja para estas empresas que prohíben la sindicalización de los trabajadores y que echan a la calle sin ninguna conmiseración a quienes son sospechosos de fomentar sindicatos desde dentro de estos establecimientos!
      Recordemos que durante el segundo mandato de Carlos Andrés Pérez, la CTV hizo un llamado a Paro General de Trabajadores por un día, y fueron precisamente las tiendas McDonalds los únicos comercios que abrieron ese día, más aún a sus trabajadores se les ordenó enfrentarse a cualquier dirigente sindical que instase a cerrar alguno de estos establecimientos. 
            Cadenas como McDonalds, son conocidas por usar reglamentos laborales que generalmente violan las leyes nacionales de cada país en cuanto a relaciones laborales. Sus salarios son miserables, generalmente sus empleados son jóvenes menores de 28 años, preferiblemente estudiantes. Alrededor del mundo es harto conocido que esta empresa no respeta llamados a huelga.
            Pues bien, vaya paradoja, McDonalds acató en Venezuela, un llamado a paro de 61 días hecho por la CTV y Fedecámaras. La empresa que impone los cánones de la máxima competitividad capitalista se permitió estar más de 2 meses sin ningún tipo de ingresos por el expendio de sus productos. ¿Quién financió el paro de McDonalds?
            Respondernos a por qué el imperio de las hamburguesas acató este supuesto paro cívico es sencillo. Se trata de lo que está a la vista del mundo, en Venezuela a partir del 2 de diciembre sólo hubo un paro patronal, un cierre intencional de empresas donde no estaba en juego la reivindicación de trabajador alguno. El Imperio Norteamericano, estaba detrás de este paro conspirativo, cuyo único y declarado objetivo era acabar con el régimen constitucional y el proceso revolucionario. Las transnacionales de comida rápida, son parte fundamental del avasallamiento cultural que imponen los Estados Unidos sobre el resto del mundo. Así que ya sabemos de donde vino el dinero que financió a McDonalds durante sus dos meses de paro golpista.  
Vive los días de McDonalds
            La entrevista para aspirar a un trabajo en McDonalds, consta siempre de preguntas que solicitan información sobre si el aspirante conoce lo que es un sindicato, qué piensa de los sindicatos, y hasta si tiene familia sindicalista o comunista. Luego viene el proceso para entrenar a los jóvenes trabajadores como a cualquier robot, mecánicamente tienen que repetir un modelo de discurso y sonrisas estrictamente limitados bajo el modelo McDonalds.
Del salario, ni hablar, 48 horas de trabajo semanal a 950 Bolívares cada hora, significan un salario de 45.600 Bs., al mes 182 mil seiscientos bolívares, es decir, 114 dólares. Eso representa, aproximadamente, la venta de 35 hamburguesas con refresco y papas fritas de tamaño intermedio. Nada más y nada menos, con sólo vender 35 hamburguesas, la compañía ya tiene el salario de un trabajador.
            La empresa tiene como política el pago por hora trabajada, con la supuesta flexibilidad de amoldar los horarios de estudios al horario de trabajo. Esto se le recompensa a la empresa, mediante la rotación en los distintos puntos de la cadena laboral, es decir, quien hoy colocó  las papas a freír, mañana tendrá que limpiar y al día siguiente deberá asear el establecimiento en las horas picos. Por otra parte, considerando que la mayoría de quienes ahí laboran son estudiantes, si sumamos un promedio de 8 horas de faena más 8 horas de actividades académicas diarias, quedan  8 horas para el descanso. ¿En que momento se divierten o recrean, desarrollan actividades culturales o recreativas los trabajadores de McDonalds?, evidentemente cualquier tipo de recreación exige eliminar horas de estudio o de descanso, pues pensar en permisos o vacaciones  son utopías difíciles de alcanzar.
            McDonalds, no ofrece bonos de alimentación, tampoco un comedor en especial, los jóvenes trabajadores deben escoger su comida entre dos o tres productos de bajo o mediano precio que ofrece la cadena, eso significa que se está esclavizado a comer hamburguesas con papas fritas y gaseosas. La hamburguesería más grande del mundo, ofrece estímulos como no, después de dos años de fiel esclavitud, un trabajador puede ser ascendido a gerente, lo trágico, ese ascenso no significa aumento alguno en el salario, ya es suficiente que con ser nombrado gerente, el trabajador se sienta más cerca de la familia McDonalds, mientras tiene que duplicar los esfuerzos de faena y convertirse en el policía de sus compañeros de labor.
            Quien labore más durante la semana, sea más puntual, denuncie equivocaciones de sus compañeros o despache una hamburguesa en el menor tiempo posible tendrá la oportunidad de aparecer en la cartelera de empleado de la semana, todo un reto al individualismo y la competencia salvaje entre los seres humanos, mientras se multiplican los beneficios de la compañía.
¿Y qué expenden?
            Existen indicios de que las hamburguesas de McDonalds no son de carne, están hechas por compuestos derivados del procesamiento de lombrices californianas. Pero también hay investigaciones que conducen a pensar que la "carne" de McDonalds es obtenida de especies de prototipos genéticos que no son reses. Así mismo, que la mayoría de sus productos no son aptos para el consumo luego de media hora de haber sido servidos.
            Quien consuma productos McDonalds, debe estar al tanto que alrededor del 80% de sus componentes son de carácter sintético. El imperio hamburguesero no adquiere prácticamente ningún producto en los países donde se establece, más de las 2/3 partes de lo que vende es importado directamente desde Estados Unidos.
La tarea frente al templo de la explotación
            En España, recientemente se ha obtenido un triunfo de los trabajadores frente a McDonalds. Las Juventudes de Comisiones Obreras (Organización sindical de ese país) han logrado ganar el primer sindicato de trabajadores de un McDonalds. A diferencia de Venezuela, en ese país existen en cada establecimiento delegados sindicales patronales, nombrados directamente por los poseedores de la franquicia.
            En Venezuela, se debe investigar la proveniencia de los productos que expenden, tanto McDonalds como otras franquicias transnacionales de ventas de alimentos. Hemos visto como estas empresas violan abierta y expresamente, las garantías laborales expuestas en la Ley del Trabajo y en la Ley orgánica  de medio ambiente y condiciones de trabajo.
            Mediante la justificación de las pérdidas provocadas por el paro, McDonalds y sus similares están cometiendo muchas más violaciones de las condiciones laborales. La organización sindical es fundamental para lograr detener la explotación salvaje a la que son sometidos quienes laboran en estos establecimientos. Los jóvenes trabajadores no deben pagar el paro golpista de las empresas de comida rápida. Los venezolanos tampoco debemos exponer nuestra salud, arriesgándonos a consumir alimentos de dudosa procedencia. Ya sabemos que a estas transnacionales no les conviene para nada un proceso revolucionario como el que se vive en el país, y prefieren la complacencia de aquellos que han permitido la explotación brutal de miles de jóvenes venezolanos.